Carlos Franz entrevistado
6.30.2009Almuerzo de vampiros (Alfaguara) es la nueva y premiada novela del chileno Carlos Franz y en ella, según Silvina Friera, se contrasta provocativamente “pasado utópico” con “presente pragmático”. Aprovechando la llegada de Franz a Argentina, Silvina lo entrevista para Página12 y nos acerca a esta novela política sobre los rezagos del Chile pinochetista y los jóvenes de ayer. En la entrevista, además, Franz acuña una cita citable literaria latinoamericana: "Para un escritor en español, estar en España es como para un actor estar en Hollywood":
–¿Por qué un personaje de Almuerzo de vampiros dice que “contra Pinochet vivíamos mejor”?
–Es una paráfrasis explícita de una frase que acuñó Vázquez Montalbán en España. El dijo, muy provocativamente, “contra Franco vivíamos mejor”. La sensación que acompaña a las generaciones que crecieron bajo una dictadura es que aunque la vida era una mierda en ese momento era más intensa y más real que esta vida un tanto más blanda y menos difícil. Esta es una gran paradoja y pensando en eso me puse a investigar y encontré que es un síndrome más bien conocido, el del ex combatiente o ex convicto que echa de menos el campo de batalla o la cárcel porque aunque fuera horroroso era intenso y se vivía a fondo. Era emocionante, ésa es la palabra que empleo en la novela.
–¿Generó polémica esta afirmación que se hace en la novela?
–Cuando se publicó, primero en Chile, luego en España, esperaba que hubiera reacciones de gente indignada que dijera “cómo se puede echar de menos una época tan nauseabunda”, porque justamente es una de las cosas provocadoras de la novela, que el narrador y su amigo echan de menos esos tiempos, los miran con cierta nostalgia enternecida, entre otras cosas porque era una época que nadie echaba de menos. Parece una época indefensa, que de alguna manera habría que cuidar un poco, sin olvidar lo que fue. Es la época de la juventud para estos personajes y cualquier juventud es maravillosa, simplemente por el hecho de haberla vivido, aunque haya sido asquerosa.
–¿Qué aportes respecto del trauma que ha generado la desaparición de personas se propuso hacer desde la ficción?
–En todas las entrevistas que me hicieron en Chile y en España no apareció la pregunta por los desaparecidos. Ustedes los argentinos están más conscientes, más afectados por el tema de los desaparecidos que nosotros o los españoles. No intenté tratar el tema de los desaparecidos y voy a ser franco hasta lo agresivo. Me parece que es un tema sobre el que se ha dicho tanto que no me interesa. Pero claro, es una lectura legítima, no digo que no, sólo que a mí me gustó mucho más el hecho de asociarlo a un símbolo literario y cinematográfico, como es el del vampiro, porque es otra forma de desaparecido, aquel que sobrevivió pero que está muerto por dentro. En ese grupo enorme de desaparecidos es donde se inscriben el profesor, el maestrito, el narrador y a lo mejor cualquier persona que haya tenido en el proceso de su vida que renunciar a sus ideales y adaptarse a los intereses de su época. ¿Quién se salva? ¿Quién puede tirar la primera piedra y decir “yo no he desaparecido”? Toda sobrevivencia se paga al precio de algo de la vivencia; sobrevives matando algo de ti mismo.
–¿Cómo es su relación con Chile ahora que lleva más de diez años viviendo fuera de su país?
–Voy a Chile una vez al año por lo menos. No quiero sentirme obligado a vivir en ninguna parte. No creo que uno esté obligado a vivir en el país del que tiene pasaporte y ésa es una de las grandes ventajas que te ofrece este mundo contemporáneo, aunque a cambio te quita tantas otras cosas. Para un escritor en español, estar en España es como para un actor estar en Hollywood. Es en España donde se juegan muchas cosas, te guste o no.