MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

No quieren biografía de Kapu

2.16.2010
Ryszard Kapuscinski. Fuente: espaciocrítico7

Una más sobre viudas literarias, un auténtico tópico en el Moleskine Literario y en cualquier blog que se dedique a las noticias literarias. La viuda del escritor y reportero Ryrzard Kapuscinski, Alicja, no quiere que se publique una biografía del periodista polaco y ha acudido a Tribunales para impedirlo. ¿La razón? Una mención al probable pasado como espía del régimen comunista de Kapu. Aquí la nota:

La que fue esposa de Kapuscinski (1932-2007), Alicja Kapuscinska, ha solicitado al tribunal civil deVarsovia que impida la divulgación del libro Kapuscinski Non-Fiction , de Artur Domoslawski, según informa hoy la edición digital de Reszpospolita . La viuda del famoso periodista polaco no ha querido dar explicaciones, e insiste en que su abogado le ha recomendado no hablar del tema hasta que los jueces no se pronuncien sobre su petición. "Estoy sorprendido, no quiero creer que la mujer de un gran autor quiera que los tribunales censuren la difusión de información", lamenta Domoslawski, quien sospecha que el problema reside en un pasaje de la biografía que se refiere a la posible colaboración de Kapuscinski con los servicios secretos comunistas. Artur Domoslawski ha explicado que cualquier referencia a la conexión del difunto reportero con el espionaje durante el comunismo se basa en archivos del Instituto para la Memoria Nacional (IPN), una institución encargada de estudiar los crímenes cometidos durante el periodo de ocupación nazi y comunista.

Etiquetas: , ,

Tras el muro

12.22.2009
Ilustración: Fernando Vicente/ El País

Esta noticia se la dedico a Mercedes Monmany, y a través de ella a todas las personas que como ella, y yo, consideramos la literatura del Este de Europa como la mejor literatura del siglo XX. La nota en El País dice que, tras el premio Nóbel a Herta Muller, se viene una ola de traducciones "detrás del muro" (imaginario). Lo cierto es que en España la literatura de Europa del Este siempre ha sido bien atendida aunque nunca tan exitosa como ahora. Dice la nota:

Después de 20 años de la caída del muro de Berlín, la literatura de los países del Este de Europa ha dejado de ser una anomalía en España. Lejos aún de sus imbatibles colegas anglosajones, los escritores del otro lado del antiguo telón de acero son los favoritos de los editores españoles a la hora de encargar una traducción. El último Premio Nobel de Literatura, concedido a la rumana Herta Müller, y su fulminante rescate editorial se ha sumado al Príncipe de Asturias de las Letras otorgado al albanés Ismail Kadaré, la recuperación integral de la obra del serbio Danilo Kis al hilo del vigésimo aniversario de su muerte o la traducción, el mismo año de su aparición en Polonia, del último poemario de otra premio Nobel, Wislawa Szymborska [...] La rumana Viorica Patea, traductora y profesora de la Universidad de Salamanca, afirma que, además del de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 empezaron también a derrumbarse muchos "muros ideológicos" a este lado de las ruinas. "Llegué a España en 1977, y durante años, si pedías en una librería una obra de Solzhenitsin te miraban como si estuvieras pidiendo Mi lucha, de Hitler". Hoy nadie discute la importancia de una obra como Archipiélago Gulag (Tusquets). Mucho menos, la de los Relatos de Kolimá, de Varlam Shalámov, para muchos la gran obra sobre el universo concentracionario soviético. Hace dos años Minúscula comenzó a publicar la edición integral en seis tomos. Viorica Patea recuerda también el éxito tardío de una novela como Vida y destino, de Vassili Grossman. En 1985 Seix Barral publicó una versión (del francés) que pasó sin pena ni gloria. La traducción directa del ruso que publicó en 2007 Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores lleva vendidos más de 200.000 ejemplares. El mismo sello acaba de publicar Años de guerra, más de 600 páginas de relatos y artículos escritos por el Grossman corresponsal. Los que el 9 de noviembre de hace dos décadas se acostaron creyendo todavía en el paraíso comunista no se levantaron descreídos el día 10. "Las mentalidades cambian más lentamente que la propia historia", dice Patea. Dos años antes de la caída del Muro, Jaume Vallcorba, responsable de la editorial catalana Quaderns Crema, lanzó un sello en castellano: Sirmio. Además de los primeros libros de un profesor universitario completamente desconocido llamado Javier Cercas, Sirmio se empeñó en publicar autores contemporáneos como el polaco Slawomir Mrozek y a clásicos del centro y el este de Europa como Stefan Zweig o Joseph Roth llamados a tirar de los primeros. La aventura duró cinco años. Luego cerró. Muchos de los títulos que languidecieron bajo el sello Sirmio triunfaron luego bajo la etiqueta de Acantilado, fundada por el propio Vallcorba en 1999. "Novela de ajedrez, de Zweig, que no vendió ni una edición como Sirmio lleva 11 como Acantilado", cuenta el editor. Fue Acantilado quien recuperó al futuro Nobel húngaro Imre Kertész y quien inició la edición completa, todavía en curso, de la obra del serbio Danilo Kis, autor de obras como Jardín, ceniza, considerado por Joseph Brodsky como "el mejor libro escrito en la Europa de la posguerra". Este año se cumplen 20 de su muerte y el que viene se celebrará en Madrid un simposio sobre su figura. Para Vallcorba, en un momento en el que los escritores de Europa Occidental "miraban hacia Estados Unidos", los del Este "conservaron la gran tradición europea. Para ellos era un símbolo de resistencia política. ¿Un rasgo común? Tal vez su humor, que nace del absurdo kafkiano del mundo que relatan, pero no cae nunca en el sarcasmo. Hablan de cosas muy serias sin tremendismos". El derrumbe del llamado socialismo real trajo una doble apertura. Por un lado, los lectores occidentales descubrieron un mundo desconocido. Por otro, los Gobiernos de los países del Este empezaron una política de difusión de sus culturas que antes no existía fuera de la ortodoxia política. De ahí que muchas traducciones al español cuenten con el apoyo económico de los países de origen. El polaco Adam Zagajewski enumera en sus memorias de infancia los síntomas del régimen comunista -empeñado en reducir la variedad humana a tres tipos: "el funcionario, el obrero y el policía"- eran éstos: "la palidez del rostro, el temblor de las manos, las conversaciones en voz baja, el silencio, la apatía, la costumbre de cerrar a conciencia las ventanas, la desconfianza con los vecinos y la afiliación masiva al partido detestado". A partir de síntomas similares está construida la obra de Herta Müller, perteneciente a la minoría germanófona de Rumania. Siruela acaba de reeditar La bestia del corazón y La piel del zorro y anuncia para la próxima primavera Todo lo que tengo lo llevo conmigo, publicada este mismo año en Alemania. El próximo viernes se cumplen también 20 años de la muerte de Nicolae Ceausescu, ajusticiado junto a su mujer. Según Viorica Patea, el Nobel a Müller es un símbolo, pero sobre todo el reconocimiento a una escritora que supo convertir en arte el crudo relato de la vida bajo una dictadura: "La historia no puede seguir sin analizar cómo llegamos hasta allí, sin expiar esa culpa individual y colectiva".

Etiquetas: , , , , , , ,

Wislawa Szymborska collage

12.04.2009
Szymborska y su libro collage. Fuente: elpaís

" (...) qué buena es... extraordinaria, genial, serena y apabullante a la vez, totalmente envidiable" dijo Rocío Silva Santisteban en el "Test de Wilde" de Puente Aéreo sobre la premio Nobel polaca Wislawa Szymborska. Y para que la "envidie" más hay que añadir que la poeta, además, es una artista plástica interesante con el papel y la tijera. Dos libros nuevos suyos se asoman a España. Como un adelanto de "Babelia" de mañana, aquí El País hace un homenaje fotográfico a los collage de la polaca:


León encima del coche


Hombre en bañera


Dedo y mujer

Hombre tumbado con frase "demasiado pensamientos"

Menina en el paisaje

Torre de maletas

Etiquetas: , , , , , ,

Nalkowska reseñada

6.30.2009
Carátula del libro. Fuente: archimadrid

Zofia Nalkowska es una escritora polaca a la cual, según me entero por Mercedes Monmany, debemos agradecer el descubrimiento de autores como Bruno Schulz o Witold Gombrowicz. Ahora, la editorial Minúscula ha publicado una obra suya, Medallones, que Monmany reseña bajo el escalofriante título "Jabón humano":

La muerte, una muerte apocalíptica que reina como una realidad única y desoladora, atraviesa las páginas de este libro desde el comienzo hasta el final. El Apocalipsis es tan aplastante que «da la sensación de que ya no queda nadie vivo, de que ya no vale la pena perseverar ni insistir». Insistir en seguir viviendo. Nada del mundo de antes parece haberles quedado como referencia a estos hombres y mujeres, las víctimas. El terror se ha hecho dueño de todo y «se interpone» a cada paso entre ellos, hasta el punto de que cada uno, en ese mundo de lobos, se convierte peligrosamente para el otro en «un riesgo».«¿Y nadie os dijo que hacer jabón con grasa humana era un delito?», le preguntará un miembro de la Comisión Investigadora, recién acabada la guerra, al ayudante polaco de los macabros experimentos que un tal doctor Spanner llevaba a cabo en las siniestras mazmorras de un Infierno de Dante del aprovechamiento industrial de cadáveres instalado en Gdánsk. El joven, cuenta Zofia Nalkowska, responderá «con una sinceridad absoluta»: «No, nadie me lo dijo». No sólo nadie le había dicho que era un delito, sino que en aquellos días en que proliferaba la idea de que «todo era posible», nadie le advirtió de que era algo malo, repudiable, una abominación. El joven se llevará jabón a casa y, aunque su madre, al principio, se muestre algo asqueada y reticente, luego le dirá que «hace muy buena espuma». Las escenas y testimonios escalofriantes no dejan tregua al lector en este pequeño libro único, impresionante y, tristemente, de lectura obligatoria. De lectura obligatoria en un mundo moderno que no sólo olvida, sino que, muy a menudo, distorsiona o insulta, utilizando intolerables y consentidos paralelismos. Paralelismos en los que llamar nazi a alguien, en especial a los israelíes de nuestros días, hijos y nietos de los masacrados, se ha convertido en algo banal, fácil, sin consecuencias, sin necesidad de dar muchas más explicaciones. Medallones es un libro conciso, sin adornos, doloroso como un zarpazo lanzado directo al corazón y a las conciencias, en el que no se incluyen arquetipos narrativos inventados por la imaginación macabra de un autor de historias hechas expresamente para no dormir. Se trata de seres humanos en situaciones humanamente inimaginables: judíos que ayudaban a descargar cuerpos de gaseados que un día se tropiezan, cara a cara, con los cadáveres de su mujer y sus hijos pequeños; jóvenes mujeres de la Resistencia torturadas y prematuramente devastadas, tuertas y sin dientes; chicas huidas de un vagón de ganado que al caer del tren se rompen una pierna y a las que nadie del pueblo cercano quiere ayudar, mientras se dedican a desfilar delante de ellas como quien contempla a un animal moribundo en su jaula del zoo?

Etiquetas: , , , , ,

El suspenso de Conrad

7.04.2008
Joseph Conrad. Fuente: Corbis/ the guardian

La novela inacabada de Jospeh Conrad, Suspense, será editada en España por la ediorial Funambulista. Se trata de una historia que ocurre en Génova en el siglo XIX, con Napoleón encarcelado en la isla de Elena. Dice "El País":

Su protagonista es Cosmo Latham, un joven inglés que viaja a Génova mientras Napoleón está exiliado en la isla de Elba. Allí, Latham se ve inmerso en un ambiente perturbador de conspiadores, diplomáticos y espías que gravitan en torno a la presencia fantasmagórica del emperador recluido. Además, allí encontrará el amor en la figura de madame de Montevesso, una joven aristocrática liberal casada con un militar sin escrúpulos. En esta novela, que Conrad creía que sería uno de sus mayores logros, el escritor muestra la maestría de su oficio, la precisión y la riqueza de escritura de una obra que hubiese podido ser maestra si la muerte repentina no le hubiese impedido acabarla.

Como se sabe, Jospeh Conrad murió en 1924.

Etiquetas: , , , ,

Eliminado: Slawomir Mrozek

6.16.2008
Slawomir Mrozek. Fuente: in berlin

Polonia ya no es lo que era antes. Al Perú le tocó una Polonia deslumbrante, una máquina arrasadora con el pelado Lato. La de hoy depende solo de la agilidad y heroicidad de su portero Boruc. No se le auguraba ningún futuro en la Euro2008 y por eso Slawomir Mrozek tampoco tenía demasiadas expectativas en la Euro literaria de este blog. Y así como ingresó sin mayores aspavientos (más allá de una carátula desafortunada donde se veía al entrenador polaco con dos cabezas alemanas degolladas, una de ellas la de Ballack), se fue sin tragedia eliminada por una Croacia que promete cosas mayores. Slawomir Mrozek, un dramaturgo y narrador satírico interesante pero uno de los que menos expectativa despertaban en mí en esta genial lista literaria de la Euro, se fue también sin ganas de llorarlo. Vale la pena leer sus cuentitos, algunos muy ingeniosos y otros simplemente absurdos, publicados por El Acantilado La vida difícil (por cierto, la próxima vez elegiré al Jerzy Pilch de la alcohólica Casa del ángel Fuerte o sobre todo al estupendo Adam Zagajewski de En belleza ajena (Pre Textos) como representante polaco. ¡No sé cómo se me pasó!).

Etiquetas: , ,

Gombrowicz en Argentina

6.13.2008
Witold Gombrowicz. Fuente: fort

Rita Gombrowicz, la esposa de Witold Gombrowicz, reconstruyó los 25 años que pasó su famoso esposo en Argentina en un libro editado en Francia bajo el título Gombrowicz en Argentina. El libro, sin embargo, nunca fue traducido al castellano hasta que la editorial Cuenco de Plata se animó recientemenete. En el suplemento Radar hacen un especial al respecto invitando a una sierte de escritores argentinos, contemporáneos suyos, a reconstruir oralmente al polaco. Uno de ellos es Rodolfo Rabanal quien dice:

Mientras vivió en Argentina, donde escribió, durante los veinticuatro años que residió aquí, la mayor parte de su obra, el círculo más prestigioso de las letras de entonces, prefirió ignorarlo: bastaron dos visitas a la casa de Victoria Ocampo para que lo consideraran un polaco insufrible. Y, sin duda, él habrá colaborado no poco para que así ocurriera. “El artista –dice Gombrowicz en alguna parte de su diario– debe actuar siempre en los confines mismos de la vergüenza y el ridículo.” Esa convicción –qué duda cabe– distaba de ser un buen pasaporte en las aduanas de San Isidro.
De modo que escribió en su idioma, en pobres pensiones del barrio sur, viviendo un poco de lo que le viniera a la mano o ganando un magro sueldo como empleado del Banco Polaco. ¿Era conde, como le gustaba presumir un poco en broma y un poco en serio? ¿O se trataba del retoño de una rica familia burguesa de provincia, culta y refinada? Lo último es mucho más probable que lo primero, pero el resultado vuelve indistintas esas opciones de origen: sus maneras, su insolencia quieta, sus calculados argumentos para fomentar una discusión, su forma de llevar la muy usada ropa que vestía con elegancia descuidada, sus ideas exclusivistas, su individualismo tenaz, su libertad perdularia y dionisíaca, sus riesgosos merodeos por las zonas de Retiro a la caza de encuentros homosexuales pasajeros, todo, en fin –o casi todo– casaba estupendamente con los reflejos sociales de su más bien incierto pasado.
Personalmente, jamás lo conocí, y sin embargo hubo un momento en que me “intoxiqué” de su presencia.

En otras notas, tenemos el recuerdo de Antonio Berni, Adolfo de Obieta, Paulino Frydman, Ernesto Sábato (de quien se publica un texto dirigido a Rita) y una carta de Manuel Gálvez dirigida a Gombrowicz. El texto de Ernesto Sábato habla sobre la homosexualidad del autor:
(...) apenas vos te fuiste con Matilde, cambió todo, su tono, sus palabras, su contenido: todo fue grave, serio, modesto, cariñoso. Conversamos de nuestros trabajos, me criticó por mi tendencia a publicar poco, etcétera. Pero cuando yo le pregunté sobre lo que estaba haciendo y sobre lo que más quería hacer, su tono se volvió especialmente serio y con una voz muy baja me dijo: “Ernesto, lo más importante que yo podría hacer, y que ya no haré jamás, sería la narración de mi experiencia poética durante mis primeros años de Buenos Aires”. Por su tono, por su pudor, imaginé que era referente a su experiencia homosexual. Con toda mi fuerza y mi admiración lo insté a que la escribiera, que dejara cualquier otra cosa para expresar aquella experiencia que sin duda podía ser una de las más grandes cosas que dejara en su vida. Pero una y otra vez él me escuchaba con triste expresión, mientras me hacía gestos negativos con la cabeza.

Etiquetas: , , , ,

Cueto sobre Conrad

12.12.2007
Joseph Conrad. Fuente: javiermarias.com

Alonso Cueto ha celebrado los 150 años de Joseph Conrad con un artículo en el suplemento mexicano "Confabulario". El "eterno extranjero", el solitario, así lo califica. Un artículo imperdible, lleno de anécdotas, para absoluto disfrute de los que admiramos al escritor polaco (a contrapelo de lo que quisiera nuestro padre Nabokov, el cascarrabias, quien lo menospreciaba).

Dice Alonso: "Aún hoy, quizá Conrad tendría motivos para no sentirse del todo aceptado por los ingleses. No es de extrañar que el 150 aniversario de su nacimiento (el último tres de diciembre) haya pasado casi inadvertido. Una nota del diario The Independent hace notar que el único indicio que queda de la vida de Conrad en Londres (donde vivió durante largas temporadas) es una placa azul en Pimlico, en un edificio donde compartió un cuarto con varios otros huéspedes. Hay otra pequeña placa en Kent, donde vivió con su familia. Con ocasión de este aniversario, la Sociedad Conrad solicitó que el Servicio Postal hiciera un retrato del escritor, pero la petición cayó en saco roto. Y sin embargo, en una ocasión, Conrad le dijo a un amigo inglés, “Soy más inglés que tú, porque yo elegí serlo”. En realidad, Conrad no era un inglés ni un polaco ni un europeo ni un extranjero sino todo aquello junto. Hijo del nacionalista polaco Apollo Korzeniowski, a los cinco años (en 1862) acompaña a su padre y al resto de la familia a una prisión rusa, en Siberia, un castigo por sus actividades políticas. Poco después su madre muere de tuberculosis y cuando Conrad tiene apenas doce años, ve morir a su padre, que es enterrado en Cracovia. Huérfano de padre y madre, al cuidado de su tío Tadeo, en 1874, a los dieciséis años, abandona Polonia para ir a Marsella, donde iniciará su vida en la marina mercante. Para entonces, aunque era un muchacho, su vida había estado tan llena de eventos que tenía la experiencia de un adulto. Al subir al tren que lo exiliaba de Polonia, sintió que “se subía a un sueño”.

La soledad de sus personajes no sólo reproduce la de su vida sino de sus opciones como escritor. En el prólogo a El negro del Narciso , uno de los textos más emocionantes que se han escrito sobre el arte de escribir, Conrad rechaza todas las escuelas y define la escritura como la “tentativa de un espíritu individual para hacer justicia, lo mejor que se pueda, al universo visible”. En este mismo texto afirma que “todo arte debe dirigirse en primer término al universo de los sentidos” y resalta que la primera función de un texto narrativo es “hacer ver” este “fragmento de vida”. Sin embargo, Conrad evidentemente no es un escritor realista. En sus obras, con frecuencia sentimos que entramos en un universo de sueños y de pesadillas. La realidad tangible de estos escenarios funciona como punto de partida para la exploración de una metafísica. Sombras, rumores, visiones borrosas pueblan sus visiones nocturnas. No en balde puso en el inicio de “Un náufrago en las islas”, la frase de Calderón: “La vida es sueño”. En sus cartas, confesaba que le interesaba contestar de alguna manera a la pregunta de qué es lo que hace que los seres humanos continúen con sus vidas, al margen de las leyes morales o de los principios legales. La respuesta, creo, es el apego a la realidad que los hombres comparten. Para Conrad, la realidad era un espacio infinito de exploración, un universo místico, inesperado, lleno de aventuras, capaz de producir la mayor variedad de registros. Ese apego a la aventura, a la exploración y al redescubrimiento de la realidad sostiene a sus héroes. Nunca quiso entender sino ser plenamente consciente de la vida de sus personajes y de la suya propia. La frase de Linda Viola a Nostromo en el final de la novela, lo expresa: “No lo puedo entender. Pero nunca te olvidaré. Nunca.”

Etiquetas: , , , ,

Joseph Conrad, 150

12.04.2007
Joseph Conrad. Fotografía: Hulton Getty. Fuente: the guardian

Ayer, Joseph Conrad hubiera cumplido 150 años. De las muchas notas que he leído al respecto, les dejo una que apareció la semana pasada en El Cultural a cargo de Germán Gullón. También un artículo en The Independent titulado explícitamente: "Conrad, the literary outsider ignored by his adopted country" y un Conrad Quiz en The Guardian. A ver quién hace puntaje perfecto.

Dice la nota: "El corazón de las tinieblas resulta hoy la mejor conocida, en parte por haber inspirado a Francis Ford Coppola la película Apocalyse Now (1979). Posee un ritmo narrativo que nos capta desde la primera línea: “El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil.” Enseguida comienza Marlow a relatar sus recuerdos del viaje al Congo. Iba empleado por una compañía belga que exportaba marfil al continente. Según avanza en el viaje oiremos de Kurtz, el mejor agente de la empresa. Cuando Marlow lo encuentre, el empleado modelo ha sido tragado por la selva, por la barbarie y cruzado la raya de la civilización. Vive enfermo y aterrorizando a los indígenas, movido por los más bajos instintos, como el de hacerse rico y ejercer su omnímodo y arbitrario poder. Este desecho humano ha descendido al infierno. El genial Juan Rulfo seguiría un parecido periplo en Pedro Páramo. Los murmullos de los muertos asaltan al hijo de Páramo en su escenso a los infiernos; a Kurtz es la oscuridad y misterio de la selva.Mientras Marlow cuenta su historia, el narrador apostilla: “enseguida un cambio ocurrió en las aguas [que rodeaban al barco], y la serenidad se hizo menos brillante pero más profunda.” Genial muestra de un estilo que, en una vuelta de prosa, obliga a imaginar la superficie serena y brillante del agua a la caída de la tarde a un agua que oculta los misterios de su oscura profundidad cuando es vista a la luz del crepúsculo. Sólo la prosa de Juan Ramón Jiménez o de Valle-Inclán podría compararse a ésta, pues ofrecen también una representación del mundo valiéndose de una gama de colores extensa, que supera el impresionismo y se acerca al expresionismo. Conrad, según dijeron Juan Benet y Javier Marías, tiene un poder y una fuerza expresiva únicos.

Etiquetas: , , , ,

Wislawa Szymborska

12.03.2007
Wislawa Szymborska. Fuente: berlin.polemb.net

Dentro de los descubrimientos de los Premios Nobel, uno que hay que agradecer especialmente es el de la polaca Wislawa Szymborska, quien ganó el premio en 1996 ante la incredulidad de todo el mundo y terminamos descubriendo a una gran poeta. Dentro de unas semanas se editará en España un nuveo libro de ella, titulado Dos puntos, y en el ABCD las letras Jaime Siles le hace una semblanza y además, adelantas un par de poemas del libro.

Dice la nota: "[...] vayamos al libro -Dos puntos- publicado en 2004 y que ahora se acaba de traducir: como la mayoría de los de su autora, es breve, y tematiza situaciones propias de la comedia. «Ausencia», por ejemplo, recrea una de esas situaciones tan hipotéticas como reales que fascinaban a Edgar Neville y que objetivan el carácter circunstancial de cuanto nos constituye y nos envuelve, y el azar que rige tanto su sustancia como sus accidentes. La habilidad de Szymborska consiste en saber desarrollarlo y resolverlo desde las propiedades poéticas de la lengua coloquial, que ella maneja con tanta soltura como elegancia. En «ABC» aplica como técnica el principio de indeterminación, pero no como lo hace la física, sino como suele hacerlo la novela. En «Accidente de tráfico» hay ese simultaneísmo de lo cotidiano que inspiró a las vanguardias y que puede verse en uno de los mejores cuadros de Ponce de León, pero con una clara diferencia: ese simultaneísmo no es el de Sonia Delaunay sino el de nuestra generación del 50. Algo similar sucede en «Mañana - sin nosotros», parte de cuyo título coincide con otro de Hierro, y cuyo territorio coincide con el del Ángel González de los años sesenta por el tono y la solución que le da. Más significativo -por su carácter lúdico y el sorprendente uso de la rima- es «Moralidad silvestre», en el que los traductores se han atrevido a mantenerla y reproducirla con un notable resultado y efecto musical, que se agradece por lo fiel que es a la arquitectura del poema y a la forma de construirla y ordenarla no desde el logicismo del lenguaje sino desde las posibilidades y caprichos de la fonación. «

Etiquetas: , , , , ,

Bruno Schulz en Drohobycz

11.04.2007
Autorretrato de Bruno Schulz. Fuente: bodil zalesky

En el suplemento "Babelia", Antonio Muñoz Molina aprovecha una exposición en España de los grabados del autor para hacer un homenaje a uno de los narradores más brillantes y raro, rarísimo, que dio el siglo XX: el polaco Bruno Schulz. Y en especial al barrio de Drohobycz, centro neurálgico de su obra, que que perteneció al Imperio Austrohúngaro y a Polonia y a la Alemania nazi y a la Unión Soviética y ahora es parte de Ucrania.

Dice Muñoz Molina: "Drohobycz, el lugar apartado del mundo, se convierte en el mundo para el fugitivo que nunca llega a irse. (...) Las postales en sí mismas, como las fotografías, las cartas, los dibujos, los libros, son reliquias de aquel tiempo, de aquel mundo extinguido. En la imaginación literaria y visual de Bruno Schultz esas calles conocidas y tediosas en las que pasó su vida se llenan de una oscuridad en la que las casas parecen agazaparse contra la noche y el miedo como las figuras humanas. Detrás de las puertas hay bocas de pozos y de laberintos. El escaparate de una tienda vulgar de tejidos puede ocultar burdeles fantásticos y bibliotecas de libros pornográficos tan turbadores que las mujeres de sus ilustraciones cobran vida y tientan a quien abre esas páginas con una forma de deseo que lo hace arrastrarse convertido en animal hechizado y sumiso, como los hombres a los que convertía en cerdos la maga Circe. Las mujeres de Schultz se parecen a las majas venales de los Caprichos de Goya y a las de las novelas pornográficas baratas que encontraría en los cajones de su padre, pero otras veces son las mujeres vestidas a la última moda con las que se cruzaba en las calles de Drohobycz: las mujeres que salían gallardamente sin compañía vigilante después de la guerra, emancipadas de miriñaques y corsés, con faldas cortas, con zapatos de tacón y medias de seda, con sombreros fantasiosos y labios pintados de carmín; mujeres que cruzan las piernas y fumaban en los cafés y trabajaban en las oficinas, que caminan erguidas y resueltas mientras hombres oscuros se apartan amedrentados y las miran de soslayo, o quedan súbitamente deslumbrados por su aparición. Cómo iba a marcharse Bruno Schultz de Drohobycz, si tenía en esa ciudad una maqueta exacta del mundo. Viajaba y volvía. Daba clases de dibujo en el mismo instituto en el que había sido alumno. Escribía cartas con una letra impecable y diminuta a las mujeres lejanas de las que estaba enamorado. En noviembre de 1942 planeó por tercera vez la huida. Los alemanes ocupaban la ciudad y los judíos estaban recluidos en el gueto. Había escondido sus papeles, el manuscrito de su novela recién terminada, El Mesías. Se había buscado documentación falsa y un salvoconducto para viajar a Varsovia, donde imaginaba que le sería mucho más fácil esconderse. Los monstruos que habitaban la ciudad en sus dibujos y en sus cuentos ahora se paseaban mucho más atroces a la luz del día. Schultz había salido a la calle para buscar algo de comida. Miraba las calles, las tiendas, los lugares de siempre, con la sensación anticipada de lejanía de quien está a punto de marcharse. Miraría al oficial de la Gestapo que se acercó a él para dispararle un tiro en la cabeza y dejarlo tirado en la calle con la expresión de miedo que dibujó tantas veces en sus autorretratos".

Etiquetas: , , , ,

Corazón de tinieblas

11.03.2007
Corazón de tinieblas. Fuente: ideasfixas2

En una columna de Javier Reverte que publica El País sobre la novela de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, leo esta acertadísima nota acerca de la traducción del título. Y eso me conduce a la revista Dossier que me envían desde Chile, una estupenda publicación de la Universidad Diego Portales, dedicada en este número a cómo titular libros o artículos y que comentaré más adelante.

Dice Reverte: "El título de la novela se ha publicado en español siempre como El corazón de las tinieblas, pero su título en inglés es simplemente Heart of Darkness, esto es, Corazón de Tinieblas. Traducido así, resulta de una ambigüedad más aproximada al propósito del escritor, pues Conrad funde dos corazones en uno: el de la selva primitiva y el del hombre fascinado por lo abominable. En todo caso, para quienes vivimos la literatura con pasión, El corazón de las tinieblas no es una obra que pueda dejarnos indiferentes. Porque la novela trata de hablar no sólo del alma vesánica de Kurtz, sino de lo que puede esconderse en la de todos nosotros."

Etiquetas: , , , , ,

Gunter Grass

10.04.2007
Gunter Grass, pronto cumple 80. Fuente: Milenio

Y siguien la pista de otros Premios Nobel de Literatura, tenemos al alemán Gunter Grass quien prontó recibirá un homenaje en la ciudad polaca de Gdansk, donde nació, celebrando sus 80 años. Expondrán entonces algunas acuarelas suyas. Pero quizá eso no sea suficiente para hacer sentir feliz a Grass, quien desde la publicación de sus memorias Pelando a la cebolla -que incluyen la confesión de juventud nazi- ha visto su popularidad mermada en Alemania. Sus quejas las reproduce el diario mexicano "Milenio".

Dice la nota: "El Premio Nobel de Literatura de 1999, el alemán Günter Grass, se quejó en una entrevista publicada hoy en un diario alemán de que su obra no es objeto de suficiente reconocimiento en su propio país. “En el exterior me tratan como ya casi no me ocurre en Alemania. Se respeta mi obra, surgida en cinco, seis décadas, sin tener en cuenta lo que se piense de mi persona o postura”, dijo el literato al diario “Frankfurter Rundschau”. Grass sostuvo que en Estados Unidos, tanto los críticos como los lectores dispensaron un trato más justo que en Alemania a la autobiografía “Pelando la cebolla”, en la que confesó haber formado parte de muy joven de las unidades nazis SS. En Estados Unidos “se parte de lo que el autor quería conseguir y se examina si efectivamente lo consiguió″, prosiguió Grass. “En la crítica literaria alemana, por el contrario, está en primer lugar lo que el crítico espera del autor”.

Etiquetas: , , , , ,

Adam Zagajewski

9.22.2007
Adam Zagajewski. Fuente: goest.de

Uno de los libros que conseguí en ese furtivo viaje madrileño fue En la belleza ajena, del polaco Adam Zagajewski, editado por Pre-Textos. Aún no he tenido tiempo para leerlo, pero le he dado una ojeada antes de escribir esto y estoy absolutamente seducido. Lo separaré para un momento especial. Por lo pronto, les dejo la reseña de Luis Antonio de Villena que apareció hoy en Babelia sobre una nueva antología de su obra poética, esta vez por El Acantilado, y que lleva el título encantador de Antenas.

Dice la reseña: " Especialistas aparte, ocurre lo de siempre: los poetas extranjeros nos suelen llegar tarde, sino post mórtem, a no ser que medie algún evento de resonancia mundial, como el Nobel. De ahí lo novedoso -en el ámbito polaco- del caso de Adam Zagajewski (nacido en 1945), traducido y conocido entre nosotros desde hace tres o cuatro años a través de las ediciones de Pre-Textos y Acantilado. Quizás el haber sido un exiliado del régimen comunista -desde 1982 vivió fuera de Polonia, adonde regresó en 2002, al menos de visita- sea un factor que contribuya a esa universalidad. Su patria se cerraba pero se abría lo demás (...) En su concepción la poesía nos salva los momentos mejores, por lo que los libros de Zagajewski suelen tener algo de dietario: viajes, encuentros, pensamientos, recuerdos, todo ello se nos da en un tono coloquialmente culto, que busca la sorpresa y el pensamiento lírico, pero que no desdeña la cotidianeidad, lo consuetudinario. Por ello su poesía puede ser de celebración y elegiaca a un tiempo, o detenerse tanto en una memoria como en un momento de amor. Antenas, su libro más reciente (aquí se incluye además una antología de su libro anterior, Regreso, centrado en su retorno a Polonia), puede ir desde la bella yuxtaposición de imágenes de Antenas en la lluvia hasta, por dos veces, la evocación de El viejo Marx o un análisis de Siracusa, la ciudad siciliana, y una evocación -casi una oda- de las Grandes naves, bajeles o transatlánticos que surcaron el mar y que nos suenan a mito o leyenda. El mejor Zagajewski se acerca al cántico o al apunte atinado, fino. El menos conseguido (es lo normal en esta estética de lo inmediato) suele parecer la nota de un diario, mera remembranza. Pero la idea subyacente de salvar la vida, reviviendo en el poema lo más fértil de ella, sin descuidar el arte, no da malos resultados, como saben algunos poetas españoles de ahora mismo no muy lejanos a ese estilo. (Zurbarán, por ejemplo, es uno de los meros poemas-apunte). "La vida normal ansía", concluye otro poema. Sin duda el "resplandor" en que lo puede transformar la poesía..."

Etiquetas: , , , , , , ,

Un crimen polaco

8.10.2007
Krystian Bala en juicio. Fuente: El País

Hoy leí en la primera plana del diario "El Comercio" una nota que decía: "Vanidad literaria delató a..." y me puse pálido, pero luego descubrí que se referían a otro escritor. Se trata de un polaco llamado Kristyan Bala, autor de la novela Amok. Todo empieza cuando en el año 2000 encuentran el cadáver de una persona flotando en el río Oder, atado con una soga que iba del cuello estrangulado a las muñecas atadas a la espalda. Se supo que el hombre se llamaba Dariusz Janiszewski pero no había más pistas. Hasta que luego de unos años, recibieron por correo la novela de Bala en la que se describe un asesinato idéntico, en medio de ritos satánicos, con una serie de datos concretos no conocidos públicamente. La policía descubrió que el asesinado había estado relacionado con la ex esposa del escritor y lo mandó a detener.

Dice la nota: "Tras recibir el ejemplar, los agentes detuvieron a Bala y lo acusaron del crimen. El comisario Jacek Wroblewski se afanó en demostrar que el asesino ficticio era un trasunto de su autor y se ganó así las burlas de la prensa y reproches por no distinguir entre ficción y realidad. No bastaron para procesar a Bala los paralelos entre su vida y la del asesino en la ficción, ni la probada relación entre el muerto y la ex esposa del primerizo novelista. Fue liberado a instancias del juez de instrucción. Los investigadores policiales, sin embargo, no cejaron. Volvieron a barajar las sospechas: el asesino de Amok es un intelectual aburrido y Bala, que se ganaba la vida escribiendo sobre sus viajes y fotografiando fondos marinos, se presentaba a sí mismo como filósofo. El día en que murió, Janiszewski recibió una llamada desde el mismo teléfono utilizado para llamar a la madre de Bala. E investigaron la desaparición del teléfono móvil de la víctima hasta descubrir que el propio Bala subastó por Internet un teléfono del mismo modelo pocos días después del asesinato. Además, la grafomanía y la petulancia comprobadas del escritor pusieron nuevas pistas en su contra. La policía comprobó que los e-mails anónimos llegados a una redacción de la televisión polaca con reflexiones filosóficas sobre "el crimen perfecto" provenían de locutorios en Indonesia y China. Lugares donde el viajero Bala había estado haciendo fotos submarinas en las fechas del remite. En 2006, Krystian Bala volvió a la cárcel como presunto autor del asesinato. (...) Su ex esposa declaró en el juicio que, tras el divorcio, Bala se mostró agresivo ante sus amigos y conocidos, entre ellos Dariusz Janiszewski. Además, Bala se jactaba, al parecer, de controlar sus emociones hasta neutralizarlas (...) A menudo, los autores reflexionan sobre las consecuencias que la ficción de sus novelas puede acarrear en la realidad, como en las historias con sorpresa en las que el asesino es no ya el narrador, sino el propio autor de una obra ficticia. Al novelista Bala, su primera obra de ficción le ha llevado a la cárcel. Y podría pasar 25 años más entre rejas si lo declaran culpable."

Etiquetas: , , ,

Bruno Schulz, el demiurgo

7.17.2007
Bruno Schulz, autorretrato. Fuente: un buraco na sombra

Muchas veces me ha sucedido que pienso en un autor o tema y, zas, al día siguiente aparece comentado en el blog "Puente aéreo" de Gustavo Faverón. Ayer, en medio de un insomnio que se está haciendo habitual, se me ocurrió pensar en Bruno Schulz y su libro Las tiendas de color canela, según la traducción de Barral editores (por Salvador Puig, y que en mi memoria las recuerdo mucho mejores que la actual de Siruela, que recoge una anterior de la editorial Montesinos). Y ahora aparece mencionado en un post de "Puente Aéreo". Recuerdo que ese libro, gracias a la recomendación entusiasta, diría extasiada, de Xavier Echarri, fue uno de los primeros que leí una vez ingresado a la facultad de letras y su impacto fue muy profundo. Recuerdo mucho de él, pero en especial el capítulo llamado "Tratado de los maniquíes o El segundo libro del Génesis" que fue para mí una inspiración literaria, una auténtica arte poética de la fragmentación, que justificó no sólo mi obra (eso es lo de menos) sino todas mis pedanterías teóricas en un taller literario en el Museo de Arte. Nadie podía reclamar entonces (y los que han leído Las fotografías de Frances Farmer sabrán de qué hablo) que a mis cuentos le faltaba final, o que no tenían argumentos, o que mis personajes estaban mal perfilados psicológicamente. Ante cualquier duda o murmuración, los mandaba a leer el "Tratado de los maniquíes".

¡Ah, tiempos aquellos en que al menos tenía el pelo largo y la edición de Bruno Schulz publicada por Barral! Ahora eso y aquello se ha perdido. Me queda el internet. Lean aquí el "Tratado de los maniquíes" (y que me perdonen los futuros profesores de talleres, incluyéndome). Yo les adelanto la parte que más me impresionó (el subrayado es mío):

"Nosotros no buscamos, decía, obras de largo aliento, seres hechos para durar mucho tiempo. Nuestras criaturas no serán héroes de novelas que abarquen muchos volúmenes, sino que tendrán breves papeles, lapidarios, caracteres sin profundidad. A menudo sólo los llamaremos a la vida para que ejecuten un solo gesto o pronuncien una sola palabra. Lo reconocemos francamente: no insistiremos en la duración o en la solidaridad de la ejecución, y nuestras criaturas serán casi provisionales, hechas para no servir más que una vez. Si se trata de seres humanos les daremos, por ejemplo, la mitad del rostro, una pierna, una mano, la que le será necesaria para su papel. Sería pedante preocuparse por el segundo elemento si éste no está destinado a entrar en juego. Por detrás podría, simplemente, hacerse una costura o pintarlos de blanco. Nosotros depositaremos toda nuestra ambición en esta noble divisa: un actor para cada gesto. Para cada palabra, para cada acto, haremos nacer un hombre especial. Tal es nuestro gusto, y será un mundo al gusto nuestro.
»El Demiurgo estaba enamorado de los materiales sólidos, complicados y refinados; nosotros, a su vez, damos preferencia a la pacotilla. Estamos interesados y positivamente seducidos por la chapucería, por todo lo que es vulgar e insignificante. ¿Comprenden -preguntaba mi padre- el profundo sentido de esa debilidad, de esa pasión por los trozos de papeles de colores, el papel maché, el barniz, la estopa y el serrín? ¡Pues bien! -respondía con una dolorosa sonrisa- esa debilidad se debía a nuestro amor por la materia por sí misma, por lo que ésta tiene de velloso y poroso, por su consistencia mística. El Demiurgo, ese gran señor y artista, la hace invisible al hacerla desaparecer bajo los ojos de la vida. Nosotros, por el contrario, apreciamos sus disonancias, sus resistencias, su torpeza mal desbastada. Nos gusta discernir en cada gesto, en cada movimiento, su grave esfuerzo, su inercia y su torpeza de gran oso dócil.»

Etiquetas: , , , , , , ,

No habrá censura

6.05.2007
El Nobel polaco Sienkewicz renace por polémica. Fuente: Wikipedia

Llegó la mesura. El primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, desmintió a su ministro de Educación (el ultranacionalista Roman Giertych, quien ya había hecho el payaso diciendo que los Teletubbies eran gays) y dijo que no censurarán a ningún autor de los libros escolares. Pero con Giertych entre ellos tienen una bomba de tiempo activada en el gabinete, sin duda. Tendrán que tenerlo en cuenta.

El premier polaco declaró: “Es absurdo enfrentar a Sienkiewicz, Nóbel por su novela 'Quo vadis?' y a Gombrowicz, famoso por sus obras 'Ferdydurke' y 'Transatlántico', porque los dos son pilares de la cultura polaca"

Etiquetas: , , ,

Censura polaca

6.04.2007
Witold Gobrowicz será censurado de textos escolares polacos por ser "muy erótico". Fuente: zwoje.

Por decisión del ministro de Educación (es un decir) y viceprimer ministro del Gobierno polaco, Roman Giertych, pretende quitar de los libros de textos escolares a autores como Goethe, Dostoievski, Conrad, Gombrowicz y Kafka y cambiarlos por escritores que estimulen el nacionalismo y el espíritu religioso, como Papa Juan Pablo II y el escritor Nobel Henryk Sienkewicz. El proyecto, desde luego, ha ganado el rechazo unánime de estudiantes e intelectuales de ese país.

En declaraciones a un diario polaco dijo: “Quiero que se sepa que los cambios han sido propuestos por los propios maestros en consultas celebradas entre ellos mismos y que por el momento se trata sólo de un proyecto”.

El ministro, además, es un homofóbico rabioso que calificó recientemente a los homosexuales “pederastas asquerosos” y ha pedido que se prohíban las propagandas de tema homosexual o que favorezcan al aborto.

Por otra parte, la Asociación de Amigos de la Obra de Henryk Sienkiewicz han pedido que, dada la calidad de los autores vetados, se vete también la obra de Sienkiewicz.

Etiquetas: , , , , , , ,

Cacería de brujas

5.23.2007
Stefan Bratkowski defiende a Ryszard. Foto: M. Grygiel. Fuente: Fototapeta.

Stefan Bratkowski, decano del periodismo polaco y amigo de Ryszard Kapuscinski –acusado de espía- declaró que las acusaciones contra éste sobre su relación con el espionaje comunista es parte de una “cacería de brujas” y que el cronista nunca estuvo “al servicio del mal”. La nota en “El Comercio”.

Esta es la explicación, absolutamente creíble por lo demás, que ofrece Bratkowski: “En los tiempos en que Ryszard comenzó su trabajo de corresponsal de la Agencia de Prensa Polaca todas las personas que salían del país estaban obligadas a comprometerse a que, tras su regreso a Polonia, informarían sobre lo que vieron y oyeron en sus viajes (…) Kapuscinski, como todos los demás, tuvo que hacerlo y lo hizo sin duda varias veces, describiendo sus viajes por países de África, Asia y América Latina, pero nunca hizo nada contra nadie, porque era un hombre de gran honestidad e integridad".

Y ya que los polacos están de cacería de brujas, ¿por qué no investigan al pelado Grzegorz Lato que nos tuvo de hijo en dos mundiales? ¡A la pira con él!

Etiquetas: , , ,

El (inútil) espía Kapuscinski

5.22.2007
Ryszard Kapuscinski. Fuente: CBC.CA

Ya pasaron por lo mismo John Le Carré, a Graham Greene y a Ernest Hemingway. Y ahora le toca el turno a Ryszard Kapuscinski, el cronista polaco recientemente fallecido, a quien se le acusa de haber aceptado espiar para la policía secreta de su país durante el régimen comunista, entre los años 1967 y 1972, a cambio de permisos para viajes a África y el Medio Oriente. Así lo cuenta “El Comercio”.

Lo divertido de la nota publicada en la versión polaca de la revista Newsweek, es esta frase que está en el archivo Kapuczinski: “Durante su cooperación demostró mucha voluntad, pero no ha provisto ningún documento significativo". ¡Gracias a Dios había espías inútiles como éste, o se nos venía la tercera guerra!

Etiquetas: , , , , ,