MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

IgnacioEchevarría: Fresán y los 90

10.07.2009
Rodrigo Fresán. Fuente: radarlibros

Dentro de la colección "Otra vuelta de tuerca" que lanzó Anagrama, como parte de sus celebraciones por los 40 años, está la reedición del único libro -creo- que Rodrigo Fresán editó con ese sello: Historias argentinas. La nueva edición trae, además de un nuevo cuento, textos celebratorios de Ray Loriga e Ignacio Echevarría. De este último, Radar Libros ha publicado un fragmento extenso. Cito aquí, porque tiene especial interés, lo que dice Echevarría sobre la Generación del 90, aquella que según Jorge Volpi empezó en el encuentro de Líneas Aéreas (Lengua de Trapo) y en la cual Rodrigo Fresán es indiscutible cabeza de grupo:

La narrativa de los ‘90 fue prisionera, en todo el ámbito hispánico, de una equívoca consigna: la de la juventud. Todo empezó por un desplazamiento que, por sí solo, parecía inocuo: donde hasta entonces se venía hablando periódicamente de nueva narrativa, se pasó a hablar –precisamente a partir del imprevisto éxito obtenido por un libro como Historia argentina– de joven narrativa. De pronto, empezó a contar la edad de los nuevos narradores por encima de su novedad. A condición, eso sí, de que discurrieran precisamente sobre eso: sobre su juventud, esa categoría tan imprecisa y tan intrigante, sobre todo para quienes han sido excluidos de ella. Lo malo es que la juventud no suele tener una idea demasiado consistente de sí misma, así que para satisfacer las expectativas generadas hubo de recurrir a lo que más al alcance tenía: estribillos de canciones, eslóganes publicitarios, lemas para camisetas, todo ello servido con ademanes épatantes y una jerga más o menos actualizada con la que, en definitiva, se rumiaba la misma cantilena de siempre: sexo, drogas y rocanrollo. Como ya se ha dicho, aquello duró poco. La joven narrativa de los ‘90 envejeció más deprisa todavía que los narradores que la protagonizaron. Aquella fiesta tan concurrida en la que todos bailaban terminó casi de golpe y la casa donde se celebraba se quedó desierta. ¿Desierta? No del todo. En el piso de arriba, en el cuarto de los niños, sentado al escritorio, frente al ordenador, estaba Rodrigo Fresán. No es que ignorara que la fiesta se había acabado: es que no sabía siquiera que se celebraba una fiesta. Y ahí sigue, después de todos estos años.

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La literatura como bluff

9.11.2009
Ilustración. Fernando Gutiérrez. Fuente: elcultural

"Bluff" es el término que el narrador francés Julien Gracq (El mar de las sirtes), en la revista Empedoclé que dirigía Albert Camus, usó en 1950 para calificar la literatura. "Sólo una parte ínfima del público que habla hoy en día de literatura la conoce de verdad" dijo entonces. La editorial española Nortesur ha publicado el texto muy citado en el 2007, cuando murió el patriarca Gracq, pero aún inédito en su totalidad en castellano. Ahora que la publicidad de los libros incluye cifras de venta, las palabras de Gracq no suenan solo acertadas sino incluso proféticas. La revista "El Cultural" ofece algunos fragmentos:

Diríase que la producción literaria contemporánea presiente que tiene por delante, en algún lugar, una cita desagradable; por lo demás, se consuela por adelantado y le pone al tiempo incierto buena cara: está metida hasta el cuello en la actualidad, nos dice, la escriben para su tiempo. En cualquier caso, hay algo que, desde la Liberación, está más claro a cada año que pasa, y es que, pese a lo que afirman las escuelas y el tono cada vez más categórico de los juicios críticos, nadie, ni los escritores ni el público, sabe ya muy bien a qué carta quedarse. Una sensación de desvalimiento, de incertidumbre, de distancia entre ellos y el público va despuntando en muchos escritores, y algo así como la desagradable impresión de caminar por un tablón podrido (¿cuántos, de entre los más conocidos, considerarían hoy en día, sin que cierta angustia les oprimiera el corazón, la posibilidad de ese experimento que les proponía tiempo ha Paul Morand, la de convocar un buen día a sus fieles lectores a las ocho de la mañana en la plaza de la Concorde?). De una semana a otra, las brújulas de los críticos apuntan por turnos hacia todos los horizontes de la rosa de los vientos, vientos que dan ganas de calificar, como poco, de variables flojos. Estamos en una época que, pese la evidente plétora de talentos críticos (quizá sea ésta su marca más característica), parece más incapaz que cualquier otra para empezar a seleccionar por sí misma su propia aportación. No sabemos si hay una crisis de la literatura, pero salta a la vista que existe una crisis del criterio literario. [...]

Existe una carta forzada que resulta lucrativa, y una nada sonora que tiene mucho poder en el mundo de las letras, incluso sobre las mentes más claras: no hay nadie que consiga impedir del todo que se opere en la suya, aunque no sea más que en una proporción modesta, el paso hegeliano de la cantidad a la cualidad en provecho de un nombre que repiten miles de voces. La mirada que se posa en el rostro de un personaje famoso lo ve, incluso a su pesar, como cubierto del sutil barniz que toma del calor de miles de ojos que se abrasaron en él. Tengamos el valor de admitir que lo que hace que una obra "cuente", como suele decirse, para nosotros es a veces "es también" la cantidad de votos que suma y que auguramos con excesiva docilidad basándonos en la intensidad de una campaña electoral que nunca cesa [...]

El suplemento también ha invitado al editor Manolo Borrás, al crítico Ignacio Echevarría y al escritor Andrés Neuman ha dar su opinión.

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J.C. Onetti en El Cultural

6.26.2009
Homenaje a Onetti en El Cultural. Fuente: elcultural

Nadie ha celebrado con tanto entusiasmo en España en centenario del extraordinario Juan Carlos Onetti como "El Cultural". Seguro el primer sorprendido sería el mismo Onetti, quien al ganar el premio Cervantes leyó una declaración: "es conveniente que se sepa que el jurado [...] ha tenido la quijotesca ocurrencia de otorgar esa gran distinción a alguien que desde su juventud estaba acostumbrado a ser un perdedor sistemático, a un permanente segundón [...] que no tenía ninguna victoria en su palmarés”. Entre los convocados a este homenaje están Jorge Rufinelli, quien escribe:

Actualmente la presencia de Onetti en la literatura no debe medirse únicamente por la eventual o virtual “influencia” de sus historias, ambientes y personajes, sino por su condición de modelo de escritor auténtico que jamás se sometió a requisitos de mercado y tuvo una fidelidad única: a la literatura. Ni siquiera a sus lectores ideales. De ahí, la poderosa admiración que por Onetti han sentido escritores como Juan Rulfo, García Márquez, y Julio Cortázar. A veces esa admiración es tan poderosa que sólo puede conjurarse escribiendo un libro, y ésos son los casos de Mario Vargas Llosa con El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (2008), y de Antonio Muñoz Molina, quien desde hace tiempo -ha dicho- se encuentra escribiendo un libro sobre Onetti, y quien ha señalado como supremo elogio: “Onetti te exige una lectura muy intensa, de los cinco sentidos”. Dolly Muhr señaló que Onetti a su vez admiraba a Muñoz Molina: “Son tan faulknerianos que se admiraban mutuamente”.

También participa Ignacio Echevarría:

Se ha destacado abundantemente la sorprendente madurez con que Onetti irrumpe en su propio mundo, en su propio estilo. En este sentido, cabe referirse a él como un escritor sin prehistoria. Apenas se puede hablar en su obra de una etapa de formación. Después de El pozo (1939), las novelas Tierra de nadie (1941) y Para esta noche (1943) acusan una episódica vacilación del rumbo a seguir, consecuencia de unos años por otro lado repletos de todo tipo de llamamientos para un escritor políticamente concienciado, por mucho que su compromiso con la escritura fuera impostergable. Ya la siguiente novela, sin embargo, La vida breve (1950), funda el territorio que el resto de la obra no hará más que explorar y que poblar. Y con los cuentos ocurre otro tanto. Baste señalar que una pieza magistral como “Un sueño realizado” (1941) es el quinto cuento que Onetti publica con su firma. Entre sus cuentos y novelas, por otro lado, se despliega un espacio incierto en el que resulta difícil, en muchas ocasiones, decidir a qué modalidad conviene adscribir una pieza u otra. Labilidad genérica; recurrencia de escenarios, de personajes, de motivos temáticos; continuo estilístico: el territorio narrativo de Onetti no ofrece apenas promontorios desde los cuales jerarquizarlo. Las obras completas de este escritor configuran, así, una perspectiva circular; admiten ser abordadas desde cualquier punto, sin que el itinerario escogido, por aleatorio que sea, desfigure el efecto del conjunto. Con muy buenas razones cabría dudar entre emplear aquí la etiqueta de obras completas o, más ceñidamente, la de obra completa.


Por otra parte, Antonio Soler comenta el gusto por lo policial de JCO:

Puede que alguna vez, o siempre, Onetti tratara de escribir novelas estrictamente policiales. Nunca lo consiguió. Quizá le ocurriera lo mismo que a su maestro Faulkner cuando intentó escribir una novela del género para ganar dinero y le salió Santuario. Es lo que a veces vemos en Onetti. Una trama policiaca de fondo devorada por el autor, por el peso de su mundo. Viscoso, difuso. Detrás queda el decorado, el regusto de lo policial. Pero apenas es un paisaje borrado por una lluvia densa. Dentro de Onetti siempre llovía. Siempre había callejones solitarios, mujeres pintarrajeadas y sensuales. Y un misterio por resolver. Sólo que al acabar de leer las novelas los misterios no se resolvían. Se habían trasladado a nuestra existencia y formaban parte de nosotros, como una gloriosa epidemia.

Cierran el homnaje palabras de Luis Mateo Diez y Luis Landero, así como una reseña de Joaquín Marco al tercer tomo de las Obras completas de Onetti.

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Anagrama publicará El tercer Reich

3.23.2009
Roberto Bolaño, Barcelona 2002. Fuente: elpaís

Tras meses de arduas negociaciones, según informa El País, Anagrama finalmente consiguió la opción para publicar El tercer Reich, una novela mecanografiada y con correcciones a mano del propio Roberto Bolaño, que es anterior a sus novelas más importantes. La edición está programada para inicios del 2010. Dice la nota acerca del tema de la novela:

El primer resultado de ese rebuscar se dio en la pasada Feria del Libro de Francfort, donde del catálogo de The Wylie Agency destacaba El Tercer Reich, una novela "completa" mecanografiada "pero meticulosamente corregida a mano". Es puro Bolaño porque hay una especie de detective literario, personajes extravagantes y un sinfín de referencias literarias. A saber: Udo Berger, que querría ser un gran escritor pero que se ha de conformar con ser el campeón de juegos de guerra de Stuttgart, decide ir al hotel Del Mar de la Costa Brava junto con su nuevo amor, Ingeborg, para entrenarse con un nuevo juego, El Tercer Reich, y preparar así un torneo internacional. Todo correcto hasta que el marido de la pareja germana que acaban de conocer desaparece. Tras siete meses de arduas negociaciones, Jorge Herralde, editor de Anagrama y que ha publicado en España a Bolaño, firmará la semana próxima el contrato de edición de la obra, que lanzará en enero de 2010. "Es anterior a sus dos grandes novelas", ubica Herralde, que dice casi aliviado no saber nada de las otras dos obras inéditas, como pidiendo tiempo, sabedor de que la literatura es la literatura... y sus circunstancias.

Pueden leer más datos sobre el tema de la novela en El Periódico. Por otra parte, la opinión respecto a esta novela de su albacea y el más importante especialista en la obra de Bolaño, Ignacio Echevarría, es contundente:

Su albacea oficioso, el crítico Ignacio Echevarría, amigo íntimo de Bolaño, cree, sin embargo, que las obras en papel, el material que está siendo examinado ahora por la viuda del escritor y por Wylie, "es una parte arqueológica" de su obra. "Nada de lo nuevo que se publique va a sumar al escritor que es ya", dice.

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Bolaño vuelve a escribir

3.10.2009
Roberto Bolaño. Fuente: elversoclandestino

Esto es lo de nunca acabar. Cuando parecía que todo lo que Roberto Bolaño había dejado inédito había sido ya publicado (luego de que su albacea literario, el serio Ignacio Echevarría, buceara por todos sus archivos, documentos y disco duro por pedido expreso del mismo autor antes de su muerte) por Anagrama, de pronto los deudos de Bolaño cambian de agente literario (ingreso estelar en la literatura latinoamericana del chacal Andrew Wylie) y empiezan a aparecer no una sino dos novelas inéditas, además de diarios e ingentes cantidades de poemas. Es decir, habrá que exprimir a Bolaño hasta las últimas gotas. Pero ¿dónde estaban escondidos estos manuscritos y por qué no se los mostraron a Ignacio Echevarría? Las dudas empiezan a corroer el estado de ánimo de todos los amantes de Roberto Bolaño. La aparición de un inédito debería ser siempre una buena noticia para los fans de su autor. Pero no veo demasiadas caras felices respecto a esta noticia, por cierto. Dice la nota en la revista Ñ:

Bolaño falleció el 14 de julio del 2003. Cinco años después, el enorme puzle que constituye su archivo empieza a revelar sus tesoros. Su legado es el espejo de quien siempre escribía varias historias a la vez y desplegaba y replegaba sus relatos como cajas chinas, estructuras en vórtice, relatos yuxtapuestos. Hay notas manuscritas con los personajes que quince años más tarde emergerían en 2666. Y poemas que coinciden con sus narraciones, como El Gusano de Llamadas telefónicas. También hay diarios - de México, de Barcelona-, en cuyas hojas casi siempre aparecen operaciones aritméticas, quizás su contabilidad del número de líneas escritas o por escribir, y junto a anotaciones y reflexiones, la anotación de su menú del día. Además de El Tercer Reich, la novela inédita anunciada por el agente Andrew Wylie, hay otras dos novelas, Diorama y Los sinsabores del verdadero policía o Asesinos de Sonora. El estudio del archivo Bolaño se realiza a efecto de catalogación e inventario y el único texto sobre el que existe por ahora la decisión de publicación es El Tercer Reich, inspirado en uno de esos wargames por los que Bolaño tenía - según confesión propia-una inexplicada debilidad. El escritor solía escribir primero a mano y después pasaba el texto a máquina. En 1995 se compró su primer ordenador y antes de morir llegó a tiempo de transcribir en formato digital unas 60 páginas de las 350 mecanoscritas, lo que indica su voluntad de dar por concluida la novela. Sucede en la Costa Brava, donde Udo Berger, campeón de juegos de rol alemán, tras cruzarse con personajes siniestros, libra una partida a muerte con el enigmático y desfigurado Quemado.


Otras cosas que han encontrado en los mecanoscritos, según la nota, son páginas de diarios (que incluye una invectiva absurda contra García Márquez, al que compara con José Santos Chocano), muchísimos poemas y un bloque de lo que podría ser una continuación de 2,666:

Entre el laberinto de borradores, hay una versión más reducida de Los detectives salvajes y un bloque homogéneo, que podría considerarse la sexta novela de 2666.El escritor dejó en una nebulosa por qué Amalfitano, el especialista en la obra de Benno von Archimboldi, abandonó Barcelona para ir a dar clases al fin del mundo, a Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez), "un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento". En el mecanoscrito hallado ahora se desvela el misterio de su fuga, un motivo sorprendente que explica muchos cabos sueltos del personaje, y que adquiere, así, a la luz de este texto, nueva dimensión. Entre los papeles, destacan por su abundancia los poemas inéditos dejados por el escritor. Bolaño fundó en México, entre 1975 y 1976, antes de trasladarse a Barcelona, el movimiento infrarrealista. El texto de presentación del grupo, Déjenlo todo, nuevamente. Primer Manifiesto del Movimiento Infrarrealista, fue obra del escritor chileno, con tono de posvanguardia y anunciando ya su realismo visceral: "Cortinas de agua, cemento o lata, separan una maquinaria cultural, a la que lo mismo da servir de conciencia o culo de la clase dominante", y donde el poeta es "héroe develador de héroes, como el árbol rojo caído que anuncia el principio del bosque", pues "soñamos con utopía y nos despertamos gritando". Otra parte del archivo la forman los diarios. Los más importantes son los que abarcan hasta 1980, momento en que Bolaño se traslada de Barcelona a Girona y después a Blanes. La caja que contenía los manuscritos antiguos quedó olvidada y sólo ha sido abierta ahora para el inventario. Muestran que la capacidad creativa de Bolaño era pasmosa: escribió desde textos sobre una virgen ninfómana de Barcelona hasta una sátira desternillante con el torero Fran Rivera como personaje. El escritor tenía un inmenso orgullo literario - no confundir con vanidad-, una férrea confianza en sí mismo, asombrosamente llevada al límite en condiciones adversas. Fue un chileno de pelo greñoso que vendía bisutería para turistas en Blanes y que, aún sin obra publicada, tenía la osadía de despreciar no sólo a los literatos establecidos en su oficio como en una carrera burocrática o como competidores para encaramarse a las listas de más vendidos, sino que marcaba distancias con los grandes de la generación anterior. Siempre respetó a Cortázar, Borges y Bioy, y aun reconociendo, como lector, la grandeza del García Márquez de El coronel no tiene quien le escriba o de la catedral literaria de Vargas Llosa, su necesidad de encontrar la audacia y la inventiva para distanciarse de los escritores del boom le hacía decir, como boutade, frases de este tenor: "García Márquez a mí cada día me resulta más semejante a Santos Chocano o en el mejor de los casos a Lugones".

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Más sobre la leyenda Bolaño

1.28.2009
Roberto Bolaño a los 23 años. Foto: NYT, cortesía León Enrique Bolaño

Hace unas semanas, Gustavo Faverón nos advertía del interés de The New York Times por desentrañar el affaire Bolaño. ¿Realmente su enfermedad se debe al abuso de heroína como dicen sus biógrafos al vuelo norteamericanos? Ayer se publicó en NYT finalmente el artículo "A Chilean Writer’s Fictions Might Include His Own Colorful Past" en el que el periodista Larrry Rother hace un resumen de lo que averiguó entre sus conocidos:

Regarding Mr. Bolaño and drugs, numerous Latin American and European critics and bloggers have taken the side of his widow, accusing American critics and publishers of deliberately distorting the writer’s past to fit him into the familiar mold of the tortured artist. Mr. Bolaño’s life and work have been made into “a trivial spectacle,” Julio Ortega, a Peruvian critic and scholar, wrote in El País, the leading daily in Spain. The focus of the heroin controversy is a four-page narrative that appeared in a collection whose title translates as “Between Parentheses,” published the year after Mr. Bolaño’s death but not yet available in English. Called “Beach,” the text consists of a single long sentence, whose opening words are, “I gave up heroin and went back to my town and started on the methadone treatment administered me at the clinic. ...” The title page of “Between Parentheses” describes it as a collection of “essays, articles and speeches.” In the introduction Ignacio Echevarría, a Spanish critic and editor whom Mr. Bolaño named as his literary executor, explains that the book should be seen as “a type of ‘fragmented autobiography’ ” and “personal cartography” of Mr. Bolaño. In separate interviews, however, Mr. Echevarría and Jorge Herralde, Mr. Bolaño’s publisher, said that the introduction and title page of future Spanish-language editions of the book would be changed to incorporate language to indicate that “Beach” is fiction, as will the English-language version, which New Directions intends to publish next year. “The situation lends itself to confusion because Bolaño liked to play tricks and create mysteries,” Mr. Herralde acknowledged. “But he may just have been trying to lay a trap for his future biographers.” (...) In interviews by telephone from Spain and Mexico, Mr. Bolaño’s friends and associates suggested that he also embraced ambiguity. “He created his own myth,” said the woman with whom the writer was romantically involved at the time of his death, but who asked that her name not be published because she wants to preserve her privacy. “Nobody can deny that he played that game, and he would be the first to admit it.”

Parece claro que el error parte del relato "Playa" que publicó en El Mundo en julio del 2000. Manuel Llorente, editor de aquel cuento, aclara al respecto: "I knew Bolaño was a writer who played with reality, who cultivated ambiguities and false identities, so I didn’t care whether the narrative he submitted was true or invented" Nada más que agregar.

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La cultura española

12.10.2008
Luis García Montero, Ángel González y Joaquín Sabina. Fuente: ambigú

El caso de Luis García Montero, obligado por la justicia a pagarle a unos euros a un enemigo literario suyo, que mencioné en Moleskine Literario hace unos días, ha sido comentado en "La Revista de Libros" de El Mercurio por el crítico español Ignacio Echevarría. A él no le llama la atención el caso judicial mismo, que le parece intrascendente, sino el cierra fila a favor de García Montero de sus amigos, de aquella "cultura española" que actualmente Ignacio Echevarría desprecia, aunque en algún momento estuvo instalada en ella cómodamente como el "pope" de las reseñas literarias en El País (hasta que esa "cultura española" los castigó en medio de gran escándalo mediático por reseñar mal a Bernardo Atxaga, publicado por Alfaguara, del mismo grupo de El País):

La aceptación, por parte de un amplio -y variopinto- sector de la cultura española de las flagrantes tergiversaciones y silenciamientos de los medios hegemónicos de la prensa; su respuesta casi refleja a los llamamientos que la tupida red de amistades de García Montero hizo enseguida para cerrar filas en torno a su persona, dan cuenta del automatismo con que dicha cultura obedece a la imagen que tiene de sí misma: una imagen configurada desde los órganos del poder al que, desde hace casi tres décadas, se halla incondicionalmente aliada. Hace ya mucho que se dijo que la principal consecuencia de la tan celebrada transición española, en el plano cultural, fue el abandono de las posiciones críticas y resistencialistas, y la alianza de los intelectuales, escritores, artistas y agentes culturales con el poder, una alianza sellada por el empeño común de afianzar la democracia. No habían pasado dos años de la primera victoria de los socialistas, en 1982, cuando Rafael Sánchez Ferlosio alertaba de la situación creada -clientelismo y "populismo elitista"- en un artículo titulado premonitoriamente "La cultura, ese invento del Gobierno". Desde entonces, las cosas no han dejado de transcurrir en el sentido denunciado por Ferlosio. Hasta hoy.

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El crítico deejay

6.18.2008
Libros recomendados. Fuente: cartoonstock

Ignacio Echevarría ha escrito un furibundo artículo , publicado en la Revista de Libros, sobre la crítica literaria actual, que estaría mediatizada, sostiene, por la opinión de los lectores y las estrategias de marketing. Los "agentes culturales" se han convertido en "agentes comerciales". Así, los críticos son ahora deejay que usan sus reseñas para complacer al público. Como prueba A comenta el fenómeno Ruíz Zafón:
La reciente publicación en España de la última novela de Carlos Ruiz Zafón, El juego del ángel, ha sido tratada por la prensa cultural como un auténtico acontecimiento. A bombo y platillo se anunció que la primera tirada de una novela de un autor español alcanzaba la cifra record de un millón de ejemplares. Cuando a los pocos días aparecieron las reseñas del libro se tuvo ocasión de asistir a un espectáculo penoso que, sin embargo, es cada vez más frecuente: el del crítico temeroso del público al que se dirige, intimidado por la abrumadora legión de los lectores, acobardado por el aparato propagandístico puesto en marcha por publicitarios y periodistas, unos y otros compitiendo en su afán sensacionalista, dando por sentado que tan elevado número de consumidores no se pueden equivocar. Hace cuarenta años, el escritor alemán Reinhard Baumgart hizo públicas una serie de provocadoras propuestas destinadas a vapulear a la crítica de su país. La más sensacional de todas ellas consistía en postular, para el reseñista de los diarios, un papel semejante al de disc-jockey en una pista de baile. Atrás va quedando, cada vez más desprestigiado -decía Baumgart-, el crítico investido de autoridad, ya sea la autoridad del académico, del policía, del aduanero o del agente de tráfico. Éste formulaba sus juicios desde el supuesto de que el público al que se dirigía estaba necesitado de orientación y de recomendaciones, cuando no directamente de instrucción. Pero entretanto, la inflación plebiscitaria ha abonado entre los lectores la convicción de ser ellos mismos peritos tan aptos como cualquiera para calibrar los méritos de un libro. Basta ver lo que ocurre muy patentemente con el fútbol o con el cine. Así las cosas, el crítico tiende a actuar como una especie de delegado de ese cuerpo general de peritos que constituye su público, ni más ni menos que como actúa un disc-jockey. El éxito de éste, como el del nuevo crítico, depende de su capacidad de sintonizar con los ocupantes de la pista, cuyas apetencias, cuyos gustos, cuyo grado de excitación o de embriaguez le corresponde a él adivinar, estimular y acompasar.

La pregunta interesante es quiénes son los críticos realmente influyentes en la actualidad, y a qué se debe esa influencia. ¿Puede un crítico literario tener la fuerza de convencimiento que Ophra? Michiko Kakutani, la crítica más influyente, ¿es también considerada la mejor por sus lectores? Hace unos años, luego del intento fallido de hacer un blog de metacrítica con un grupo de bloggers (entre ellos yo), Gustavo Faverón comentó este tema en Puente Aéreo.

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Muerte del Crítico Pope

4.18.2008
Pope. Fuente: infovisual

En un congreso en Buenos Aires sobre Crítica y Comunicación, los chilenos Álvaro Matus y Pedro Pablo Guerrero celebraron la muerte del Crítico Pope en Chile, es decir de aquel juez unívoco, hegemónico e incuestionable que clasificaba a los escritores, y con absoluto poder papal los levantaba o los lanzaba al pozo. Pero no todos celebran esa defunción. En la "Revista de Libros", Ignacio Echevarría -quien alguna vez, para la imaginería de algunos autores, pudo ser considerado un crítico pope en España- lamenta su pérdida. Así lo justifica:

(...) hay que admitir que la extinción del crítico pope constituye un indicio inequívoco de la merma de la crítica, de su función cada vez más problemática. Pues se trataba, en definitiva, de una figura de enorme utilidad, tanto para los lectores como para los escritores, que se servían de ella para orientarse o construirse, ya fuera por afinidad o por antagonismo, una y otro contrastados a lo largo de una relación que se prolongaba en el tiempo y que entrañaba un caudal compartido de lecturas. Y que entrañaba, no tanto el acatamiento de una presunta autoridad (siempre susceptible de ser impugnada), como el reconocimiento de una comunidad (la que esa autoridad interpelaba, una comunidad construida por lecturas e intereses compartidos) capaz de sostener, a través de ella, una discusión no distorsionada directamente por los eslóganes comerciales y las cifras de ventas.Dadas las circunstancias, al crítico sólo le cabe el papel de francotirador más o menos emboscado en el espeso bosque del periodismo cultural y de la publicidad explícita o camuflada.

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Lectores fiables

8.19.2007
Lectores. Fuente: caelanoche

A partir de una frase de Kurt Vonnegut: "No escasean los buenos escritores. Lo que nos falta es una masa de lectores fiables", Ignacio Echevarría se pregunta en la Revista de Letras de "El Mercurio" por la demografía de los buenos lectores en el mundo. ¿Será el problema que cada vez escacean más los buenos lectores? ¿O, más bien, que cada vez abundan más los lectores poco fiables?

Dice: " [Vonnegut] no habla de la muerte del lector, ni siquiera se refiere a la escasez de buenos lectores, sino que, simplemente, dice que lo que falta -lo que nos falta, a todos- es "una masa de lectores fiable". Esta expresión presupone que la masa de lectores -buenos o malos- existe. De hecho, a nadie le cabe dudar de ello. Precisamente es aquí donde reside la clave del problema: en el carácter informe de esta masa. En su segmentación y en su articulación cada día más difusas, que hacen cada vez más difícil prever su gusto, su comportamiento, sus conductas. Así visto, el problema de la literatura no sería tanto la merma constante de "buenos lectores" (¿veinticinco mil?, ¿cinco mil?, ¿quinientos?, ¿diez? ¿Cuántos hacen falta para sostener el buen nivel de una literatura?) como el incremento indiscriminado de los mismos, la constitución de una desorbitada "masa de lectores" que revienta, por razón de su número y de su consistencia tan heterogénea, cualquier atisbo de "comunidad lectora" en la que poder confiar y con la que establecer un mínimo nivel de interlocución. Ocurre de este modo que los escritores no saben para quién escriben; los editores no saben para quién publican; los críticos no tienen ni idea de qué representan. Ni siquiera los publicistas saben lo que les conviene decir. Todos van dando palos de ciego, y entretanto las librerías se llenan de libros destinados -dicen- a la gente que no lee, cuando no, en el mejor de los casos, a la gente a la que, más que leer, le gusta que le guste leer. En España, la consagración de un escritor como Javier Marías vino determinada por el éxito que obtuvo en Alemania entre lectores que, pocos años después, aplauden con fervor igualmente unánime a un escritor como Carlos Ruiz Zafón. Es un ejemplo. En las listas de libros más vendidos se codean Paul Auster, Paulo Coelho, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Alessandro Baricco, Mario Vargas Llosa, Dan Brown, Almudena Grandes, John Grisham, Julia Navarro, José Saramago, Arturo Pérez-Reverte, Ildefonso Falcones... ¿Quién diferencia el grano de la paja? ¿Y en nombre de quién? ¿Cuántas veces no se oye aquello de que "el lector tiene la última palabra"? ¿La última? ¿Para decir qué? Y sobre todo, ¿quién va a creérselo?"

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