MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Una década literaria argentina

12.22.2009
Mapa de la literatura argentina de última década. Fuente: suplemento ñ


El suplemento Ñ preguntó a 60 escritores argentinos sobre quiénes representarían la primera década literaria del siglo XXI en su país. Con una literatura tan prolífica como la Argentina, la falta de consenso era presumible. Y así fue. Por eso, el mayor acierto de la nota es quizá el título: Una galaxia de estrellas solitarias. Las preguntas fueron cinco: ¿Cuáles son, para usted, los libros de autores argentinos más significativos de la década? (Mencione cinco títulos en orden de prioridad.); ¿Qué autores, argentinos y extranjeros, tienen gravitación en su obra?; ¿Qué es hoy lo actual y lo caduco en la literatura argentina?; ¿Cómo percibe las relaciones entre literatura y mercado?; ¿Cuáles considera que son las principales instancias de legitimación literaria: la publicación en determinada editorial, el aval de escritores de prestigio, la universidad, la crítica periodística o académica, los suplementos literarios, los blogs, los premios, la presencia en mesas redondas y eventos culturales, la aceptación de los lectores? Las respuestas a tales preguntas resultaron bastante gaseosas, a decir verdad, pero algunas conclusiones son interesantes. Esta es la lista que logró conformarse:

LOS DESTACADOS

Cumpleaños, César Aira Novela (Mondadori, 2005. 106 pags.)

La grande, Juan José Saer Novela (Seix Barral, 2005. 435 Pags.)

Tener lo que se tiene, Diana Bellesi Poesía (Adriana Hidalgo, 2009. 1204 pags.)

Potlatch, Arturo Carrera Poesía(Interzona, 2004. 200 pags.)

Boca de lobo, Sergio Chejfec Novela (Alfaguara, 2000. 184 Pag.)

El último lector, Ricardo Piglia Ensayo (Anagrama, 2005. 190 pags.)

TRAYECTORIAS RECONOCIDAS

Cuentos completos, Fogwill Cuentos (Alfaguara 2009. 464 pags.)

El pasado, Alan Pauls Novela (Anagrama 2003. 560 pags.)

La mitad de la verdad, Irene Gruss Poesía (Bajo la luna. 339 pags.)

Donde yo no estaba, Marcelo Cohen Novela (Norma 2006. 728 pags.)

Un arte callado, Joaquín Giannuzzi Poesía(Ediciones del dock, 2008. 84 pags.)

Mundar, Juan Gelman Poesía (Seix Barral, 2007. 134 pags.)


LAS REVELACIONES

Cosa de negros, Washington Cucurto Relatos(Interzona, 2003 172 pags.)

Los topos, Félix Bruzzone Novela (Mondadori, 2008. 172 pags.)

El trabajo, Anibal Jarkowski Novela(Tusquets, 2008. 298 pags.)


DESTACADOS EN NO FICCION

Borges, Adolfo bioy casares Diario (Destino, 2006, 1664 pags.)

Osvaldo Lamborghini, una biografía, Ricardo Strafacce Ensayo y biografia(Mansalva, 2008. 895 pags.)

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Excesos del cuerpo

12.17.2009
carátula del libro. fuente: eterna cadencia

Muy tarde, cuando mi amiga Kat se ha ido ya de viaje rumbo a las parrillas de Buenos Aires, me entero de este libro que ha aparecido en Eterna Cadencia. Se llama Excesos del cuerpo y es una recopilación de textos sobre la enfermedad realizada por dos venezolanos: Nathalie Bouzaglo y Javier Guerrero. Algunos autores tenían que estar sí o sí, como Mario Bellatin o Alan Pauls, dos hipocondriacos de grado mayor. La presencia de Margo Glantz y Diamela Eltit se justifica por asuntos más literarios que hipocondriacos, creo. Otros, como el siempre atlético Edmundo Paz Soldán, me sorprenden. Dice la nota en Telam:

El libro reúne once voces latinoamericanas: Mario Bellatín, Sergio Chejfec, Victoria de Stéfano, Roberto Echavarren, Diamela Eltit, Margo Glantz, Lina Meruane, Sylvia Molloy, Alan Pauls, Edmundo Paz Soldán y Edgardo Rodríguez Juliá.Uno de los elementos que ponen sobre el tapete los compiladores es la centralidad que en las ficciones latinoamericanas adquiere la enfermedad -algo no muy explorado- y el hecho de que muchas veces la propia literatura se describe como una enfermedad.La convocatoria de la editorial Eterna Cadencia a participar de esta antología incluía una pregunta: ¿Cómo narrar la enfermedad? Y alrededor de este interrogante los escritores inventan una espesa trama de respuestas posibles.En "Ex", del argentino Alan Pauls, la enfermedad contagiosa es la que deviene de un pasado que resulta imposible dejar definitivamente atrás para las tres personas involucradas en esta historia.En "Colonizadas", de la chilena Eltit, los compiladores llaman la atención sobre la manera en que trabaja la enfermedad: "como metáfora de opresiones sociales, médicas, políticas, religiosas".El relato pone al descubierto "la imposición cultural" que constituye la figura de la madre y la "alienación que ello implica".La argentina Sylvia Molloy cuenta de una mujer que no puede recordar en un relato, "Desarticulaciones", que por ende se presenta como fragmentario. "La desmemoria da paso a la ficción sin límites", apuntan los compiladores: `Acaso esté inventando esto que escribo. Nadie, después de todo me podría contradecir`, dice la mujer sin memoria.Desde una perspectiva onírica Mario Bellatín, escritor peruano nacido en México, urde una narración donde se adivinan las intersecciones entre el cuerpo, el sueño y la enfermedad de la mano de un niño criado en una comunidad sufí.Sergio Chejfec elige la ausencia del cuerpo para su relato "Los enfermos", "que propone incluso a partir de la ironía de su título un desmantelamiento del cuerpo ante un mundo fascinado por las tecnologías y sus seductores poderes de invisibilidad", advierten Guerrero y Bouzaglo. Por el contrario, el puertorriqueño Edgardo Rodríguez Juliá, en "Tu bata blanca, el pastillero mío, ambos trofeos", elige la representación de su propio cuerpo en el que "las enfermedades son las condiciones que anclan los recuerdos y relacionan el cuerpo con acontecimientos históricos significativos". La depresión se enseñorea en "Trazos oscuros sobre líneas borrosas", de la venezolana De Stefano, a través de la historia de un pintor que ha caído en una severa depresión, mientras que en "Mal de ojo", de la chilena Meruane, la enfermedad desorganiza la vida del que la sufre y de su entorno, al tiempo que en el texto se suceden las metáforas sobre la experiencia de ver. "Estaba solo a medias ciega. Y por eso acepté tu café y me lo llevé a la boca sin titubear, por eso incluso sonreí, porque, a pesar de todo. No podías ver lo que había detrás de mis pupilas, no podías calcular la gravedad de la hemorragia. Se te iluminaron los ojos y me sonreíste de vuelta. Y entonces pensé que sería fácil engañarte mientras estuviera tuerta", escribe Meruane. El tema del contagio, que sobrevuela la mayoría de los relatos de esta antología, es central en "Tres personas distintas. ¿Alguna verdadera?", de la mexicana Glantz. Según los compiladores, el relato hurga en una zona peligrosa "en la que se activa el terrorífico juego de las relaciones de poder: Los dientes son proclives a pensar el contagio e incluso la enfermedad, pero se activan con frecuencia cuando hay ganas de morder".

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Bolaño por Horacio Castellano Moya

9.24.2009
Roberto Bolaño. Caricatura: ADN Cultura

Como si no le hubiera sido suficiente intepretrar (peor que mal, para mí) a Rímini en la versión fílmica de El Pasado de Alan Pauls, ahora se propone a Gael García como Arturo Belano en la versión cinematográfica de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. ¿Será eso posible? ¿Se puede evitar? Como sea, en el ADN Cultura le rinden homenaje al Mito Bolaño, poniendo énfasis en especial en su ingreso por todo lo alto a la industria editorial norteamericana. Entre los convocados para hablar del tema está el escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya. Dice así en su nota:

Fue esa faceta contestataria de su vida la que serviría a la perfección para la construcción del mito en Estados Unidos, del mismo modo que esa faceta de la vida del Che (la del viaje en motocicleta y no la del ministro del régimen castrista) es la que se utiliza para vender su mito en ese mismo mercado. La nueva imagen de lo latinoamericano no es tan nueva, pues, sino la vieja mitología del "the road-trip" que viene desde Kerouac y que ahora se ha reciclado con el rostro de Gael García Bernal (quien también interpreta a Bolaño en el film que viene, a propósito). Con la novedad de que, para el lector estadounidense, dos mensajes complementarios, que apelan a su sensibilidad y expectativas, se desprenden de Los detectives salvajes: por un lado, la novela evoca el "idealismo juvenil" que lleva a la rebeldía y la aventura; pero, por el otro, puede ser leída como un "cuento de advertencia moral", en el sentido de que "está muy bien ser un rebelde descarado a los diecisiete años, pero si uno no crece y no se convierte en una persona adulta, seria y asentada, las consecuencias pueden ser trágicas y patéticas", como en el caso de Arturo Belano y Ulises Lima. Concluye Sarah Pollack: "Es como si Bolaño estuviera confirmando lo que las normas culturales de Estados Unidos promocionan como la verdad". Y yo digo: es que así fue en el caso de nuestro insigne escritor, quien necesitó asentarse y contar con una sólida base familiar para escribir la obra que escribió. Lo que no es culpa del autor es que los lectores estadounidenses, con su lectura de Los detectives salvajes, quieran confirmar sus peores prejuicios paternalistas hacia Latinoamérica, como la superioridad de la ética protestante del trabajo o esa dicotomía por la cual los norteamericanos se ven a sí mismos como trabajadores, maduros, responsables y honestos, mientras que a los vecinos del Sur nos ven como haraganes, adolescentes, temerarios y delincuentes. Dice Sarah Pollack que, desde ese punto de vista, Los detectives salvajes es "una muy cómoda elección para los lectores estadounidenses, pues les ofrece los placeres del salvaje y la superioridad del civilizado". Y repito yo: nadie sabe para quién trabaja. O como escribía el poeta Roque Dalton: "Cualquiera puede hacer de los libros del joven Marx un liviano puré de berenjenas, lo difícil es conservarlos como son, es decir, como un alarmante hormiguero".

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Zambra recuerda el Perú

5.26.2009
Alejandro Zambra. Fuente: medivierto

La revista virtual El Hablador, luego de un receso, vuelve con fuerza en su número 16. Los platos fuertes, sin duda, son el Dossier dedicado a la traducción literaria y las entrevistas a escritores extranjeros, entre ellos el colombiano Jorge Franco, el argentino Alan Pauls y el chileno Alejandro Zambra. De este último, además, se publica un breve texto titulado "Fiestas Patrias" en el que recuerda su viaje al Perú en julio del año pasado. Una estupenda crónica que recuerda lo absurdo de las peleas entre Perú y Chile. Por eso, aunque esté pintada de cualquier color y me despierte en la madrugada arañando en la guitarra "El gato triste y azul", cuando viaje a Santiago me quedaré en la casa de Alejandro. Y cuando él venga a Lima se quedará en la mía, aunque no haya ceniceros. Dice Zambra:

Compro un diario cualquiera, tienen tantos: no se descarta un alza de combustibles, el FMI recomienda al Perú que baje la inflación, Eva Ayllón prepara un nuevo show. También hay decenas de noticias para mí crípticas que leo con atención, como resolviendo grandes misterios: interrogarán al “Doc” por caso Cuatro Suyos, colombiano Vargas puede vestirse de celeste, la “misilera” está condenada. Me quedo con la historia de una mujer de Trujillo que pintó la fachada de su casa con los colores de la bandera chilena. El motivo del gesto fue, según ella, que durante quince años mantuvo una relación con un chileno. Era un homenaje y no una afrenta, pero los vecinos reclamaron ante lo que consideraron, sobre todo en vísperas de fiestas patrias, una provocación, y el jaleo fue tal que tuvo que ir el alcalde a pedirle que cubriera la estrella solitaria con pintura azul. La historia no ha terminado pues los vecinos ahora piden que la mujer cubra el azul con rojo: que convierta la bandera chilena en bandera peruana. Hay un agravante curioso: en el lugar funciona un expendio de bebidas alcohólicas que la enamorada ha bautizado botillería, como en Chile, y no licorería, como en Perú. La foto muestra a la mujer sonriendo y agitando una banderita peruana en señal de arrepentimiento. En el fondo se ve una casa pequeña ya sin la estrella pero con los colores chilenos en perfecta proporción. Es una fachada impensable en Barranco, pienso, a modo de chiste incierto. Cierro el diario, busco banderas peruanas y encuentro quince, dieciséis. (...) Las conclusiones del viaje son, como siempre, medio raras: que me gusta mucho Lima, que me gusta el sonido de la palabra huachafo, y que me parece excelente que la gente, por amor, pinte las casas con los colores de otro país. Aunque la fachada quede un poco fea, claro.

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¿Bellatin se muda a Bs As?

4.13.2009
Mario Bellatin. Foto: Juan I. Ortega. Fuente: lanación

¿Deja Mario Bellatin, por un tiempo, México? ¿Es eso posible? ¿Justo ahora que está haciendo reformas en su casa? Esta noticia apareció en la sección "Gritos y susurros" de ADN Cultura. Los amigos mexicanos de Mario Bellatin están nerviosos.

El escritor mexicano Mario Bellatin prepara las valijas para viajar a Buenos Aires, donde decidió instalarse por un tiempo. Durante sus anteriores visitas, y en especial luego de su participación en la última edición del ciclo Estación Pringles, entabló amistad con escritores como Daniel Link y Arturo Carrera. El año pasado, Bellatin estuvo en el estreno de Mother , la obra de la joven y talentosa directora Mariela Asensio, basada en "Mi piel, luminosa", un cuento del mexicano. Pero así como algunos llegan al país, otros se van. Es el caso de Alan Pauls, que residirá una temporada en Princeton, donde dictará clases en la universidad. Partirá junto a su pareja, Vivi Tellas, y su hija Rita.

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Hay Festival 2009 en Cartagena

1.16.2009
Afiche del Hay Festival 2009. Fuente: hayfestival

Ya está todo listo para el Hay Festival 2009 que se llevará a cabo en la energizante ciudad de Cartagena, donde pasé el inolvidable primero de enero de este año y donde, hace un año exactamente en el mismo Hay, fui tan feliz en el Hotel Bantú con algunos amigos del Bogotá 39. Este año asistirán algunos escritores a los que le guardo admiración y cariño, como mi Mayra Santos Febres, Junot Díaz, Juan Villoro, Eduardo Lago y Alan Pauls, además de algunos B39 con los anfitriones colombianos Antonio García Ángel y Pilar Quintana a la cabeza, además de Fabrizio Mejía, Claudia Hernández y Adriana Lisboa. La única peruana será Leyla Bartet. Y estarán también mega-estrellas como Martin Amis y también irá mi querídisimo pata del alma Salman, es decir Rushdie para uds., a quien si lo viese lo abrazaría largamente -si logro pasar por entre su seguridad, claro- y le diría: "Tranquilo, bobby, tranquilo". En fin, en esta página pueden ver todas las actividades que habrá en el Hay Festival de Cartagena de este año. Yo menciono algunas que seguro estarán buenas:

Jueves 29 de Enero
(Teatro Heredia) 15:30
Juan Villoro, Martín Caparrós, Fabrizio Mejía Madrid y Alberto Salcedo Ramos en conversación con Daniel Samper Ospina sobre la crónica literaria

(Claustro de Santo Domingo) 19:30
Alan Pauls entrevistado por Margarita Valencia

Viernes 30 de Enero
(Claustro de Santo Domingo) 12:30
La periodista de Vogue Isabel Fonseca en conversación con Juan Villoro

(Teatro Heredia) 15:30
Junot Díaz entrevistado por Eduardo Lago

(Claustro Santo Domingo) 17:30
El biógrafo de Gabo, Gerald Martin, en conversación con Mario Jursich

Sábado 31 de Enero
(Claustro de Santo Domingo) 10:30 am
Los New Yorker Junot Diaz y Alma Guillermoprieto entrevistados por Claudio Lopez Lamadrid

(Claustro de Santo Domingo) 12:30 am
Joumana Haddad, Andrés Hoyos, Marianne Ponsford y Félix Romeo en conversación con Amalia Iglesias sobre periodismo cultural entre lo impreso y lo digital

(Teatro Heredia) 17:30
Martin Amis entrevistado por el director del Hay Festival, Peter Florence

Domingo 1 de Febrero
(Claustro de Santo Domingo) 10:30
Nathan Englader y Saša Stanišić en conversación con Jonathan Levi

(Teatro Heredia) 12:30
Juan Villoro, Laura Restrepo y Martin Caparrós en conversación con José Alejandro Castaño sobre la investigación periodística.

(Claustro de Santo Domingo) 12:30
Alberto Ruy Sánchez, Josefina Licitra y Mayra Santos en conversación con Óscar Collazos sobre la escritura del Deseo.

(Casa Mapfre) 12:30
Los Bogotá39 Antonio García, Claudia Hernández, Adriana Lisboa, Fabrizio Mejía Madrid y Pilar Quintana en conversación con Guido Tamayo sobre el peso de las influencias.

(Teatro Heredia) 15:30
Salman Rushdie entrevistado por Eduardo Lago

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25 años argentinos

12.15.2008
Tiempo y literatura. Fuente: Clarín

La revista Ñ del diario Clarín le dedicó un homenaje a los 25 años de cultura en democracia en Argentina. La literatura no está ausente en este recuento, y Josefina Ludmer -una de las críticas más lúcidas de Latinoamérica- es la encargada de explicar qué es lo que ha ocurrido durante todos estos años en el artículo "Los tiempos de la ficción". Ludmer divide en tres estos años, pasado, presente y futuro, como tres fantasmas navideños. Y demuestra que la literatura argentina se ha sabido posicionar de esos tres espacios de manera contundente, con mayor interés en el pasado y el presente que en el futuro. Les dejo la lista de obras que cita Ludmer, para que le sigan la huella:

El pasado es nacional y memorial

Los cautivos. El exilio de Echeverría de Martín Kohan, El pasado de Alan Pauls, En estado de memoria de Tununa Mercado, El común olvido de Sylvia Molloy, El desierto y su semilla de Jorge Barón Biza, Letargo de Perla Suez, El teatro de la memoria, de Pablo de Santis, Secretos de familia, de Magdalena Ruiz Guiñazú.

El futuro es global y formal

El árbol de Saussure. Una utopía, de Héctor Libertella, El juego de los mundos de César Aira.

El presente es territorial y barrial

Ocio de Fabián Casas, Rabia de Sergio Bizzio, Monserrat de Daniel Link, Banco a la sombra de María Moreno, Historia del Abasto de Mariano Siskind, Cosa de negros de Washington Cucurto.

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Arranca la FILBA

11.12.2008
Los Directores de Filba, Soledad Costantini y Pablo Braun, sostienen el Domo. Foto: blogFilba/ mordzinski

Como ya he comentado un par de veces antes, se está llevando en Buenos Aires la Feria Internacional de Literatura de Buenos Aires en el Malba. Aquí está un estupendo blog con fotos de Mordzinski para que se enteren cómo van las cosas, quiénes van, cuál es el programa, etc. Dice la revista Ñ:

El festival está dirigido por Pablo Braun y María Soledad Costantini. Los patrocinadores de Filba son la revista cultural Ñ de Clarín, la librería y editorial Eterna Cadencia, Petrobras y la cadena hotelera española NH. En esta primera edición del Filba el eje está puesto en los "Circuitos", esto es, en la idea de los desplazamientos en la literatura: la escritura de viaje, el cambio de género o el uso de otras formas de narrativas. La presentación oficial para el periodismo se hizo ayer, con los escritores Mario Bellatin y Santiago Roncagliolo -llegados desde México y Perú- junto a Pablo Braun -coordinador general del Filba-y Mariana Sández, coordinadora de proyecto y programación. Bellatin dijo que ve en el festival "un lugar donde están planteadas las inmensas preguntas actuales de la literatura".

Un tema central de la FILBA es un homenaje, organizado por Edmundo Paz Soldán, para Roberto Bolaño:

Tres paneles dedicados a evocar la obra del ya fallecido escritor chileno Roberto Bolaño. Al respecto, el peruano Roncagliolo dijo que Bolaño es un "faro" para su generación. "Bolaño comienza con un escepticismo, una especie de desconcierto con respecto al canon oficial de la literatura", dijo Roncagliolo. El mexicano Bellatin destacó que Bolaño actuó más como una "carta de presentación" para su generación, no tanto como "una guía de los caminos a seguir".

Aquí una lista muy breve de participantes, además de los mencionados Bellatín, Roncagliolo, Paz Soldán (y Daniel Alarcón y Leonardo Valencia, Andrés Neuman, Pedro Mairal, Horacio Castellanos Moya... Alejandro Zambra al final no podrá ir):

Entre los intelectuales de aquí y del exterior, estarán Alan Pauls y María Moreno; los brasileños Arnaldo Antunes y Elisa Lucinda; el mexicano Juan Villoro; los chilenos Alberto Fuguet, Pedro Lemebel; y los estadounidenses Nicole Krauss y Mark Axelrod.

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Cuetomanía en película

10.15.2008
Carátula del libro que lee Sofía en la película de Babenco. Fuente: identidades

La Cuetomanía continúa. Hoy en el blog de Katya Adaui (autora de Un acccidente llamado familia, de Matalamanga, y antologada en Matadoras) comenta con sorpresa que en la película "El Pasado" basada en la novela de Alan Pauls y dirigida por Héctor Babenco, el personaje de Sofía aparece leyendo La hora azul. Así lo asegura Katya:

Anoche vi El pasado, la versión cinematográfica del libro homónimo de Alan Pauls. Todo bien con las actuaciones de Gael García como Rimini y Analía Couceyro como Sofía, para demostrar cómo una sutil separación luego de 12 años de matrimonio puede transformarse en la más enfermiza de las relaciones. En este caso, la película no es superior al libro, pero me sorprendió descubrir en una de las escenas finales que Sofía estaba leyendo La hora azul de Alonso Cueto en versión de Anagrama. Con un zoom de 400 -no sé qué- pude confirmarlo. Una noticia que espero le alegre la noche a Alonso, antes de partir a dictar clases, como siempre. No sé si a ustedes, pero a mí me obsesionan las lecturas de los personajes de las series o de las películas. En "Mujeres Asesinas", con la que estoy enganchada ahora, leen a Tabucchi.

Por cierto, Alonso Cueto acaba de estrenar una elegante página electrónica con información sobre su obra y entrevistas. Pero no tiene un blog, por si acaso.

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Una experiencia televisiva

7.21.2008
Alan Pauls, invitado al programa, y Silvia Hopenhayn. Fuente: adn

La periodista y crítica literaria argentina Silvia Hopenhayn, con quien compartí un jurado en el premio Alfaguara hace años, tiene a su cargo un nuevo ciclo de "El Fantasma", el programa de TV sobre libros de Canal (á), que presenta una novedad: se trata de juntar a un escritor con un lector, muchas veces sin pelos en la lengua. El cruce de esta "cita imprevista" es excepcional, nos dice Silvia en un artículo publicado en el ADN.es:

Como no se trata de un programa periodístico ni de un intercambio académico, el cruce es más emocional. La idea de conocer a quien creó un mundo de ficción por el que uno anduvo durante bastante tiempo alberga ciertas esperanzas de empatía. A la vez permite, quizá por única vez, reclamar por el destino de ciertos personajes o el tenor de ciertas escenas. ¿Qué pasaría en un mano a mano con Dios en que preguntarle por qué los días, las guerras, el amor y la muerte? El fantasma de Liliana Bodoc (Federico, 16 años) la interpela: "Me llamó la atención que ninguno de tus personajes femeninos se corrompe, mientras que los masculinos, sí". La autora de La saga de los confines , absorta, se desparrama: "¿Estás seguro? A ver (y empieza a enumerar sus personajes femeninos: Vara, Wilkilén, la Sombra, vieja Kush, Acila) ¡Es verdad, no me había dado cuenta, me habrá tirado el género!". El lector de Alan Pauls le lanza: "Tu personaje, Sofía ¡es una hija de puta!". Pauls contesta: "¿Te parece?". Marcelo Cohen se adelanta y pregunta: "¿Para qué leés?". Su fantasma, Adrián Dárgelos, el cantante de Babasónicos, le responde, distendido: "Para perder el tiempo". Cohen desespera: su empeño por retrasar el futuro con realidades alternas no concibe semejante dilapidación. La idea del programa surgió hace años. Lo grabábamos en la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional. Muchos escritores y editores actuales fueron fantasmas de entonces: Washington Cucurto, Mariano Valerio, Martín Kohan, Marina Mariash. Ahora la búsqueda es distinta, por eso el programa se renueva. Los espacios de lectura se han multiplicado. Es una época propicia para cazar. Hay blogs de escritores, foros digitales de lectura. Los lectores se encuentran en la Web para alabar o despotricar a tal o cual autor. Carolina Menéndez Trucco y Maximiliano Poggio son los cazafantasmas. Llenaron la ciudad de volantes "Se busca fantasma". Crearon un blog para conseguirlos. Se encuentran en un bar, se conocen, les preguntan. Los cazados hablan de literatura como si se tratara de una fruta deliciosa y no vieran la hora de echarle un mordisco. Aman a los autores, son sus padres espirituales, buscan sus libros como gemas de la vida que se les escapa cada vez que llegan al final de una novela. Son fantasmas que rehúyen la vida pública; quieren tan sólo un lugar para leer en paz. Muchos leen para compartir. Es el caso de Matías, el lector de Pauls, y se vino preparado para demostrarlo: trajo un ejemplar de El pasado subrayado con distintos colores y varias interjecciones escritas en los márgenes de las páginas. "Se lo pasé a varios amigos y ex novias pidiéndoles que usen colores diferentes y pongan sus ideas sobre lo que iban leyendo." Pauls casi se emociona: "¡Qué genial, mi novela se convirtió en un libro de quejas!"

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Leyendo a Lost

6.14.2008
Hugo "Hurley" Reyes intenta leer Risa en la oscuridad de Nabokov. Fuente: portnoy

Cuando Ruíz Zafón declaró que en la TV hay mejores escritores que en las ferias de libros, todo el mundo volteó los ojos a la serie Lost. No en vano un escritor de última moda como Haruki Murakami se ha declarado fan. En el blog de Daniel Link se publicó hace unos días un texto de Gonzalo Maier titulado "Series en serio" donde se recogen unas declaraciones de Alan Pauls respecto a la técnica narrativa de la serie:
Los flashbacks y flashforwards de Lost no se entienden como remisiones a otros tiempos (el pasado, el futuro) sino como operaciones de linkeado. Los personajes y las historias no se disparan hacia atrás o hacia adelante (porque "atrás" y "adelante" son categorías temporales, propias de una narrativa tradicional donde la Historia todavía pesa): se disparan más bien hacia otras 'páginas' de la serie, verdadero mundo de mundos paralelos, posibles, coexistentes.

Hoy, Daniel Link publica en "Perfil", y lo postea en su blog, un artículo sobre Lost donde desestima desde el principio la tesis de que Lost es una obra literaria mayor:

La hipótesis de que Lost supera a la literatura es peregrina, porque la escritura siempre fue más eficaz y más perversa (lo sigue siendo) que el discurso audiovisual, pero es verdad que Lost es postcinematográfica: existe después de la desaparición del cine como arte. No quiero afirmar, con esto, que Lost sea propiamente una "obra de arte", porque su colocación misma es al mismo tiempo interior y exterior a los universales artísticos, si es que todavía hoy pueden sostenerse.

¿Cómo vivir juntos? y ¿Cómo y para qué reproducirse?, son para Daniel Link las preguntas claves de la serie y, no por coincidencia, las del mundo contemporáneo. "Todo lo que puede leerse en Lost (...) nos viene dado como por añadidura, sin el impulso balzaciano o wagneriano hacia la totalización tan propios del siglo XIX y sin la vocación destructiva de la totalidad (paródica) tan característica del siglo XX" anuncia, absolutamente maravillado. Al final de su post, Daniel Link deja brotar aún mpas al fan de la serie (quizá entusiasmado por haber visto por adelantado en internet el final de la cuarta temporada) y nos habla de un gran finale:
La gran "Finale" de la cuarta temporada de Lost, que ya se vio en Internet, incluye varias secuencias mejores (más intensas, más conmovedoras) que cualquiera de las que pudieron verse en episodios previos. Una de ellas: el combate cuerpo a cuerpo entre un mercenario ex miembro de la fuerza de marines y un iraní (éste último es el que gana la pelea). Otra: la víbora que conduce los destinos de los demás protagonistas de la trama, a quien se le reprocha haber provocado una matanza, contesta: "So what?". La tercera, cuando el héroe romántico (el intelectual del grupo de náufragos) lo sacrifica todo por amor. La cuarta, para no abundar, el momento en el que mediante el sencillo mecanismo de mover una rueda dentada, la realidad desaparece del horizonte. Lost participa radicalmente del mundo de la diversión. Pero entiende la diversión no como pasatiempo sino como una inmersión simulada en la pesadilla de lo contemporáneo.

Para cerrar, antes de ir a buscar gran finale que anuncia Link, los dejo con un postrecito: el estupendo post del blog El lamento de Portnoy sobre los libros de Lost.

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78

6.01.2008
Mario Alberto Kempes y brazos extendidos. Fuente: elmundo

Y siguiendo con la onda futbolera, en el suplemento "Radar" realizan un especial sobre la polémica celebración de los 30 años del mundial Argentina 78. Ahí participan una serie de escritores y periodistas argentinos. El denominador común es una paradoja: la negada alegría de un triunfo extraordinario que no se puede celebrar en medio de los muertos y los desaparecidos por la dictadura. Y como paradigma de esa felicidad compleja queda el partido jugado contra Perú, aquel humillante 6-0 que a todas vistas luce fraudulento. Al respecto, son especialmente interesantes los textos de Alan Pauls y Juan Sasturaín. Alan Pauls dice:
Más que la represión, los campos o el plan Martínez de Hoz, la dictadura –lo verdaderamente siniestro de la época de la dictadura– es para mí esa pareja de fabulaciones perfectas: el Mundial ’78 y Malvinas. Dos acontecimientos que exigían de nosotros algo más que nuestros cuerpos, que nuestra verdad recóndita o que los frutos de nuestra fuerza de trabajo. Exigían nuestra creencia. Las fuerzas armadas, los torturadores y los programas del gran capital siempre nos han aliviado porque nos condenan al papel de inocentes, víctimas indefensas, meros objetos o soportes de una violencia que se nos impone desde el exterior. El Mundial ’78 y Malvinas, en cambio, nos implican –en el sentido más criminal de la palabra– porque sólo podían funcionar si sintonizaban con lo que era, al parecer, el núcleo mismo de nuestra humanidad: nuestra fe, nuestra ilusión, nuestro deseo. Ver a la gente lanzarse a la calle para festejar el campeonato del mundo es espeluznante porque es ver no una comunidad de víctimas engañadas, ni siquiera un rebaño de ciegos manipulados, sino una enorme masa de deseantes satisfechos. Si el Mundial ’78 (como Malvinas) sigue siendo para mí el highlight monstruoso de la dictadura, es porque lo que pone en escena no es un pueblo secuestrado con malas armas simbólicas por el fascismo; es el deseo de un pueblo en el momento mismo en que encuentra su saciedad en el fascismo.

Por su parte, Juan Sasturaín resume así el sentimiento ambiguo:
Se sabe: Argentina ganaba 1-0, nos empató Naninga de cabeza y, cuando se acababan los noventa, sale el pelotazo de derecha a izquierda sobre la cabeza de Olguín, llega el wing izquierdo naranja y ante la salida del Pato, la toca suavecito al gol. La pelota pasó al arquero y recorrió esos pocos metros hacia el arco vacío, pareció que entraba y... no entró. Pegó en el palo y salió. Zafamos. Terminó el tiempo reglamentario, fuimos al alargue y ahí los pisamos: Mario Kempes hizo el segundo de guapo y Bertoni el tercero para liquidarlos. Ganó Argentina, fuimos campeones y nos abrazamos, fuimos felices en privado mientras mucha gente celebraba en la calle y los hijos de puta festejaban de sobretodo en el palco: los tenebrosos pulgares en alto de Videla han quedado en la foto. Soy consciente de que esa noche hubo mucha gente amiga (adentro y afuera del país) que deseó que la pelota de Resenbrink entrara: si perdíamos, los milicos –el plan exitista de los milicos– serían los derrotados, perderían puntos e imagen y, ante el desencanto de la gente, durarían mucho menos en el poder. Yo quise entonces y sigo queriendo hoy (como muchos amigos adentro y afuera del país entonces) que la pelota no entrara. Quería ganar; argentino y futbolero, quería que Argentina ganara. Nadie me iba a arrebatar esa felicidad.
En esas pelotudeces –que no lo son, claro–, en esas cuestiones de ponerse adentro o afuera, de dónde se para uno, de con todos o contra algunos, de acompañar o subestimar, de cuanto peor mejor o de juntarse para celebrar lo que hay... En esas cuestiones, digo, seguimos a veces empantanados, dando vueltas. Casi diría que todos los días llega Resenbrink para definir.

Por mi parte, confieso que el mundial Argentina 78 tiene una significado enormísimo para mí. Fue el primero que viví intensamente, con 10 años, y el primero que lloré y celebré, ignorante de las condiciones políticas que se describen en "Radar". La derrota de Perú fue lamentable, pero yo quería que Argentina gane ese mundial y me hice fanático de la garra de Kempes, que desde entonces se volvió para mí en un ícono del triunfador. Y aunque es probable que el partido con Perú haya sido amañado, nadie les regaló la copa. Ganar a la Holanda del 78, el mejor equipo del mundo entonces, no era sencillo y lo hicieron de manera contundente e inobjetable. Saber que detrás de ese mundial hubo un decorado de terror e injusticia le da mal gusto a mis recuerdos, pero no los anula. Siempre que imagino a alguien que consigue un triunfo por el que ha luchado épicamente se me viene a la cabeza la sonrisa y los brazos extendidos del peluca Mario Alberto Kempes. Y esa alegría no fue el logro de ningún dictador, por más que este pretendió usar ese triunfo con fines indignos, sino de un muchacho talentoso que quiso ganar un mundial e hizo todo lo que estaba a su alcance para conseguirlo.

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Latinoamérica en España

5.29.2008
El escritor latinoamericano Alvaro Enrigue y su mensaje a los escritores latinoamericanos. Fuente: moleskine photolog

Como ya lo hemos dicho varias veces, la literatura latinoamericana es la invitada de honor en la Feria del Libro de Madrid y por tal motivo varios suplementos literarios están haciendo recuentos, menciones, especiales, dossiers, etc. En El Cultural del periódico "El Mundo" decidieron entrevista a un grupo de escritores latinoamericanos en torno a la realidad literaria actual de sus países y a Latinoamérica en general. Los escritores consultados fueron: Alejandro Zambra, Daniel Samper, Alonso Cueto, Wendy Guerra, Alan Pauls, Jorge Volpi, Juan Carlos Méndez, Juan Gabriel Vásquez, Guillermo Martínez, y este su servidor moleskinero. Las preguntas fueron tres: 1. ¿Cuál es su diagnóstico de la situación de la literatura actual de su país, quiénes son los autores más destacados que le interesan y qué relación tiene con los maestros del boom? 2. ¿En quién se miran? ¿Existe un autor reconocido en toda Latinoamerica que esté influyendo en la nueva generación de escritores? 3. ¿Escribir en español es un problema o un reto hoy? ¿Cómo se plantea una hipotética defensa de la lengua contra el imperio anglosajón? Dejo aquí algunas respuestas que me parecieron interesantes y luego las mías, para compartirlas con uds.

Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975)

1. Yo crecí en una generación sin boom, leí ya muy tarde a esos autores, por lo que mis opiniones son sobre libros y no sobre movimientos literarios o editoriales. Una de las mejores novelas que he leído en la vida es El coronel no tiene quien le escriba y una de las peores, sin duda, Memoria de mis putas tristes. En cuanto al momento actual, creo que hay escritores importantes, que trabajan en soledad, dispuestos a perderse, a ser verdaderamente raros, a no figurar en las listas. Comparto con ellos la reticencia a firmar manifiestos de última hora.

2. Durante los últimos meses los escritores que he leído con mayor atención son Clarice Lispector, Josefina Vicens, Mario Levrero y Dino Buzzati. Admiro a varios narradores y poetas, pero no sé si ando a la moda, y ahora último he pensado que la literatura gravita muy poco, casi nada, a la hora de escribir.

3. Escribir es balbucear, siempre estás en una lengua extranjera. Yo más bien nos defendería de esa mayoría que cree hablar una lengua única. No es necesario ir tan lejos a buscar ejemplos: los madrileños aún no se enteran de que, en realidad, hablan un ecuatoriano deficiente, un colombiano todavía básico, un mexicano para principiantes. Por mi parte, yo hablo un inglés pasable, pero me cuesta mucho más hablar en argentino, a pesar de que llevo años estudiando argentino, e incluso he visitado varias veces ese imperio.

Alan Pauls (Buenos Aires, 1959)

1. Es una literatura alerta, mucho más inquieta y curiosa que los medios que dan cuenta de ella. Me desalienta a veces el fervor un poco desesperado con que se empeña en ser actual (es decir: en necesitar que la miren), pero obras imperturbables como las de Sergio Raimondi (Poesía civil), Oliverio Coelho (Ida) o Juan José Becerra (Miles de años) prueban que la única literatura realmente contemporánea es la que no se sabe de dónde viene ni adónde va. No creo que el boom tenga nada que ver con ese paisaje, ni con sus zonas atractivas ni con sus tristezas. A menos que lo recordemos como un modelo eficaz de internacionalización de literaturas periféricas.

2. Supongo que cada escritor, cada grupo, cada secta literaria tendrá su espejo, su gurú, sus tótems. No podría contestar en nombre de una generación, una categoría que en general sólo sirve para disimular un déficit de criterios estéticos.

3. ¿Defender la lengua? ¿Para qué? ¿Para convertirla en un aparato de Estado? Me cuesta imaginar un horizonte más triste e ineficaz. Los grandes escritores ponen a su lengua en peligro (a menudo contagiándola con otras). Sólo ese estado de riesgo es capaz de darle el aire, la precisión, las armas y el sigilo que necesita para renovarse.

Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968)

1. El diagnóstico: el paciente goza de un aceptable estado de salud, pese a síntomas de fatiga y rasgos depresivos. Preciso: México ha dejado atrás la época de los dictados críticos. De pronto nadie está obligado a escribir de cierta forma (realismo mágico, novela experimental, novela comprometida, novela nacional). Primero, porque ya ningún escritor acepta plegarse a las directivas ajenas y, segundo, porque la figura del crítico prácticamente se ha extinguido o ha perdido toda respetabilidad. De este modo, conviven escritores de todas las tendencias, desde Carlos Fuentes, Fernando del Paso y Sergio Pitol hasta los más jóvenes. Hay guerras pero han desaparecido las batallas estéticas. La mayoría critica la perversidad del mercado al tiempo que publica en las grandes editoriales españolas. Los apocalípticos se asimilan al mainstream más rápido que nunca. Un rasgo de esperanza: las nuevas y emprendedoras editoriales jóvenes: Sexto Piso y Almadía. Algunos nombres del futuro: Luis Felipe Lomelí, Antonio Ortuño, Jorge Harmodio, Pablo Raphael, Guadalupe Nettel, Martín Solares, Juan José Rodríguez, Heriberto Yépez, Emiliano González y Daniela Tarazona.

2. El único escritor unánimemente leído, venerado, copiado o asimilado es Roberto Bolaño. Fuera de él, ninguna otra influencia visible en lengua española. En otros idiomas, la colección amarilla de Anagrama domina, para bien o para mal, las bibliotecas personales.

3. Para alguien cuya lengua materna es el español, no representa ningún problema (o sólo el de cualquier escritor que lidia consigo mismo). No creo que el español necesite ninguna defensa. Un síntoma: Junot Díaz, dominicano, acaba de ganar el Pulitzer con una novela escrita en inglés pero llena de expresiones en español (no traducidas).


Ivan Thays (Lima, 1968)

1. Creo que el Perú está viviendo un estupendo momento en narrativa. Los autores más jóvenes han asumido como bandera la dispersión de temas y estilos y escriben con una libertad absoluta. Los escritores mayores también asumen esa libertad en sus nuevas obras. De los más jóvenes, puedo mencionar a dos escritores consagrados por la crítica y los medios, como Roncagliolo o Daniel Alarcón. Entre autores que aún no reciben esa atención general, pero la merecen, menciono a Luis Hernán Castañeda, Johan Page, Edwin Chávez, Carlos Yushimito, Ezio Neyra. Y una interesante generación de narradoras: Susane Noltenius, Claudia Ulloa, Katya Adaui y Giselle Klatic.

2. Creo que esa diversidad que se da entre los más jóvenes, es la se da entre los mayores también, en mi generación. Por eso es difícil encontrar a un escritor que pueda ser reconocido por todos como un guía o un indiscutible. Sin embargo, algunos escritores hispanoamericanos que no habían sido reconocidos anteriormente, empiezan a perfilarse si no como una influencia directa sí como un camino respetable: Manuel Puig, el primero de ellos. Y otros como Sergio Pitol, Juan José Saer, Julio Ramón Ribeyro en América Latina, por poner algunos ejemplos; y en el Perú particularmente un escritor de culto como Luis Loayza.

3. Yo creo que la defensa del español no puede ser una defensa chauvinista. Me fascina escribir en una lengua dinámica, que no le teme a aceptar palabras extranjeras, anglicismos obviamente la mayoría. No me imagino al español actual como un lenguaje puro y honestamente me fastidia, en algunas traducciones, el intento de convertir palabras anglosajonas de uso común y corriente hoy en nuestros países, en acepciones españolas extrañas o de diccionario. El castellano es una lengua estupenda y versátil que da para obras de lenguaje barroco así como para obras en dialectos casi distritales, y para versiones muy castizas así como para obras en spanglish.

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El presente de Alan Pauls

4.23.2008
Alan Pauls en Madrid. Fuente: publico.es


Hace poco leí un comentario, en una columna de rumores literarios de Argentina, que una editora se había quedado tan prendada del look de Alan Pauls que dijo: "Es el único escritor argentino al que le perdono todo, hasta el pasado " No es El Pasado (la novela ganadora del Herralde) sino el presente de Alan Pauls lo que será investigado en la Universidad Complutense a partir del jueves 24 de abril.

Un lector español de Moleskine Literario, Martín Glikson, me pide que difunda la noticia de un homenaje al escritor argentino en dicha Universidad al que asistirán, además del autor, Jorge Alemán, Rodrigo Fresán, Luis Antonio de Villena, Javier Santillán, Julio Trujillo. Lo hago con gusto porque creo que es una excelente oportunidad de ser testigo en persona no del look "informal y malgré", necesariamente, sino del talento de un escritor excepcional como es Alan Pauls.

Para ver el programa, pulse aquí.

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Martínez sobre "Seinfeld"

1.20.2008
Los cuatro protagonistas de Seinfeld. Fuente: adn cultura

Soy un fan casi incodicional de "Seinfeld" aunque, probablemente, debería especificar que lo soy sobre todo de su co-creador Larry David. Y ese gusto es compartido con otros escritores (salvo Mario Bellatin, que es un apóstata). Alguna vez me confesó Alan Pauls que ver la serie fue muy bueno para escribir El pasado. Pero no es el único narrador argentino subyugado: Guillermo Martínez escribe brevemente sobre la serie en el especial sobre sit-coms gringas que presenta ADN cultura:
"Si bien Seinfeld se presenta a sí misma como una sitcom "sobre nada", basta mirar cualquier episodio al azar para advertir que esta "nada" nunca es menos de dos historias -desarrolladas y resueltas en media hora- siempre ingeniosas y sutilmente conectadas, más una cantidad de chistes y diálogos brillantes, más la destreza escénica y los tics extraordinarios de George, Kramer, Elaine, más esa cualidad inasible, tan infrecuente en televisión, y que podríamos llamar, en sucesivas aproximaciones, talento, clase, originalidad, gracia La serie fue a duras penas sostenida en el aire, durante cuatro temporadas, por una cantidad fiel pero minoritaria de espectadores. Finalmente "explotó" cuando la pusieron a continuación del programa líder Cheers y fue descubierta por millones. La base de la comicidad, casi siempre, es detectar detalles ínfimos de la vida cotidiana y agrandarlos hasta el absurdo con la lupa de la obsesión, de la fobia, o del entusiasmo equivocado. Sin proponerse provocar, Seinfeld llegó lejos como pocas series en cuanto a humor negro (la muerte desternillante de la novia de George), o al sexo (la apuesta sobre quién resistirá más tiempo sin masturbarse). Y posiblemente más lejos que todas en cuanto a inteligencia. "

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Pauls y Proust

1.18.2008
Alan Pauls. Fuente: o biscoito fino e a masa

Con uds. la ingeniosa lectura que Jean Francois Fogel hace de Historia del llanto (Anagrama) de Alan Pauls. ¿Esconde Pauls en su escritorio alguna olorosa magdalena?

Dice Foguel: "Ahora, no tengo la más mínima duda: a pesar de ser un novelista argentino, Alan Pauls podría ser una autor francés ; Acabo de terminar la lectura de su Historia del llanto y su castellano construido a base de frases largas y de un uso generoso de los incisos se parece cada día más a la música de Marcel Proust. En el final de La vida descalzo, su ensayo sobre la playa, había robado (un robo vergonzante y tan inteligente que se mere un elogio eterno) una frase de Proust sobre el vínculo entre la lectura y la enfermedad. Tengo mi sospecha con relación a su historia muy personal del llanto y de la necesaria relación del llanto con el dolor. No tiene el valor de robar la famosa frase "La force qui fait le plus de fois le tour de la terre en une seconde, ce n'est pas l'électricité, c'est la douleur" (la fuerza que más veces da vuelta a la tierra en un segundo no es la electricidad sino el dolor), pero hay una música, una respiración de las emociones que pertenecen al novelista francés. Quizás no hay una frase en el libro copiada en Proust, pero todas son muy parecidas.

"Si hay algo en verdad excepcional, eso es el dolor, escribe Pauls... El dolor es lo excepcional, y por eso es lo que no se soporta." Hay que entender esta idea del dolor: no se trata de algo físico, trivial, se trata de la crueldad de la humillanción, de la vergüenza. Al contar una vida (¿autobiografía?) Pauls se ubica en detalles sentimentales, personajes cuya falsedad es obvia, momentos de pánico frente a la muerte o a la perdida del ser amado. Aun más, el texto se dedica al llanto como proceso de formación: el niño disfrazado de Superman rompe un vidrio y sufre más de descubrir que no puede ser Superman que de sus heridas. Al final, y sin decirlo nunca, Pauls demuestra cuánto son necesarias las experiencias negativas y los dolores para constituir una personalidad. Hasta tal punto que su narrador mide sus propias limitaciones en las limitaciones de su llanto. Al no conseguir lágrimas en una situación que supone lágrimas se descubre a sí mismo.

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Pauls sobre Babenco

12.18.2007
Escena de la película. Fuente: filmeelpasado.com

En un post antes mencionado en Moleskine Literario, Patricia de Souza sugería a Alan Pauls prohibir que se exhiba la versión fílmica de su novela El Pasado. Ahora, en una entrevista en Página12 Pauls comenta la película comparándola con un film de Polanski. Al parecer, no piensa seguir la sugerencia de Patricia, aunque a decir verdad tampoco se le nota tan entusiasmado, ¿o me parece?

Dice la nota: " “Desde el punto de vista del autor de la novela, sufrí mucho menos de lo que pensé que iba a sufrir”, dice Alan Pauls. Se refiere a la película de Héctor Babenco, la versión de El pasado protagonizada por Gael García Bernal y Analía Couceyro. “La experiencia fue bastante grata, aun cuando siempre sea medio inconsolable el paso de lo escrito a la imagen. Para mí, como escritor, es un paso sangriento, indignante, que siempre me produce una rebelión, que ya no es contra un cineasta o una película en particular, sino contra el medio: cómo es posible que la imagen cinematográfica sea tan definitiva, tan excluyente, cuando la literatura es tan incierta e indeterminada. La película tiene una dimensión de perturbación que me pareció bastante fiel a cierta perturbación e incomodidad que hay en el libro.” Salvadas estas tristezas de la adaptación cinematográfica, que Pauls define como inevitables, el escritor señala que la película “trabaja la tragedia y la risa como hermanas gemelas”, algo muy difícil de lograr. “Por momentos tenía la impresión de estar viendo una película de Polanski, uno de los pocos cineastas que han logrado trabajar la tragedia y la risa con una convicción extraordinaria –afirma el escritor–. Me parecía agraviante decirle que la película era polanskiana, hasta que un día Babenco me dijo que pensó mucho en El bebé de Rosemary cuando la filmaba, y me gustó que me lo dijera. El pasado a priori no tiene nada en común con la película de Polanski, pero si uno se pone a pensar las dos obras juntas, hay un personaje que es como el centro de la cuestión, que es hiperpasivo, y una serie de movimientos que se organizan a su alrededor, que nunca sabés si son un complot o son espontáneos. Hay algo de la lógica de la novela que tal vez sea bastante polanskiana, y me parece que Babenco lo vio bien.”

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Una pregunta a Alan Pauls

12.16.2007
Alan Pauls. Foto: Guillermo Monteleone. Fuente: adn

Alan Pauls ha sido entrevistado por el ADN Cultura del diario "La Nación" a raíz de la publicación de Historia del llanto. Les dejo una pregunta de la entrevista. Más preguntas aquí.

PD.- Por otra parte, han publicado en el suplemento Radar el texto de presentación que Pauls hizo a Michel Houellebecq en Buenos Aires. Sospecho que fue lo mejor de la noche.

-¿No hay también una educación estética en la que el niño se pone en guardia frente a la sensibilidad setentista?

-Es una educación que está atravesada, básicamente, por lo que el libro llama "la náusea". El personaje del libro no se limita a darse cuenta de qué cosas aborrece, de qué cosas detesta: se mete con aquello que aborrece. Hunde las manos en el fango que aborrece, porque sabe que en ese fango que detesta hay algo que dice algo de él que no dice ninguna otra cosa en el mundo. ...se es el verdadero problema: no aborrecer algo, sino reconocer qué hay en eso que te nombra, que te acusa, que te interpela. Esa es la matriz inmunda de la que está hecho el libro. Y es también el modo que tengo hoy de plantear el problema del progresismo.

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Kriptonita y reseña

12.13.2007
Kriptonita y Superman. Fuente: xenophilia

Pero no todo puede ser felicidad para Alan Pauls. En Argentina han descubierto, y varios lectores están indignados con eso, que en la página 10 de Historia del llanto Pauls confunde las propiedades de la kriptonita verde y la roja sobre Superman. Como comprenderán, para los geeks comic-maniacos que circulan por internet el gazapo es imperdonable. La anécdota le sirve a Daniel Link para arremeter contra las editoriales pero, sobre todo, para hacer una buena reseña de la novela:

"Qué es Historia del llanto? Una nouvelle que lleva como subtítulo "un testimonio" pero que, sin embargo, está escrita en tercera persona. En ese pequeño disturbio se juega la distancia entre lo cercano y lo lejano, que obsesiona al narrador: ¿qué es un recuerdo, y, todavía más: qué es una vida, sino un juego de perspectivas, planos y focalizaciones inciertas? Eligiendo el testimonio pero poniéndolo en tercera persona, Pauls (que no ignora que el tema está de moda) ejerce una violencia sutil contra el sentido común.Pero Historia del llanto es también una nouvelle que elige contar la infancia totalmente en presente, un tour de force gramatical que Pauls había ya ensayado en El coloquio (novela totalmente narrada en potencial) pero que supera en efectos a su precedente: lo que en El coloquio se dejaba leer sólo como un preciosismo jactancioso, adquiere aquí sentido en la superposición: todos los recuerdos funcionan en el mismo plano de conciencia, y son uno, podría decirse: forman uno, desenvolviéndose en capas sucesivas alrededor de un núcleo vacío de verdad. Las dos operaciones: el reemplazo de la primera persona por una tercera, y el deslizamiento del pasado ("estaba, fui") al presente ("estoy, soy") hubiera hecho naufragar a todas las prosas en escollos imposibles de superar. No a la de Alan Pauls, que ha decidido abandonar la segura elegancia en la que siempre supo moverse para lanzarse a desafíos mayores: al principio cuesta compadecerse con la construcción porque entendemos que navegamos aguas procelosas, pero una vez que comprobamos que la nave no hace agua y sigue adelante, y nosotros con ella, nos abandonamos a una curiosidad infantil y deliciosa, porque la infancia del protagonista es también la nuestra, la de todos. Dice Alan Pauls que Historia del llanto continuará con otras dos nouvelles sobre los años setenta. Ojalá así sea.

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Alan Pauls entrevistado

Alan Pauls. Fuente: o globo

El suplemento Radar Libros ha entrevistado a Alan Pauls por su novela Historia del llanto (Anagrama), que estoy leyendo ahora mismo. Muy bueno el comienzo de la nota, de Mauro Libertella, en que comenta cómo busca coincidencias en el entorno de Pauls y el de la novela, y donde, además, hace una síntesis ingeniosa del libro. En la entrevista habla sobre el vínculo difícil, antagónico, entre el "realismo literario", o el "populismo" y su idea de literatura. ¿Cambia esta novela ese vínculo?
Dice Pauls respecto a la brevedad del libro: "Volví a la forma breve, o a la forma nouvelle, buscando trabajar dentro de un límite. La experiencia de El pasado había sido un poco la experiencia del libro virtualmente infinito. En un momento me di cuenta de que la novela podía crecer indefinidamente, en el sentido en que la novela es un género que siempre empuja los límites un poco más allá. Hay algo ya en el ser de la novela que implica un cierto trabajo con el límite, contra el límite. Quería volver a trabajar con un territorio mucho más acotado, mucho más firme, de modo de obligarme también a una cierta concisión. Quería un texto más compacto, más apretado. Y que fuera a la vez enigmático. Tengo la impresión de que la premisa que hay implícita en El pasado es que la novela pueda agotar, extenuar algo. Tenía ganas ahora de escribir una ficción que de algún modo se alimentara de cierto secreto, de cierto misterio interno, de algo que no se acaba de decir del todo".

También dice sobre el acto de escribir: "Jamás tuve la impresión de que la teoría o el saber sobre la literatura funcionara como un obstáculo. Para nada. Creo que no funciona así. Soy muy anti-antintelectual. Pero funcionaba así: escribir ficción era un aparato dentro del cual había una pieza que era una pieza de la reflexión técnica, teórica, conceptual sobre la literatura. En un momento en que ese saber tenía un poder y una presencia muy fuerte, que no la tiene hoy. Hoy nadie piensa la literatura en esos términos. Los libros estaban empujados por ese aliento. Eso fue cambiando mucho, sobre todo a mis treinta años. Fue una década muy rara, publiqué muy poca ficción. Dediqué buena parte de esa década a escribir El pasado, pero casi no publiqué. Y empecé a cambiar mi manera de ver las cosas. Pero nunca dejé de leer ensayos de literatura, sigo pensando que pensar la literatura y escribir sobre literatura es un arte tan grande como la más grande de las ficciones. Pero me parece que hubo algo en el mapa que cambió para mí. Quizás la frontera entre la literatura y la vida se volvió mucho más porosa, las contaminaciones empezaron a funcionar con mucha más libertad. (...) Yo me formé básicamente con los escritores del setenta. Con la gente de Literal por un lado, y con Ricardo Piglia y Josefina Ludmer por otro. Fueron los primeros escritores a los que conocí. Los primeros escritores a los que les mostré mis textos. Los primeros escritores con los que tuve diálogos técnicos sobre escribir. Discutir sobre el secreto de la literatura. Toda esa gente eran como los enemigos públicos número uno del realismo. Cada uno ocupando una posición muy singular. Piglia tenía una relación muy extraña con el realismo, la misma relación que podría tener Brecht. Había una especie de facción antirrealista de la que yo soy hijo, totalmente. Y por eso mi enemigo también era el realismo, y el populismo. Mi enemigo era toda aquella poética que enarbolara las banderas de la representación. No reniego para nada de ello, para mí fue una gran formación, y me introdujo en el mundo"

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