MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Infierno grande, 20 años

9.04.2009
Guillermo Martínez. Fuente: página12

Recuerdo que en 1993, luego del Encuentro de Escritores Jóvenes en Mollina (España), organizado por el CEULAJ, me quedé con una buenísima impresión sobre un libro de cuentos que leí de la improvisada biblioteca de los autores asistentes: Infierno grande, del argentino Guillermo Martínez. El libro se había publicado en 1989 y este año se cumplen 20 años de esa primera edición, coincidiendo además con la aparición de uno de sus cuentos traducidos en New Yorker. Planeta ha querido homenajear estos años del ahora célebre autor de Crímenes imperceptibles con una reedición especial. Por tal motivo, la semana pasada lo entrevistó Página12.

Empezó a escribir Infierno grande a los veinte años: todavía vivía en Bahía Blanca, la ciudad en la que nació, en 1962. “Dejé de escribirlo porque sentí que me sobrepasaba el tema respecto de mi capacidad de expresión –dice–. Lo completé cuando ya estaba viviendo acá; el contacto con otros escritores fue muy importante en cuanto a proponerme publicar. Era muy difícil en esa época: había muchos, incluso mayores que yo, que todavía no habían publicado. Ese momento divide aguas entre los que una vez publicado un primer libro no escriben más y los que verdaderamente siguen: ahí se ve quién va a dedicarle la vida a la literatura. Porque caen, por lo general, las expectativas que se acumulan: un primer libro cuesta años, muchas veces se pone ahí lo más íntimo, lo mejor que se tiene, la experiencia más crucial, ¿y cuál suele ser el destino, casi cantado? Promoción pobre, mesas de atrás en las librerías, salida rápida de las vidrieras. Hay que tener cierta distancia filosófica como para que esto no afecte tanto que impida escribir el segundo”. Tuvo suerte, dice, porque encontró rápido el tema del que sería su segundo libro a partir de un cuento que se le fue extendiendo y se convirtió en novela: Acerca de Roderer. Es, entre los suyos, el libro que prefiere. “Si conozco a otro escritor y tengo que darle algo mío como carta de presentación, le doy éste: por lo menos es breve –bromea–. Tiene un costado filosófico que traté de que estuviera en mis otros libros. Me representa bastante. Y le tengo cariño porque fue el paso importante para que me reconocieran dentro del mundo literario, me dio cierto nombre. Se reedita, hay chicos del secundario que todavía lo leen y me escriben. Es el libro que más quiero, aunque jamás lo volví a releer, por las dudas”. No relee sus novelas. Tampoco releyó Infierno grande ahora, para reeditarlo. “Porque un libro es como una máquina de pensamiento y lo que está escrito es una cantidad mínima, una especie de decantación última –explica–. Uno se queda con toda esa maquinaria de alusiones, razonamientos, citas; si al releerlo te olvidaste de todos esos engranajes, lo leés como lo hace un lector, que no puede reproducir íntegramente todas las posibilidades, porque quedaron sólo unas pocas, finalmente. Esa es una de las grandes diferencias entre lo que uno cree que son sus libros y lo que son en realidad para el lector. Uno advierte eso con las lecturas en otros países, donde no cuentan las referencias a las que alude el libro, reconocibles para lectores de tu mundo literario, este”. Pone como ejemplo lo que pasó con Acerca de Roderer: en Estados Unidos, dice, los críticos ni siquiera repararon en lo fáustico de la novela y la consideraron una historia de compañeros de secundario. “Sí la leyeron muy bien en Alemania –complementa–, porque justo ahí pega con toda la tradición de Goethe, de Thomas Mann.”

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María Inés Krimer, Premio Emecé 2009

8.05.2009
María Inés Krimer. Fuente: revistañ

La narradora argentina María Inés Krimer resultó ganadora del Premio Emecé de Novela 2009 por su obra Lo que nosotras sabíamos, y fue elegida por unamidad por el jurado integrado por Sylvia Iparraguirre, Jorge Fernández Díaz y Guillermo Martínez. El año pasado, el premio fue adjudicado al también argentino Federico Jeanmarie.

Lo que nosotras sabíamos está ambientada en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, cuya vida gira alrededor de una poderosa empresa cementera. Narrada por una voz femenina y plural, la trama se detiene minuciosamente en los detalles de la convivencia y en los sórdidos secretos de una comunidad cerrada durante la última dictadura. Por esos años, justamente la autora –militante universitaria– se trasladó a una villa cementara bonaerense, que la ayudó a inspirar la historia. "Uno de los hallazgos de esta novela es su punto de vista. Bajo un 'nosotras' voluntaria y meticulosamente frívolo, la novela va desplegando los sórdidos recovecos de la complicidad y la alianza con el poder", señaló Iparraguirre sobre la obra ganadora del galardón que el año pasado se adjudicó Federico Jeanmarie. La ex directora del mítico "Escarabajo de oro" leyó también las consideraciones que los demás miembros del jurado escribieron sobre la novela ganadora. "(Es) una voz plural, insidiosa y precisa, que en el bisbeo del chisme y el espionaje sexual del vecino encuentra un ángulo inesperado para contar los años de dictadura", retrató el autor de Crímenes imperceptibles. Para Fernández Díaz, en cambio, la novela de Krimer funciona como un "policial y como alegoría sobre la muda complicidad de las sociedades frente al autoritarismo". El jurado debió evaluar un total de 206 novelas presentadas por escritores de Argentina, Chile, España, Israel, México y Uruguay

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Se inicia Semana Negra 2009

7.09.2009
Gijón espera a autores de novela negra. Fuente: LRI

En la página web de la Semana Negra de Gijón se lee "Falta 1 día" y parece, dado el tenor de lo que se celebra, una noticia bastante oscura y criminal. La reunión más importante de escritores de novela policial empezará mañana con la célebre llegada del "Tren Negro". Esta vez la lista de invitados incluye a autores de otras lenguas como el inglés paquistaní Tariq Alí o la francesa Fred Vargas; de Colombia el reciente premiado William Ospina y Laura Restrepo; los españoles Ignacio del Valle y Félix Palma; el crack Ignacio Padilla; el argentino Guillermo Martínez y Guillermo Sacommanno; y nuestro querido Alonso Cueto. Además, los caseritos de siempre como Goran Tocilovac, Luis Sepúlveda y José Manuel Fajardo. Dice la nota en ADN.es:

La 'Semana Negra' de Gijón contará, en esta XXII edición, con una mayor feria del libro y la presencia de 124 autores de diversos géneros entre los que estarán Luis Sepúlveda, Luis G.Jamrina, Marco Antonio Campos, Féliz Grande o Guillermo Martínez. El sábado 11 de julio tendrá lugar la tertulia 'La tarde de los muertos vivientes' en la Carpa del Encuentro, a las 17.00 horas, y contará con la participación de Rodolfo Martínez, Steve Redwood, Fernando Marías y Eduardo Monteverde, entre otros. Debido a la variedad literaria que presenta la 'Semana Negra', también habrá tertulias de 'Historiadores/historias', los días 14 y 15; 'La novela negra al abordaje de la política, que tendrá lugar el el 16 y el 17; y, finalmente, el 'Cómic del siglo XXI', el sábado 18. Todas las tertulias se celebrarán en la carpa 'del Encuentro'.

Además, se pre-estrenará la película Enemigos públicos de Michael Mann, que tiene a Johny Deep como protagonista. Obviamente, como todo festival literario que se precie (ojalá la FIL Lima se ponga las pilas) la Semana Negra ha estranado un Twitter.

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Tabarovsky entrevistado

6.04.2009
Entrevista a Damián Tabarovsky. Fuente: página12

Autobiografía médica (Mondadori) es la nueva novela del escritor argentino Damián Tabarovsky, que ha llegado a Argentina hace poco y Silvina Freire aprovecha la oportunidad para entrevistarlo en Página12. Tabarovsky es un escritor que no ha estado ajeno a las broncas literarias argentinas. Recuerdo una muy cacareada con Guillermo Martínez, en la que se discutía la falsa dicotomía "literatura marketera" y "literatura experimental". Por una de las respuestas de Damián, parece que aquí también hay un guiño a esa bronca. Eso motivo un guiño de Guillermo en La muerte lenta de Luciana B. Aquí algunas preguntas:

–¿Cómo es una novela que se titula Autobiografía médica, pero tiene un narrador en tercera persona?
–En buena medida es un chiste. Esta novela la escribí hace unos años, antes de que aparecieran tres o cuatro novelas en primera persona y hubiera como una minimoda de la “literatura del yo”. El yo es una categoría que aparecía demasiado plena en esas novelas, y buena parte de la teoría y de la literatura a partir del siglo XIX problematiza el yo. Desde Freud, con el olvido del nombre propio, hasta Deleuze y Guattari con el rizoma de llegar al punto donde decir yo no tiene la menor importancia, el yo no es una categoría plena. Como en todas mis novelas hay algo autobiográfico, se me ocurrió este chiste de escribir una novela que se llame Autobiografía... pero en tercera persona, con un personaje que se llama Dami y que funciona como una ironía sobre una larga tradición, que es la del alter ego. Cuando se escribe en primera persona en los blogs y en otros lugares hay un olvido de la extrema problematización de lo que fue el yo en la teoría, la filosofía y en la propia literatura. A mí me gusta reproblematizar eso. No es tan sencillo decir yo. La literatura tiene que poner una distancia. La primera distancia es la tercera persona.

–¿Esta novela es más radical que las anteriores en tanto la enfermedad no aparece como metáfora de nada?
–No sé si radicalizada es la palabra, pero voy perseverando en una serie de intuiciones que tengo, como poner en discusión ciertos aspectos de la trama. No es que no haya trama, como a veces se lee. Hay un sistema lógico, pero no es el tradicional de introducción, desarrollo y conclusión. Es muy obvio decir que la enfermedad es la gran metáfora del capitalismo contemporáneo. La literatura es un objeto que no abre ninguna puerta a la interpretación, aunque cada uno la pueda interpretar como quiera, pero sin que la narración favorezca una interpretación de tipo humanista, aposentada, de denuncia sobre el capitalismo o la vida humana. Y sin embargo, Autobiografía médica fue elegida una de las novelas del año en el sitio del Partido Obrero Español (risas). Había una reseña muy favorable que decía que mi novela era una gran metáfora del capitalismo contemporáneo. Yo mandé un post, la única vez que escribí en un blog, en el que agradecí los elogios, pero aclaré que no entendía así la novela, que no había ninguna metáfora. No me gusta la idea de la metáfora en la literatura, más allá de que el lenguaje per se es metafórico y alegórico desde que decimos “buenas tardes”. Como dice en algún lugar Lacan, todo lenguaje es sentido, por lo tanto es doble sentido. Entonces si ya tiene doble sentido, para qué ahondarlo más.

–El narrador plantea que un consultor joven, si es inteligente, busca la figura del precursor. ¿Fue deliberado este paralelismo “tan borgeano” entre el consultor de marketing y el escritor?
–Hay una ironía sobre la literatura y la consultoría, “El consultor de marketing y sus precursores”, sería parafraseando el famoso texto de Borges (risas). Nunca lo pensé como tan borgeano, pero es verdad. Borges dice en voz alta lo que todos hacemos en voz baja, que es construir nuestros propios precursores. Hay una metonimia evidente, estoy hablando de literatura usando el chiste de la consultoría de marketing. Como la literatura se parece cada vez más a la consultoría de marketing, por qué no plantearlo directamente.

En el final de la novela pone en discusión la idea del potlatch para optar por el don de la interrupción. ¿A qué se debe esta estrategia?
–Blanchot dice que la literatura marca, pero no deja huellas; ésa sería la idea, en un contexto donde las experiencias intensas tienden a desaparecer. Es una experiencia intensa, pero a la vez encerrada en sí misma, que no logra ir más allá. Ese es el trauma de la literatura contemporánea. La literatura como me interesa a mí es una experiencia intensa, a veces, que no puede ser transferida casi linealmente al mundo, como se imaginó en otras épocas. No hay que renunciar a que la literatura sea una experiencia fuerte, radical, que descentre, que perturbe, pero sabiendo que eso no va tener efectos más allá del propio acto de lectura, lo cual es una tragedia en algún punto, pero es lo máximo que se puede decir hoy. Y no es poco. La literatura es un lugar de la negatividad radicalmente negativa; no da sentido al mundo, no es programática, pero pone entre paréntesis los discursos dominantes.

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Guillermo Martínez en New Yorker

4.23.2009
Página de The New Yorker con cuento de Guillermo Martínez. Fuente: revista ñ


Una excelente noticia de la que me entero gracias a la revista Ñ: en el último número de New Yorker traducen el cuento "Infierno grande" de Guillermo Martínez. Guillermo, quien se ha hecho muy famoso por su excelente novela Crímenes imperceptibles (publicada en el extranjero como Crímenes de Oxford) empezó su carrera literaria con un extraordinario libro de cuentos que lleva el título del relato publicado como "Vast Hell". Así celebra Ñ la novedad:

El cuento "Infierno Grande", del argentino Guillermo Martínez, fue incluido en la última edición de la prestigiosa revista New Yorker. De esta manera, el autor de "Crímenes imperceptibles" y "Acerca de Roderer" se convirtió en el segundo escritor nacional en lograr ese privilegio. El anterior había sido Jorge Luis Borges. El texto apareció esta semana. Se trata de un doble mérito: la mítica revista, en la que han publicado sus cuentos los autores más destacados de Estados Unidos, rara vez acepta traducciones.El cuento "Infierno Grande" (Planeta), incluido en el libro homónimo, fue uno de los primeros abordajes desde la ficción al drama de los desaparecidos, con un enfoque original y sutil, a partir de la trama de un relato policial clásico. El texto fue incluido en numerosas antologías, tanto en la Argentina como en el extranjero. Y se leyó públicamente en distintas plazas del país, en aniversarios del retorno de la democracia.

Para leer el cuento en inglés, hacer clic aquí.

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Cumbres literarias

5.14.2008
Guillermo Martínez estuvo en Jerusalén. Fuente: Francesc Sans/ ADN.es

Mientras se ultiman los detalles para el 21 de mayo, día que se juega la final de la Champions League y se inicia el Hay Festival 2008 (que tendrá como autores invitados a Salman Rushdie, Julian Barnes, McEwan, Martin Amis, Will Self, Hanif Kureshi, entre otros), el Festival Literario de Jerusalén que finaliza mañana 15 de mayo reúne a una cantidad importante de escritores de EEUU. En el ámbito del castellano, los únicos dos invitados son el argentino Guillermo Martínez y el español Javier Cercas. La lista de los invitados internacionales es la siguiente:
Russell Banks (USA), Javier Cercas (Spain), Anita Diamant (USA), Nathan Englender (USA), Anna Enquist (The Netherlands), Nadine Gordimer (South Africa), Lidia Jorge (Portugal), Ismail Kadare (Albania), Erri De Luca (Italy), Jonathan Safran Foer (USA), Nicole Krauss (USA), Gila Lustiger (Germany), Andréï Makine (France), Guillermo Martinez (Argentina), Hussein Serag (Egypt), Ingo Schulze (Germany), Hans-Ulrich Treichel (Germany), and Niall Williams (Ireland).

Mientras, por el lado israelí, en una extensa lista destacan los autores David Grossman y Amos Oz.

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Martínez sobre "Seinfeld"

1.20.2008
Los cuatro protagonistas de Seinfeld. Fuente: adn cultura

Soy un fan casi incodicional de "Seinfeld" aunque, probablemente, debería especificar que lo soy sobre todo de su co-creador Larry David. Y ese gusto es compartido con otros escritores (salvo Mario Bellatin, que es un apóstata). Alguna vez me confesó Alan Pauls que ver la serie fue muy bueno para escribir El pasado. Pero no es el único narrador argentino subyugado: Guillermo Martínez escribe brevemente sobre la serie en el especial sobre sit-coms gringas que presenta ADN cultura:
"Si bien Seinfeld se presenta a sí misma como una sitcom "sobre nada", basta mirar cualquier episodio al azar para advertir que esta "nada" nunca es menos de dos historias -desarrolladas y resueltas en media hora- siempre ingeniosas y sutilmente conectadas, más una cantidad de chistes y diálogos brillantes, más la destreza escénica y los tics extraordinarios de George, Kramer, Elaine, más esa cualidad inasible, tan infrecuente en televisión, y que podríamos llamar, en sucesivas aproximaciones, talento, clase, originalidad, gracia La serie fue a duras penas sostenida en el aire, durante cuatro temporadas, por una cantidad fiel pero minoritaria de espectadores. Finalmente "explotó" cuando la pusieron a continuación del programa líder Cheers y fue descubierta por millones. La base de la comicidad, casi siempre, es detectar detalles ínfimos de la vida cotidiana y agrandarlos hasta el absurdo con la lupa de la obsesión, de la fobia, o del entusiasmo equivocado. Sin proponerse provocar, Seinfeld llegó lejos como pocas series en cuanto a humor negro (la muerte desternillante de la novia de George), o al sexo (la apuesta sobre quién resistirá más tiempo sin masturbarse). Y posiblemente más lejos que todas en cuanto a inteligencia. "

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Duelos argentinos

12.11.2007
Pistolas de duelo. Fuente: artemar.es

Ingenuamente, pensé que la trama de la nueva novela de Guillermo Martínez La muerte lenta de Luciana B. (que espero que Planeta se digne a traer pronto, o Alonso Cueto cumpla su promesa de prestármela) estaba inspirada en un libro como el de Martin Amis, La información, o en su antecedente inmediato, El príncipe negro de Iris Murdoch. En ambos casos el tema es la bronca entre dos escritores. Pero al parecer -según la entrevista que hoy leo en Página/12- tiene una inspiración más pedrestre: la bronca que en el año 2005 enfrentó al mismo Guillermo Martínez con Damián Tabarovsky. Este último acusaba, en el ensayo La literatura de izquierda, a Martínez y a otros como Pablo de Santos de ser "escritores serios" y muy aplicados para ganar concursos literarios. Martínez respondió en el ensayo "Un ejercicio de esgrima" en que acusaba de fanático vanguardista a Tabarovsky y de despreciar el éxito literario como el zorro desprecia las uvas que no puede alcanzar (por estar incapacitado de crear una trama que atrape al lector, por ejemplo) calificándolas de "uvas verdes". Para que se enteren del entripado, les dejo una entrevista a Guillermo Martínez, una más a Damián Tabarovsky y una nota de resumen en Clarín en la que participan muchos escritores y críticos (entre ellos Martín Kohan o Florencia Abbate, señalados por Guillermo Martínez como ejemplos de escritores "a espaldas del público" que pertenecerían a una mafia intelectual).

Dice Martínez sobre su nueva novela: "En mis novelas hay algún punto que da la sensación de autobiográfico, pero siempre como un recurso de verosimilitud. Pero en este caso, por ejemplo, el narrador de la novela es lo opuesto a lo que pienso... Y como un chiste (se ríe) da clases de vanguardias literarias, se dedica a eso para ganarse la vida. En el fondo, y lo digo sinceramente, no me siento representado por ninguno de los dos. Más allá de lo discutido, entiendo la otra posición y no creo que escribir de determinada manera dé inevitablemente el talento. Es decir, son opciones estéticas y cada una ha dado obras interesantes. Hay, sí, un par de líneas sobre la cuestión del éxito, que en la Argentina suele tomarse con cierto resentimiento, recelo. (...) cómo es posible que antes de tal libro nadie se preocupara de hablar de tal escritor y después todos descubren que es el peor enemigo. Es como si cualquier porción de éxito fuera robada a los demás. En realidad, y lo digo con toda frialdad, lo que ocurre es que el éxito que pueda tener un libro más bien abre camino a la literatura argentina en general. Suele pasar que un editor extranjero compre al más obvio y que los otros, que no pudieron comprarlo, miran alrededor a ver quiénes más están. En este momento se está hablando de la literatura argentina en ese sentido, se percibe un potencial de creatividad y están tratando de descubrir nuevos autores. Y otra cosa: se trata de un fenómeno pasajero. Hace veinte años los ojos estaban puestos en unos, después en otros, mañana en terceros. El éxito tiene algo de aleatorio, esencialmente. No debería entusiasmar ni deprimir demasiado (...)

Y sobre la bronca, dijo: "Para mí sí. Porque había en la Argentina una especie de discurso único basado en una cantidad de clichés, de frases a primera vista ingeniosas pero a segunda vista irrisorias, como “primero publicar y después escribir” o “para un escritor mejor prometer que realizar”. O “escribir mal está bien”, como si todo el mundo hubiera pasado el estadio de escribir bien y eso fuera ya trivial para todos. Una serie de repeticiones que buscaban establecer un canon y terminan siendo lugares comunes sin que nadie se detenga a analizarlos. El libro de Tabarovsky fue muy interesante en el sentido de explicitar, porque aunque esas cosas se decían, nadie les daba una especie de armadura teórica general, y él los articuló y de alguna manera los defendió. Y esto, obviamente, dio la posibilidad de establecer un terreno de discusión. ¿Con sólo pensar a su manera, escribiendo libros con esas recetas, se alcanza una literatura superior? ¿Bastan esos elementos formales? Yo creo que no. Creo que esta clase de opciones, relato lineal o no, con trama o sin ella, no terminan de decir nada sobre la cuestión de fondo. Cuando un texto es interesante hay talento, inteligencia, creatividad, originalidad. También noté una apertura en el panorama y que ciertos aspectos que parecían totalmente establecidos están volviéndose a pensar (...) Bueno, escuché a seguidores a ultranza de Aira que de pronto están diciendo que quizá no era todo lo que ellos pensaban. El artículo que abre el libro de ensayos de Fabián Casas es un ejemplo. Algunas opiniones de Alan Pauls también tienen ese mismo sentido. De pronto quizás haya vida además de Aira"

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La mira de Chris Andrews

12.07.2007
Pedro Mairal, entre otros, en la mira de Chris Andrews. Fuente: carneargentina

Gracias al blog "Puente aéreo" me entero de estas declaraciones de Chris Andrews, el primer traductor de Roberto Bolaño al inglés y traductor también de César Aira, en la que se refiere al buen momento de la literatura latinoamericana y cita algunos nombres de autores que está traduciendo, o de escritores a los que les sigue la pista.

Dice Andrews: "I can only give very subjective opinions about that. There are two recent novels that I think are wonderful, and I would like to see them come across the translation barrier. First Rodrigo Rey Rosa's La Orilla Africana (The African Shore), about a Colombian adrift in Marrakech. Rey Rosa is a Guatemalan writer, and some of his books have been published in English: the first books of stories were translated by Paul Bowles, and recently New Directions brought out The Good Cripple, translated by Esther Allen. He's a master of ellipsis, and has found a form--the short novel in short chapters--that maximizes his power to disturb and intrigue. The other novel is El Testigo (The Witness) by Juan Villoro, an excellent Mexican writer. It's a big, complex book about the state of the Mexican nation after the end of the PRI's long reign. I recently translated a chapter of it for the journal Common Knowledge.
And there are lots and lots of others . . . a book I just read that impressed me was Antonio José Ponte's La Fiesta Vigilada (Party Under Surveillance), which is a mixture of essay and autobiography, and meditates elegantly on surveillance, censorship and culture in Cuba.
Each country in Latin America has its literary culture and its interesting writers, but sometimes it seems there is a limit to the number that can come to be well known internationally, as if Mario Vargas Llosa had just about used up the quota for Peru, say.
It seems to me that interesting things are happening in Argentina: bitter polemics, but also lots of good writing, by novelists like Alan Pauls, Guillermo Martínez, Daniel Guebel and Pedro Mairal.

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Dos miradas argentinas

10.26.2007
Guillermo Martínez. Fuente: el arca digital

Bajo el título "Dos miradas sobre el oficio de narrar" el diario La Nación hace un resumen de la conversación entre dos exitosos escritores argentinos, y grandes amigos según creo desde el nunca bien ponderado encuentro literario de Mollina en 1993, Pablo de Santis y Guillermo Martínez. El encuentro es parte del ciclo ADN.es presenta. Me entero ahí, por ejemplo, que Pablo detesta los blogs: "una proliferación de opiniones que no me parece interesante" dice. Una lástima porque él sería un blogger estupendo.

Dice la nota: "Casi como un reflejo de su escritura, los escritores no difirieron mayormente en sus respuestas, pero sí en el modo de darlas: más extensas, detalladas y reflexivas las de Martínez; breves hasta el monosílabo, irónicas y contundentes, las de De Santis. ¿Creen que es cierto que los adolescentes leen menos?, quiso saber Nelson Castro. "Lo primero en la literatura es la voz humana. Si no está el cuento para dormir, es difícil la conexión con la literatura. La narrativa está presente en el habla cotidiana, algo en el ser humano lo vincula con la narración", opinó De Santis. "Es cierto que la literatura no tiene hoy un lugar privilegiado, pero tampoco puede imponerse. Lo máximo que se puede hacer es mostrar ese mundo", comentó Martínez. "Leer requiere entrenamiento y persistencia, por eso es central el papel de los adultos que acompañen en los primeros pasos."

¿Qué tanto pesa la realidad social y política en la escritura?, se les preguntó. Poco, coincidieron. "La realidad, como el humor, debe aparecer en todo caso de manera espontánea, casi involuntaria, en los libros", apuntó De Santis. "Pienso la literatura como algo abstracto, como un ejercicio de reflexión similar a la construcción de un teorema matemático. Para hacer eso uno trata en realidad de apartar al mundo", abundó Martínez. La política y el mundo intelectual se presentaron como esferas casi irreconciliables. "No creo que el mundo cultural sea la mejor herramienta para los cambios políticos. Hay algo en la política que espanta a los intelectuales", dijo Martínez, quien recordó sus años de militancia en la izquierda y se permitió un regreso de ese idealismo: "No puedo creer que de aquí en más lo único sea el capitalismo y la fábrica de pobres". A pesar de ese escepticismo -y de rechazar la figura del escritor que defiende causas políticamente correctas-, ambos narradores hicieron sus planteos políticos. "Creo que en la Argentina hay algunos problemas que se podrían resolver fácilmente, como las muertes en las rutas o la niñez en la calle", apuntó Martínez. Lejos de los conceptos más estereotipados, ambos coincidieron en evitar la condena a la TV y rescataron programas, como Los simuladores -"un ejemplo de cómo se puede hacer algo ingenioso sin ser solemne", dijo Martínez-, Científicos industria argentina y Ver para leer , que conduce Juan Sasturain por Telefé. Y tuvieron visiones interesantes sobre Internet. "Creo que reavivó la correspondencia epistolar y no se opone a la lectura, todo lo contrario. Hay foros literarios y clubes de lectura que funcionan y que las editoriales reconocen", dijo Martínez. De Santis fue más escéptico. "La posibilidad infinita de variantes crea una cierta angustia. El conocimiento tiene que tener alguna limitación", apuntó. Y siguió con los blogs: "Es una proliferación de opiniones que no me parece demasiado interesante".

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Alonso Cueto lector

10.21.2007
Alonso Cueto. Fuente: terra

Al parecer, Alonso Cueto ha aprovechado el reciente viaje a Europa para saquear las librerías de novedades. En este recuadro de "La República" nos comenta qué está leyendo o ha leído esta semana:

"He terminado un libro que me ha conmovido mucho, El olvido que seremos, de Héctor Abad. Es la memoria de su vida con su padre. No hay en el libro frases solemnes, ni verdades generales ni un ánimo celebratorio de su padre. Se trata de una historia sin héroes, lo que hace que el padre sea más humano y por eso más inolvidable. El libro es un ejemplo de cómo una crónica personal se puede convertir en una historia universal. He terminado también La muerte lenta de Luciana B, de Guillermo Martínez, una novela de crímenes, con personajes magníficos como el misterioso y perverso escritor Kloster. Martínez aprovecha las tramas de Borges e incorpora en ellas a los turbios personajes de Roberto Arlt. He leído también el último libro de Coetzee [Diario de un mal año] que me pareció un brillante ejercicio de originalidad, con pasajes brillantes, pero finalmente fallido. Hay algo que me molesta con frecuencia en Coetzee: su tendencia a dictaminar y a sermonear al lector. Me parece que ninguno de los últimos libros de Coetzee se acerca a su obra maestra, Desgracia. Creo que con frecuencia podemos explicar por qué no nos gusta un libro, pero es más difícil explicar por qué nos gusta. La buena narrativa es, hasta cierto punto, un misterio".

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Cuatro argentinos

10.08.2007
Pablo de Santis, Leopoldo Brizuela, Alan Pauls, Guillermo Martínez. Fuente: Página12

La revista ADN Cultura los llama "grandes" en doble sentido: en que han pasado la barrera de los cuarenta años (pero aún no la de los 50) y porque han hecho obras notables. Se trata de cuatro escritores argentinos que iniciaron su carrera en los años 80, y que ahora son parte indiscutible de la literatura argentina: Alan Pauls, Pablo de Santis, Leopoldo Brizuela y Guillermo Martínez. Los cuatro hablan de sus inicios literarios, del lector, de Borges, de la literatura y el mercado, de la novela experimental (recuerdan a Mario Libertella) y también evalúan el futuro de la literatura argentina. Y esto es lo que dicen sobre ese futuro cada uno de ellos:

Alan Pauls: -A mí me parece que la literatura argentina goza de muy buena salud. Leo todo el tiempo cosas que me interesan. Es una literatura muy poco acomplejada, eso me parece interesante. Cada uno escribe lo que se le canta. Tipos que a mí me interesan son Juan Becerra, Oliverio Coelho, Raimondi.

Guillermo Martínez: -La percepción que yo tengo es que las generaciones que vienen a continuación no participan de un debate teórico tan agudo, no tienen un programa tan claro o principios tan establecidos como los que dividieron aguas en años anteriores. Veo también que hay algo muy libre, que cada cual escribe lo que se le da la gana. Creo que los blogs han contribuido también a esta libertad absoluta. Entre los nombres que a mí me resultan más interesantes están Samanta Schweblin y Fernanda García Lao, que es una especie de continuadora de Gombrowicz. Y otro escritor que, si bien no es joven, tiene un libro de cuentos que me parece extraordinario, Formas transitorias , es Gabriel Bellomo.

Pablo De Santis: -Pienso lo mismo, que hay cantidad de escritores. Hay un diluvio constante de libros muy distintos. En cuanto a los autores, yo nombraría a Gonzalo Carranza, un escritor muy perezoso pero que me gusta mucho. Hay un librito que se llama Niños , de una escritora nacida en Entre Ríos, Selva Almada, que también me encanta.

Leopoldo Bruizuela: -En cuanto a la gente de mi edad, la amistad de Pablo De Santis me marcó muchísimo. Pero en lo profundo, sí, hay dos escritores que están parados exactamente en el punto desde donde yo cuento historias, aunque tengan distinta voz, y de los que me siento hermano. Quisiera nombrarlos, porque hablamos poco de ellos. Uno es Marcelo Birmajer; el otro, Juan Forn. Después, el menemismo fue la época de la entronización del marketing y el diseño como disciplinas reinas, esto es, de la estrategia mercantil y de la frivolidad. También, la de la devaluación de la creación literaria en todos sus ámbitos. Yo no tengo esa visión de la libertad de las nuevas generaciones. Hay amos virtuales muy poderosos, con esta idea muy extendida de la estrategia permanente. Y ojo con pensar la libertad como obligación.

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Más Martínez

10.02.2007
Guillermo Martínez. Foto: N. Sierra. Fuente: clarín

Como comenté hace unos días, el escritor argentino Guillermo Martínez publicó una nueva novela con el sello Destino que lleva por título: La muerte lenta de Luciana B. En el diario El País hoy publican un reportaje sobre el nuevo libro:

Dice la nota: "Dramatismo, ambigüedad, afán de justicia y venganza son elementos con los que ha jugado Guillermo Martínez (Bahía Blanca, Argentina, 1963) hasta llegar a construir la trama que encierra La muerte lenta de Luciana B. (Destino). En su génesis, la historia formaba parte de un cuento hasta que el desarrollo de la trama adquirió las dimensiones de una novela. "No es extraño en mi literatura porque mis novelas están cercanas a los cuentos". El lector se ve obligado a decidir qué es real o no entre las propuestas que plantea el autor. Ni en la vida ni en la literatura nada es lo que parece y quizás por ello el escritor ha puesto al lector en la tesitura de decidir cuál de las dos conjeturas que se plantean en la novela es la real. La historia gira en torno a dos escritores muy diferentes, uno enigmático, huidizo y triunfador absoluto, y el otro todo lo contrario, y una mujer, Luciana, que trabajó para ambos escribiendo los textos que ellos le dictaban y de los que se sintió profundamente enamorada. Fueron las muertes primero de su novio y después de sus seres más queridos las que le llevan a vivir aterrorizada y desesperada. El autor mantiene la intriga hasta tal punto que el lector se siente atrapado y en ocasiones inquieto y desasosegado. "La línea de suspense que he logrado mantener obligará al lector a leerla de una sentada. Al menos es lo que deseo".

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Guillermo Martínez

9.28.2007
Carátula de la novela. Fuente: el corte inglés

Luego del éxito de Crímenes imperceptibles (también conocida como Crímenes de Oxford), el argentino Guillermo Martínez publica en Destino una nueva novela: La muerte lenta de Luciana B. En el suplemento "El Cultural" del diario El Mundo aparece una reseña a la novela. Muy positiva. ¿Volvió a dar en el blanco Guillermo Martínez?

Dice la reseña: "He aquí una novela que conviene leer cuidadosamente, no sólo porque es algo más –bastante más– que el relato de un mero encadenamiento de acciones, sino porque constituye una extraordinaria y precisa construcción, gracias a la cual cada elemento de la obra trasciende su aparente sustancia de contenido y descubre inesperados sentidos ocultos. Como sucede en toda buena novela, la historia es únicamente el sustento material, la armazón que permite erigir un discurso sobre la naturaleza de la ficción y su relación con una realidad posible que es tan sólo, como ya apuntó Ortega, una suma de perspectivas, una entidad huidiza, inaprensible, que apenas tolera otra cosa que acercamientos incompletos y visiones amputadas. Como en su novela anterior, Los crímenes de Oxford, Guillermo Martínez (1962) ha compuesto una obra con multitud de ingredientes propios del relato de misterio, si bien al final no se aclaran los enigmas planteados, como sucede a menudo en la realidad y porque, en resumidas cuentas, el propósito del escritor no se cifraba en resolver misterios, sino en plantearlos para remitirlos luego a un estrato de significaciones diferente del que parecen mostrar las peripecias externas de la historia. El primer acierto del autor argentino es haber hecho del narrador un novelista que, de hecho, relata unas experiencias personales pero, sobre todo, incorpora y transmite relatos ajenos (...) lo importante es que habrá tenido en sus manos los materiales suficientes para reflexionar sobre el poder de la ficción –a la manera de Henry James–, sobre la verosimilitud narrativa, sobre la naturaleza insegura de nuestra percepción de la realidad y sobre las relaciones entre literatura y vida. No es un parvo botín el que se extrae de esta novela excelente, precisa como un mecanismo y de sobria y eficaz escritura."

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