MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Trilogía involuntaria de Levrero

4.30.2009
Mario Levrero. Fuente: larepublica.uy

El primero en Perú en comentar en un medio masivo -su leído blog Puente Aéreo- la obra de Mario Levrero fue Gustavo Faverón. Era octubre de 2005. Luego le seguirían aquellos que decían haberlos leído antes, pero esas frases están bajo sospecha. Faverón inició una fiebre levreresca en el Perú que coincidió con la celebridad que Levrero estaba tomando, luego de su muerte, en Argentina y luego en España. He leído muchos libros del uruguayo desde entonces pero ninguno me ha despertado el entusiasmo de Gustavo, sin desmerecer momentos notables. Ante mis dudas, Gustavo siempre reclama: "es que no has leído la trilogía involuntaria. Eso es lo que tienes que leer". La llamada Trilogía Involuntaria está compuesta por tres novelas: La ciudad, El lugar y París. Era casi inhallable en el Perú, y en otras partes del mundo, pero seguro eso se corregirá pronto porque De Bolsillo ha publicado las tres novelas breves. En Radar Libros hacen una reseña sobre la esperada reaparición:

Con Lewis Carroll y Franz Kafka como confesos puntos de partida para su literatura, su trilogía involuntaria resulta apasionante, porque sus narraciones funcionan como una máquina de sentido a la que, una vez que se enciende, es imposible detener. Como un río que fluye, la irresistible lectura de la fascinante La ciudad como la perfecta —así la definía su autor— primera parte de El lugar, recuerdan la lógica de Alicia cuando cae en el pozo persiguiendo al conejo, o la de los protagonistas de las obras de Kafka, atrapados en el laberinto de una realidad destilada, y al mismo tiempo más compleja. Prisioneros dentro de sí mismos, de sus temores, obsesiones y deseos, esa primera persona que narra la trilogía se abre un poco a juguetear con el mundo que la rodea en París, donde el folletín y lo inverosímil adquieren otra realidad, y otras lógicas se intersectan contra ese insecto que es la mente, al que se tolera —a la manera de Spinetta— porque narra. Hipnóticas y casi psicodélicas, pero sin proveer ninguna posibilidad de escape sino más bien como trampas perfectas, sus tres novelas iniciáticas anticipan lo que luego Levrero haría al final del arco de su obra, con la mencionada El discurso vacío o la tan celebrada La novela luminosa, donde cada vez más esa primera persona es la del autor, y ese mundo ante el que reacciona no necesita inventarse, ni resumirse en modelos pseudo oníricos, sino que es la realidad que acecha ahí afuera. Tanto cuando se lo calificaba de raro como cuando se lo situaba dentro de la ciencia ficción local (cuyas publicaciones albergaban sus obras), Levrero solía desmarcarse de manera contundente, calificando a su trabajo como realista. Pero más que nada por liberarse de cualquier preconcepto, jugando a situarse en el polo opuesto al que le otorgaba su interlocutor. Vaya uno a saber, entonces, lo que opinaría de una reciente presentación de alguno de sus libros póstumos, en la que brillaron por su ausencia insistentes divulgadores como Elvio E. Gandolfo o Marcial Souto. Ante una escasa concurrencia, los presentadores celebraron la supuesta vanguardia de su elección, señalando que si estuviesen hablando de Bolaño el lugar seguramente estaría más lleno. Pero, aun siendo un autor de culto, la realidad marca que Levrero siempre escribió de cara a sus lectores, publicando sus obras en revistas —como El Péndulo— que se vendían en los quioscos, y diciendo presente con sus libros en cada colección interesante que supo asomar en el mercado local durante la década del ‘80. Por eso es que, antes de revolverse satisfechos en su gusto exquisito, aquellos azarosos representantes de la academia —que a veces parece celebrarse sólo a sí misma— deberían haberse disculpado por llegar tarde, como siempre. Y, entonces sí, hacerse humildemente a un lado y permitir que la cada vez más reeditada obra de Levrero (¿cuándo le llegará el turno a un libro inclasificable y fascinante como Caza de conejos?) salga en busca de nuevos lectores.

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Erri de Luca entrevistado

Erri de Luca. Fuente: baronebirra

"Tiene cara de lord inglés, pero es napolitano y viste como un agricultor" así describen a Erri de Luca en una entrevista publicada en el último "Babelia". Erri de Luca es uno de los mejores -por no decir directamente el mejor- escritores italianos vivos. Un escritor absolutamente fundamental que es poco conocido en castellano, a pesar de que varios de sus libros han sido traducidos, incluyendo la genial novela Tres caballos. Su última novela, sin embargo, El día antes de la felicidad (Siruela) está encabezando la lista de los más vendidos en España. Extraordinaria noticia. ¿Será que se viene el renacimiento de Erri en castellano? Aquí algunas de las preguntas de la entrevista realizada por Miguel Mora, con respuestas tan escuetas como algunas de sus novelas:

¿Se siente italiano o napolitano?
Como escritor y hablante, vivo en la lengua italiana. La lengua italiana es mi patria, pero no tengo sentimientos patrióticos respecto a mi país. Si suena el himno no se me acelera el pulso, con la bandera tampoco. Pero la lengua me gusta. Nací y crecí en napolitano y me convertí en un escritor en italiano. No soy un escritor italiano, sino en italiano. Acabé dentro de la lengua de mi padre.

¿Cambió de patria?
De lengua. Mi padre pretendía que en casa hablásemos italiano sin acento. La mamma hablaba en napolitano. Ella era el lugar, era Nápoles.

Sé que murió hace unos días y vivía con usted. ¿Tenían buena relación?
Una relación tardía, adulta, pero buena, fuerte. Vinieron los dos a vivir conmigo porque no les llegaba el dinero.

(...)

¿Sintió pena al irse [de Nápoles]?
Me despegué como pude. Tenía encima una mole que me expulsaba. Me arranqué como un diente de una encía. Luego no pude reimplantarme en ningún sitio. Cuando me fui supe que no volvería, pero allí no podía seguir. Estaba solo. Luego encontré a mi generación en la calle, rebelde primero y revolucionaria después, y ahí sentí otra pertenencia, en vez de a un lugar, al tiempo. Soy un producto del tiempo, del 900.

Y de la revolución fallida.
Fui revolucionario a tiempo completo todo el decenio de los setenta. Milité en Lotta Continua hasta 1976, y cuando acabó me hice obrero y seguí solo. Fue la herencia del tiempo, y hoy lo veo con lealtad. No me gusta la nostalgia, pero soy leal con las razones de aquel tiempo. Pienso que aquel hombre joven que fui reconocería en mí a la continuación de sí mismo. Quiero pensarlo.

¿Hizo la cosa justa?
Cuando las cosas hay que hacerlas, justo o injusto, no hay elección.

Pero no tomaron el poder.
Era una revolución rara. Era más cuestión de entorpecer al poder y hacer crecer a la sociedad. No fue inútil. Fue necesario, y dio resultados. No en las vidas personales, ahí lo pagamos caro porque fuimos la generación más encarcelada de la historia, incluida la que vivió el fascismo.

¿Usted hizo cárcel?
Poca y muy temprano, en 1968 o 1969.

¿Y lucha armada?
Prefiero no contestar. Pero toda revolución prevé recurrir a las armas.

¿Defiende todavía el 68?
La historia la escriben los vencedores, no los condenados. El 68 fue sólo el momento de la salida, la campana que sacó a los estudiantes de clase. Era el periodo en que los obreros follaban. Ser obrero era una posición social de prestigio. Eran un punto de referencia. La vanguardia. Tenían poder y encanto.

¿Usted folló mucho?
Yo no, me hice obrero tarde. Y entonces no teníamos derecho al amor, el amor era... un pretexto para retirarse.

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El melancólico Kerouac

Carátula de novela de Kerouac. Fuente: perdonameperoteamo

Rodrigo Fresán vuelve a definir con acierto el verdadero carácter de un escritor: no la velocidad sin freno sino la helada melancolía es lo que define a Jack Kerouac, dice. Se trata de la reseña de un libro menos célebre del autor de En el camino, titulado Satori en París y que acaba de ser editado en España por Ediciones Escalera. Dice la reseña:

Suele asociarse la obra de Jack Kerouac a la velocidad de la combustión espontánea, a la euforia sin frenos, al horizonte como límite y a las noches interminables mientras relampaguean saxos y sexos. Pero es una impresión tan fácil como parcial: porque si algo marca a fuego a la mística del «Rey de los Beatniks» es una corriente de helada melancolía. Esta aparece ya en ciertos tramos de En el camino, en Los subterráneos y, muy especialmente, en esa suerte de épica íntima de la derrota que es Satori en París. Aquí -en este pequeño gran libro publicado en 1966, tres años antes del final, cuando ya a casi nadie le interesaba el autor o sus ideas- se cuenta muy poco. Y se lo cuenta desde la fatiga de aquel que comprende que el motor de su vida ya no es lo que era. Y, aún así, emociona. Y duele. (...) Así, esa despedida apenas encubierta que es Satori en París -tan lejos ya de esas epifanías de carretera en las que se celebraban los encandiladores estallidos de «los locos por vivir, los locos por hablar/ los que arden como fabulosos fuegos artificiales»- termina alumbrando el paisaje crepuscular de un hombre solo. Un viajero cansado de viajar, a un costado de la ruta, haciendo auto-stop junto a los restos de su accidentada leyenda, esperando en vano a que alguien, por favor, lo recoja y lo lleve de regreso a casa.

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Cierra Crisol en España

Crisol cierra sus puertas en España. Fuente: crisol

La crisis está demostrando cuáles son los eslabones débiles en todas las cadenas de producción. En Estados Unidos están cerrando por todos lados librerías pequeñas, de un día para otro. Y en España el primer efecto ya se sintió dándole el tiro de gracia a una librería que iba mal: Crisol, del grupo Prisa. De las 17 tiendas que tenía, solo quedaban tres, que cerrarán próximamente segpun anunció el grupo. ¿Y qué pasará con Crisol en el Perú? Ya desde hace años me habían comentado los de Prisa que la sucursal peruana era la única que funcionaba bien. Por eso, no dudaron en recibir una buena oferta de un consorcio librero peruano por lo que Crisol no pertenece desde hace un buen tiempo a Prisa. Así que no hay peligro de cierre en el Perú. Podemos seguir encontrándonos en Crisol antes de ir al Alcázar. Un clásico. La nota dice:

«La decisión ha sido difícil y dolorosa». Así confirmaba ayer un portavoz de la empresa Prisa a ABC el cierre de las tres tiendas de la cadena de librerías Crisol que aún permanecían abiertas. Las tres en Madrid (Juan Bravo, Paseo de la Castellana y López de Hoyos). Eran los últimos testigos de un negocio pionero, los espacios multiculturales que además de vender libros, música y cine, servían de plataforma para la presentación y promoción de escritores, a través de la firma de libros, tertulias y conferencias. Actos muchas veces festivos como los celebrados los domingos por la mañana (abría todos los días de la semana) en la tienda de la calle Juan Bravo, la primera en abrir y la última en echar el cierre, donde se acompañaba la cultura con una copa de cava. El grupo Santillana, promotor de la iniciativa, comunicaba ayer, a través de un comunicado, su decisión de cerrar las librerías «para centrarse en su principal negocio editorial, con el propósito de mejorar sus márgenes operativos y, por tanto, sus resultados económicos».

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Google libros en picada

Google guillotina. Fuente: noatodo

¿Y le queda aún dudas a alguien que Google libros ha metido la pata? ¿Pensaron realmente que se saldrían con la suya? Washington ya paró la oreja ante probable monopolio. Tenía que suceder. Dice una nota en El País:

El rotativo neoyorquino [The New York Time] asegura que abogados del Departamento de Justicia han mantenido conversaciones en las últimas semanas con varios grupos contrarios al acuerdo, entre otros el Internet Archive (un biblioteca virtual sin ánimo de lucro que desde 1996 ha recogido y puesto a disposición del público de manera gratuita 150.000 millones de páginas web) y Consumer Watchdog (una de las principales organizaciones de defensa de los consumidores en Estados Unidos). Los abogados han informado a las partes firmantes (Google, la Asociación Americana de Editores y el Gremio de Autores) que están investigando "varias cuestiones antimonopolio relacionadas con este acuerdo de largo alcance", señala el diario, que matiza que la investigación no implica que el Gobierno de EE UU se vaya a oponer al pacto, pero sí que las objeciones presentadas por varios grupos han resonado en Washington. Esos grupos aseguran que el pacto concede a Google derechos sobre la explotación de obras huérfanas (libros protegidos por derechos de autor, cuyos titulares no han sido identificados) de los que no gozan otras empresas que se dedican o podrían dedicar a la misma labor que el buscador: digitalizar y publicar online millones de libros.

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Irvine Welsh también cuentista

Irvine Welsh. Fuente: papercuts


Otro que se pasó a la fila de los cuentistas hace unos años es el escocés Irvine Welsh, autor de la muy celebrada Trainspotting, con una colección de relatos que recién aparece en castellano por Anagrama: Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo . Mientras esperamos la traducción de la novela que acaba de publicar en su país, Crime, no está mal meternos en estos relatos del ex drogadicto adolescente y ahora millonario y cincuentón consumidor de té verde:

Welsh, igual que su personaje, acabó eligiendo la vida. Hoy tiene 50 años y una mujer -la segunda- de 28. Vive en invierno en Miami y en verano en Dublín. Es rico, bebe té verde y monta a caballo. Ha escrito otros nueve libros y ha dirigido su primer largometraje, Good arrows, que se estrenó en enero en la televisión inglesa. Dejó la heroína. Ya no acepta invitaciones para ir de juerga a Ibiza y ha rechazado diversas ofertas de participar en reality shows de famosos venidos a menos. Eso sí, mantiene su abono de temporada para ver a los Hibs, su equipo de siempre, y cuando puede se corre una juerga con sus viejos amigos de Edimburgo. Hoy, para redondear la paradoja, Trainspotting se lee en colegios y universidades británicas. "Es gracioso -dice Welsh-. Antes les prohibían leerlo y ahora les obligan." Welsh, nacido en Edimburgo en 1957, lleva un par de días en Gijón y ya luce una camiseta del Sporting

Por otro lado, anuncia ya una precuela de su novela más famosa:

Cuando se acaban de cumplir 15 años de la publicación de Trainspotting, Welsh asegura que está trabajando en una precuela de aquel primer libro. "Es irónico. Un hombre de 50 años revisando un material escrito por un tipo de 28 años sobre alguien de 21." Evidentemente, Welsh no es el mismo. A principios de los noventa, Irvine Welsh era un joven más de un Edimburgo con las calles llenas de desempleados y de heroína. Criado en Leith, un duro barrio portuario, de un padre que trabajaba en el puerto y una madre camarera, dejó la escuela a los 16 años y entró de aprendiz en una tienda de reparación de televisores. Atraído por la escena punk, una noche de 1978, borracho, se metió en un ómnibus a Londres y estuvo allí viviendo en squats y tocando en bandas con nombres como El Piojo Público. A su regreso a Edimburgo acabó enganchado a la heroína durante dos años y medio. "Es algo de lo que me arrepiento, fue una época dura para mí y para los que me rodeaban -recuerda-. Estaba pasando un duelo. Acababa de morir mi padre y salía de un fracaso amoroso. Quería liberarme, y acabé metido en la heroína. Pero supongo que logré que aquella experiencia funcionara para mí en un modo positivo."

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Cuentos de Kazuo Ishiguro

Kazuo Ishiguro. Foto: David Levene/David Levene. The guardian

Gran emoción ha causado en Inglaterra el hecho de que Kazuo Ishiguro, conocido excllusivamente como novelista, haya decidido publicar una colección de relatos bajo el título Nocturnos: Cinco historias de música y anochecer (Faber & Faber). No deberían sorprenderse tanto porque Ishiguro es un autor que se reinventa en cada libro. Siguiendo unas declaraciones en The Guardian, en la revista Ñ comentan así el acontecimiento:

Ishiguro, de 54 años, no está seguro, sin embargo, de cómo llamar a esos relatos. "Me he resistido a calificarlo de colección de cuentos porque a veces los novelistas publican colecciones de viejas historias que llevan treinta años en el cajón", confesó al diario The Guardian."Sin embargo, en mi caso, se trata de un libro en el que he trabajado seguido desde el comienzo hasta el final", explicó el autor de Cuando fuimos huérfanos y Los inconsolables."No pretendo ser un escritor de cuentos, no sé si lo hago bien, lo he escrito casi como un novelista. Suena muy pretencioso, pero es como algunas formas musicales, como las sonatas, que parece que son piezas musicales totalmente independientes pero van juntas", agregó el novelista."Son cuentos cortos, pero no quiero que se publiquen por separado, divididos. Creo que no es algo muy razonable por mi parte porque seguramente funcionarían bien solos, pero siempre he pensado en ellos como formando parte de un mismo libro. Es una obra de ficción que resulta estar dividida en cinco movimientos", explicó Ishiguro.

También se comenta -siguieel adelanto del argumento de uno de los relatos:

Uno de los cuentos, según adelanta The Guardian, tiene como protagonista a una norteamericana que pretende ser virtuosa del violonchelo. La mujer traba amistad con un joven violonchelista húngaro que se gana la vida tocando en cafés y al que aquélla da clase diariamente con la mayor seriedad e intensidad del mundo.
Un día, el joven se pregunta por qué su tutora no tiene un violonchelo, hasta que descubre por qué: En realidad no sabe tocar ese instrumento. Estaba tan convencida de su genio musical que creía que ningún profesor la satisfaría, por lo que, en lugar de correr el riesgo de que sus extraordinarias dotes quedasen empeñadas por alguna mínima imperfección, prefirió dejarlas sin realizar.

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Murió Idea Vilariño

Idea Vilariño. Fuente: elpaís

Mientras todos estábamos pendientes de la salud de Mario Benedetti, la poeta uruguaya Idea Vilariño se fue despacito y murió hace unos días en Montevideo tras una operación de emergencia. Tenía 87 años y fue una de las esposas del gran Juan Carlos Onetti. Juan Cruz está en la Feria del Libro de Buenos Aires y cuenta cómo se vive por allá la partidade Idea:

Llevaron a Idea, en su último viaje, al viejo y elegante edificio de la Universidad, y allá arriba estaba su féretro, antes del sepelio, ante un grupo cada vez más numeroso de montevideanos que en vida la veían aparecer y desaparecer como una sombra cuya literatura marcó una generación, la de 1945, de la que formaron gente como ella, Emir Rodríguez Monegal y Mario Benedetti. Precisamente el martes se iba a celebrar un homenaje a Benedetti, en Madrid (donde sí se celebró) y en Montevideo, en el Centro Cultural de España. Éste se suspendió. Su promotora, Hortensia Campanella, autora de la última biografía de Mario, que está entre los libros requeridos de la feria (editado acá por Planeta, en España por Alfaguara), decidió que no era en absoluto el momento de ninguna algarabía. El silencio iba a ser ya homenaje a Idea. Y el silencio lo iba a romper con canciones Daniel Viglietti, amigo de Mario, uno de los mitos vivos de la canción de autor en España y en América Latina. Iba a cantar los versos de Mario, pero no se pudo; le vimos entre los primeros que llegaron a rendir homenaje de despedida a Idea, y lo vimos preocupado hondamente por la salud de Benedetti, que reposaba, grave, debatiéndose entre su fuerza y su melancolía, en la cama del hospital Impasa. Nosotros estuvimos en el hospital. Los médicos son cautos, dan partes médicos cada mediodía, y de sus partes sólo se deduce que el paciente sufre. Ha sufrido mucho, sufrió el exilio, la melancolía, la enfermedad traidora del asma, y ahora sufre en una cama de hospital; muchas otras veces estuvo hospitalizado, en Madrid, en Montevideo; sus 88 años están ahora acosados también por esa cifra. La gente contiene la respiración, como si le intentaran ayudar a que siga respirando, y haciendo que otros canten. Viglietti estaba muy emocionado: él también cantó a Idea, y a Idea la cantaron muchos (...) donde ella brilla con su luz más honda, y más opaca, es en ese breve poemario, No, que se editó por última vez como libro solo en 1987 y que ahora es bastante inencontrable; en ese poema chiquito, acaso como la propia voluntad de permanecer de la poetisa, es el que contiene el siguiente epitafio: "No abusar de palabras/ no prestarle/ demasiada atención./ Fue simplemente que/ la cosa se acabó./ ¿Yo me acabé?/ Una fuerza/ una pasión honesta y unas ganas/ unas vulgares ganas/ de seguir./ Fue simplemente eso". La mujer de esos versos se extinguió; sus versos siguen. Y la cultura literaria en español contuvo la respiración, en la feria, en los estudios de los poetas. "Inútil decir más", dicen los dos últimos versos de No, "Nombrar alcanza". Como si estuviera tachando, Idea construyó versos para desaparecer. Por eso quedan. Eso decían los que le escribían cuando ella les anunciaba que quemaba la pluma. Cuando dejamos Montevideo, la tranquila placidez de la ciudad parecía también uno de los poemas cuando aún compartía la riña y la melancolía con Juan Carlos Onetti.

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Presentación

4.27.2009
Carátula del libro. Fuente: moleskine

Hoy Lunes 27 de abril a las 7:30 p.m., en el Centro Cultural de España, presento junto a María Luisa del Río el libro Los olvidados (no los de Buñuel, los míos) de Rossana Díaz Costa, editada por Estruendo Mudo. Es una nueva edición, con cuentos añadidos y algunos eliminados, de una primera edición que publicó la Universidad Católica del Perú hace unos años.

El ingreso es libre.

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Vida después de Murakami

Carátula de la traducción inglesa de Yasutaka Tsutsui. Fuente: newsarama

La experta en literatura japonesa, Paloma Llaneza, hace un recuento de distintas obras publicadas recientemente en España que vienen desde el Japón. Clásicos y contemporáneos. Una literatura en constante evolución. ¿Existe vida más allá de Haruki Murakami? Sí, obvio que sí. Les dejo aquí algunas de sus recomendaciones:

Out, de Natsuo Kirino, publicada por Planeta a principios del año pasado, demostró que la novela negra japonesa existe y que ha servido para sustituir la antigua katana ensangrentada. Kirino nos llenó de sangre, vísceras y "feminismo-Tarantino", y nos alejó de esa otra literatura de éxito en Japón, la literatura para móvil y adolescentes, como el dulzón y cursi Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama (Alfaguara).

Abundando en el literario interés con que los nipones contemplan la individualidad, la traducción de Botchan, de Natsume Soseki (Premi Llibreter 2008), elegantemente editada por Impedimenta, nos promete sonrisas sin fin durante su lectura. Obra muy leída en su país, Botchan requiere de un fino conocimiento de lo que se considera inconveniente en Japón para que al lector occidental le haga tanta gracia como al nativo. Describe excelentemente, como también lo hace Kirino de manera más descarnada, lo mezquino de una educación que vive pendiente de convenciones sociales de enorme rigidez. Botchan es el bocazas que pone en evidencia, enarbolando una lógica de párvulo, las absurdas situaciones a las que da lugar el sistema de deberes que rige la sociedad japonesa. De ahí que nuestro simple Botchan, el metepatas, sea un auténtico libertario.

Siruela, por su lado, comenzó con La madre del capitán Shigemoto una nueva colección sobre la obra de Junichiro Tanizaki, poco o nada traducido al castellano, aunque muy conocido por el opúsculo publicado por esta misma editorial, El elogio de la sombra. Tanizaki publicó en 1928 una versión moderna del Genji Monogatari al tiempo que comenzó un regreso vital a las tradiciones. Del Genji toma prestado una anécdota referida al seductor Heiju, amante de la madre del capitán Shigemoto, para construir una obra mitad novela, mitad ensayo, ambientada en la época Heian. Muy formalista, llena de referencias a texto completo sobre poesía clásica o de historias de gloriosas batallas, la colección se ha continuado con la publicación de El cortador de cañas. Obra breve pero de densa lectura a causa de tanta cita erudita, El cortador de cañas es una delicada obra de viaje no sólo físico, sino a la memoria y a los deseos, en el que un hombre culto y de la edad de Tanizaki conversa con un extraño rodeado de la melancolía kamakura sobre, de nuevo, la historia de pasión imposible del padre del paseante. Todo muy japonés.

(...) nada mejor que una astracanada de Yasutaka Tsutsui sacada de su colección de cuentos Hombres salmonela en el planeta porno (Atalanta), primera obra completa traducida de este autor. A pesar de que el compañero de viaje en metro piense que uno se está dando a la literatura erótica y al bondage -la imagen de portada es un tanto equívoca- Tsutsui, "el guru de la metaficción", inspirador de mangakas, zoólogo y freudiano aficionado, nos ofrece seis relatos surrealistas refrescantes y muy poco habituales para lo que se expende en Japón.

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Bellatin en Paraguay

José Pérez Reyes, Mario Bellatin. Fuente: josépérezreyes

Mario Bellatin logró librarse de la gripe porcina que arremete contra México actualmente, y poco a poco contra otros países, y del encierro decretado en su país a raíz de esa enfermedad, al viajar fortuitamente a Paraguay. Allá se presentó en una mesa redonda, encandiló con su "presencia ausente", hizo amigos, leyó una ponencia "que se extendió en más minutos de los que sostiene la paciencia", fue presentado por el B39 José Pérez Reyes (conocido en su país como "el compatriota escritor") y luego dejó la ciudad con rumbo desconocido. Se sabe que a México no llegó y algunos dicen que lo han visto paseando en Buenos Aires, adelantándose quizá a su futura larga estancia porteña. También lo han visto nadando con tortugas en Costa Rica, cenando hambriento en Larco Mar con un par de sujetos, tomando fotos con su cámara Diana en el Chaco, navegando en el Ganges detrás de un bote fúnebre o mirando la primera temporada de "In Treatment" en el loft neoyorquino de su amigo fotógrafo famoso. Mientras aclaramo qué ha sucedido con el hombre de negro, Bellatin, leamos esta crónica de su viaje a Asunción:

El compatriota escritor José Pérez Reyes presentó, en la noche del miércoles 22 en el Auditorio Ruy Díaz de Guzmán, al destacado novelista mexicano Mario Bellatin, quien llegó al país para hablar sobre su obra y las maneras de hacer literatura. Con una lectura anónima, versada de alegorías, Bellatin expuso las claves que le llevaron a ser publicado por Gallimard, una prestigiosa editorial francesa. Vestido de negro Mario Bellatin logró el anonimato con el fondo del escenario que presentó el salón auditorio de la Manzana de la Rivera. Con esa presencia ausente compartió sus experiencias de escritor, trayectoria con la que ya ganó importantes premios literarios. Pero el mexicano no escribe para lograr ese reconocimiento, sino para descubrir los misterios que encubre el trabajo de escritor, con el metafórico fin de separarse de ellos para disfrutar de los días soleados. Por medio de una lectura, que se extendió en más minutos de los que sostiene la paciencia, expuso su relación con la cinematografía, arte que le interesa para descubrir oportunidades que la simple palabra no puede otorgar. De hecho, este escritor se encuentra enfrentado con la palabra física, por lo que busca nuevas maneras de creación literaria con la práctica de otras artes: entre ellas la fotografía, a la que utiliza como claroscuros de su investigación literaria. Así de contradictorio parece Bellatin, pero solamente parece en la superficialidad, puesto que su genio literario se expresa en cada composición publicada. En particular Pérez Reyes escogió “Flores” para expresar una imagen sobre la manera de escribir del invitado por la Embajada de México.

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No sé si esa luz se queda

4.23.2009
Fuente: hispalug

Tu nombre sobre mi nombre

Mientras el sol se filtra por mi ventana
no sé si aquella luz regresa aquí.
No sabes coómo extraño mi calma,
no sé si voy a ser feliz así...

Dime mi amor ¿Me perdí?
Dime porque no te vi.
Y espero que te olvides mi nombre.

Mientras el sol se filtra por mi ventana
la lluvia brinda su aire en mí.
No sabes cómo extraño mi calma,
no sabes si voy a ser feliz así.

Dime mi amor ¿Qué pasó?
No sé por qué yo no fui.
Y espero que te olvides mi nombre.

Solo espero que las brumas del alba
traigan un nombre a mi vida.
Espero que las llamas del alba
traigan un alma.

Bien sabes cómo extraño mi alma,
no sé si aquella luz se queda.
Sabes cómo extraño tu alma,
no sé si aquella luz se queda en mí.

Espero que las llamas del alba
traigan un rumbo a mi vida.
Espero, sólo espero tu nombre
sobre mi nombre en este día.

La eternidad busca un paso en ti, amor.
Es que la eternidad solo busca un paso en ti, amor.

Luis Alberto Spinetta

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Entrevista en El Observador (Uruguay)

Caminando en Bogotá, cuando aún tenía el pelo largo. Foto: Daniel Mordzinski

El periodista uruguayo Daniel Viglione me hizo una generosa entrevista para el suplemento cultural de El Observador. La entrevista apareció este sábado 11 de abril bajo el título "Cuando el dolor se vive a secas". Coloco en la sección de notas la entrevisa completa, sin las ediciones posteriores de Daniel (ediciones periodísticas que no distorsionan el sentido de mis respuestas, aclaro). Dejo aquí algunas de las preguntas y respuestas:

¿Cómo surgió la necesidad de contar una historia tan traumática como fue la del terrorismo de Estado que vivió Perú en la década de 1980?
En realidad, lo que yo quería contar no era la historia del terrorismo sino la del dolor de un hombre que pierde a su hijo. Ese es el núcleo central, la ausencia del hijo, el dolor por la pérdida, el dolor a secas. Pero en algún momento de la escritura descubrí que el dolor de aquel hombre puede ser compartido –aunque solo simbólicamente- con el colectivo. Que un dolor es inmenso pero no único, que hay otros que sufren y podemos aprender de ese otro sufrimiento y no solo del nuestro.

¿Pero por qué entonces decidió situar la novela en el final del gobierno de Toledo y los hechos son narrados justamente en el sitio más golpeado por el terrorismo que hubo en su país? ¿Necesitó de esa distancia para logra acercase más a ese dolor colectivo e individual?
Uno de los temas fundamentales de la novela es el papel que ocupa la memoria a la hora de superar el dolor. Partiendo de esa base surgen varias preguntas: ¿La memoria debe ser superada, obviada, para poder superar el dolor? ¿O, por el contrario, deberíamos enfrentarnos a ese dolor con la memoria intacta y si es posible aumentada con los testimonios del pasado que no hemos querido conocer? El primer paso para superar el dolor es enfrentarnos a nuestra memoria. Por eso, el personaje hace el recuento de su doloroso pasado mientras que el país entero, a través de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación lo hace del suyo. Por eso ubiqué la historia en ese momento mismo, el del pasado recobrado y proyectado en el presente. Situé además la historia en una zona tan convulsa porque me pareció importante que el narrador, limeño y de la burguesía, se enfrente radicalmente a un territorio que le es ajeno por completo, incomprensible, pero cuya persistencia es en sí misma (como el epígrafe de Nooteboom al inicio de la novela lo pide) un recordatorio de que el dolor existe y es real.

Más allá de qué lugar ocupa la memoria para superar el dolor, la misma está presente en el libro desde dos miradas muy distintas. Por un lado, como elemento que ayuda a reconstruir el presente, y por otro lado, como obsesión, como miedo, como si perderla fuera un salto al vacío o la irrealidad. ¿Cómo explicas esas dos miradas?
Bueno, para contestarte eso tendría que volver a contar la novela. Esos dos lados están presentes en cada capítulo, en toda la novela, casi diría en cada escena. El narrador parte con la necesidad de olvidar, envidiando a un amnésico que entrevistó para su revista. Y luego, llega a la conclusión que lo único que lo hará libre, que conseguirá ayudarlo a superar la pérdida y el duelo, es contar con la memoria como un intérprete de emociones, de las suyas y las ajenas. La memoria no como espía (la frase de la profesora de chino al amnésico al principio de la novela) sino como una maestra. Una maestra muy dolorosa y nada concesiva, eso sí.

¿No piensa usted que todavía hay algunos sectores de la sociedad peruana que no están preparados para esta novela o preferirían no leerla?
Creo que hay sectores de la sociedad peruana, especialmente intelectual de izquierda, que no están preparados para leer una novela donde un peruano limeño de clase adinerada se contraste con el mundo andino y que acepte que no lo comprende, aunque comparte algo con él como es la pérdida de los seres amados. En el Perú, solo se puede escribir desde la “mala conciencia”, desde la culpa por no haber sido capaces de entender el horror en el momento mismo cuando ocurría. Pero creo que es importante saber por qué no fuimos capaces de entenderlo, qué estaba pasando en la vida de cada uno de nosotros en ese instante mismo y saber reconocer, además, que en un país tan dividido como el nuestro es imposible esperar una reconciliación auténtica si no sabemos reconocer que el dolor propio es tan importante y significativo como el ajeno. No se trata de abrazarnos entre todos y hacer la ficción que nos entendemos ahora sí. Eso es imposible, inverosímil. Lo que podemos hacer es vivir cada uno en su esfera y tratar de compartir los espacios comunes con dignidad, solidaridad y respeto.

¿Por qué si el protagonista es un periodista de prestigio le cuesta tanto comunicarse con los otros?
El narrador de mi novela es un autista. Es incapaz de expresar lo que siente. El dolor de la pérdida del hijo y el abandono de su esposa lo ha silenciado. Pero en realidad desde antes, desde mucho antes de esas pérdidas, él era un autista incapaz de conectarse seriamente con los demás, aunque tenía una sensibilidad afinada como oreja de perro. Escribir esa carta es una imposibilidad para él, al menos mientras no tenga un aprendizaje de toda su experiencia. Y cuando aprende, escribir la carta es lo de menos porque el objetivo ya está cumplido. Quizá por eso mismo es peiodista, un observador que busca la objetividad en los hechos sin comprometerse en ellos.

¿Sirven libros como Un lugar llamado Oreja de Perro para sanear viejas heridas o para mantener viva la memoria?
Creo que mi novela fue, en primer lugar, un intento de salvarme a mí. Una expiación personal. No creo que existan libros que pueden sanear viejas heridas, porque no creo que las heridas deban ser saneadas ni superadas. Yo creo en las cicatrices. Me gustan los vestigios, las ruinas (de eso trata mi novela El viaje interior). Creo en los museos del dolor. Creo en los lugares de encuentro. Creo que las heridas están ahí para hacernos recordar lo que somos, lo que hemos vivido y que hemos llegado a este mundo para aprender, no para ser felices inconscientemente.

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Marsé ya es Cervantes

Juan Marsé. Fuente: abc

En una ceremonia plagada de anécdotas, que han comentado en extenso diarios como el ABC o El País, el narrador catalán Juan Marsé recibió el Premio Cervantes de literatura, el máximo galardón del idioma, de manos del rey Juan Carlos. El muy comentado discurso con que aceptó el galardón ha sido publicado en el diario El País. De ahí rescato algunas líneas dedicadas a El Quijote:

Cuando el Quijote entra en mi vida cumplo los 16, vivo en la barriada de la Salut, situada en lo alto de Gracia, cerca del parque Güell, y sigo en el taller. Años atrás había iniciado una intensa relación con la literatura de quiosco, y enseguida la amplié con autores que por aquel entonces, en los años cuarenta, gozaban de gran predicamento, como Somerset Maugham, Stefan Zweig, Knut Hamsun y otros. Y no tardé en descubrir a mis admirados Baroja y Galdós, a Dickens y a los grandes novelistas del XIX, que nunca me he cansado de leer. Pero la primera lectura completa del Quijote fue, por supuesto, una experiencia especial. Si recuerdo bien, al tercer intento lo leí de cabo a rabo. Tardes enteras de domingo sentado en los bancos ondulados del parque Güell, en el otoño del 49, bajo un sol rojizo y en medio de un griterío de niños jugando en la plaza entre nubes de polvo. Una lectura germinal. Y siempre que he revisitado el libro, esa impresión germinal ha persistido. En el corazón del caballero chiflado que no distingue entre apariencia y realidad, anida, como es bien sabido, el germen y el fundamento de la ficción moderna en todas sus variantes. Por supuesto, el lector adolescente no se paró a pensar en eso. Ninguna teoría le distrajo entonces de unas aventuras tan descomunales y descacharrantes, sujetas a tantos desencantos y amarguras, pero hoy le gusta pensar que algo percibió de aquel prodigio fundacional, del remoto primer deslumbramiento que supuso aquella lectura. Me refiero, y no pretendo descubrir nada nuevo, al asunto que articula la entera composición del genial libro, la temática medular de la que nacerá, según opinión general, la novela moderna. Lionef Trilling dijo que toda obra de ficción en prosa, es inevitablemente una variación del tema de Don Quijote. Por mi parte sólo puedo decir que, desde no sé cuánto tiempo, quizá desde aquellas tardes soleadas en el parque de Gaudí, de un modo u otro, consciente o no de ello, he buscado en toda obra narrativa de ficción un eco, o un aroma, de ese eterno conflicto entre apariencia y realidad, que de tantas maneras se manifiesta en el transcurso de nuestras vidas. Porque yo soy ante todo un lector de ficciones, un amante incondicional de la fabulación. Tan adicto soy a la ficción, que a veces pienso que solamente la parte inventada, la dimensión de lo irreal o imaginado en nuestra obra, será capaz de mantener su estructura, de preservar alguna belleza a través del tiempo. Una excesiva dosis de realidad puede resultar indigesta, incluso para un adicto a la realidad y al bistec como Sancho y como yo. Se trataría de ser algo más lanzados en esta cuestión, un poco locos, y admitir la posibilidad de que lo inventado puede tener más peso y solvencia que lo real, más vida propia y más sentido, y en consecuencia, más posibilidades de pervivencia frente al olvido. Como nos enseñó don Quijote. Desde su primera salida al campo de Montiel, o desde la primera de sus famosas hazañas, él es el guardián del laberinto, el valedor de lo más noble, bello y justo que alienta en el corazón humano, el que vela por el espíritu, la vigencia y el esplendor de los sueños.

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Guillermo Martínez en New Yorker

Página de The New Yorker con cuento de Guillermo Martínez. Fuente: revista ñ


Una excelente noticia de la que me entero gracias a la revista Ñ: en el último número de New Yorker traducen el cuento "Infierno grande" de Guillermo Martínez. Guillermo, quien se ha hecho muy famoso por su excelente novela Crímenes imperceptibles (publicada en el extranjero como Crímenes de Oxford) empezó su carrera literaria con un extraordinario libro de cuentos que lleva el título del relato publicado como "Vast Hell". Así celebra Ñ la novedad:

El cuento "Infierno Grande", del argentino Guillermo Martínez, fue incluido en la última edición de la prestigiosa revista New Yorker. De esta manera, el autor de "Crímenes imperceptibles" y "Acerca de Roderer" se convirtió en el segundo escritor nacional en lograr ese privilegio. El anterior había sido Jorge Luis Borges. El texto apareció esta semana. Se trata de un doble mérito: la mítica revista, en la que han publicado sus cuentos los autores más destacados de Estados Unidos, rara vez acepta traducciones.El cuento "Infierno Grande" (Planeta), incluido en el libro homónimo, fue uno de los primeros abordajes desde la ficción al drama de los desaparecidos, con un enfoque original y sutil, a partir de la trama de un relato policial clásico. El texto fue incluido en numerosas antologías, tanto en la Argentina como en el extranjero. Y se leyó públicamente en distintas plazas del país, en aniversarios del retorno de la democracia.

Para leer el cuento en inglés, hacer clic aquí.

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El talento del lector

Nigel Parry / CPI for Newsweek

Probablemente, todo escritor que realmente haya llegado a este oficio por los motivos adecuados estará dispuesto a sentirse más orgulloso, como quería Borges, de sus lecturas que de sus libros. Ayer, en un colegio limeño, ofrecí una conferencia sobre la lectura. Me hubiera gustado leer antes esta crónica, que por el Día del Libro publica hoy Enrique Vila Matas, sobre el talento del lector para comentarla con los alumnos. Un bello homenaje al libro.

En pleno ensueño de las hipotecas y del becerro de oro de la novela gótica, se forjó la estúpida leyenda del lector pasivo. La caída del monstruo está dando paso a la reaparición del lector con talento y se replantean los términos del contrato moral entre autor y público. Respiran de nuevo los escritores que se desviven por un lector activo, por un lector lo suficientemente abierto como para permitir en su mente el dibujo de una conciencia radicalmente diferente a la suya propia. Si se exige talento a un escritor, debe exigírsele también al lector. Porque no hay que engañarse: el viaje de la lectura pasa muchas veces por terrenos difíciles que exigen tolerancia, espíritu libre, capacidad de emoción inteligente, deseos de comprender al otro y de acercarse a un lenguaje distinto al de nuestras tiranías cotidianas. Como dice Vilém Vok, no es tan sencillo sentir el mundo como lo sintió Kafka, un mundo en el que se niega el movimiento y resulta imposible siquiera ir de un poblado a otro. Las mismas habilidades que se necesitan para escribir se necesitan para leer. Los escritores fallan a los lectores, pero también ocurre al revés y los lectores les fallan a los escritores cuando sólo buscan en estos la confirmación de que el mundo es como lo ven ellos. Los nuevos tiempos traen esa revisión y renovación del pacto exigente entre escritores y lectores. Vuelve el lector con talento.

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Cervantes jóvenes

Andrea Jeftanovic, Tryno Maldonado, Giovanna Rivero, Juan Terranova. Fuente: Gorka lejarcegui/ elpaís

Hoy se celebra el Día del Idioma en todo el ámbito del castellano. Habrá ferias de libros, congresos, mesas redondas, lecturas en voz alta, en diversos lugares y países. Pero uno de los lugares donde se toma más en serio la fiesta es en Alcalá de Henares, la tierra donde nación Miguel de Cervantes. La Universidad de Alcalá invitó a un cuarteto de jóvenes escritores (sub 70) hispanoamericanos para compartir una estadía en la provincia literaria. Entre ellos, está una maravillosa escritora y amiga adorable, Andrea Jeftanovic (Chile), y un compañero a distancia, Tryno Maldonado (México). Además el argentino Juan Terranova y la boliviana Giovanna Rivero. Ellos estarán hoy en la entrega del Premio Cervantes. Así comenta Juan Cruz este encuentro:

Están sobrecogidos. La sombra de los Cervantes es alargada; algunos (Paz, Diego) les miran, en las fotos expuestas (hechas por fotógrafos de EL PAÍS) con la solemnidad de la Academia, pero Marsé, precisamente, "se parece a sus personajes, esos muchachos de la periferia de Barcelona", comenta Andrea. Cada uno tiene su personalidad, claro, pero parecen hablar al unísono. "Tenían mucho riesgo de no acertar en la lista, porque hay tantos escritores, ¡y nadie nos conoce! Así que si aciertan es de casualidad", bromea Juan. Todos han publicado ya; Terranova tiene varios libros, pero habla mucho de Mi nombre es Rufus; Rivero es la autora de Tukson, historias colaterales; Jeftanovic tiene, también entre otros libros, Geografía de la lengua; y Maldonado es autor de Temporada de caza para el león negro. Tryno explica así la situación: "Pasamos de golfos de barrio a mirar los retratos de los Cervantes". Mantienen, dice Patricio Pron, joven escritor argentino, que un domingo les enseñó Madrid, "una relación irónica con los predecesores". El Cervantes, al que asistirán mañana, tiene para ellos "algo de solemne; pero hemos visto a algunos escapar de esa solemnidad", según palabras de Giovana. "Miren a Rafael Alberti", dice Juan, "con esa camisa floreada, o a María Zambrano, fumándose un pitillo hasta que sólo es ceniza...". ¿Y qué me dices de Roa Bastos?, insiste, "que se parece a Clint Eastwood, con su camisa blanca y su aire de buen mozo". "¡Todos son como latin lovers!", replica Andrea, quien exclama: "Mira qué pintas: Edwards, Vargas Llosa, Fuentes..., ¡latin lovers!". Como si estuvieran con colegas que son escritores y papel al mismo tiempo, uno de ellos resume así el sentimiento que les cae cuando pasean entre tanto retrato de los antepasados: "Somos unos chiquillos que han sido invitados a una fiesta rara". Más acá de esa atmósfera están los asuntos y la lengua. Los asuntos: ahora no hay literatura local. Giovana considera que "la globalización es una patria, pero como toda patria puede ser muy mala madre". Así que esa patria mala madre dicta asuntos que ya "joden, o friegan, o culean lo local"; aunque aquella aberración ("a los latinoamericanos habría que traducirlos al español de España") ya no significa nada: "La lengua es lo que ponemos en el papel, y se parece a lo que hablamos, y ya está, aclara Adrea. Marsé, ahí lo tienen, con su casaca amarilla. Pero mañana lo tendrán de frac. Andrea y Juan le juzgan así: "Lo veremos como el Pijoaparte. Es un tipo del exterior del circuito. Premiarlo fue un atrevimiento". Y eso les gusta. Marsé escribió que la Universidad les ha dado: "Vestido de diablo y ligero de equipaje -algunos discos, algunos libros (ninguno de Baltasar Porcel), algunas fotos- se va por fin al infierno. Abur". Allí lo verán, pero no el infierno, en la gloria. En la que ellos, en definitiva, también andan buscando, vestidos de diablo o ligeros de equipaje.

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La shortlist del Orange Prize

4.21.2009
Samantha Harvey. Fuente: the guardian

Gran sorpresa ha causado en The Guardian que Samantha Harvey, con su primera novela, haya desplazado a la premio Nóbel Toni Morrison de la shortlist del Orange Prize, que será anunciado el 3 de junio. Aquí la shortlist:

Scottsboro by Ellen Feldman (Picador)

The Wilderness by Samantha Harvey (Cape)

The Invention of Everything Else by Samantha Hunt (Harvill Secker)

Molly Fox's Birthday by Deidre Madden (Faber)

Home by Marilynne Robinson (Virago)

Burnt Shadows by Kamila Shamsie (Bloomsbury)

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30 de Wolff

Tobias Wolff. Foto: Jon Uriarte. Fuente: elpaís

Un conjunto de 30 cuentos, 11 de ellos inéditos y el resto textos antiguos retocados por el autor, de Tobias Wolff acaban de ser editados en castellano bajoe el título Aquí empieza nuestra hitoria (Alfaguara). En "Babelia" Andrea Aguilar le hace una entrevista en Nueva York, donde el calforniano cuentista con mayor proyección de EEUU en la actualidad se defiende del frío con solo una casaca de cuero, guantes y una gorra. Y habla así del nuevo libro editado:

El nuevo libro arranca con una confesión en el prólogo: Wolff ha retocado sus viejos relatos, y lo ha hecho porque como autor considera que ese material sigue vivo. Fue otro Wolff quien los escribió, admite, pero el de ahora se siente con pleno derecho a meter mano, en beneficio del lector. "No he cambiado el argumento. La mayor parte de los cambios han sido de lenguaje, de precisión, de depuración. Si puedes prescindir de algo, ¿por qué no quitarlo? Los cambios cosméticos son importantes. A veces estás dentro y no lo ves. Ése ha sido el problema que he tenido cuando he escrito algunas historias", dice sentado en el sofá. Sus argumentos resultan convincentes. Wolff sabe cómo persuadir a sus interlocutores con sus razones sensatas. Inspira confianza con su aire tranquilo y cercano. Evita cualquier demostración banal de ego. "Estoy en un constante estado de revisión y edición. Y las historias nunca llegan a un punto en el que están cerradas, nunca llega un momento en que esto para. Porque vamos cambiando", aclara. En los más de treinta años que abarca este libro, ¿qué ha cambiado en su escritura? "Un lector tendría más que decir que yo sobre eso. Pero cuanto más tiempo llevas escribiendo más preguntas te haces. Ahora sé que si empleo el suficiente tiempo puedo conseguir algo. He ganado seguridad, pero los retos también son mayores. Te conviertes en prisionero de ti mismo y no quieres hacer algo que te disminuya. Te esfuerzas por mantenerte inquieto".

En la entrevista también habla de otros cuentistas, entre ellos Raymond Carver, sin evitar comentar el affaire Lish:

El controvertido caso de su amigo Raymond Carver y el mítico editor Gordon Lish -que con su afilado lápiz tachó sin compasión secciones enteras de sus cuentos- es paradigmático de este proceso. "Sí, yo sabía que Lish tiene mano dura", dice Wolff. La publicación póstuma de la versión completa de los relatos de Carver impulsada por su viuda ha reabierto la polémica. "Creo que eso es una cuestión para estudiosos o académicos. Al final Carver eligió las historias que quiso incluir en su última antología. Regresó a los originales en unos casos y en otros decidió quedarse con la versión editada. Lo que ha ocurrido ahora embarra de alguna manera su legado". Wolff ha tomado precauciones. "Ya he dejado dicho que cuando muera, por favor, que no me toquen los papeles. No quiero que la gente sepa. Entiendo que no es una actitud generosa hacia escritores futuros pero los borradores son asunto mío", añade con una sonrisa. Para evitar tentaciones futuras a sus deudos, dice que ya ha comenzado a destruirlos. ¿Con cuántos trabaja? Desde que escribe en ordenador le cuesta seguir la pista, pero muchos de los cuentos de Aquí empieza nuestra historia los tecleó a máquina. Hacía unas doce versiones. "Cuando empiezo a escribir sé adónde quiero llegar, pero pienso mientras avanzo y mi idea original cambia. Me pregunto cosas como qué es lo que realmente le preocupa a un personaje. ¿Cuál es en realidad la relación de poder? Moralmente, ¿qué está pasando?".

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Dan Brown arremete

Dan Brown y su pasión davinciana. Fuente looked.hooked.booked

Luego de seis años de haber conseguido enormísimo éxito con El Códio DaVinci, Dan Brown retorna el 15 de septiembre con un nuevo libro: El símbolo perdido. Otra vez el mundo de las sociedades secretas y otra vez Robert Langdon como protagonista. Si la fórmula funciona una vez, ¿para qué cambiarla, no? Dice la nota:

En apenas cinco meses, los millones de seguidores de Brown repartidos por el planeta podrán adentrarse una vez más en las profundidades de las sociedades masónicas de la mano del ya casi legendario profesor de simbología de la Universidad de Harvard, Robert Langdon, según han anunciado sus editores en la Feria Internacional del Libro de Londres. En cuanto a los detalles de la novela, hasta la fecha sólo ha trascendido su título, que tendrá de nuevo como personaje central al protagonista de Angeles y Demonios y El código da Vinci, así como la localización y la duración temporal de la trama, que se desarrolla en los Estados Unidos en un intervalo de tan sólo doce horas. (...) Rodeada siempre de una expectación casi mística, la vuelta de Brown a las librerías ha estado salpicada en los últimos años por un sinfín de rumores. Tanto es así que cuando en 2006 se anunció que el título de la nueva novela podría ser La llave Salomón (The Solomon Key), un gran número de autores comenzaron a publicar trabajos sobre este mismo tema. Para evitar este "intrusismo", el autor ha buscado ahora un título lo más opaco posible que no dé lugar a especulaciones.

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McEwan sobre Upidke

John Updike. Fuente: the guardian

La muerte de John Upidke sigue tendiendo su estela sobre la literatura en lengua inglesa. Ahora, uno de los grandes escritores del Dream Team británico en palabras de Jorge Herralde, Ian McEwan, le ha dedicado un hermoso texto que reproduce el diario Clarín en el suplemento Ñ. Aquí los párrafos dedicados a la Tetralogia de Conejo:

La tetralogía de Conejo es la obra maestra de Updike y será probablemente su monumento. En todos sus detalles, más hogareños o más duros, y en todos sus territorios, el trabajo, la política, la jubilación y, sobre todo, el sexo, lo metafísico siempre está presente, a veces como un mero reflejo enterrado en una frase, otras veces de forma cómica y descarada. En la primera novela, Corre Conejo , cuando el joven Harry, cajista y ex jugador de béisbol, se acuesta con Ruth, una prostituta de pueblo, sus sesiones se ven interrumpidas por un debate teológico visceral sobre la existencia de Dios, inspirado por la gente que acude a la iglesia bajo la ventana. Harry, por supuesto, está de parte de Dios; "La idea de hacerlo mientras se llenan las iglesias le excita". Muchos años después, está en la mesa de operaciones, contemplando sus propias entrañas en una pantalla (El show de Conejo Angstrom), rodeado de máquinas y médicos tecnócratas y sus adláteres que "se inclinan entre murmullos sobre el cuerpo de Harry, cubierto con una sábana y con las partes estratégicas expuestas", mientras llevan a cabo una angioplastia de tres horas y media después de su ataque al corazón. La escena está llena de las mejores cualidades de Updike. "El espectro oscuro y mecánicamente preciso del catéter es el gusano de la muerte en su interior. La tecnología impía está jodiendo los tubos húmedos y pulsantes que heredamos del calamar, el coño sin huesos de los mares". La experiencia es profundamente desagradable, "como si su pecho estuviera cociéndose en un microondas. Jesús". Cierra sus ojos unas cuantas veces e intenta rezar, "pero parece una ocasión impropia, hay demasiados elementos del mundo material. Ningún viejo y menudo Dios bíblico se atrevería a interferir". El único consuelo es que su médico es judío, porque Harry tiene "un prejuicio gentil de que los judíos hacen todo un poco mejor que los demás, algo relacionado con todas esas generaciones encorvadas sobre el Talmud y las mesas de relojero, no se distraen tanto como otras religiones, no aspiran a divertirse tanto. Se mantienen apartados del alcohol y la droga y sólo tienen debilidad... por las tías". Como Bellow, el único equiparable a él en este aspecto, Updike es un maestro de la capacidad de pasar sin esfuerzo de la tercera persona a la primera, de la densidad metafórica de la prosa literaria a lo popular, del detalle específico a la amplia generalización, de lo real a lo sobrenatural, de lo terrorífico a lo cómico. Para lograr sus propósitos, Updike inventó un estilo de narración, un intenso tiempo presente, un estilo indirecto libre, que puede saltar, cuando quiere, a la imagen de Harry desde la perspectiva de Dios, o a la visión de su sufrida esposa, Janice, o su hijo tan injustamente tratado, Nelson. Esta maquinaria cuidadosamente elaborada permite plantear hipótesis de teoría evolutiva, que son más de Updike que de Harry, y generalizaciones cómicas sobre los judíos, que son más de Harry que de Updike. Todo esto es una de las cualidades fundamentales de la tetralogía. Updike dijo en una ocasión que los libros de Conejo eran un ejercicio de punto de vista. Fue una afirmación típicamente humilde, pero que contenía algo de verdad. La educación de Harry llega sólo hasta el bachillerato, y sus ideas están limitadas además por una serie de prejuicios y un espíritu terco y combativo, y, sin embargo, sirve de vehículo para una meditación de medio millón de palabras sobre las ansiedades, los fracasos y la prosperidad de Estados Unidos en la posguerra. Había que idear un modo de hacer eso posible, y eso significaba forzar los límites del realismo. En una novela como ésta, insistía Updike, hay que ser generoso y otorgar elocuencia a los personajes, "y no reducirlos al que uno crea que es su tamaño adecuado". También tenía claro que todos percibimos más de lo que podemos expresar con palabras, y nunca olvidaba el ejemplo de Joyce y su "gran intento de capturar cómo recorremos la vida".

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Elizabeth Strout, Pullitzer 2009

Elizabeth Strout. Foto: Phyllis Graber Jensen. Fuente: bates

Con una colección de relatos titulada Olive Kitteridge, la escritora Elizabeth Strout ganó el último premio Pullitzer en la categoría Ficción. La reseña en el NYT dice:

The presence of Olive Kitteridge, a seventh-grade math teacher and the wife of a pharmacist, links these 13 stories. A big woman, she’s like a planetary body, exerting a strong gravitational pull. Several stories put Olive at the center, but in a few she makes only a fleeting appearance. It’s no coincidence that the two weakest stories are the ones in which she is merely mentioned. Without her, the book goes adrift, as if it has lost its anchor. She isn’t a nice person. As one of the town’s older women notes, “Olive had a way about her that was absolutely without apology.” Olive’s son puts it more bluntly. “You can make people feel terrible,” he tells her. She dismisses others with words like “hellion” and “moron” and “flub-dub.” After swapping discontents, she says to a friend, “Always nice to hear other people’s problems.” But as the stories continue, a more complicated portrait of the woman emerges. Olive may hurl invectives at her son, but she also loves him, almost more than she can bear. Her husband is a kind man and she loves him too, although she has trouble expressing it. She’s prone to “stormy moods,” as well as “sudden, deep laughter,” and she harbors a sense of compassion, even for strangers. (...) The pleasure in reading “Olive Kitteridge” comes from an intense identification with complicated, not always admirable, characters. And there are moments in which slipping into a character’s viewpoint seems to involve the revelation of an emotion more powerful and interesting than simple fellow feeling — a complex, sometimes dark, sometimes life-sustaining dependency on others. There’s nothing mawkish or cheap here. There’s simply the honest recognition that we need to try to understand people, even if we can’t stand them.

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¿Plagió Cela?

Camilo José Cela. Fuente: Ricardo Gutiérrez/el país

Hace más de una década la desconocida escritora española María del Carmen Formoso entabló una querella al hiper famoso y premio Nobel Camilo José Cela acusándolo de plagio en La cruz de San Andrés, la novela que ganó el premio Planeta en 1994. Aunque la estructura en ambas novelas eran muy distintas (la de Formoso es lineal, mientras que la de Cela está basada en saltos temporales), la autora decía que las coincidencias argumentales eran escandalosas. Luego de marchas y contramarchas, la justicia le ha dado la razón a Formoso. Como Cela murió en el 2002, el juicio ahora se centra en el representante del grupo Planeta. La sentencia ha sido recurrida por el grupo editorial.

La juez argumenta su decisión en dos motivos. Por un lado, que Carmen, Carmela, Carmiña (Fluorescencia), la obra de Formoso, fue presentada el 2 de mayo de aquel año y que la obra ganadora del premio literario se presentó el 30 de junio, el último día de plazo. Por otro, que el informe pericial elaborado por Luis Izquierdo, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Barcelona, "concluye que se trata de un supuesto de transformación, al menos parcial, de la obra original" en la novela ganadora de Cela. De ello se deduce, en opinión de la juez, que La Cruz de San Andrés "presenta tantas coincidencias y similitudes" con la obra de Formoso "que para realizar tal transformación la novela de la querellante hubo de ser necesariamente facilitada" a Cela "para que, tomándola como referencia o base, hiciera lo que el perito denomina aprovechamiento artístico" de aquélla. De esa manera, añade la juez, la obra de Formoso fue "transformada" por Cela "en una obra estéticamente diferente, con el sello propio de su autor, que presentada al mismo certamen literario resultaría premiada". La causa que tramita el Juzgado de Instrucción número 2 de Barcelona se sigue únicamente contra José Manuel Lara Bosch, consejero delegado del grupo editorial Planeta, al que se considera presunto coautor del delito de plagio. Lara ya declaró como imputado en esta causa en 2001, al igual que Cela, antes de fallecer en 2002.

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Un inesperado bestseller

Hugo Chávez regala libro de Galeano a Barak Obama. Fuente: telecinco

El escritor uruguayo Eduardo Galeano pasaba bastante desapercibido en estas últimas décadas, en plena crisis ideológica, y de pronto sale a la luz y termina superando en ventas, irónicamente, a la exitosa novela de vampiros adolescentes Amanecer. ¿Una historia de muertos vivientes vs. vampiros? No, una historia de la vida real. El presidente de Venezuela Hugo Chávez aprovechó un encuentro con el presidente norteamericano Barak Obama y, alertado del gusto por la lectura de Obama y adelantándose al Día del Libro, le regaló Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano (le faltó la rosa de Sant Jordi). El sueño de cualquier agente literario y editor. La foto dio la vuelta al mundo y el libro -en inglés- ya está en el segundo lugar en Amazon y es un bestseller en el resto del mundo. Así cuenta la BBC:

Se trata de "Las venas abiertas de América Latina", del escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano. Este lunes ocupaba el puesto número dos en el ranking de libros más vendidos de Amazon, la conocida tienda virtual. No es la primera vez que Chávez promociona un libro, y éste se convierte en éxito de ventas. Los lectores lo prefieren a los vampiros de Amanecer, la cuarta novela de la saga de Twilight, que ocupa el tercer lugar de la lista, pero no supera las ventas de Libertad y Tiranía: un manifiesto conservador. No se sabe si Obama leerá o no el libro que le regaló Chávez. El demócrata lo miró con detenimiento, lo agradeció, y lo mostró a las cámaras, pero la versión que el mandatario venezolano le dedicó "con afecto" estaba en castellano, un idioma que él no domina. Por otro lado, en opinión del principal asesor de la Casa Blanca para los asuntos de América Latina, Daniel Restrepo, se trata de un libro "del pasado que queremos dejar atrás". En conversaciones con BBC Mundo, el funcionario estadounidense dijo "dudar" que su presidente tenga tiempo para dedicarle a Galeano.

¿De acuerdo con el regalito? No todos. Algunas reacciones ante el acto: Jean Francoise Fogel, J.J. Armas Marcelo y Gustavo Faverón.

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Murió JG Ballard

JG Ballard. Fuente: David Levenson/Getty Photograph: David Levenson/Getty

Tenía 78 años, pero parecía que iba a durar para siempre. Uno de los más grandes escritores ingleses que ha dado el siglo XX, J.G. Ballard, falleció hace unos días luego de una larga enfermedad. Si bien es cierto que gran parte de su obra transcurre en el universo de la ciencia ficción, quienes usan -erróneamente- ese rótulo para menospreciar un género o un autor se equivocan profundamente. Y Ballard es una prueba de ello. ¿Cómo despedir a J.G.? ¿Releeré El mundo sumergido? ¿O quizá las memorias que hace un mes conseguí entres las novedades librescas en Lima? Esto dice la nota de prensa:

El escritor JG Ballard, uno de los grandes referentes de la literatura británica de ciencia ficción de las últimas décadas, murió hoy a los 78 años después de una larga enfermedad, informó su agente, Margaret Hanbury. El autor de obras como "El Imperio del Sol" y "Crash", cuyas adaptaciones cinematográficas fueron grandes éxitos de Hollywood, escribió un total de 15 novelas y numerosas historias cortas. Ballard, que afirmaba que sus libros no eran ciencia ficción, sino "un retrato de la psicología del futuro", obtuvo fama mundial con "El Imperio del Sol" (1984), novela basada en los años que pasó en un campo de concentración japonés en China cuando era un niño. La novela fue llevada a la gran pantalla por Steven Spielberg en 1987, al igual que lo fue "Crash" (1973), adaptada por David Cronenberg en 2000 y también un gran éxito de público y crítica. Ballard nació en Shangai (China) el 18 de noviembre de 1930 y durante la II Guerra Mundial fue encarcelado junto a su familia, que formaba parte de la comunidad británica de expatriados, por los invasores japoneses, cuya violencia es descrita en su obra.Esa experiencia cuando tenía 12 años le marcó y dejó una clara impronta en su obra, que comenzó a desarrollar plenamente a principios de los años 60, ya instalado en el Reino Unido.

Por otra parte, así lo despide Tobby Litt en el especial que le ha dedicado The Guardian:
I'll start by confessing something shameful. When I was sending my first and then second, and then third and fourth novels to publishers – and having publishers send them back – there was one particular editor who must have seen some talent in what she read. The way she tried to encourage me was this: instead of just sending me a formula rejection letter, she would invite me to come to her office where, over the course of a half-hour conversation, it would become clear that, no, she wasn't going to publish this one either, but that she still thought I should keep writing. What she was publishing – I learnt because they soon started arriving in the bookshop where I worked – were reprints of JG Ballard's short story collections: The Voices of Time, The Terminal Beach, Vermillion Sands. I remember thinking, as I placed these shiny paperbacks on the shelf, "Why's she bothering with this old guy? She should be publishing me." At that point, of course, I had hardly read anything by the old guy.
It's best to get this out of the way, because it was about the only time I ever thought anything negative about Ballard, either as a writer or a man. Instead, over the years, he'd become the closest thing I had to a living role model. Henry James is fine, but he doesn't help you to deal with the violence and velocity of the contemporary world. And it was violence and velocity I was after when I wrote Corpsing, my second novel. On completing it, I felt the influence of Ballard was so obvious that it had better be acknowledged – so I put Ballard's great novel Crash in the acknowledgements. It was my first attempt at a thank you.
Crash, it seems to me, is the high-point of Ballard's writing – where his style is at its most brilliant, where his social focus is most acute. I know others will disagree. His early novels – The Drowned World particularly – have their own mesmeric power. He was, from the beginning, a great short story writer. And he reached another kind of exploratory high-point in The Atrocity Exhibition – not only for himself, but also for English literary fiction. Respectable English writers just don't do that kind of extremity, perversity, absurdity.
But Ballard did.
And I wanted to.

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El discurso de Marsé

4.17.2009
Juan Marsé. Fuente: Caterina Barjau/ elpaís

Juan Marsé será el primer catalán en recibir el Premio Cervantes. Y sobre eso mismo tratará el discurso que está preparando desde ya, y que dictará el jueves 23 de abril ante un auditorio en Alcalá de Henares, vestido de smoking. En "El Cultural" recogen algunos detalles del discurso que el autor de Últimas tardes con Teresa está redactando:

El discurso que Marsé leerá el próximo 23 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá será corto, naturalmente cervantino y bastante polémico. Comenzará con “tres o cuatro párrafos sobre mí”, que es decir mucho, dada la poco afición que tiene el escritor a hablar de si mismo, y después se referirá a “mi doble vida, a mi dualidad lingöística”, es decir, se detendrá Marsé en explicar qué hace un escritor catalán como él escribiendo en castellano y recibiendo el premio Cervantes, “el primer catalán que lo recibe, creo”. [Dijo:] "Hablaré de ello porque me atañe muy de cerca. Llevo años contestando a esas preguntas y creo que es el momento y el lugar para hacerlo. Diré, en primer lugar, que no acabo de ver el conflicto, no veo donde está el problema. La lengua es siempre enriquecimiento y aunque es cierto que se han cometido errores y excesos, gracias a la llamada inmersión lingüística se ha recuperado la lengua catalana, que había sido durante años maltratada. ¿Que ahora en las escuelas pueden haberse pasado un pelín? No lo dudo. Pero puedo asegurarle que el castellano goza de buena salud, tanto en la calle, como en los espectáculos, en la televisión y en los cines. El castellano, créame, no corre el menor peligro".

En la Revista Ñ también publican algunas declaraciones del más reciente Premio Cervantes de Literatura.

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Novelas y crisis económica

4.16.2009
American Psycho, más interesante como crítica social. Fuente: papercuts


En el blog Paper Cuts, Jennifer Schuessler comenta un artículo del crítico social Walter Benn Michaels titulado "Going Boom" en el que busca establecer las relaciones entre el crack (o el boom) económico y la novela. Para Michaels, la novela American Psycho de Bret Easton Ellis es más interesante de comentar desde esa perspectiva, antes que Beloved de Toni Morrison (elegida como la mejor obra narrativa de los últimos 25 años en el Book Review) o Plot Against America de Philip Roth. Así lo resume Schuessler:

“For a great many Americans,” Michaels declares, “the boom has been the problem, not the crash.” Well, thank God that’s over. To me, that sounds like something only a guy with lifetime tenure could say. And I’d be surprised if anyone on the unemployment line is raging against the outsized bonuses collected by the scouts for Oprah’s Book Club. But Michaels’s other big claim — that Bret Easton Ellis’s “American Psycho” is a more important novel than “Beloved,” Philip Roth’s “Plot Against America” or any other “historicist work” — is more interesting to contemplate. While Morrison and Roth were “pandering” to “the upper middle class’s sense of its virtue,” Ellis was “problematizing” it, Michaels writes. “You get a better sense of the actual structure of American society from any of Ellis’s famous descriptions of what people are wearing (‘a suit by Lubiam, a great-looking striped spread-collar cotton shirt from Burberry, a silk tie by Resikeio and a belt from Ralph Lauren’) than you do from all the accounts of people reclaiming, refusing, or repurposing their cultural identities.”

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Murakami y el Japón

Haruki Murakami. Foto: Federico Guastavino/ lanacion

Todos sabemos que las relaciones entre Haruki Murakami y su país no son del todo buenas. Y el haber declarado que ni Mishima ni Kawabata son autores que le gustan solo ahonda más esas diferencias. Para la crítica más tradicional, Murakami es un escritor superficial, que no proviene de las canteras literarias, de éxito mediático. Aunque en los lectores más jóvenes la imaginación de las novelas del japonés se van abriendo cada vez más espacio. En el ADN Cultura recogen unas declaraciones del autor respecto a su país, conseguidas en su reciente viaje a España:

No les gusto, soy demasiado diferente a ellos [los japoneses]. Por lo menos, a lo que ellos consideran que debe ser un escritor. Creen que todo lo que se escribe ha de estar supeditado a la belleza de nuestro lenguaje, a los temas de nuestra cultura. Yo no lo veo así. Yo utilizo la lengua como una herramienta. Una herramienta que puedo usar con mucha eficacia. Pero nada más. Por eso los críticos y los escritores me atacan. Yo busco una originalidad propia, alejada de lo que ellos pregonan. Tampoco frecuento sus círculos. No pertenezco a ningún grupo, y en Japón se supone que debes formar parte de alguno. Por eso me fui de mi país unos años. (...) Sencillamente, me sentía extranjero en mi propio país. Creo que los japoneses buscamos una nueva identidad. Después de la guerra nos enriquecimos y vivimos bien hasta 1995, cuando sufrimos una crisis tremenda. Todo se tambaleó. No habíamos vivido nada semejante en 40 años. En ese periodo pensábamos que la riqueza nos traería felicidad y satisfacción. Nos hicimos inmensamente ricos, pero no éramos felices. Ahora nos preguntamos: ¿qué debemos hacer?, ¿cuál es el camino hacia la felicidad? Todavía lo estamos buscando.

Por otra parte, también habla de su nuevo libro What I talk about when I talk bout running

Es una memoria. Empecé a correr hace 30 años, al mismo tiempo que comenzaba a escribir. Y he corrido tanto... He hecho hasta una maratón de 100 kilómetros, triatlón. Así que empecé a escribir este libro hace unos siete años y lo he acabado casi sin darme cuenta. Soy un corredor de fondo.

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