MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Un crimen polaco

Krystian Bala en juicio. Fuente: El País

Hoy leí en la primera plana del diario "El Comercio" una nota que decía: "Vanidad literaria delató a..." y me puse pálido, pero luego descubrí que se referían a otro escritor. Se trata de un polaco llamado Kristyan Bala, autor de la novela Amok. Todo empieza cuando en el año 2000 encuentran el cadáver de una persona flotando en el río Oder, atado con una soga que iba del cuello estrangulado a las muñecas atadas a la espalda. Se supo que el hombre se llamaba Dariusz Janiszewski pero no había más pistas. Hasta que luego de unos años, recibieron por correo la novela de Bala en la que se describe un asesinato idéntico, en medio de ritos satánicos, con una serie de datos concretos no conocidos públicamente. La policía descubrió que el asesinado había estado relacionado con la ex esposa del escritor y lo mandó a detener.

Dice la nota: "Tras recibir el ejemplar, los agentes detuvieron a Bala y lo acusaron del crimen. El comisario Jacek Wroblewski se afanó en demostrar que el asesino ficticio era un trasunto de su autor y se ganó así las burlas de la prensa y reproches por no distinguir entre ficción y realidad. No bastaron para procesar a Bala los paralelos entre su vida y la del asesino en la ficción, ni la probada relación entre el muerto y la ex esposa del primerizo novelista. Fue liberado a instancias del juez de instrucción. Los investigadores policiales, sin embargo, no cejaron. Volvieron a barajar las sospechas: el asesino de Amok es un intelectual aburrido y Bala, que se ganaba la vida escribiendo sobre sus viajes y fotografiando fondos marinos, se presentaba a sí mismo como filósofo. El día en que murió, Janiszewski recibió una llamada desde el mismo teléfono utilizado para llamar a la madre de Bala. E investigaron la desaparición del teléfono móvil de la víctima hasta descubrir que el propio Bala subastó por Internet un teléfono del mismo modelo pocos días después del asesinato. Además, la grafomanía y la petulancia comprobadas del escritor pusieron nuevas pistas en su contra. La policía comprobó que los e-mails anónimos llegados a una redacción de la televisión polaca con reflexiones filosóficas sobre "el crimen perfecto" provenían de locutorios en Indonesia y China. Lugares donde el viajero Bala había estado haciendo fotos submarinas en las fechas del remite. En 2006, Krystian Bala volvió a la cárcel como presunto autor del asesinato. (...) Su ex esposa declaró en el juicio que, tras el divorcio, Bala se mostró agresivo ante sus amigos y conocidos, entre ellos Dariusz Janiszewski. Además, Bala se jactaba, al parecer, de controlar sus emociones hasta neutralizarlas (...) A menudo, los autores reflexionan sobre las consecuencias que la ficción de sus novelas puede acarrear en la realidad, como en las historias con sorpresa en las que el asesino es no ya el narrador, sino el propio autor de una obra ficticia. Al novelista Bala, su primera obra de ficción le ha llevado a la cárcel. Y podría pasar 25 años más entre rejas si lo declaran culpable."

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