MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Banana no es light

2.18.2010
Banana Yoshimoto. Fuente: radar libros

Lo confieso: cuando supe del éxito de Banana Yoshimoto y el tema de Kitchen, hice una errónea inferencia y pensé: "un nuevo libro light en el mercado" Y como lo que Dios dio, San Pedro lo bendiga, no pensé más en ella hasta que hace unos años leí Kitchen en la casa de playa de una amiga (siempre llevo mi selección de libros y termino leyendo los que otros invitados han dejado olvidados) y supe que estaba absolutamente equivocado. Es una novela sensible, estupenda, muy recomendable. Alberto Silva, en Radar Libros Página 12, hace un elogio extenso, de gruppie y, sí, quizá excesivo, pero sobre todo excitante sobre el fenómeno literario japonés más importante hasta antes de la aparición de Haruki Murakami. Les dejo aquí un fragmento sobre lo "light" o, en palabras de Silva, su "engañosa transparencia":

No hay un mundo exterior y otro interior contrapuestos en su literatura. No en vano Mahoko fue criada budista. Sus relatos incluyen más bien el trasvase imperfecto de un universo en otro, la discontinuidad propia de cada uno, afanosos círculos de enlace que no cierran, y unas espirales incapaces de repetir el mismo centro y que, por eso, adoptan generoso giro ascensional, desapegada (ella, la escritora) de los excesos ilusorios de la identidad (incluso los procedentes de la nación que la cobija), ajena al ansia de un ego encapsulado. Va tomando los rasgos de sus characters femeninos (y masculinos), que a su vez son ella. Un solo ejemplo: “Tsugumi soy yo”, declara flaubertiana al fin de la última novela suya traducida al español. Para el budismo (y para ella, Mahoko), una persona es esa cosa, algo innombrable y arduo de conocer, espacio en que se mezclan la conciencia y el sueño, la propia mente y la de otros, de visita por vía de telepatía, premoniciones o frecuentes apariciones de ultratumba. Lo pone en labios de Sakumi: “Hasta hace poco no me he dado cuenta realmente de que el ser humano, esa masa en apariencia tan sólida, en realidad es una cosa débil y blanda, un objeto que al más mínimo golpe o choque se desmorona con gran facilidad. Es un milagro que esa cosa, inconsistente como un huevo crudo, haya conseguido desarrollar, también hoy, sus propias funciones y pasar indemne a través de la vida”.
De modo que resulta difícil entender a los críticos que tildan a Banana de light. Será porque sus novelas actúan de forma indeclinable en superficie (de leerla, Gilles Deleuze podría afirmar algo parecido), derramando a borbotones el flujo torrencial de la mente de jóvenes que todo lo miran desde su irrepetible ángulo (sólo por eso vale la pena leer a la todavía joven novelista nipona), aunque se muestran conscientes de no ocupar el centro de la escena. Porque no hay centro de la escena. Y porque la escena se percibe entre brumas, apenas. Su convicción de impermanencia sella de intensa luz emociones que, entrelazadas con hechos menudos, corrientes, constituyen la única urdimbre de los textos de Yoshimoto, siempre atentos al ritmo de los grandes momentos del tanka o del waka: Kokinshû, Manyoshû o versos engarzados en la Historia de Genji, a los que alude con frecuencia. De estos poemarios japoneses a veces se ha ofrecido una lectura ingenua, pastoril, como si fueran églogas garcilasianas. Crece entonces la sorpresa por la forma diestra y desencantada con que los relee y destila Yoshimoto. Los actualiza, los devuelve como sopapos, tiñe la lírica con cierta dureza propia del sentimiento de precariedad que atenaza a sus heroínas. En Kitchen, Mikage llora a mares recitando un haiku de invierno, mientras la brisa helada le araña las mejillas. Claro que de lo fugaz también brota alegría: en La noche y los viajeros de la noche, Shibami glosa a la damita Utsusemi, gozosa al ver partir a su amante Genji Minamoto, como ella a su amigo, en la realidad de dicho cuento: “Los rayos de sol que se vertían del cielo despejado se reflejaban cegadores, con un brillo blanco y limpio sobre la nieve acumulada en el exterior”. Entre naturaleza y sentimientos, de una a otra novela se tejen redes tupidas de implicancia: en Amrita, el sol brilla porque estoy contenta, suspira Sakumi remedando sin ironía al antiguo poeta Issa Kobayashi. De nada sirve que el escenario novelesco sea urbano (electrodomésticos sobre el tatami, cafetines, uñas esculpiéndose en plena aula): una naturaleza convenientemente humanizada acaba embebiéndolo todo como una humedad, como el tono azul desvaído de la pollera de Haru (en Una experiencia), dando forma a un estilo típicamente japonés, femenino y juvenil de vivir hoy en día la fugacidad de la existencia. “¿Entiendes?”, pregunta Sakumi al joven Ryuihiro: “No mucho. Pero, aunque no lo comprenda, me produce una sensación positiva. Tiene un aroma de felicidad”. Frágiles y a la vez resistentes, los personajes se dejan llevar con elegancia por la ansiedad y la rudeza de vivir, conscientes de que algún día morirán. En retribución “ese abandono, que llamamos cotidianidad, tiene un enorme poder de curación”, piensa Sakumi evaluando su experiencia tras sufrir un accidente grave. Las penas y alegrías más intensas atraviesan la escena montadas en el dudoso flete de una nube. Se deshilachan y todo recomienza en la rueda budista de Banana.

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Kenzburo Oe entrevistado

1.27.2010
Kenzaburo Oe. Foto: David Coll. Fuente: elpaís

La publicación en castellano (Seix Barral) de Renacimiento, la primera novela de la trilogía que Kenzaburo Oe publicó hace una década, ha despertado el interés de España por este extraordinario escritor japonés. En "Babelia" lo entrevistan en su casa en Tokyo. Por cierto, yo acabo de tragarme su novela como quien se come una píldora. Es estupenda. Además, en la extensa y cálida entrevista, Oe habla de su vejez, opina sobre el éxito de Haruki Murakami y dice algo que, seguramente, Mario Bellatin -gran lector de la literatura japonesa desde hace décadas, y de Oe en especial- habrá recortado: "todo escritor es manco":

Renacimiento es la primera novela de una trilogía que usted comenzó hace casi una década. ¿Qué van a encontrar los lectores españoles en este primer volumen?
Es una gran alegría que se publique en español. Es el segundo idioma al que se traduce, tras el alemán. La edición que ha hecho Seix Barral es estupenda, pero lo que más me gusta es que le hayan puesto el título de Renacimiento. Es el título que le hubiera querido poner, aunque el que tiene en japonés y en la traducción al inglés -que se publica en primavera- es Changeling.

Ese título viene dado por Outside over there, un libro de Maurice Sendak que juega una parte importante en esta novela. ¿Por qué le ha gustado tanto un título que no guarda idéntica relación con el original?
Tengo un amigo al que conocí cuando tenía 16 años. En esa época yo quería estudiar matemáticas o física hasta que él me dijo: "Lo tuyo es la literatura. Y el cine, el dibujo, la música...". Él me inició en la creación artística, y eso me cambió para siempre. Este amigo se convirtió en una suerte de tutor y gracias a él conocí a la que ahora es mi esposa [Yukari Oé es hermana de Itami]. Más tarde, él se convirtió en un director de cine. Su nombre: Juzo Itami. Siempre hemos sido amigos y siempre he tenido una vida en pareja con esta persona.

P. De hecho, usted ha titulado esta trilogía como la de las "extrañas parejas".
R. Así es. En concreto parto de la idea de la seudopareja, un concepto que tomo prestado de un párrafo de El innombrable de Samuel Beckett. Itami y yo siempre hemos sido una pareja. Hasta que él se suicidó. Hasta entonces él vivía haciendo películas y yo publicando libros. Mi trabajo siempre ha tenido una faceta política y él nunca quiso saber nada de eso, así que llegó un momento en que ya no nos veíamos tan a menudo. Por eso cuando falleció empecé a recordar la juventud que vivimos juntos y a pensar en mi propia vida. Y aunque mi amigo no puede resucitar, lo que yo intentenacimiento. Y también el mío propio. Ése es el tema principal de esta obra. De ahí que me guste tanto el título en castellano. El día después de su muerte recibí un fax de Edward Said muy emotivo que me hizo pensar en todo esto. Más tarde leí el cuento de Sendak, y eso redondeó el punto de partida para Renacimiento.

P. Y Renacimiento sería la primera de una serie de tres novelas.
R. En efecto. Y en todas ellas el protagonista es un escritor llamado Kogito. La segunda obra de la trilogía se podría traducir como El niño de la triste mirada. Hace referencia al "caballero de la triste figura", porque en este caso narra la relación de Kogito, literato y moralista japonés, con el Don Quijote de Cervantes. El ten Quijote de Cervantes. El tercero se llama Adiós a mis libros, un canto a esta vida dedicada a la literatura.

(...)

P. De todos sus álter egos, Kogito es el que más se ha prodigado en sus novelas. ¿Es el que más se ha acabado desligando de Oé?
R. Así es. Y creo que esto se percibe aún más en mi último libro, que se acaba de publicar en Japón. El título en castellano sería algo así como Muerte por agua, y se inspira en el de la cuarta parte del poema de T. S. Eliot La tierra baldía. En esta novela ha llegado un momento en que ya no sabía si estaba escribiendo sobre mí o sobre Kogito. Muchos jóvenes me dicen que mis libros son mediocres porque no tienen un clímax final debido a que Kogito no mata a nadie, no huye etcétera. (Ríe). Claro, yo les respondo que Kogito, al igual que yo, tiene que escribir, tiene que subsistir pese a ser un personaje. Es complicado. De todas maneras, con Muerte por agua Oé ya ha terminado de decir todo lo que ha querido decir a través de ese moralista que es Kogito. Como escritor, echo un vistazo a mi vida y pienso que soy una especie de moralista, al igual que Don Quijote o Sancho Panza. Continuamente me pregunto por la condición humana. Y creo que Cervantes también lo hacía. Y aunque yo no puedo definirme como un moralista oficial, siempre quiero introducir en mis libros la figura de un moralista que padece la era contemporánea. Éste es el tema principal de toda mi literatura. Cuando empecé esta trilogía tenía más de 60 años. Por eso pensé escribir esta obra sobre mí mismo y sobre el tiempo que he vivido en este país que llaman Japón.

(...)
P. Por otro lado, también hizo una clara referencia a la Secta de la Verdad Suprema en Salto mortal, uno de sus últimos libros publicado en castellano. ¿Cree que la sociedad japonesa ha reflexionado lo suficiente sobre todo lo que pasó hace casi quince años?
R. Nada ha cambiado. Los ataques terroristas sirvieron de alarma para la sociedad japonesa. Nos alertaron de que estamos cerca de algo mucho peor. Pero el tema no se trató con el suficiente peso. Haruki Murakami escribió un libro muy necesario sobre el tema: Underground. Es estupendo.

P. Desde luego es un trabajo periodístico excelente, aunque aún está inédito en español.
R. Qué lástima. Murakami es un tipo interesante, lo conocí una vez durante una entrega de premios.

P. Su Kafka en la orilla me recuerda a sus descripciones de los bosques de Shikoku.
R. Es verdad. Lo que pasa es que mis libros no se venden ni una centésima parte de los suyos (ríe).

P. Ventas al margen, usted acaba de publicar Muerte por agua en Japón. No sería la primera vez que dice que éste va a ser su último libro.
R. Sí, lo he pensado muchas veces (ríe). A mis 74 años veo Renacimiento, y creo que ya no voy a poder escribir algo de semejante nivel. Para mí Muerte por agua es el final de una saga de cinco obras. Con este último puedo dar por cerrada la obra de mi vejez. Soy escritor y aún estoy vivo y es posible que me encuentre ante otra obra que quiera escribir. Me gusta mucho el Quijote y lo he leído muchas veces. Mucha gente ha escrito un Don Quijote. Günter Grass tiene su Tambor de hojalata, por ejemplo. Yo desde pequeño he tenido el sueño de escribir un libro en el que el protagonista diga "yo soy Cervantes" o "yo soy Don Quijote". Sin embargo, de momento yo sólo he escrito uno en el que el protagonista puede decir que se llama Kogito (ríe). Dentro de toda mi obra hay una persona, un personaje que está separado del resto. Y el modelo está ahí [señala a Hikari, que está detrás de nosotros, ojeando el periódico]. Si aún vivo tres años más, me gustaría escribir un libro en el que Eeyore [el nombre que Oé utiliza para los personajes basados en su hijo] explicara la historia contemporánea a través de sus ojos. Sería ficción, por supuesto. Al igual que el Oskar de Grass toca el tambor para darse a conocer, mi Eeyore tendría su música. Ahora que lo pienso, creo que existe la clara posibilidad de que un libro así vea la luz.

P. ¿Y qué hay de ese destino que los dos protagonistas de Renacimiento ven escrito en el poema Adieu de Rimbaud?
R. Ese destino no se ha hecho realidad. Cuando pienso en el verso "Entraremos en las espléndidas ciudades"... Nosotros no hemos llegado a poder vivir juntos ese renacimiento maravilloso del que hablo en la novela. Rimbaud es un punto de partida para la literatura moderna y, como Rimbaud, todos los grandes autores de la modernidad tienen algo que han perdido, algo que les falta. Todos escriben sobre un héroe que ellos no han podido ser, el mismo que yo no he podido ser. Y la forma inicial, el prototipo, es Don Quijote, de Cervantes. Él tenía un brazo inutilizado y le llamaban manco . Pienso que todos los grandes autores del siglo XX, desde García Lorca hasta Günter Grass, son mancos, les falta algo. En francés el verbo manquer indica un déficit en la persona, es muy significativo. Yo tengo tantas manques . Hace 46 años que vivo con mi hijo, que es deficiente. Y siento que ésa es mi gran manque. Él también es manco, pero él es mi héroe y a mí me gustaría que él fuera el héroe de esta nueva novela que ahora está en mi cabeza. En cualquier caso, yo no tengo ni un destino ni un talento tan grande como Cervantes (ríe). Yo de momento he venido hasta aquí agarrado del brazo con Kogito y es posible que antes de morir pueda mostrar al mundo un libro en el que aparezca su destino . Hace apenas tres semanas que presenté el nuevo libro en Japón. Y aún no le he dicho a nadie nada sobre este nuevo proyecto. Usted es el primero que lo escucha.

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Oe reseñado

1.15.2010
carátula del libro en versión japonesa. fuente: cogito-kobo

Una gran noticia para quienes, como yo, creemos que si el Premio Nobel se pudiese dar dos veces Kenzaburo Oe debería ser el primero en volver a ganarlo. Seix Barral ha decidido editar la trilogía inédita en castellano del gran Kenzaburo Oe, que se inicia con Renacimiento y continuará con ¡Adiós a mis libros! y El chico de la cara melancólica. Kogito, el personaje central, es un alter-ego del escritor, con el típico sello de novela autobiográfica como lo son obras posteriores como Una cuestión personal. Mercedes Monmany le hace los honores:


En Renacimiento, Kogito es un escritor que empezó a cultivar el género novelístico a los veinte años recién cumplidos. Después de escribir durante veinticinco más, se percató de que había llegado «a un punto de inflexión» en su carrera. Cuando pasó de los cuarenta y cinco, las cifras de ventas de sus libros «empezaron a bajar» y, en el proceso, como le recordará su cuñado desaparecido, «perdiste a los grandes lectores de tu juventud». Conforme al carácter neurótico que siempre le caracterizó, la conciencia de tener que salir del atolladero creativo sumió a Kogito en una gran crisis que le impedía avanzar en nuevas obras, hasta que se dio cuenta de que para salir de ella el único remedio era sencillamente ponerse de nuevo a escribir. Es en esos momentos, en los cuales experimenta una mayor dificultad para expresarse y, sobre todo, para entender el lenguaje y «las palabras de directores de cine y guionistas de edad parecida a la suya, hasta de los comentaristas de arte y sociedad», cuando recibe la fatal noticia de que su cuñado, su mejor amigo e interlocutor desde la infancia, acaba de fallecer. Algo que sucedió en la realidad, ya que Juzo Itami, famoso cineasta y cuñado de Kenzaburo Oé, se quitaría la vida, conmocionando a la sociedad japonesa: muchos vieron en ello la mano de la banda criminal yakuza. Fue ese cuñado el que, conociendo el pesimismo de su amigo Kogito, «crearía una barrera para que no se suicidara». Apoyando su valía, sus posibilidades geniales y su originalidad, Goro le animará a presentarse a un conocido premio. A él y a otros amigos también muertos, Kenzaburo Oé les dedica su trilogía; como él mismo dijo, «para poder dialogar con ellos». Eso es lo que hará con su cuñado desaparecido, mediante un procedimiento de su invención: conversar, alternando perfectamente las voces, como si estuviera aún vivo, con una treintena de cintas grabadas que el muerto le ha legado, junto al poema preferido de los dos en su juventud: Adieu, de Arthur Rimbaud.

También pueden leer la reseña que hace Rafael Narbona en "El Cultural" de hoy.

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Murakami recibe Orden de las Artes y las Letras de España

12.09.2009
Haruki Murakami. Fuente: portroids

Me pregunto si no es el castellano el idioma que más reconocimiento y culto le rinde a Haruki Murakami. Probablemente sí. Definitivamente, es más famoso en castellano que en japonés. Ahora, en España le han dado la Orden de las Artes y las Letras. Y ya pronto se publica en castellano la nueva novela. Dice la nota:

El Consejo de Ministros ha concedido la Orden de las Artes y las Letras de España al escritor japonés Haruki Murakami en reconocimiento a la personalidad creativa de una "originalísima voz narrativa", creadora de una obra que se ha convertido en un destacado referente de la literatura contemporánea. Desde la publicación en España, en 1982, de su novela La caza del carnero salvaje, el autor japonés ha cosechado un notable éxito entre el público español. Esta distinción, de carácter honorífico, se creó para reconocer la labor de aquellas personas físicas o jurídicas que hayan sobresalido en la promoción y difusión de la cultura española y de la imagen de España dentro y fuera del país, ya sea con su obras o a través de su participación activa en diversos ámbitos de la creación artística o literaria. Murakami (Kyoto, 1949) ha conseguido trascender su ámbito natal hasta convertirse en uno de los referentes más personales y consolidados del panorama literario mundial. Estudió literatura y teatro griegos en la Universidad de Waseda (Soudari) y escribió su primera novela a los 30 años. Desde entonces, su continuada producción literaria le ha permitido recorrer con éxito la transición de novelista de culto a autor de prestigio.

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RESEÑA DE LA SEMANA

11.25.2009

Hiromi Kawakami
El cielo es azul, la tierra blanca
(traducción: Marina Bornas Montaña)
Acantilado, Barcelona. 2009. 211 páginas


UN HAIKU DE BASHO


Las historias de amor cercadas por la muerte, al parecer, tienen muchísimo éxito en Japón. La celebridad de Norwegian Wood (“Tokio Blues” en castellano) de Haruki Murakami es solo la punta del iceberg. La premiada novela de Hiromi Kawakami, El cielos es azul, la tierra blanca es el más reciente ejemplo. La anécdota podría dar para una novela de Philip Roth, pero sin la culpa que causa el placer, ni las racionalizaciones obsesivas, ni el mundo judío norteamericano como escenografía. Es decir, una novela de Philip Roth que jamás escribiría Philip Roth. Tsukiko es una mujer de 38 años, aún con espíritu adolescente pero ya derrotada por la vida. En una taberna, donde va a comer pescado crudo y a beber un poco más de sake del que debería una mujer que siente que nunca ha amado, coincide con un antiguo profesor universitario. Ella no recuerda las clases de ese profesor, no le parece nada memorable, pero dos solitarios en una taberna es demasiada tentación para un novelista. Una Mise-en-scène con elemento mínimos, con solo dos personajes y el poder de la conversación. A partir de este encuentro Hiromi Kawakami, la autora, va trazando una línea curva que conduce a Tsukiko hacia el asiento del profesor, a quien ella llama Maestro. Y al mismo tiempo, el tiempo y el sake compartido van limando las asperezas de las murallas que ambos, Tsukiko y el Maestro, han alzado en torno a sus vidas. Pero no hay prisa. La novela demora, entre peleas sin importancia y pequeñas anécdotas, el momento de la gran revelación que ocurre en una tarde campestre, cuando tanto el Maestro como Tsukiko parecen haber encontrado pretendientes más a su altura o edad. Luego de ese camping, para Tsukiko es evidente que se ha enamorado del Maestro y, al mismo tiempo, que no podrá conseguir enamorar a ese viejo gruñón. Y aunque la novela está contada desde la perspectiva de ella, el lector puede percibir que también el Maestro cada vez depende más de la compañía y la apacible felicidad que le produce el engreimiento y la jovialidad renacida de Tsukiko.

El momento cumbre sucede en un viaje que ambos hacen a una isla, donde está enterrada la ex - esposa del Maestro. Él acepta que esa mujer era extraña, que lo abandonó, que nunca supo entenderla; pero, al mismo tiempo, que ha sido la única mujer capaz de amar y aún la recuerda. La contradicción no es pasada por alto por Tsukiko, quien se muestra más resulta en conquistar al Maestro. La defensa de su soledad y la forma brusca, mandona, de responder a los acercamientos de Tsukiko es la coraza transparente que permite ver que el Maestro, por primera vez en la vida desde que su mujer lo abandonó, ha vuelto a ser vulnerable. Es entonces que sucede aquella maravillosa escena en la que Tsukiko y el maestro, una noche en la isla, deciden escribir juntos un haikú. Durante toda la novela, el Maestro –profesor de japonés en la universidad- le reclama a Tsukiko el no haber memorizado los versos clásicos que él cita y que le enseñó en clases. Esa noche, sin embargo, permite que ella aumente el tercer verso a un haikú inspirado en la carne rosada del pulpo que almorzaron esa tarde. El haikú que ambos escriben le recuerda, al Maestro, un antiguo y hermoso poema de Basho: “Se oscurece el mar/ Las voces de los patos/ Son vagamente blancas”. La lectura de ese poema (y el título de la novela –que no sigue al original en japonés, que es El maletín del maestro, sino a la atractiva traducción alemana-, dos versos de un haikú que no está terminado pero que sin duda nos habla del orden del mundo, con el azul del cielo arriba y la blanca tierra debajo) debería darle al lector la pista de por qué, finalmente, la coraza del Maestro y la de la misma Tsukiko termina quebrándose. En efecto, el mar oscurecido es la vida misma, la noche que cae temprano o tarde sobre nosotros; pero las voces de los patos, un rumor lejano pero perceptible, son vagamente blancas e imponen esa luz sobre la oscuridad. “Vagamente” subrayamos. Y sí, es obvio, el amor y la vida nunca lograrán imponerse de manera absoluta sobre la muerte y la oscuridad, pero antes de que ésta llegue definitivamente podemos aprovechar intensamente el aleteo vital de esos patos y su sonido blanco. Es decir, podemos creer que el amor nos salvará de nuevo.


No voy a concluir esta reseña diciendo que la novela es una pequeña obra de arte porque no lo es. No necesita serlo.

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Hiromi Kawakami reseñada

10.16.2009
Carátula del libro. Fuente: revistadeletras

¿Nadie viaja a España? ¿Nadie viene de España? He aquí una novela que quisiera tener entre manos ahora mismo. Se trata de El cielo es azul, la tierra blanca (Acantilado) de la escritora japonesa Hiromi Kawakami. La reseña de Jacinta Cremades en "El Cultural" es escueta pero absolutamente convincente. Kawakami no es una desconocida en su país. Al contrario, es una bestseller y multipremiada. Pero en España aún tiene mucho camino que recorrer. Dice la reseña:

Hiromi Kawakami (Tokio, 1958), novelista, autora de narraciones breves y cuentos de gran éxito en su país, empezó su carrera literaria en 1994 con Kamisama. Sus libros han recibido los más reputados premios en su país natal, como el Akutagawa (1996) y el Tanizaki, (2000) por El cielo es azul, la tierra blanca, que ahora se publica en España. Título inspirado en un haiku, narra la historia de Tsukiko, una japonesa de 38 años que un día se cruza en un bar con su antiguo profesor de literatura. Ella es soltera y el “maestro”, viudo desde hace años. Poco a poco, y a raíz de los encuentros fortuitos en la taberna en la que beben sake y comen siempre lo mismo, se estrechan sus lazos y descubren gustos y formas de ser idénticos. Algunos de esos encuentros se narran en capítulos por separado, como si se trataran de relatos diferentes. Una historia de amor que evoluciona según las estaciones, con una belleza especial, lenta, basada en lo no dicho. La sabiduría vital del viejo profesor se funde con la pasión juvenil de Tsukiko y sólo al final, cuando los dos estén preparados para el “amor mutuo” como lo llaman, éste surgirá. El cielo es azul, la tierra blanca, nos introduce en un universo desconocido, en el que el tiempo transcurre de forma diferente y en el que los personajes se dejan llevar por las casualidades. Kawakami cautiva con sus palabras y su estilo poético la atención del lector que no podrá dejar su lectura. Una bella historia de amor que nada tiene que ver con las que contamos en Occidente y que, sin embargo, ofrece mucho que enseñarnos; una historia sutil y profunda, cuyos personajes aprenden a amar y a respetar las costumbres, la temporalidad y los deseos del otro.

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"Mi Lucha" en manga

9.30.2009
Ilustración de la manga. Fuente: abc

Hace unas semanas, la publicación de un libro publicado por el terrorista Abimael Guzmán levantó los ánimos y las polémicas. Para algunos, el libro debía ser censurado por apologético (un delito que está penalizado en el Perú), para otros, debería ser pasado por alto como una muestra más de la debilidad mental de un mamarracho con pretensiones intelectuales. En el blog "Puente Aéreo" Gustavo Faverón compara la polémica con lo que sucede con Mein Kampf de Aldolfo Hitler, de venta prohibida en algunos países. Y justo ahora, una noticia nos devuelve a la actualidad de este polémica: una versión "manga" del libro de Hitler crea controversia en Tokio. Dice la nota:

La vida de un Adolf Hitler de estética manga en la adaptación de «Mein Kampf» («Mi lucha») al popular formato de cómic japonés ha levantado estos días la polémica en la red y disparado, a la vez, las expectativas de ventas de la editorial. Según dijo hoy a Efe Kosuke Maruo, el editor de esta versión, «la intención es que un libro tan famoso como ese sea accesible y que la gente lo lea más fácilmente», aunque matiza: «No queremos hacer apología de unas ideas que condujeron a una tragedia, sino que cada uno se forme una opinión». Maruo admitió que, cuando el diario Asahi se hizo eco hace días del éxito de la adaptación del libro de Hitler, recibieron correos electrónicos pidiendo la retirada del manga, argumentando que no es bueno que se publique esa obra con el formato favorito de los niños. Desde su publicación el pasado noviembre, las ventas de ese relato autobiográfico de Hitler se dispararon en los primeros seis meses en el mercado y ya superan los 50.000 ejemplares, por encima de las previsiones iniciales de la editorial East Press. A pesar de que el éxito del libro es modesto comparado con otros mangas, la publicación de «Waga Toso», como se titula en japonés «Mein Kampf», ha reabierto esta semana el debate en internet y en los medios nipones sobre la legitimidad moral de publicar un libro que en su edición original ensalza ideas totalitarias y antisemitas. En las páginas de venta on-line de Japón, los internautas se muestran mayoritariamente favorables a su publicación, como quien asegura que «es bueno conocer el hecho para no repetirlo», mientras otro opina que «no lo habría leído si no fuera ilustrado».

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Best seller en papel higiénico

7.08.2009
Novela en papel higiénico. Fuente: abc

No vamos a insistir aquí de la intensa y estrecha relación que existe, en la mayoría de casos (pero no siempre) entre los best-seller y el papel higiénico. Ambos sirven casi para lo mismo. Sin embargo, en Japón le han dado un nuevo significado a esa relación publicando Drop de nipón Koji Suzuki (autor de la celebrada El aro) en un papel higiénico. Ya vendió 80,000 ejemplares. Dice la nota:

La primera novela impresa en un rollo de papel higiénico en Japón ha vendido ya 80.000 ejemplares tras un mes en el mercado, por lo que está cerca de convertirse en "best-seller", ha declarado un portavoz de la papelera Hayashi. La novela "Drop" (gota, en español) del famoso escritor nipón Koji Suzuki, está a tan sólo 20.000 ejemplares de ser considerado un éxito de ventas en Japón, aunque ninguna editorial lo ha publicado. La novela corta cuenta una historia de terror psicológico que transcurre entre las cuatro paredes de un pequeño baño japonés y dura exactamente 88 centímetros de papel, por lo que en cada rollo se repite 34 veces, y cuesta 210 yenes (1,6 euros, 2,2 dólares). En Japón se ha convertido en una tradición aprovechar el tiempo dedicado al excusado y dedicarlo a otros pasatiempos, por lo que empresas como Hayashi Paper, encargada de distribuir "Drop" en este novedoso soporte, venden desde hace tiempo rollos con historietas manga o sobre temas educativos. El ejemplo de "Drop", que se vende tanto en las secciones de productos del hogar de supermercados como en librerías o internet, podría extenderse, aunque el portavoz de Hayashi Paper confesó que una de las razones es la popularidad de Suzuki.

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Mishima de Paul Schrader

6.26.2009
Un fotograma de la película Mishima. Fuente: movie nation

La película Mishima: una vida en cuatro capítulos de Paul Schrader fue filmada en 1985 pero pasó sin pena ni gloria en los cines en castellano. Ahora, la película ha sido reestrenada en España y el suceso es un buen pretexto para recordar al gran escritor japonés (aunque nunca tanto como Kenzaburo Oe o Yasunari Kawabata, hay que admitirlo) que se suicidó ritualmente en 1970. En El País entrevistan a Schrader:

Mishima estuvo a punto de no rodarse. "Empecé a pensar en su biopic hacia 1977. Superé un montón de presiones y complicaciones. No conseguí la financiación hasta que George Lucas, por mediación de Francis Ford Coppola, puso el dinero. Hice el trabajo con absoluta libertad, rodando en Tokio, mezclando japonés e inglés, blanco y negro y color, flashbacks...". Su hermano Leonard, también guionista, fue el impulsor de la idea. "Leonard ya vivía en Japón. Yo había escrito Taxi driver y no quería hacer otro drama sobre la glorificación del suicidio. Por otro lado tenía un personaje del extremo Oriente, fascinante y víctima de su educación". El escritor japonés parece, desde luego, uno de los típicos personajes de Schrader. "Mis protagonistas luchan contra sí mismos, sobreviven -si pueden- a sus contradiciones, de las que se liberan con su muerte. Además, me fascina la cultura japonesa: su sensibilidad, sus restricciones... Vengo de un pasado marcado igualmente por la regulación". Schrader sufrió el yugo de una estricta educación de la Iglesia Cristiana Reformada, una escisión del calvinismo holandés en Michigan. Su madre, para explicarle qué era el infierno, le clavó varias veces una aguja en la mano y le dijo: "Así es el infierno, pero sin parar". No vio una película hasta que cumplió 17 años -por supuesto, ni había televisión en su casa- y entró en un cine a ver Anatomía de un asesinato. "Me picó el gusanillo y acabé estudiando cine en UCLA". Volvemos al escritor japonés. "El trabajo de Mishima mezcla tonos eróticos, influencias internacionales, su educación... Planificó su vida como parte de su obra. Supo explotar los medios de comunicación, que hasta entonces no hacían tanto caso a la vida de un escritor. Considero su suicidio como su última obra de teatro".

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1000 páginas de Murakami

5.29.2009
Publicidad de la novela. Fuente: pinkopaque

Para los fanáticos de Haruki Murakami, como muchos de mis amigos, nunca será suficiente. Si ya con libros gruesos como Crónica del pájaro que da cuerda al mundo o Kafka en la orilla quedaron extasiados (y mucho menos con las obras breves), con la nueva novela que aparece en Japón esta semana, 1Q84, quedarán absolutamente satisfechos: son 1,000 páginas de una novela típicamente Murakami. Provecho (aunque deberán esperar un tiempo para disfrutarla). La revista Ñ anticipa su trama:

1Q84, la nueva novela del autor de Tokio Blues (Norwegian Wood) y Kafka en la orilla, es un éxito antes de salir a la venta en todo el país pues la editorial Shinchosha ha preparado una tirada de 580.000 ejemplares. El misterio que rodea la obra, de la que poco más se sabe que su título suena en japonés como "1984" y se desarrolla en Tokio, parece haber ayudado en parte a la expectación despertada en Japón, donde el escritor no es tan influyente como fuera de sus fronteras. (...) En el caso de 1Q84, la editorial no sabe cuándo será traducida a otros idiomas y no ha querido adelantar su trama, pero los blogs literarios de sus seguidores japoneses en Internet adelantan algunos detalles. Trataría de la historia de una asesina y un profesor, ambos de unos 30 años y cuyas vidas se entrecruzan en el Tokio de 1984, año elegido por Murakami en homenaje a George Orwell. El escritor japonés reveló recientemente, en una de las escasas entrevistas que concede, que 1Q84 trata del "miedo" y que es su obra más ambiciosa."Es mi novela más voluminosa, espero que sea importante en mi vida y en la de los lectores", dijo en marzo pasado a la agencia Efe, para agregar que con ella quiere "mirar al pasado, pero sin dejar de ver el futuro". Un año antes, explicaba a sus fans japoneses, a través de la agencia local Kyodo, que tenía la corazonada de que iba a ser "una buena novela" y "un importante trabajo para mí". Murakami habrá publicado con 1Q84 un total de doce novelas largas, además de numerosos relatos y ensayos, entre ellos uno reciente dedicado a una de las actividades que realiza a diario: correr ("What I talk about when I talk about running"). Es también fanático de la natación y el tenis. (...) La posibilidad de contar con la presencia del autor en alguno de los actos de promoción de su ambiciosa 1Q84, no obstante, es "extremadamente cercana al cero por ciento", precisaron fuentes de la editorial

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Vida después de Murakami

4.27.2009
Carátula de la traducción inglesa de Yasutaka Tsutsui. Fuente: newsarama

La experta en literatura japonesa, Paloma Llaneza, hace un recuento de distintas obras publicadas recientemente en España que vienen desde el Japón. Clásicos y contemporáneos. Una literatura en constante evolución. ¿Existe vida más allá de Haruki Murakami? Sí, obvio que sí. Les dejo aquí algunas de sus recomendaciones:

Out, de Natsuo Kirino, publicada por Planeta a principios del año pasado, demostró que la novela negra japonesa existe y que ha servido para sustituir la antigua katana ensangrentada. Kirino nos llenó de sangre, vísceras y "feminismo-Tarantino", y nos alejó de esa otra literatura de éxito en Japón, la literatura para móvil y adolescentes, como el dulzón y cursi Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama (Alfaguara).

Abundando en el literario interés con que los nipones contemplan la individualidad, la traducción de Botchan, de Natsume Soseki (Premi Llibreter 2008), elegantemente editada por Impedimenta, nos promete sonrisas sin fin durante su lectura. Obra muy leída en su país, Botchan requiere de un fino conocimiento de lo que se considera inconveniente en Japón para que al lector occidental le haga tanta gracia como al nativo. Describe excelentemente, como también lo hace Kirino de manera más descarnada, lo mezquino de una educación que vive pendiente de convenciones sociales de enorme rigidez. Botchan es el bocazas que pone en evidencia, enarbolando una lógica de párvulo, las absurdas situaciones a las que da lugar el sistema de deberes que rige la sociedad japonesa. De ahí que nuestro simple Botchan, el metepatas, sea un auténtico libertario.

Siruela, por su lado, comenzó con La madre del capitán Shigemoto una nueva colección sobre la obra de Junichiro Tanizaki, poco o nada traducido al castellano, aunque muy conocido por el opúsculo publicado por esta misma editorial, El elogio de la sombra. Tanizaki publicó en 1928 una versión moderna del Genji Monogatari al tiempo que comenzó un regreso vital a las tradiciones. Del Genji toma prestado una anécdota referida al seductor Heiju, amante de la madre del capitán Shigemoto, para construir una obra mitad novela, mitad ensayo, ambientada en la época Heian. Muy formalista, llena de referencias a texto completo sobre poesía clásica o de historias de gloriosas batallas, la colección se ha continuado con la publicación de El cortador de cañas. Obra breve pero de densa lectura a causa de tanta cita erudita, El cortador de cañas es una delicada obra de viaje no sólo físico, sino a la memoria y a los deseos, en el que un hombre culto y de la edad de Tanizaki conversa con un extraño rodeado de la melancolía kamakura sobre, de nuevo, la historia de pasión imposible del padre del paseante. Todo muy japonés.

(...) nada mejor que una astracanada de Yasutaka Tsutsui sacada de su colección de cuentos Hombres salmonela en el planeta porno (Atalanta), primera obra completa traducida de este autor. A pesar de que el compañero de viaje en metro piense que uno se está dando a la literatura erótica y al bondage -la imagen de portada es un tanto equívoca- Tsutsui, "el guru de la metaficción", inspirador de mangakas, zoólogo y freudiano aficionado, nos ofrece seis relatos surrealistas refrescantes y muy poco habituales para lo que se expende en Japón.

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Murakami y el Japón

4.16.2009
Haruki Murakami. Foto: Federico Guastavino/ lanacion

Todos sabemos que las relaciones entre Haruki Murakami y su país no son del todo buenas. Y el haber declarado que ni Mishima ni Kawabata son autores que le gustan solo ahonda más esas diferencias. Para la crítica más tradicional, Murakami es un escritor superficial, que no proviene de las canteras literarias, de éxito mediático. Aunque en los lectores más jóvenes la imaginación de las novelas del japonés se van abriendo cada vez más espacio. En el ADN Cultura recogen unas declaraciones del autor respecto a su país, conseguidas en su reciente viaje a España:

No les gusto, soy demasiado diferente a ellos [los japoneses]. Por lo menos, a lo que ellos consideran que debe ser un escritor. Creen que todo lo que se escribe ha de estar supeditado a la belleza de nuestro lenguaje, a los temas de nuestra cultura. Yo no lo veo así. Yo utilizo la lengua como una herramienta. Una herramienta que puedo usar con mucha eficacia. Pero nada más. Por eso los críticos y los escritores me atacan. Yo busco una originalidad propia, alejada de lo que ellos pregonan. Tampoco frecuento sus círculos. No pertenezco a ningún grupo, y en Japón se supone que debes formar parte de alguno. Por eso me fui de mi país unos años. (...) Sencillamente, me sentía extranjero en mi propio país. Creo que los japoneses buscamos una nueva identidad. Después de la guerra nos enriquecimos y vivimos bien hasta 1995, cuando sufrimos una crisis tremenda. Todo se tambaleó. No habíamos vivido nada semejante en 40 años. En ese periodo pensábamos que la riqueza nos traería felicidad y satisfacción. Nos hicimos inmensamente ricos, pero no éramos felices. Ahora nos preguntamos: ¿qué debemos hacer?, ¿cuál es el camino hacia la felicidad? Todavía lo estamos buscando.

Por otra parte, también habla de su nuevo libro What I talk about when I talk bout running

Es una memoria. Empecé a correr hace 30 años, al mismo tiempo que comenzaba a escribir. Y he corrido tanto... He hecho hasta una maratón de 100 kilómetros, triatlón. Así que empecé a escribir este libro hace unos siete años y lo he acabado casi sin darme cuenta. Soy un corredor de fondo.

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1Q84: lo nuevo de Murakami

3.16.2009
Haruki Murakami. Fuente: got1mag.com

Estando en España, Haruki Murakami reveló su nuevo proyecto literario, 1Q84, una novela con guiños a George Orwell, Dice que es "su obra más ambiciosa":

Soñar de día». Así define el japonés Haruki Murakami la escritura, una actividad que le ha llevado a convertirse en un fenómeno literario mundial. Algo que hoy ha podido constatarse durante su visita a Barcelona, donde ha anticipado que su nueva novela se llamará «1Q84», en un guiño a Orwell.. "Orwell escribió «1984» mirando al futuro, y yo, con mi novela, quiero hacer lo contrario, mirar al pasado, pero sin dejar de ver el futuro. Es mi obra más ambiciosa, y la he entregado justo hace una semana, antes de viajar a España", afirma Murakami (Kioto, 1949). "Aquí nadie conocía todavía el título y es la novela más voluminosa, espero que sea importante en mi vida y en la de los lectores", argumenta este tímido escritor, cuyo nombre suena para el Nobel y que evita los focos y a los periodistas, pero que se ha convertido en un icono de la novela posmoderna, seguido por millones de lectores, muchos de ellos jóvenes.

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A Murakami no le gusta Kawabata

3.12.2009
Haruki Murakami. Fuente: thecrimson

"Soy hijo único. Cuando era pequeño había tres cosas que me ayudaban a seguir viviendo: libros, gatos y música" ha dicho Haruki Murakami en el instituto compostelano Rosalía de Castro. a presencia en España del escritor japonés es para recibir el XIII Premio Literario Arcebispo Juan de San Clemente, en la categoría de lengua extranjera, por Kafka en la orilla (que no es una novela que merezca demasiados premios, la verdad). Para absoluto escándalo mío, Murakami confesó que no le gusta Yazunari Kawabata. Pero ¿qué le pasa? ¿está loco o qué? Eso le pasa por andar muy solo hablando con puros gatos. La nota en El País:

"Tenía curiosidad por ver quién me había escogido; sólo quería ver", dijo para empezar Murakami (Kyoto, 1949), uno de los vicarios de la internacionalización de la novela japonesa. Junto a coetáneos como el otro Murakami -Ryu, autor de Azul casi transparente-, la literatura del país oriental enfrenta a su manera la homogenización de la memoria. "Mi padre murió hace un año, él sí fue a la guerra en 1940, y me contó sus historias. Pero yo hago balance entre esas historias y las mías. Cuando escribo, no tengo plan. Sólo una escena y unas cuantas palabras". En ese sentido, no le preocupan los contrastes entre su propia biografía -su padre era hijo de un monje budista; antes de escribir tuvo un bar de jazz- y lo que todavía pesa como tradición literaria en Japón. Traductor de Carver, Fitzgerald o Irving, el autor de Tokio blues. Norwegian wood (como la canción de los Beatles) dio a entender que existen muchas formas de estar cómodo en la piel de un escritor japonés. Más en Japón que en Occidente. "Me encanta traducir... Y me gusta Tanizaki, pero no me gustan Mishima ni Kawabata. Hay muchos autores en Japón, y unos son más localistas que otros".

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Amélie Nothomb en Barcelona

3.04.2009
Amelie Nothomb. Fuente: revistañ

Quienes leen Moleskine Literario desde sus inicios sabrán que la belga Amélie Nothomb no es una escritora que me interese demasiado. La lectura de Estupor y temblores, su más exitosa novela hasta el momento, me dejó con estupor y temblores: el racismo era asfixiante, la burla y ridiculización contra los japoneses fue demasiado obvia. Algo de eso me ocurrió cuando vi la película de Sofía Coppola Perdidos en Tokyo, aunque de eso no voy a hablar más porque siempre que lo comento en voz alta pierdo un amigo o amiga. Supongo que va a pasar mucho tiempo antes de que Europa y EEUU vea a Japón (y a los "excéntricos" japoneses) como algo más complejo que un país que se hizo millonario vendiendo cámaras de fotos. Pero nunca debe uno cerrar las puertas a nada. La nueva novela que publica Anagrama de Nothomb, quien está en España promocionándola, Ni de Eva ni de Adán, vuelve al territorio japonés (que ella conoce bien pues vivió varios años allá con sus padres y luego sola). La leeré para saber si ahora sí logra superar el prejuicio y nos entrega una buena novela. Pero por sus declaraciones de ayer, no guardo demasiada esperanza.

Para que nada falte, asegura que ayer comenzó a escribir en Barcelona su novela número 66, pero que sólo ha publicado 17 y quiere que el resto permanezcan secretas incluso tras su muerte, para lo que baraja desde enviarlas a la Biblioteca Vaticana hasta publicarlas en La Pléiade. El remate quizá es que algunos de sus relatos autobiográficos se ambientan en Japón, donde nació, pasó sus primeros años, regresó en 1989, se enamoró y, según se mire, desafortunadamente, trabajó. "Todos los malos tratos posibles estaban permitidos en las empresas japonesas excepto uno, despedirte, que era como matar a alguien. En eso resultaban modélicos, pero se acabó". La humillación que sufrió en su trabajo la llevó a escribir con disciplina, y la historia de sus vejaciones daría origen años después a su éxito Estupor y temblores (Anagrama). Ahora la sociedad japonesa y sus estereotipos son el trasfondo de Ni de Eva ni de Adán."La primera ministra Édith Cresson comparó a los japoneses con hormigas. Se les ve como robots. Una afirmación que no resiste a mi libro, donde todo lo que explico sucedió y todos tienen personalidad, incluso en la empresa". Eso sí: afirma que la vida en Japón es como "sucesivas duchas escocesas", porque "hasta los tres años los niños son como pequeñas divinidades", pero luego "la primera escuela es un pequeño ejército donde tienes que obedecer a silbatos y banderitas. En general, hasta los 18 años en la escuela se vive como en un ejército, y creo que eso está ligado a la dificultad de su escritura: necesitan 12 años para aprender sus magníficos ideogramas". Le sigue "la universidad, espacio de libertad, y, finalmente, la empresa, un horror donde te pueden tratar como a un esclavo". Está segura de que la crisis que vive Japón hace años obligará a una transformación, pero cree que será muy difícil "porque no es un pueblo para cambios profundos, estructurales. Es increíble que un país tan inteligente para comprender la importancia de la flexibilidad en las artes marciales no sé dé cuenta de que con su rigidez social no va a ninguna parte", concluye.

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Murakami en Jerusalén

2.16.2009

Haruki Murakami el domingo en Jerusalen. Fuente: The Guardian

Haruki Murakami, como lo mencioné hace unas semanas, ganó el Premio Jerusalén que le fue entregado en la 24th Feria Internacional del libro de Jerusalen. Sin embargo, recibir ese importante premio internacional, el primero realmente prestigioso que recibe (que lo han ganado antes JM Coetzee, VS Naipaul, Arthur Miller, Mario Vargas Llosa y Milan Kundera), no le fue fácil dada la coyuntura política y de los grupos de apoyo Pro-Palestinos que le pedían que rechace el premio. En The Guardian reseñan lo que dijo Murakami para justificar la aceptación del premio:

When I was asked to accept this award I was warned from coming here because of the fighting in Gaza. I asked myself: Is visiting Israel the proper thing to do? Will I be supporting one side?" the Jerusalem Post quoted him as saying. "I gave it some thought. And I decided to come. Like most novelists, I like to do exactly the opposite of what I'm told. It's in my nature as a novelist. Novelists can't trust anything they haven't seen with their own eyes or touched with their own hands. So I chose to see. I chose to speak here rather than say nothing." Murakami went on to compare humans to eggs. "If there is a hard, high wall and an egg that breaks against it, no matter how right the wall or how wrong the egg, I will stand on the side of the egg. Why? Because each of us is an egg, a unique soul enclosed in a fragile egg. Each of us is confronting a high wall. The high wall is the system which forces us to do the things we would not ordinarily see fit to do as individuals." We are all "human beings, individuals, fragile eggs", according to the author. "We have no hope against the wall: it's too high, too dark, too cold," he said. "To fight the wall, we must join our souls together for warmth, strength. We must not let the system control us – create who we are. It is we who created the system."

Creo que después de esto, nunca volveré a comer huevos revueltos con tocino (mis favoritos para escándalo de mi nutricionista) sin sentir un poco de compasión por el género humano.

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Murakami, premio Jerusalen

1.22.2009
Haruki Murakami. Fuente: smh.com.au

Si no me equivoco -como siempre- creo que, a pesar del éxito y la celebridad, son muy pocos los premios internacionales importantes que ha ganado Haruki Murakami. Pero al fin le tocó uno de peso: el Premio Jerusalen 2009. El autor recibirá el galardón en el Jerusalem International Book Fair el próximo mes.

Popular Japanese writer Haruki Murakami, author of the best-selling "Norwegian Wood" and "A Wild Sheep Chase" was named winner of the 2009 Jerusalem Prize on Wednesday. The Jerusalem Prize for the Freedom of the Individual in Society is a biennial literary award traditionally bestowed upon authors whose work has dealt with human freedom, society, politics, and government. Murakami, who rarely accepts accolades in person, will arrive in Jerusalem in February as the guest of the International Book Fair, where Mayor Nir Barkat will present him with the award. The City of Jerusalem has been giving the award out since 1963. Past winners include such literary giants as Arthur Miller, Susan Sontag, Bertrand Russell, Simone de Beauvoir, Octavio Paz, Stefan Heym and Mario Vargas Llosa. Murakami, 60, is considered an icon of modern literature and has 20 titles to his name – all of which have been translated into over 40 languages. "Murakami is the best-known and most beloved Japanese author in the West," wrote the Prize Committee. "His work interweaves Japanese culture with contemporary Western culture in a unique fashion. "While Murakami's work is easy to read it is not easy to comprehend. His clear, minimalist writing makes him vastly accessible, but the reader is struck with the complexity of his literary world upon reading it."

Vía The Literary Saloon.

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Hernández & Murakami

12.21.2008
Felisberto Hernández. Fuente: libreriahispana

Las asociaciones literarias son, mientras más arbitrarias y libres, mejor. Y eso lo comprueba Enrique Vila Matas en su último "Dietario Voluble" en que une las obras de un escritor oscurecido y casi desconocido de Uruguay a mediados del XX, y las de un narrador japonés en pleno apogeo en el siglo XXI: Felisberto Hernández y Haruki Murakami. Esto es lo que resulta al juntar a este par: mundos quietos con vida propia, en palabras de Vila Matas:

Mari en su espejo del Skylark me recuerda el oscuro mal que se instaló en mi mano derecha cuando leí el primer cuento de Felisberto Hernández. Percibo evidentes puntos en común entre el mundo de Murakami y el de Felisberto, aunque es difícil que el japonés haya ni siquiera oído hablar del gran escritor uruguayo, cuyos cuentos en su momento fueron dejando en mí una sensación de raro extrañamiento, que se fue traduciendo en una modificación de los hábitos a través de los cuales contemplaba la realidad, o, mejor dicho, era observado por ella. Y no estoy hablando sólo de las modificaciones en mi mano derecha, que ya no volvió a ser la misma después de aquel libro de Felisberto, sino de la impresión que me quedó para siempre de que no se podía leer a este autor sin correr ciertos riesgos. Porque con él uno pasaba a ser observado por mundos quietos con vida propia. Murakami no es más que un involuntario sucesor de Felisberto en la creación de ese mundo de la realidad que nos mira. En un genial cuento del uruguayo, "El balcón", una mujer se enamora de una especie de mirador en el que se pasa la vida imaginando historias sobre los transeúntes que ve a través de los cristales. Un día, el balcón se cae, pero lo que el lector percibe es que el balcón no se ha caído, sino que se ha suicidado porque la mujer le ha sido infiel con un hombre. O sea que era el balcón el que la observaba a ella. La literatura de Felisberto nos sitúa en muchas ocasiones al borde de un misterio perturbador. No conozco la vida de Murakami y ni tan siquiera si conserva los cinco dedos en cada mano, sólo sé que la vida de Felisberto fue desgraciada; persiguió el reconocimiento como escritor y no lo obtuvo y, sin embargo, vivió de los dedos de sus manos: fue compositor, pianista de cine y de cafetín, y dio conciertos en salones elegantes y casinos de mala muerte. Las notas de este artista compusieron un espacio fantasmal de ficciones, de espejos y balcones que capturan las imágenes y desde ellas observan la realidad. Se casó cuatro veces, pero siempre acababa regresando a la casa de su madre. Parece que no fue feliz un solo día de su vida, pero inventó un sistema taquigráfico que le sirvió para escribir más deprisa en los últimos años. Ya sólo por haber inventado ese método de lo fulminante, Felisberto habría pasado a la historia, pero es que, además, fue un cuentista excepcional, que controlaba muy bien la locura en sus relatos de premeditada, cabal rareza. Siguen las densas brumas de la calle sin llegar adonde estoy tan perfectamente acomodado, mientras me acuerdo de Felisberto, que decía que la metáfora era un vehículo burgués, confortable, que iba a muchos lados, pero que antes, eso sí, teníamos que decirle siempre al conductor adonde íbamos, concretar el sitio, porque si le decíamos que queríamos ir a lo incognoscible sabía dónde llevarnos: al manicomio.

Pero Enrique Vila Matas no será el primero, ni el último, gran escritor que se queda fascinado al leer/descubrir a don Felisberto, pianista y cuentista. Aquí las palabras de asombro que dejó Italo Calvino como testimonio.

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Reseña de After Dark

10.27.2008
Página de la novela en japonés. Fuente: flickr.com

Un nuevo escritor que cae rendido ante el talento de Haruki Murakami (aunque para algunos, como Mario Vargas Llosa, resulte un autor muy talentoso pero frívolo). Se trata del narrador colombiano Juan Gabriel Vásquez que reseña en "Babelia" la traducción de Tusquets de la novela After Dark, la última en castellano, del autor.


After Dark es una nueva instancia del reconocible universo Murakami, a medio camino entre el realismo exacerbado y la fantasía surrealista. La novela, como ya lo ha visto el lector, ocurre en el curso de una sola noche, y su ambiente es el mismo de aquellas películas nocturnas -Noche en la tierra, digamos, o tal vez After Hours, sin descartar Sombras y niebla- donde las reglas del mundo normal y diurno quedan por completo suspendidas y las cosas funcionan de otra manera. After Dark se abre con unos ojos que sobrevuelan una ciudad y una voz narradora que tiene la misma (falsa) imparcialidad de una cámara. A través de ella bajamos hasta un Denny's cualquiera y conocemos a Mari, una joven de diecinueve años, estudiante de chino, que lee un libro anónimo junto a la ventana. El problema es que la noche, o las reglas de la noche, están decididas a que la pobre Mari no pueda continuar la lectura en paz: primero la interrumpe Takahashi, un hombre demasiado flaco que lleva consigo un trombón, que conoce a Mari y también a su hermana Eri, y que se lanza de buenas a primeras a contarle historias con moraleja; y más tarde, cuando Mari ha podido retomar la lectura, llega Kaoru, que regenta un love-ho -un hotel/burdel que no por nada se llama Alphaville- y necesita ayuda. Un cliente ha golpeado salvajemente a una de sus prostitutas; la víctima es china, y Kaoru necesita un intérprete. ¿Podría Mari ayudarla? (...) En el Tokio de After Dark hay un Denny's y un Starbuck's y un 7-Eleven, en una camiseta se lee Adidas y en una gorra Red Sox, pero no hace falta escudriñar demasiado para darse cuenta de que el frenesí de las marcas globalizadas, esa construcción de paisajes que son el mismo en cualquier parte del mundo, está ahí para contrastar violentamente con la profunda incertidumbre en que viven los personajes de Murakami. (...) After Dark es una novela abierta incluso para los estándares habituales de su autor: no termina, sino que simplemente se detiene, dejando al lector colgado de sus preguntas. Yo tengo las mías: ¿de dónde sale la fascinación que se siente al final de este libro? ¿Cómo hace Murakami para ser al mismo tiempo cinematográfico y literario, inocente y entendido, metafísico y casual? ¿De dónde saca el talento?

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Murakamimanía

10.16.2008
Carátula de la traducción en español. Fuente: pjorge

La última novela de Haruki Murakami, After Dark, acaba de ser traducida por Tusquets que le ha hecho una página web especial. Al parecer, han respetado el título en inglés (cosa que no sucedio con Norwegian wood) en homenaje a la canción a la que se refiere. En "El Cultural" Darío Villanueva hace una reseña:

Su lectura es apasionante pero va en todo momento acompañada de un espesor literario de gran calidad. Habla de la realidad más actual, sus protagonistas son muy jóvenes y resulta convincente la presentación de sus sentimientos y problemas, pero el lector avisado no dejará de percibir que estos logros tienen mucho que ver con el modo en que el autor narra arropando, por lo demás, el mundo que recrea con variados referentes artísticos. Este escritor siempre nos seduce por su sincretismo entre cultura japonesa y cultura occidental. Su conocida pasión por el jazz se manifiesta aquí, incluso, en el propio título, tomado de un tema virtuosamente ejecutado al trombón por Curtis Fuller. Murakami es destacadamente anglófilo en sus gustos literarios, como traductor al japonés que ha sido de Carver, Scott Fitzgerald o Chandler; pero After Dark muestra otra faz diferente, muy afrancesada. De hecho, hay en ella un homenaje explícito a Jean-Luc Godard, cuyo filme distópico Alphaville inspira uno de sus escenarios fundamentales. Pero no es menos perceptible la inconfundible huella del llamado “objetalismo” propio del Nouveau-roman, por no hablar de aquel sutil maridaje entre cine y novela que el propio Robbe-Grillet, Claude Mauriac o, por caso, Margueritte Duras lograron. Murakami describe con la precisión de agrimensor que, no sin malicia, se le atribuía al primero de los citados, pero lo hace de modo mucho menos estomagante. Todo lo contrario: potencia así la fuerza de unas situaciones siempre significativas en las que el diálogo se nos revela fundamental para la propia definición de unos personajes llenos de matices, descritos desde fuera, conductistamente. (...) After Dark es una extraordinaria novela de ciudad, de un Tokio posmoderno captado a vista de pájaro en el intenso lapso que va desde la media noche hasta el amanecer.

Coincidentemente, en el blog de Jean Francoise Fogel se menciona también a Haruki Murakami (uno de sus autores favoritos) en un post titulado "Nuestro hombre estaba en Berkeley" donde comenta una presentación reciente de Murakami en la Universidad de Berkeley. Del paso por la universidad se ocupan varios blogs gringos, que Fogel anota con paciencia, eligiendo como el mejor a The Millions blog que ha hecho una lista de las obsesiones del japonés:

Obsesiones de Haruki Murakami (que le ayudan en escribir):

1. Elefantes
2. Sofás
3. Neveras
4. Pozos
5. Gatos
6. Orejas

Mi comentario de lector: este señor es coherente.

Utilización de la música por Haruki Murakami:

En la mañana: música clásica
En la tarde: jazz
Al conducir un coche (carro): rock
En la piscina: "Yellow Submarine" de Los Beatles...

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