MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

La noche de Earwicker

1.19.2010
finneganianos en NY. Foto: Nuria de Palma
Así como el Ulises de James Joyce tiene su propia ceremonia en Dublin, el Bloomsday, la oscurísima Finnegans wake tiene también su propia ceremonia. Esta sucede en Nueva York y es, en resumidas cuentas, una borrachera histórica. Igual, sobrios o ebrios no entenderán nada de ese work in progress. Así lo cuenta Eduardo Lago:

Quizá sea en Nueva York donde hay una mayor tradición celebratoria de la oscura novela del escritor irlandés. Cuando se publicó la primera edición en 1939, se escenificó un velatorio (uno de los significados del vocablo wake es velatorio) en la librería Gotham en el que participaron celebridades literarias de la época disfrazadas de personajes. En esta misma librería, desaparecida en 2006, se fundó en 1947 la James Joyce Society, cuyo carné número 1 ostentaba T. S. Eliot. Y allí mismo se fundó también, hace ahora 20 años, The Finnegans Wake Society. Desde entonces, los componentes de la sociedad se reúnen el último miércoles de mes para leer y comentar la obra. Entre los miembros figuran representantes de toda clase de profesiones. La primera lectura del texto, cuya extensión total es de 628 páginas, duró cinco años. Al hacer balance, se consideró que tal vez se había procedido con excesiva precipitación. La segunda lectura comenzó en 1996. Por ahora van por la página 344. Para los finneganianos de Nueva York, el equivalente a Bloomsday es La noche de Earwicker, en alusión a un personaje del libro así llamado. Conviene indicar que la acción transcurre íntegramente de noche. El miércoles 13 de enero, aniversario de la muerte de Joyce, unos 40 finneganianos acudieron a un antiguo pub irlandés del sur de Manhattan para celebrar Earwickernight. Los asistentes entablan una animada conversación mientras dan cuenta de una guinness o un whisky antes de sentarse a cenar en mesas comunales. "Seamos honestos", dice Charlie Caruso, periodista en Newsweek y The New York Post durante más de 50 años, "el libro es un desastre, pero consigue algo que no consigue ningún otro: reunir a su alrededor a un montón de gente maravillosa". Ron White, miembro fundador, no está de acuerdo: "Por supuesto que tiene sentido, sólo que no es posible descubrirlo a solas. Hay que leer el libro en grupo". A una indicación de Murray Ross, el presidente, el maestro de ceremonias, un hombre de pelo blanco, sonrisa perenne y gestos pausados, Kevin Gilroy, da comienzo a la velada. Antes de engolfarse en el juego de charadas, pasatiempo favorito de la familia Joyce, el grupo entona Finnegans wake, balada tradicional irlandesa que narra la resurrección de Tim Finnegans, al derramarse sobre él una botella de whisky en pleno velatorio, historia que por supuesto aparece en la novela. Los finneganianos cantan a capella y no desafinan demasiado. Concluida esta parte del ritual, se aprestan a iniciar el juego de adivinanzas. Ross y Gilroy arrojan al interior de un sombrero hongo unas papeletas en las que aparecen frases extraídas del enigmático volumen. Distintos voluntarios las van leyendo en silencio para sí y, mediante gestos, intentan trasmitir su contenido a la audiencia. Resulta asombrosa la facilidad con que, una a una, logran identificar las frases secretas, hasta que sólo queda la última. Una chica la extrae mientras la asamblea de finneganianos la observa, gozosamente tensa. La esposa de Humphrey Earwicker, presencia que Joyce envuelve en un misterio que la hace particularmente atractiva, responde al nombre de Anna Livia Plurabelle. Los sinuosos movimientos que hace con las manos la encargada de representar la última adivinanza logran transmitir el viaje que efectúa por el tiempo la elusiva criatura de ficción. Como si lo hubieran ensayado, varios asistentes se ponen en pie de un salto y recitan al unísono: "Anna fue, Livia es, Plurabelle será". Imposible no imaginarse a Joyce riéndose en su tumba.

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40 años de Anagrama en NY

5.07.2009
Mesa redonda en el Cervantes. Fuente: flickr.


Enrique Vila Matas, Francisco Goldman, AM Homes, Eduardo Lago, Jorge Herralde, Siri Hustevd, Paul Auster, Daniel Sada. Fuente: anagrama


La editorial Anagrama celebró 40 años y lo hizo con impecable estilo: con una mesa redonda en el Instituto Cervantes de Nueva York aprovechando el encuentro literario del PEN Club. Si uno no puede celebrar sus 40 años en Nueva York ¿para qué celebrarlos? (eso es lo que le dije a todo el mundo el año pasado cuando quisieron ir a mi casa y yo no les abrí la puerta). Con Eduardo Lago como anfitrión, la mesa estuvo compuesta por extraordinarios escritores y amigos de la editorial, además del mismo Jorge Herralde. Los presentes: Daniel Sada, el último premio Herralde, Enrique Vila Matas, Paul Auster, Siri Hustvedt, A.M. Homes y Francisco Goldman. Luego, siguiendo el ritmo de la ciudad, se les vio internándose a todos por calles pequeñas y de casas con ladrillos, casi en blanco y negro, mientras detrás sobre ellos sonaba algo de Django Reinhardt. Podía ser una película de Woody Allen. O, por qué no, el comienzo de una novela de Paul Auster. Habría que ver cómo terminó la noche para saberlo.

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Eduardo Lago en francés (y yo también)

4.08.2009
Enrique Vila Matas, André Gabastou (traductor), Eduardo Lago y Claire Julliard. Foto: Ricardo Sumalavia

Ricardo Sumalavia es un estupendo amigo, un gran escritor, un atento corresponsal desde Burdeos, pero es un pésimo fotógrafo. Eso es un hecho. De todos modos, coloco aquí esta oscura foto tomada por Ricardo para celebrar esta reunión de buenos amigos: Enrique Vila Matas presentando el libro de Eduardo Lago, Llámame Brooklyn, traducido al francés por la delicada editorial Stock (aquella que hace varios años publicó la novela de Mario Bellatin Salón de belleza y la llevó hasta ser finalista del Medicis a mejor novela extranjera). La reunión se llevó a cabo en el contexto de la Escale du Livre de Bordeaux.

Por cierto, también a mí me editarán en francés. Un lugar llamado Oreja de perro ha sido contratada por Gallimard. Con eso, esa novela tan triste y que emocionalmente me costó tanto escribir, ha sido cobijada por las dos editoriales más prestigiosas en su respectivo idioma. Nada mal ¿verdad? Ojalá tenga oportunidad de presentarla en Burdeos junto a Ricardo, y también en París por supuesto. Curioso: el año pasado fui a París del brazo de una ex-novia. Al regresar, pensé que difícilmente volvería alguna vez a esa ciudad donde fui tan ilusoriamente feliz. Sin embargo, el destino me ha dado otra oportunidad al enviarme a Francia del brazo de mi novela. La vida nunca es bella ni fea sino original, dijo Italo Svevo. Hace meses jamás iba a imaginarme que terminaría diciendo (definitivamente no como Humphrey Bogart en Casablanca sino como Woody Allen en Hollywood Ending): "Thank God the French exist".

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Hay Festival 2009 en Cartagena

1.16.2009
Afiche del Hay Festival 2009. Fuente: hayfestival

Ya está todo listo para el Hay Festival 2009 que se llevará a cabo en la energizante ciudad de Cartagena, donde pasé el inolvidable primero de enero de este año y donde, hace un año exactamente en el mismo Hay, fui tan feliz en el Hotel Bantú con algunos amigos del Bogotá 39. Este año asistirán algunos escritores a los que le guardo admiración y cariño, como mi Mayra Santos Febres, Junot Díaz, Juan Villoro, Eduardo Lago y Alan Pauls, además de algunos B39 con los anfitriones colombianos Antonio García Ángel y Pilar Quintana a la cabeza, además de Fabrizio Mejía, Claudia Hernández y Adriana Lisboa. La única peruana será Leyla Bartet. Y estarán también mega-estrellas como Martin Amis y también irá mi querídisimo pata del alma Salman, es decir Rushdie para uds., a quien si lo viese lo abrazaría largamente -si logro pasar por entre su seguridad, claro- y le diría: "Tranquilo, bobby, tranquilo". En fin, en esta página pueden ver todas las actividades que habrá en el Hay Festival de Cartagena de este año. Yo menciono algunas que seguro estarán buenas:

Jueves 29 de Enero
(Teatro Heredia) 15:30
Juan Villoro, Martín Caparrós, Fabrizio Mejía Madrid y Alberto Salcedo Ramos en conversación con Daniel Samper Ospina sobre la crónica literaria

(Claustro de Santo Domingo) 19:30
Alan Pauls entrevistado por Margarita Valencia

Viernes 30 de Enero
(Claustro de Santo Domingo) 12:30
La periodista de Vogue Isabel Fonseca en conversación con Juan Villoro

(Teatro Heredia) 15:30
Junot Díaz entrevistado por Eduardo Lago

(Claustro Santo Domingo) 17:30
El biógrafo de Gabo, Gerald Martin, en conversación con Mario Jursich

Sábado 31 de Enero
(Claustro de Santo Domingo) 10:30 am
Los New Yorker Junot Diaz y Alma Guillermoprieto entrevistados por Claudio Lopez Lamadrid

(Claustro de Santo Domingo) 12:30 am
Joumana Haddad, Andrés Hoyos, Marianne Ponsford y Félix Romeo en conversación con Amalia Iglesias sobre periodismo cultural entre lo impreso y lo digital

(Teatro Heredia) 17:30
Martin Amis entrevistado por el director del Hay Festival, Peter Florence

Domingo 1 de Febrero
(Claustro de Santo Domingo) 10:30
Nathan Englader y Saša Stanišić en conversación con Jonathan Levi

(Teatro Heredia) 12:30
Juan Villoro, Laura Restrepo y Martin Caparrós en conversación con José Alejandro Castaño sobre la investigación periodística.

(Claustro de Santo Domingo) 12:30
Alberto Ruy Sánchez, Josefina Licitra y Mayra Santos en conversación con Óscar Collazos sobre la escritura del Deseo.

(Casa Mapfre) 12:30
Los Bogotá39 Antonio García, Claudia Hernández, Adriana Lisboa, Fabrizio Mejía Madrid y Pilar Quintana en conversación con Guido Tamayo sobre el peso de las influencias.

(Teatro Heredia) 15:30
Salman Rushdie entrevistado por Eduardo Lago

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Eduardo Lagos cuentista

10.13.2008
Eduardo Lagos. Fuente: tejederas/ el país

Luego del éxito de su primera novela, Llámame Brooklyn, ahora Eduardo Lago reaparece con un libro de cuentos editado por Destino: Ladrón de mapas, un libro que según anuncia una nota en "El País" es "minimalista, muy limpio de adjetivos". Dice además:

No tenía ninguna necesidad Eduardo Lago (Madrid, 1954) de arriesgar nada tras el éxito de Llámame Brooklyn, su anterior novela, con la que ganó el Premio Nadal 2006 y otros tres más, entre ellos el de la Crítica. Pero lleva la literatura en la sangre y ahora en Ladrón de mapas (Destino) ha decidido engrasar su arma favorita, el cuento, coger uno para envolverlos todos, simular una novela y "jugar con tres planos: realidad, ficción y mundo virtual, que no son tan distintos", dice muy concentrado el escritor. En definitiva, de nuevo malabarismos con los límites de la palabra, que es lo suyo. Ni por temática ni por estructura está tampoco tan lejos el nuevo artefacto literario de Lago del anterior. El juego es de precisión: una joven recoge en la Red unos cuentos que un internauta anónimo lanza como quien tira una botella al mar... O eso parece. Algo habrá en ellos que la impelerá a viajar hacia Trieste. Y a partir de ahí, referencias miles a escritores que a veces también son personajes, aclaraciones del propio Lago en un clásico recurso metaliterario y un amplio despliegue narrativo (yuxtaposición de novela negra, cuentos de tradición oral árabes y celtas...) hasta dejar al lector sin noción clara entre lo real y lo ficticio. "Propongo un juego diabólico con cuentos de ida y vuelta; se trata de borrar la realidad y sumergir al lector en los mundos al otro lado de la pantalla", recita citando a su protagonista.

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Bloomsday 2008

6.17.2008
Bloomsday. Fuente: irlandando.it

Ayer, 16 de junio, se cumplió un Bloomsday más. Es decir, una nueva fecha que recuerda aquel memorable 16-6-1904 en que transcurre la novela más significativa del siglo XX, Ulises de James Joyce. Aunque no se festejó con la algarabía del centenario en el 2004, como es obvio, en Dublin se celebró desde el 13 de junio con maratones, conciertos y conferencias literarias (hubo una en el Cervantes donde participaron Eduardo Lago, Jordi Soler y Antonio Soler). Pero lo principal es la caminata que se inicia con el desayuno (Bloomsday Breakfast, que se ofrece a 26 euros en el James Joyce Center) y sigue con la ruta de la novela por calles y plazas de Dublín. Muchos se animan a disfrazarse de personajes (obvio que abundan las Molly Bloom y los Leopold Bloom), de personajes de época o del mismo autor. Y algunos hasta del libro.

Si acaso no llegaron a Dublín en la fecha exacta, por 10 euros pueden hacer el mismo recorrido (Bloomsday walking tour) de una hora cualquier día de la semana.

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U. S. Latino writers

6.08.2008
Oscar Hijuelos, aquí con Antonio Banderas, quien protagonizó la versión fílmica de su novela ganadora del Pullitzer The Mambo King. Fuente: lapalma

Respecto al post anterior, también en "Babelia" Eduardo Lago hace un comentario sobre algunas de las obras de los llamados U. S. Latino writers. Pero antes del recuento se permite hacer una anotación importante:
De la misma manera que los latinos constituyen una comunidad fragmentada, en términos literarios habría que hablar de denominaciones más bien inconexas: la literatura de los chicanos es distinta de la que producen los autores de Nuevo México, y ninguna de las dos guarda relación con las obras de los autores procedentes de las diferentes comunidades caribeñas, cada una de las cuales tiene rasgos muy específicos. Por lo que se refiere a lengua literaria, no hay equívocos: es el inglés.

Aquí la breve síntesis que hace Lago sobre las obras más destacadas de este fenómeno que ocurre en EEUU:
Acercándonos a los umbrales de nuestro tiempo, uno de los primeros textos latinos de calidad es Mexican Village (1945), de la mexicana de raíces europeas Josephina Niggli, colección de diez novelas cortas hábilmente entrelazadas que algún editor avispado debería recuperar para nuestra lengua, como también debiera rescatarse A Puerto Rican in New York and Other Sketches (1961), conjunto de estampas sobre la vida en Manhattan escritas con gracia insuperable por el autor de raza negra Jesús Colón. La autobiografía de Piri Thomas, mitad cubano, mitad puertorriqueño, Down These Mean Streets (1967), es uno de los mejores testimonios jamás escritos sobre la experiencia nuyorican. En 1971 Tomás Rivera publica en español ...y no se lo tragó la tierra, que traduciría al inglés Rolando Hinojosa-Smith, decano de las letras chicanas, autor del ciclo novelístico titulado Klail City Death Trip Series. Uno de los textos fundacionales de esta literatura es Bless Me, Ultima (1972), de Rudolfo Anaya. A principios de la década de los ochenta nos encontramos con dos novelas de gran calidad: Family Installments, del puertorriqueño Edward Rivera, y Nuestra casa en el fin del mundo, debut literario del cubano Óscar Hijuelos. Por esos años, Sandra Cisneros publica Una casa en Mango Street, colección de viñetas de gran fuerza poética que dan cuenta de la vida en un barrio hispano de Chicago a través de los ojos de una niña. El libro despertó el interés del mundo editorial por los autores latinos. La escritora mexicana Elena Poniatowska hizo una excelente traducción al castellano. En 1989, dos obras escritas en inglés por autores españoles optaron al Premio Nacional del Libro norteamericano, Locos de Felipe Alfau (publicada originalmente en 1936) y Paradise de Elena Castedo. La hora de la literatura latina llegaría un año después, con la concesión del Premio Pulitzer a Óscar Hijuelos por Los reyes del mambo tocan canciones de amor (1990). Desde entonces hasta la reciente concesión del Pulitzer a Junot Díaz por La maravillosa vida breve de Óscar Wao (2007) han surgido bastantes autores hispánico-norteamericanos de interés, como el colombiano Jaime Manrique, la dominicana Julia Álvarez, la cubana Cristina García, autora de Dreaming in Cuban (1992), o el ecuatoriano Ernesto Quiñonez, autor de Bodega Dreams (2002). Casi todos ellos han escrito obras de creciente complejidad, aunque en la mayoría de los casos su primer título es el de mayor relieve. Una excepción a este fenómeno es Rolando Hinojosa-Smith, cuyo apellido refleja lo ocurrido con su trayectoria: a mitad de su carrera, dejó de escribir en español para hacerlo en inglés. La consolidación de los latinos como fuerza social hizo que escritores que jamás habían prestado atención a su identidad cultural, como John Rechy, autor de City of Night (1963), poderosa novela de temática homosexual, empezara a escribir acerca de los problemas de su comunidad. Entre quienes se mantienen activos hoy día destacan los chicanos Dagoberto Gilb, Alfredo Véa o Luis Rodríguez, autor de The Republic of East LA (2002), y el cubano Ernesto Mestre (Lazarus Rumba, 1999). Francisco Goldman, guatemalteco-americano, autor de tres novelas de gran ambición, es uno de los valores más sólidos junto a Junot Díaz. Periódicamente surgen obras que sorprenden por su frescura y calidad, como ha ocurrido recientemente con Radio Ciudad perdida (2007), de Daniel Alarcón, joven autor de raíces peruanas que vive en Oakland (California). La concesión del Premio Alfaguara 2008 de novela a Chiquita, de Antonio Orlando Rodríguez, cubano residente en Miami que escribe en español, nos recuerda que hay un número no desdeñable de narradores hispanos cuya lengua literaria sigue siendo el castellano, aunque, en buena ley, es preciso señalar que las novelas de calidad escritas en inglés por los escritores latinos de Estados Unidos pertenecen por derecho propio y de manera incuestionable al canon literario norteamericano.

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Etiquetas EEUU

4.30.2008
Parche EEUU Flag. Fuente: spaciobiker

Ayer me olvidé de comentar, al mencionar el especial dedicado a Richard Ford en "Babelia", la síntesis de Eduardo Lago sobre narrativa norteamericana contemporánea, la que titula "Historia de una etiqueta". Vale la pena citarla extensamente por ser un repaso, aunque general, útil para quienes empiezan a ubicarse en esa literatura y no tienen a Rodrigo Fresán a la mano:

La mejor manera de entrar en la centuria es hacerlo de la mano de Henry James, eligiendo alguno de los títulos mayores de la monumental revisión de sus obras conocida como la edición de Nueva York. Una buena opción es Retrato de una dama (1908). Ya en los años veinte, nos encontramos con El Gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald, y El ruido y la furia, de William Faulkner. La siguiente década nos ofrece tres títulos imprescindibles: la trilogía USA de John Dos Passos; Llámalo Sueño, de Henry Roth, y Las uvas de la ira, de John Steinbeck. Los cincuenta fueron una década prodigiosamente fértil, con El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger; El hombre invisible, de Ralph Ellison; las Aventuras de Augie March, de Saul Bellow, y la gran épica de la carretera que es En el camino, de Jack Kerouac. En los sesenta, Truman Capote erigió el escalofriante monumento narrativo que es A sangre fría. Los setenta nos dejaron Ragtime, de E. L. Doctorow. En los ochenta, con Meridiano de sangre, Cormac McCarthy se adentró en las zonas más abismales de la conducta humana. En cuanto a las grandes sagas novelísticas, cuya gestación lleva décadas, destacan el ciclo de Albany, de William Kennedy y la serie dedicada a Conejo Armstrong, de John Updike, integrada por cinco títulos publicados entre 1960 y 2001. La responsabilidad de hacer que el concepto de gran novela norteamericana efectuara una cómoda transición al siglo XXI corrió a cargo de Don DeLillo y Philip Roth, quienes han creado obras de calibre en las dos centurias. En el caso de Roth, su gran friso de la sociedad norteamericana lo constituiría el ciclo narrativo protagonizado por Nathan Zuckerman. La novela de DeLillo que mejor encarna el concepto que estamos discutiendo es Submundo. Demasiadas ausencias de peso en este recorrido, algunas muy a mi pesar: El gran Norman Mailer se pasó toda la vida hablando de la gran novela americana e intentando escribirla. Como le ocurrió al capitán Ahab con Moby Dick, murió sin conseguirlo. Tampoco lo consiguió Hemingway, cuya grandeza está en las formas breves, como ocurriría décadas después con Raymond Carver. En realidad, el concepto de gran novela norteamericana resulta excesivamente restrictivo: se suele reservar para cultivadores del realismo más tradicional, por eso quedan fuera escritores del calibre de Thomas Pynchon, o William Gaddis, por inaccesibles. Richard Ford, por el contrario, encaja perfectamente en el arquetipo.

(...) En este contexto, ¿qué ofrecen los más jóvenes entre los consagrados? La broma infinita, de David Foster Wallace, es una obra de culto, excesivamente experimental para el lector de a pie. El prolífico William Vollmann, autor de narraciones a veces desmesuradas que intentan radiografiar la totalidad de nuestro tiempo, no ha producido ninguna novela que haya logrado ser bendecida con el título de marras, como tampoco lo ha sido ninguna de las más de sesenta obras de Joyce Carol Oates. Las correcciones, de Jonathan Franzen, se acercó, gracias al esfuerzo realizado por su autor, que trató de conciliar el legado de la tradición con las fórmulas del posmodernismo. ¿Cuál es la situación en este momento? A tenor de lo ocurrido con el último Premio Pulitzer, que ha ganado un narrador hispano de 40 años apenas hace dos semanas, puede que las cosas estén cambiando. Todo apunta a que la gran novela americana está desesperadamente necesitada de un nuevo look. En La maravillosa vida breve de Óscar Wao se produce un encuentro entre Derek Walcott y La guerra de las galaxias, pasando por la tradición de la novela latinoamericana de dictadores, por citar sólo unos pocos ingredientes. ¿El nombre del autor? Junot Díaz. Estén atentos a sus receptores.

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Libros recibidos

9.17.2007
Llámame Brooklyn de Edauardo Lago. Fuente: Literaturas.com

Quiero hacer acuse de haber recibido una serie de libros, y agradecer mucho a los lectores de Moleskine Literario que generosamente me los han enviado. En primer lugar, Adriana Bertorelli me envió desde Venezuela su poemario Música de Rockola, editado por Editorial Criteria, en el 2005. Adriana, además, participa del estrambótico blog de Los hermanos Chang, un proyecto de revista de ficción interactiva que espero un día poder comentar más ampliamente.

Asimismo, quiero agradecer a Pedro Moreno-Vásquez quien leyó mi exagerado pedido de auxilio para no caer en las garras de Amazon y evitar pedir, entre otros libros, el de Ernesto Quiñónez Chango´s fire. Muy amablemente, me envió el libro en su versión inglesa y ahora me siento un poco más aliviado porque mi número de tarjeta no está aún flotando en el cyberespacio. A ver si es el Alarcón ecuatoriano.

Finalmente, un enormísimo agradecimiento y un gran abrazo para Aída Bardales, editora de la revista Críticas, quien desde Nueva York escuchó mi lamento por no haber podido asistir a la conferencia de Eduardo Lago y, lo que es peor, no tener acceso al libro Llámame Brooklyn, que tan buena impresión ha causado en un par de amigos lectores en quienes confío mucho. A través de Guadalupe Diego, Aída me envió un ejemplar de la novela de Lagos que espero leer apenas termine Una tumba para Boris Davidovich.

En fin, sólo reitero las gracias a estos lectores de Moleskine Literario que contribuyen a que mi claustrofobia libresca limeña sea menos dura.

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Eduardo Lago

8.30.2007
Eduardo Lago. Fuente: 20minutos

Me dio lástima no poder asistir a la presentación de Eduardo Lago en el Centro Cultural de España. Un autor al que he seguido mucho a través de internet, y del que espero conseguir su novela (muy recomendada por Willy Niño de Guzmán) Llámame Brooklyn. Sin embargo, la casualidad hizo que pudiera saludarlo al coincidir ambos en un restaurante. No fue la única coincidencia de la noche. Al parecer, Lago estaba recomendando con entusiasmo un libro de DonDelillo titulado Contrapunto, que salió por Seix Barral, y que sólo existe en castellano pues es una entrevista editada a manera de ensayo. Y yo llevaba justamente ese libro en mis manos, pues lo compré en Bogotá. Dicen que la presentación de Lago fue estupenda. No tengo dudas. Lo entrevistó el diario El Peruano aunque, lamentablemente, centró la atención de la entrevista no en su obra sino en el hecho de que Lago vive en Nueva York como director del Instituto Cervantes de esa ciudad.

Dice Lago sobre el NY post-11S: "Seis años después se ha superado bastante, no del todo, el trauma. La migración latina y la presencia del español responde a circunstancias sociológicas, históricas, económicas. Sin latinos, Estados Unidos se derrumbaría en un día. La migración latina es una necesidad total. En ese sentido, no hay una relación directa entre el 11-S y la fuerza de nuestra cultura y lenguas comunes. Está reconfigurándose el país por una cuestión de contigüidad geográfica".


Actualización: También lo entrevista Carlos Sotomayor en "Correo".

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Auster-Vila Matas

6.24.2007
Paul Auster y Enrique Vila Matas en NY. Fuente: El País.

La actividad de los Instituto Cervantes en todas partes del mundo es notable: presentaciones de libros, encuentros literarios, clases magistrales, charlas, etc. así lo demuestran. Un ejemplo es lo ocurrido en Nueva York este fin de semana: unieron a Enrique Vila Matas con Paul Auster, dos estupendos autores con varios puntos en contacto y que, como resalta la nota en "El País", se admiraban mutuamente pero aún no se conocían pese a compartir ambos la misma editorial en inglés (New Directions) y en castellano (Anagrama).

La nota resalta los varios puntos en común de los autores. Dice: "Auster quiere saber si Vila-Matas cambia de registro cuando pasa de la novela al ensayo. "No", responde Vila-Matas, "pero a menudo me gustaría ser otro. Levantarme por la mañana y descubrir que soy, por ejemplo, Louis-Ferdinand Céline. Al final, sin embargo, siempre acabo encontrándome conmigo mismo". "Sí", añade Auster, "cada vez que huyes de ti mismo, al final te vuelves a encontrar contigo. A mí también me pasa".

La autora de la nota resalta que el también escritor Eduardo Lago, director del Instituto en Nueva York, fue el presentador del encuentro. Además, la coincidencia de los autores a la hora de elegir la tenida: chaquetas, camisas y pantalones negros, y zapatos prácticamente idénticos. Asimismo, el comentario en voz alta de un asistente, que juró haber visto al espectral Thomas Pynchon atento a la charla. ¿Por qué no?

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