MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Mishima de Paul Schrader

Un fotograma de la película Mishima. Fuente: movie nation

La película Mishima: una vida en cuatro capítulos de Paul Schrader fue filmada en 1985 pero pasó sin pena ni gloria en los cines en castellano. Ahora, la película ha sido reestrenada en España y el suceso es un buen pretexto para recordar al gran escritor japonés (aunque nunca tanto como Kenzaburo Oe o Yasunari Kawabata, hay que admitirlo) que se suicidó ritualmente en 1970. En El País entrevistan a Schrader:

Mishima estuvo a punto de no rodarse. "Empecé a pensar en su biopic hacia 1977. Superé un montón de presiones y complicaciones. No conseguí la financiación hasta que George Lucas, por mediación de Francis Ford Coppola, puso el dinero. Hice el trabajo con absoluta libertad, rodando en Tokio, mezclando japonés e inglés, blanco y negro y color, flashbacks...". Su hermano Leonard, también guionista, fue el impulsor de la idea. "Leonard ya vivía en Japón. Yo había escrito Taxi driver y no quería hacer otro drama sobre la glorificación del suicidio. Por otro lado tenía un personaje del extremo Oriente, fascinante y víctima de su educación". El escritor japonés parece, desde luego, uno de los típicos personajes de Schrader. "Mis protagonistas luchan contra sí mismos, sobreviven -si pueden- a sus contradiciones, de las que se liberan con su muerte. Además, me fascina la cultura japonesa: su sensibilidad, sus restricciones... Vengo de un pasado marcado igualmente por la regulación". Schrader sufrió el yugo de una estricta educación de la Iglesia Cristiana Reformada, una escisión del calvinismo holandés en Michigan. Su madre, para explicarle qué era el infierno, le clavó varias veces una aguja en la mano y le dijo: "Así es el infierno, pero sin parar". No vio una película hasta que cumplió 17 años -por supuesto, ni había televisión en su casa- y entró en un cine a ver Anatomía de un asesinato. "Me picó el gusanillo y acabé estudiando cine en UCLA". Volvemos al escritor japonés. "El trabajo de Mishima mezcla tonos eróticos, influencias internacionales, su educación... Planificó su vida como parte de su obra. Supo explotar los medios de comunicación, que hasta entonces no hacían tanto caso a la vida de un escritor. Considero su suicidio como su última obra de teatro".

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10:47 a. m.

Hola Iván:

la vi hace poco, es muy linda, pero hay q advertir que cuenta las tramas de los libros, haciendo esa salvedad, creo que es muy recomendable,

saludos    



6:25 p. m.

la película es interesante, nunca como sus libros, pero mishima era una persona tan compleja que representarla es un desafío que la película no consigue en su totalidad.
saludos    



11:15 a. m.

Ah mira te equivocas, subjetivo lector-blogger. Reconozco que Mishima es desigual en su obra, pero cuando logra crear cosas geniales, resulta más notable que el mejor Oé, el mejor Kawabata y el mejor Akutagawa (parafraseándote, hay que admitirlo).    



4:37 p. m.

Estoy de acuerdo con el anterior anónimo, la visión de Mishima, lo postula como un escritor que ciertamente sintetiza la ruptura del Japón de la Posguerra, su obra rica en simbolismos, simple y compleja a la vez, me lleva a pensar que de no haberse suicidado muy probablemente habría obtenido el Nobel.    



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