MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Bolaño por Horacio Castellano Moya

Roberto Bolaño. Caricatura: ADN Cultura

Como si no le hubiera sido suficiente intepretrar (peor que mal, para mí) a Rímini en la versión fílmica de El Pasado de Alan Pauls, ahora se propone a Gael García como Arturo Belano en la versión cinematográfica de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. ¿Será eso posible? ¿Se puede evitar? Como sea, en el ADN Cultura le rinden homenaje al Mito Bolaño, poniendo énfasis en especial en su ingreso por todo lo alto a la industria editorial norteamericana. Entre los convocados para hablar del tema está el escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya. Dice así en su nota:

Fue esa faceta contestataria de su vida la que serviría a la perfección para la construcción del mito en Estados Unidos, del mismo modo que esa faceta de la vida del Che (la del viaje en motocicleta y no la del ministro del régimen castrista) es la que se utiliza para vender su mito en ese mismo mercado. La nueva imagen de lo latinoamericano no es tan nueva, pues, sino la vieja mitología del "the road-trip" que viene desde Kerouac y que ahora se ha reciclado con el rostro de Gael García Bernal (quien también interpreta a Bolaño en el film que viene, a propósito). Con la novedad de que, para el lector estadounidense, dos mensajes complementarios, que apelan a su sensibilidad y expectativas, se desprenden de Los detectives salvajes: por un lado, la novela evoca el "idealismo juvenil" que lleva a la rebeldía y la aventura; pero, por el otro, puede ser leída como un "cuento de advertencia moral", en el sentido de que "está muy bien ser un rebelde descarado a los diecisiete años, pero si uno no crece y no se convierte en una persona adulta, seria y asentada, las consecuencias pueden ser trágicas y patéticas", como en el caso de Arturo Belano y Ulises Lima. Concluye Sarah Pollack: "Es como si Bolaño estuviera confirmando lo que las normas culturales de Estados Unidos promocionan como la verdad". Y yo digo: es que así fue en el caso de nuestro insigne escritor, quien necesitó asentarse y contar con una sólida base familiar para escribir la obra que escribió. Lo que no es culpa del autor es que los lectores estadounidenses, con su lectura de Los detectives salvajes, quieran confirmar sus peores prejuicios paternalistas hacia Latinoamérica, como la superioridad de la ética protestante del trabajo o esa dicotomía por la cual los norteamericanos se ven a sí mismos como trabajadores, maduros, responsables y honestos, mientras que a los vecinos del Sur nos ven como haraganes, adolescentes, temerarios y delincuentes. Dice Sarah Pollack que, desde ese punto de vista, Los detectives salvajes es "una muy cómoda elección para los lectores estadounidenses, pues les ofrece los placeres del salvaje y la superioridad del civilizado". Y repito yo: nadie sabe para quién trabaja. O como escribía el poeta Roque Dalton: "Cualquiera puede hacer de los libros del joven Marx un liviano puré de berenjenas, lo difícil es conservarlos como son, es decir, como un alarmante hormiguero".

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6:05 a. m.

Eso se llama puntería, dos aciertos en un solo tiro.
Muy acertado el comentario sobre García Bernal, el ¿actor? que hizo el lavado y diluido Che de Diarios de motocicleta (si comparan con el magnífico Granados que hizo Rodrigo de la Serna el abismo es mayor todavía). Sumaré tu consejo al mío y dispararé de las películas en que figure.
Y las razones que muestra Castellanos Moya para "atacar el mercado de EEUU" con Bolaño, ayudan a diferenciar dos disciplinas dispares (no siempre divergentes): el mercadeo y a literatura.
Saludos cordiales.    



10:43 a. m.

García Bernal como Belano-Bolaño? Si como Rímini ya resulta increíble, esto es una ocurrencia peor que mala.

interesantes comentarios de H. Castellanos Moya sobre la dicotomía civilizados/salvajes. Pero puede que eso mismo explique su éxito en España (o mejor dicho en Barcelona): el hippie exótico, el mendigo feliz. Etc.    



9:58 a. m.

Pero, ¿es imprescindible hacer una película de esa novela? ¿A qué juegan?

En fin, quizá sea mejor así: un dinerito para los herederos y al olvido dentro de unos meses. Sólo espero que sobreviva la novela.    



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