MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

En memoria de Pauline

11.10.2009
Ernest y Pauline Hemingway. Fuente: jfklibrary

París era una fiesta es un libro póstumo de Hemingway, y para muchos una de las mejores memorias escritas en el siglo XX, cuya publicación a manos de su cuarta esposa, Mary Hemingway, siempre ha estado atravesada por la polémica. Dicen que Hemingway en vida pensaba que el libro estaba incocnluso pero Mary, la viuda, impuso la edición luego del suicidio. Y ahora uno de los nietos de Hemingway, Sean, cuya abuela es la segunda esposa de Hemingway, Pauline, ha "restaurado" la edición del libro para demostrar que Mary lo manipuló para dejar a su abuela como una arpía. Si una viuda es demasiado, cuatro (y sus descendientes) es imposible de manejar. Dice la nota:

¿Por qué esta revisión? se preguntan muchos expertos o simples aficionados a la lectura. Los cambios son más bien pocos, en su mayoría de orden dentro del volumen. Lo que en un sitio aparece en un capítulo - el dedicado al poeta Ezra Pound-, ahora son dos, uno en el cuerpo principal y otro en los sketches adicionales. Así que sobre la iniciativa de Sean pende la sospecha de que la principal razón para esta revisión no es otra que la de "restaurar" la imagen de su abuela, Pauline Pfeiffer, la segunda esposa del autor de El viejo y el mar. En la edición clásica, a Pauline se la pinta como una depredadora que rompió el feliz matrimonio entre el escritor y Hadley Richardson. Esa misma pregunta del porqué se la formula a bote pronto uno de los lectores que ha acudido a escucharle. "Cuando se publicó por primera vez - contesta el nieto-no se utilizó todo el material. Mi abuelo lo dejó inacabado y el capítulo con el que se cerraba (Nunca hay un final en París) lo rehízo Mary". Precisamente es este capítulo el que ofrece el cambio más sustancial. En la nueva edición no aparece como tal. Parte de ese relato se encuentra en el núcleo central, en el llamado Inviernos en Schrums.Pero cortado de forma abrupta. De pronto se habla "de tres corazones", en lo que es la única referencia a Pauline, a la que no se cita por su nombre ni en un libro ni en el otro. "Cualquier culpa fue mía", escribe ahora Hemingway, se llame Ernest o Sean, para justificar su primera ruptura matrimonial. Además, la conclusión del primer relato se traslada, en la reedición, a los sketches. Es un nuevo título, The pilot fish and the rich, lugar en el que se recupera el tramo final del libro original aunque modificado. Se incide en la irrupción de la que sería la segunda esposa, aunque si en la edición de 1964 ella era la arpía, en la del 2009, el autor de Fiesta o Adiós a las armas asume la culpa. (...) Poco antes de suicidarse, Ernest Hemingway envió una carta a su editor, Charles Scribner, en la que le informaba que esas memorias de los años veinte "no pueden salir tal como están y no tienen final". Mary, su viuda, no lo vio igual y en un artículo que publicó en 1964 sostuvo que "Hemingway debía dar el libro por acabado". Se encargó de perfilar el manuscrito, cambió el orden de algunos capítulos y añadió otros que el autor había descartado. Y, lo más relevante, insertó un apartado final sobre la ruptura del primer matrimonio. El origen del proyecto restaurado, comenta Sean, se encuentra en su tío, Patrick Hemingway, hijo de Pauline. No esconde, porque así lo ha reconocido, que su tío cree que "la edición original fue terrible con su madre". La nueva le satisface. De la revisión de los archivos deduce que "sus padres fueron felices". Patrick, de 81 años, no arremete contra Mary en declaraciones a The New York Times, pero da una clave para entender la animadversión hacia Pauline y el cariño a Hadley: todo se debe, según su versión, a que Hadley poseía un cuadro de Miró que quería Mary.

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El doble de Hemingway

7.09.2009
El doble de Hemingway en Pamplona. Fuente: adn.es

Thomas Grizzard es el nombre del ganador de un concurso de dobles de Ernest Hemingway, organizado en Pamplona para celebrar los cincuenta años de la última vez que el escritor visitó Pamplona. Asimismo, para conmemorar la fecha se ha inaugurado una estatua de Hemingway, a la que se le ha colocado el pañuelo rojo símbolo de los sanfermines. Digo yo: a tantas noticias históricas y celebraciones entusiastas: ¿Por qué no le añaden una definitiva? Que se acaban los sanfermines y las corridas de toros. Eso sí que sería histórico y magnífico. Nos devolvería la fe en que el hombre es un ser racional y sensible. Nada, ni una fiesta patronal ni un escritor notable y menos aún todo el dinero y el show mediático que corre en las plazas de toros, justifica la crueldad contra los animales. Basta ya.

Para muchos, Hemingway es el responsable de que los Sanfermines sean unas fiestas conocidas internacionalmente. Visitó Pamplona en nueve ocasiones, la primera el 6 de julio de 1923 como corresponsal en Europa del semanario canadiense Toronto Star y la última, y motivo de este aniversario, en 1959. Su novela "Fiesta" suele señalarse como culpable de la repercusión y la transformación que de los Sanfermines se produjo tras su publicación, por el enorme tirón turístico e icono cultural y mediático que supone desde entonces y que continúa en la actualidad. Así lo ha señalado hoy la alcaldesa durante el acto, al explicar que Hemingway "fue de verdad", una persona que "cambió nuestras fiestas", pues su llegada marcó "un antes y un después" en la historia de los Sanfermines. Barcina ha recordado que en 1923, durante la primera visita del escritor a la capital navarra, Pamplona era una ciudad de unos 35.000 habitantes y a cuyas fiestas no acudían visitantes de países lejanos, "tan sólo de la vecina Francia", pero el estadounidense "consiguió hacer la fiesta internacional y llevarla a todos los rincones del mundo". La alcaldesa también ha valorado la actitud de Hemingway al saber mezclarse con los pamploneses y comprender la forma de disfrutar de "lo auténtico de las fiestas". El homenaje se ha celebrado en la estatua con la que Pamplona honra a Hemingway, situada junto al callejón de entrada a la Plaza de Toros, desde donde el escritor "puede ver el último tramo del encierro todos los días de las fiestas y escuchar cómo se viven las corridas", ha dicho Barcina. Más tarde, la alcaldesa ha colocado un pañuelo a la efigie del escritor, "el más grande que he puesto nunca", ha bromeado, como símbolo de "pañuelo que se anudan personas de todo el mundo".

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Hemingway mujeriego

6.19.2009
Hemingway y su cuarta esposa, Mary Welsh. Fuente: clarin

Una de los momentos extraordinarios de mi visita a La Habana a principios de este año fue la visita al hotel "Ambos Mundos" donde aún se mantiene intacta la habitación 511, la favorita de Hemingway. Junto con Daniel Mordzinski y Alvaro Enrigue tomamos unas fotos en ese cuarto iluminado, apoyados en la cama, al lado del velador con el teléfono negro y con un par de revistas (que no podíamos tocar pero yo lo hice) encima de la naranja colcha. Esa misma habitación ahora es el lugar para una exposición fotográfica, y con documentos, sobre Hemingway y sus mujeres como parte de un Coloquio Internacional dedicado al norteamericano:

La muestra reúne fotos, documentos y objetos que estarán expuestos todo el año en la famosa habitación 511 del Hotel "Ambos Mundos" de la capital cubana, donde Hemingway vivió en la década del treinta. Las imágenes de Agnes Von Korowsky, la enfermera que fue su primer amor e inspiró la novela Adiós a las armas, comparten espacio con las fotografías de sus esposas Hadley Richardson, Marta Gelhorn, Pauline Pfeiffer y Mary Welsh, y de algunas de sus amantes como la cubana Leopoldina. Imágenes de De Gelhorn, quien fue escritora y periodista y la primera esposa con la que el Nobel de Literatura convivió en la isla, se exponen algunos objetos personales y libros dedicados a Hemingway. También se exhiben cartas de Welsh, su cuarta y última esposa; un telegrama de la canadiense Jane Mason, que fue amante del escritor en La Habana en los años treinta; y un libro de poemas de la italiana Adriana Ivancich, otro de sus amores. En su libro de memorias La torre blanca, Adriana publicó fragmentos de cartas de Hemingway, quien se refería a ella como "mi amor último y verdadero". Además le escribía, "No soy un escritor lo bastante bueno como para poder decirte todo lo que te echo de menos". Adriana en tanto reflexiona en su obra: "A menudo tuve la impresión de estar junto a un jovenzuelo. A veces me daban ganas de protegerlo contra sí mismo". Gianfranco Ivancich, el hermano de la amante de Hemingway, "defendió la idea de que tuvieron un amor platónico. Pero yo creo que por la forma en que plasma en su obra a Renata, el alter ego de Adriana, es más que eso. Yo creo que fue un amor apasionado y tierno, si no fue carnal", opinó -ante la consulta de la agencia ANSA- Ada Rosa Alfonso, directora de la casa museo Hemingway . Sin embargo, uno de los personajes más atractivos de la muestra es Leopoldina, la prostituta cubana que Hemingway dejó reflejada en su libro "Islas en el Golfo" y que conoció en el bar "Floridita" de La Habana. "Es un tema muy carismático. Todos los visitantes quieren conocer cuántas mujeres tuvo Hemingway", explicó a Efe Esperanza García, a cargo del patrimonio del escritor en el Hotel "Ambos Mundos". Según la especialista, los turistas que visitan la habitación siempre "le achacan un romance nuevo" al autor de El Viejo y el mar. "Si llega un japonés, dice que Hemingway se enamoró en Japón. Si es un finlandés, también le busca novias en su país", añadió García. La muestra ha sido completada con el patrimonio que atesora la Casa Museo Hemingway en "Finca Vigía", ubicada en las afueras de La Habana, y donde el escritor vivió largas temporadas desde 1939 hasta poco antes de su muerte.

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Expatriados top ten

5.13.2009
Exilio. Fuente: espacioluke


Jean Francoise Fogel recoge en su blog una lista publicada en The Guardian -fanáticos en hacer listas, como se sabe- sobre los 10 mejores libros sobre el exilio. Fogel dice además: "(...) lo que más me interesa es la ausencia, lógica, de autores de América Latina. Pasaron años y años exiliados en Europa o en EE. UU. por razones políticas, pero en sus obras, de hecho, no se apartaron de sus países. Propongo una ley: a pesar de vivir en el exilio los autores latinos tienen poco talento literario para el destierro". La lista es la siguiente:

1. El americano tranquilo de Graham Greene

2. A Woman of Bangkok de Jack Reynolds

3. El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell

4. The Discovery of Tahiti (El descubrimiento de Tahiti) de George Robertson

5. Cuando partí una mañana de verano de Laurie Lee

6. El caballero del salón de Somerset Maugham

7. Thomas Cook European Railway Timetable (horarios del ferrocaril)

8. Habla, memoria de Vladimir Nabokov

9. Bajo el volcán de Malcolm Lowry

10. París era una fiesta de Ernest Hemingway

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Franco contra Hemingway

Hemingway en España. Fuente: elpaís

Una noticia ha dado la vuelta al mundo literario: El gobierno de Franco ejerció poder para censurar, cambiando palabras, la adaptación de las novelas de Hemingway en Hollywood, espcíficamente aquellas que se refieren a la Guerra Civil española como Por quién doblan las campanas. Obviamente, los mansos que estaban entonces a cargo de la industria cinematográfica le hicieron caso a las pataletas del dictaror. Dice la nota en El País:

La censura franquista tildó a Ernest Hemingway y sus obras como "una amenaza a la moral conservadora de España" y llegó a condicionar la adaptación de sus libros al cine por la industria estadouidense, ha afirmado hoy a Efe Douglas Laprade, profesor de la Universidad de Texas. Laprade, que interviene hoy en Málaga en un encuentro internacional sobre Hemingway, ha publicado tres libros en los que ha recopilado los documentos de la censura acerca del escritor y las cartas de los embajadores y cónsules españoles en Estados Unidos que intentaron suprimir la producción de películas norteamericanas basadas en sus obras. Así, en 1942 el cónsul de España en Los Ángeles escribió en una carta al ministro español de Asuntos Exteriores que estaba revisando el guión de Por quién doblan las campanas, en el que se cambió la palabra "rebeldes" por "nacionales", mientras que "leales" se sustituyó por "republicanos". "La industria del cine estadounidense fue cómplice de Franco en la censura a Hemingway", porque en 1942 "todo el mundo estaba contra Hitler, EEUU no quería tener otro enemigo en Franco y había que complacerle", según Laprade, que ha destacado que del guión original de la citada película se suprimió una escena "en la que los falangistas violaban a la protagonista, María".

Pero lo más divertido de la nota, sin duda, es la esquizofrenía censora franquista:

"El Ministerio de Información y Turismo era esquizofrénico, porque por un lado hacía la censura y por otro lado promovía el turismo. El mismo ministro que censuraba a Hemingway colocó una estatua suya junto a la plaza de toros de Pamplona por haber propagado las fiestas de la ciudad", ha añadido Laprade.

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Retrato de Hemingway con elefante

3.06.2009
Hemingway y el elefante cubano. Foto: radarlibros

El libro La buena vida de Ernest Hemingway, editado en España lujosamente por Belaqva, es una recopilación de fotografías y frases célebres del autor de El viejo y el mar, premio Nóbel, boxeador, cazador, torero, alcohólico, mujeriego y suicida. La recopilación la ha hecho A. E. Hotchner y la comenta para Radar Libros Rodrigo Fresán. En cuanto a las frases, Fresán es implacable: Hemingway no era precisamente Oscar Wilde. Sus proverbio son aburridos, predecibles, ingenuos, aunque a veces da en el blanco como acota Fresán al poner énfasis en una frase que deberíamos poner todos los escritores en un polo o colocarla sobre la cabecera de la cama: "Nunca te creas una buena crítica porque entonces estás obligado a creerte las malas". (me hubiera gustado conocer esa frase antes de ponerme a postear todas las notas sobre Un lugar llamado Oreja de perro, caramba). Fresán enumera con malicia algunos proverbios perfectamente olvidables:

Aquí van algunas de ellas que el célebre “detector de mierda” de Hemingway evidentemente no pudo detectar: “Sólo conozco dos reglas absolutas acerca de la escritura: una es que si haces el amor mientras estás atascado en una novela, corres el peligro de que las mejores partes se queden en la cama; la otra es que la integridad de un autor es como la virginidad de una mujer: cuando se ha perdido, no se recupera nunca”, “La prueba definitiva de un libro es cuánto material bueno le puedes quitar”, “Para escribir sobre la vida, ¡primero hay que vivirla!”, “Escribir y viajar, además de ensancharte las miras, te ensanchan el culo, así que prefiero escribir de pie”, “El impreso de las carreras es el verdadero arte de la ficción”, “Nunca confundas acción con movimiento”, “¿Por qué a los buenos toreros les tocan siempre los buenos toros?”, “Me podrás enseñar cómo se escribe, cómo se dispara o se hace el amor, pero nunca me podrías enseñar cómo se entra en una bahía”, “Para ser un buen padre hay una regla: cuando tengas un hijo, nunca lo mires durante los dos primeros años”, y mejor me detengo aquí porque la prueba definitiva de un buen artículo de revista es cuánto material bueno le puedes quitar o algo así. Y Hemingway es tan bueno disparando comillas...

Mucho mayor interés le despiertan a Fresán las fotos de Hemingway. Para Fresán, el escritor era absolutamente consciente de su necesidad no de escribir la Gran Novela Americana sino de convertirse, antes, en el Gran Escritor Americano, y la novela vendría por añadidura. Las innumerables fotos que se tomó en vida formarían parte de ese plan. Dice Rodrigo Fresán:

(...) puede afirmarse que Hemingway fue un consciente y astuto enfocador de sí mismo casi desde el principio de la leyenda. Alcanza con comparar las fotos de Hemingway con las de los otros dos ángulos de la Santísima Trinidad de la Literatura Made in USA: Francis Scott Fitzgerald y William Faulkner. Puestas junto a las fotos siempre movidas y en movimiento de Hemingway, las de Fitzgerald son siempre estáticas, correctos retratos que desbarrancan hacia lo patético (aquella postal navideña de Scott junto a Zelda y a Scottie, los tres levantando sus piernas en un cancán doméstico con arbolito al fondo; o aquella otra con sombrero charro en la frontera mexicana) o proféticamente peligrosas (Faulkner vestido como gentleman cazazorros montando el caballo que lo arrojaría hacia la muerte). Pero uno y otro, por lo general, sonríen y miran fijo desde escritorios. Un poco incómodos, acaso sabiendo que no hay cosa menos interesante que contemplar a un buen escritor haciendo lo que mejor hace. El cuarto hombre -–y según Faulkner el mejor de ellos por la ambición de su inevitable fracaso– fue el literariamente expansivo y literalmente gigantesco Thomas Wolfe, y sus fotos cumplen la función de poner las cosas a escala. Así, nos enteramos de que el manuscrito Del tiempo y el río le llegaba casi hasta su altísima cintura y que podía cambiar las bombillas del techo sin necesidad de subirse a una silla. (...) Así, en sus fotos, Hemingway aparece cazando, pescando, boxeando, toreando, abrazando, bebiendo, combatiendo, sonriendo siempre, con todos y cada uno de sus dientes, esa sonrisa todavía más automática y desesperada que la de Tom Cruise. La sonrisa, sí, de alguien consciente de que, en alguna parte, cerca, alguien dispara una cámara para volver a robarle un poco de su alma. Hemingway supo o decidió que las fotos de un escritor tenían que ser fotos que contaran, que pudieran verse como si se las leyera, como si se tratara de cuentos instantáneos.

Evidentemente, Fresán no es un rendido admirador de Hemingway. Aunque sí rescata algo de él, una novela no terminada y casi desconocida (editada póstumamente) titulada El jardín del Edén donde "por una vez, el joven aprendiz de cazador es un delator y no un héroe y traiciona con su pequeñez la grandeza del animal". En ella aparece un elefante y sobre elefantes (y fotos con elefantes) trata el último párrafo de esta espléndida nota:

En La buena vida según Hemigway (elegantemente editado por la editorial Belacqua, de Barcelona, publicado justo cuando empiezan a rescatarse los –dicen–, muy reveladores papeles cubanos del autor) hay, por supuesto, una foto de Hemingway con elefante en Cuba. En ella, Hemingway asume la estampa de dueño de circo y el elefante, obediente, se para sobre sus patas traseras. Tal vez -–seguro– sea idea mía, pero el elefante tiene cara de estar pensando, hemingwayanamente, algo así como “Nunca le apuestes a un animal que habla, excepto si eres tú mismo” y que a toda buena vida le puede llegar su mala muerte. Mientras tanto y hasta entonces –la distancia que hay entre el click del disparador y el bang de un disparo– mantener este libro lejos del alcance de los niños, no intentar hacer en casa lo que hizo su autor, y una vuelta de mojitos para todos.

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Supersticiones literaria

2.13.2009
Pata de conejo contra el viernes 13. Fuente: micajóndesastre

Hoy es Viernes 13, un pésimo día para algunos, una pésima película para la mayoría. No existe nadie más supersticioso que yo, aunque debo decir que el Viernes 13 no es un día que especialmente me ponga nervioso. Será que al 13 no le tengo miedo, qué raro. En fin, me alegra saber que no soy el único supersticioso del gremio (ni el peor). Hoy, en homenaje a la fecha, Juan Palomo en su blog coloca las supersticiones de dos grandes: Ernesto Hemingway y Toni Morrison. Dice:

Aunque no soy supersticioso (pero sólo porque trae mala suerte), en días como éste, viernes y 13, conviene recordar que pocos gremios tan maniáticos como el letraherido. ¿Sabían que Hemingway era incapaz de escribir una línea sin llevar en el bolsillo derecho una castaña de indias y una pata de conejo raída, con los huesos y los tendones relucientes de tanto sobarlos? ¿Y que Toni Morrison, la Nobel estadounidense, no deja entrar a nadie en su cuarto de trabajo porque dice que está lleno de duendes que podrían huir si viesen a un extraño?

Pero en El Cultural hay mucho más al respecto. Han hecho todo un especial sobre supersticiones literarias que incluyen anécdotas de Thomas Mann, Kafka, William Somerset Maugham, Marcel Proust, Mark Twain, García Márquez y otros escritores. Entre tantas anécdotas destaca el detalladísimo ritual de Enrique Vila Matas explicado por él mismo:

Por las mañanas, si despierto en mi casa de Barcelona, lo primero que hago es mirar por la ventana, confirmar que se ha hecho o se hará de día. A continuación, le pongo una vela a Gombrowicz, renuevo mi culto. Después, me santiguo, hago la señal de la cruz, tranquilizo al Dios cristiano. Acto seguido, toco una varita mágica que compré en Colonia en compañía de Cristina Fernández Cubas, calmo a los dioses paganos. Esa varita está en mi escritorio desde hace once años, y cualquiera se atreve a desplazarla a otro lugar de la casa. Por si usted no lo sabía, Cristina tiene magia, tiene extrañas relaciones con el mundo de las cosas que ya no existen, se dice que tiene poderes y una gran capacidad para captar lo extraordinario en lo normal. Cuando compramos en Colonia mi varita (ella se compró otra igual), me dijo que no la perdiera de vista, por eso toco esa varita cada mañana”.

A mí Wendy Guerra, en Cuba, me leyó unas monedas en un coco partido en dos. Y luego me regaló el coco. Y yo lo he perdido, Wendy, lo he perdido...

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3.000 páginas de Hemingway

2.12.2009
Hemingway en Fuente Vigía. Fuente: adn cultura

En "Fuente Vigía", la residencia cubana de Hemingway, se encontraron cerca de 3,000 páginas de correspondencia. Aquellos valiosos manuscritos estaban totalmente fuera del alcance de los curiosos hasta ahora, que han sido digitalizados y cualquier interesado puede pedir que se los muestren (aunque ¿no pueden colgarlos en algún sitio? ¿por qué la burocracia de pedirlos por formulario?). Así es, ya tenemos al alcance de la mano al Hemingway íntimo, como se dice cada vez que despulgamos la correspondencia de algún escritor sin su permiso. Dice ADN Cultura:

Rosalba Díaz, jefa del Departamento de Conservación y Restauración en Finca Vigía, la casa de Hemingway en las afueras de La Habana, convertida en museo en 1961, fue una de las siete personas que intervino en la restauración y digitalización de 3.194 páginas de documentos inéditos del escritor, conservados en esa instalación. Contó que la calidad del papel de esos documentos atentó contra el trabajo, pues "no era un soporte perdurable", lo que provocó la necesidad de hacerlo página a página, por ambos lados del papel. "Fue un trabajo muy lento", añadió. "Se nos erizaba la piel al saber que teníamos un documento auténtico de Hemingway o dirigido a él", confesó la especialista. La restauración y digitalización, iniciada en 2003, fue posible por un acuerdo entre el Consejo de Investigaciones de las Ciencias Sociales de los Estados Unidos y el Consejo Nacional de Patrimonio (CNP) de Cuba, del cual fueron testigos el entonces presidente Fidel Castro y el senador James McGovern. "Ahora todo cambió, los investigadores, previa consulta con la dirección del Museo, podrán acceder a la documentación personal de Hemingway", señaló la directora del museo, Ada Alfonso, quien aclaró que "todavía faltan por digitalizar las postales". "No creo que exista un descubrimiento grande, pero sí hay mucha información importante. Hay elementos para conocer mucho mejor quién era en verdad Ernest Hemingway. Y eso está aquí en Finca Vigía", concluyó.

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La buena vida según Hemingway

12.09.2008
Hemingway de cuerpo entero en libro de Hotchner. Fuente: the guardian

Gracias a Eduardo Berti me entero de la aparición en España, editado por Belacqua, del libro La buena vida según Hemingway de Aaron Edward Hotchner. La historia de cómo conoció Hotchner a Hemingway, que describe Berti en un artículo en Crónicas de la Argentina, es estupenda:
En 1948, con 28 años recién cumplidos, un tal Aaron Edward Hotchner, de formación abogado pero de vocación escritor y periodista, viajó a Cuba enviado por la revista Cosmopolitan para convencer a Ernest Hemingway de que escribiera un “ensayo tonto” sobre el futuro de la literatura. Hemingway era su ídolo personal, de modo que apenas pisó Cuba le envió “como un cobarde” un mensaje diciéndole que había venido con una “misión vergonzosa” y que se conformaba con recibir un rechazo por escrito. Para su sorpresa, Hemingway lo llamó casi enseguida; le dijo: “No puedo dejar que aborte su misión, porque quedar mal con la organización Hearst es como que a uno lo echen de una colonia de leprosos”, y le dio cita en un bar llamado La Florida. Ese encuentro marcó no sólo el nacimiento de una profunda “amistad aventurera”, según Hotchner, sino de un texto inmortal (“A través del río y entre los árboles”) que el estadounidenese entregó en vez del artículo sobre el futuro de la literatura.

El libro lo que hace es seleccionar una serie de anécdotas de Hemingway, de frases célebres o citas citables, y colocarlas a manera de entradas de diccionario, que fueron capturadas por Hotchner en conversaciones, viajes, chupetas, etc, a lo largo de su amistad. Aquí algunas de esas entradas típicamente Hem:

BOXEO. Si peleas contra un buen gancho de izquierda, tarde o temprano acabará tirándote al suelo. Pondrá la izquierda donde no puedas verla, y te caerá encima como un ladrillo. La vida tiene el mejor gancho de izquierda hasta ahora conocido, aunque muchos dicen que el mejor era el de Jack Britton. Jack se mantenía en puntas de pie y se movía de un lado al otro y nunca se dejaba dar un buen golpe. Cuando peleó con el gran Benny Leonard, le preguntaron cómo lo había derrotado tan fácilmente. Pues te lo voy a decir, dijo Jack. Este Benny es un boxeador muy astuto. Siempre está pensando mientras pelea. Y mientras él pensaba, yo le pegaba.

CAZA. Para disparar bien, primero debes calmarte por dentro, como si estuvieras en una iglesia y creyeras en algo… y luego hacer el tiro

ESCRITORES. Como escritor, lo que te hace daño es que otros escritores te roben el material. Había un escritor de “renombre” que solía robarme los relatos tan rápido como yo los escribía. Cambiaba los nombres y la ubicación y los vendía por más dinero del que ganaba yo. Pero al final descubrí cómo detenerlo. Dejé de escribir durante dos años, y el hijo de puta se murió de hambre.

FAULKNER. Pobre Faulkner. ¿De veras cree que las grandes emociones vienen de las palabras grandes? Se cree que no conozco las palabras de diez dólares. Claro que las conozco. Pero hay palabras más viejas y simples y mejores, y son las que uso yo.

HOLLYWOOD. La voz muy emocionada de una operadora me dijo que Darryl F. Zanuck en persona, de la Twentieth Century Fox, me iba a hablar. ¡Y ya lo creo que lo hizo! “Hola, ¿Ernest?”, me dijo (se veía que estábamos en Hollywood, porque me llamaba por mi nombre de pila y sólo nos conocíamos de haber intercambiado mi cuento por su dinero). “Ernest, estamos en sesión ejecutiva aquí en mi sala de conferencias, y nos hemos pasado todo el día metidos en una crisis que sólo tú puedes resolver. Hemos hecho una película verdaderamente maravillosa con tu maravilloso cuento ‘La corta vida feliz de Francis Macomber’, y estamos listos para distribuirla, pero nos parece que el título es demasiado largo para la extensión media de una marquesina, así que te agradeceríamos mucho que pudieras cambiarlo por algo más corto, algo que llame la atención –ya sabes, un título que te emocione al verlo–, algo que pueda interesar a ambos sexos y hacerles sentir que tienen que ver la película.” Le dije a Zanuck que me diera un instante para pensar un poco. Mientras, el barman me sirvió una bebida y cada cierto tiempo yo volvía al teléfono y le decía a la operadora que no cortara la llamada, que me encontraba metido en pensamientos de emergencia. Al final, cuando sentí que mis acciones en AT&T habían subido un par de puntos, dije que me parecía tener el remedio para nuestros males. Zanuck me dijo que tenía el lápiz listo. Bien, dije, quieren algo corto y emocionante que llame la atención de ambos sexos, ¿no es así? Pues aquí está: F de Fox, U de Universal, C de Culver City y K de RKO. Eso debe de caber en todas las marquesinas, y un mejor símbolo sexual, imposible.

LIBROS. La prueba definitiva de un libro es cuánto material bueno le puedes quitar.

MUJERES. La única cosa constructiva que he aprendido sobre las mujeres es que no importa cómo se hayan vuelto al final, debes recordarlas sólo como fueron en su mejor día.

ORIGINALIDAD. Si vas contra la corriente corres el riesgo de ahogarte, pero éste es el precio que se paga por no conformarse. El riesgo de la originalidad es la humillación, que es otra forma de decir fracaso. En el instituto escribí un ensayo enteramente en diálogo, y me suspendieron, no porque el diálogo fuera malo, sino porque nadie había escrito nunca un diálogo así. “Los ensayos”, me dijo el profesor, “se hacen con frases normales, no con diálogos”. La forma sobre el contenido. Cuando me fui de casa por primera vez, las calificaciones de mi vida no eran demasiado buenas, pero mi nota fue mejorando gradualmente a medida que los convencía de que encontrar mi propio camino, tanto en la vida como en la página, tenía sus méritos.

PESCA. Luchar contra un pez grande, hacerlo con rapidez y sin ayuda, no descansando nunca y no dejando que el pez descanse, es comparable en sus exigencias de estado físico a una pelea de diez asaltos. La mayoría de los pescadores honestos y talentosos pierden sus peces porque el pez los fustiga y no logran aferrarse a él cuando, hacia el final de la lucha, el pez decide sondear y, sondeado, muere.

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Tics

10.12.2008
Moleskines agrupándose en desorden: mi tic. Fuente: moleskinerie

El obsesivo Martín Kohan puede respirar tranquilo: no es el único maniático. Aquí hay un libro que ningún escritor puede perderse: Escribir es un tic (Paidós) del escritor italiano Francesco Piccolo. Ahí se propone contar decenas de anécdotas (tics, manías, supercherías) de escritores consagrados que incluye esta apetecible lista: Balzac, Hemingway, Claudio Magris, Ian McEwan, Thomas Mann, Marcel Proust, Gabriel García Márquez, Paul Valéry, Kafka, Sartre, Georges Simenon, William Faulkner, Marguerite Duras, Mark Twain, Raymond Carver, Italo Calvino y Gustave Flaubert. Dice Silvina Friera en Página12:
Aquí algunas de las anécdotas:

Proust tenía la costumbre de volver a su casa muy tarde. Se ponía el pijama y un grueso jersey de lana del Pirineo, y trabajaba hasta las siete de la mañana o incluso hasta más tarde. Sentado en la cama, las rodillas le servían de escritorio; la posición era incómoda, pero Proust no se preocupaba por su salud ni por su comodidad. En una carta a su amigo Louis de Robert cuenta que, al escribir así, apoyado en el codo, en papeles inestables, se sentía muerto de cansancio al cabo de diez renglones. Escribía deprisa, con pluma de marca Sergent Major. En la mesita de luz tenía quince plumas al alcance de la mano (si una se le caía, no tenía que recogerla), dos tinteros escolares de vidrio, un reloj de péndulo barato y material para sus inhalaciones. Gabriel García Márquez señala que su maestro fue Hemingway. La lección que aprendió del narrador norteamericano fue ésta: “El descubrimiento de que el trabajo de todos los días sólo debe interrumpirse cuando ya sabes cómo reanudarlo al día siguiente. No creo que se haya dado nunca un consejo mejor para escribir. Es, ni más ni menos, el remedio absoluto contra el fantasma más temido por los escritores: la agonía matutina ante el papel en blanco”. El propio Hemingway narró de un modo magistral su jornada de escritor parisiense en París era una fiesta. Por lo general escribía en una cafetería, pero durante una temporada solía alquilar una habitación de hotel bien calefaccionada, y mientras escribía comía mandarinas o castañas asadas. Subía a la habitación con una idea en la cabeza, trabajaba toda la tarde desarrollándola, escribiéndola una y otra vez hasta que surgía otra idea. Cuando aparecía esa nueva idea, Hemingway dejaba de escribir. Cerraba el cuaderno y salía, muy contento, a dar una vuelta por París; sabía que hasta el día siguiente ya no debía pensar en esa idea, para que el subconsciente trabajara por él. Leía, caminaba, hacía gimnasia, se acostaba con su mujer. Un caso especial es el de Salman Rushdie. Cuando se pronunció la fatwa contra él, cambió radicalmente su vida y en pocos años vivió en más de cincuenta casas distintas; pero a pesar del peligro y la vida desordenada, todos los días encendía la computadora a las diez y media de la mañana y trabajaba unas cuatro horas.

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Martha Gellhorn al cine

7.10.2008

Gillian Anderson será esposa de Hemingway. Fuentes: crítica de xeneros y mi vida extraña

Martha Gellhorn (periodista y tercera esposa de Hemingway), luego de recibir una carta en que su marido escritor le decía: "O eres una corresponsal de guerra o eres mi mujer en la cama", decidió "hacer la guerra y no la paz" ni el sexo. Y cuenta la leyenda que sufrió el barbudo porque Martha fue la única mujer que podía seguirle el ritmo. Se conocieron en 1937, ambos periodistas de guerra, y se separaron en 1945. Ahora, una película contará la vida de la mujer a quien se le dedicó Por quién doblan las campanas y será protagonizada por Gillian Anderson (la Scully de los X Files, por si hace falta decirlo) La nota es de ADN.es
Gellhorn se llamará la película que protagonizará Gillian Anderson sobre la vida de la mujer. Está basada en la biografía homónina escrita por Caroline Moorehead y la responsable del guión será Sharman McDonald, madre de la actriz Keira Knightley, quien además fue responsable del guión sobre la vida de Dylan Thomas, The edge of love. "Ella fue una de las periodistas más respetadas del siglo XX y creo que el libro de Caroline efectivamente abarca toda su rica y compleja existencia", afirmó a Variety. Gellhorn no exagera. Martha Gellhorn se hizo pasar por camillera y se coló en los barco hospital del desembarco a Normandía. Días después se subió a los aviones bombarderos británicos durante los ataques a los alemanes. Estuvo presente en la liberación del primer campo de concentración, el de Dachau (Múnich). Luego vendrían Vietnam, Israel y Oriente Medio. "No me gustaba el sexo para nada", escribiría en una carta. No le interesaba el rol que la Historia había guardado para las mujeres en su época. Prácticamente ciega a los 89 años (1998), Martha Gellhorn tomó una sobredosis de barbitúricos y puso fin a su vida, 37 años después de que Hemingway acabara de un balazo con la suya. El New York Times escribiría en su obituario que "su lema podría haber sido 'Haz la guerra y no el amor".

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Otro Hemingway

7.09.2008
El nieto de Ernest Hemingway en el balcón. Fuente: luis azanza/ el país

La fiesta de San Fermín acaba de terminar y otro Hemingway, un nieto suyo llamado John y de 44 años, ha ocupado un lugar en medio de los visitantes. En "El País" lo entrevistan y ahí lanza una curiosa teoría sobre el carácter "bipolar" se su abuelo, que heredó su padre. A ver qué dicen:
El café Iruña es otro de los lugares donde Hemingway bebió todo lo que pudo. Sentado en una de las mesas de la plaza del Castillo, su nieto desgrana la memoria familiar plasmada en un libro sobre la tormentosa relación entre su padre y el autor de El viejo y el mar. Titulada Strange tribe (The Lyons Press), la obra arranca cuando Hemingway, el macho por excelencia, cazador y mujeriego, encuentra a su hijo probándose las medias de su esposa. "Pocos días después le dijo: Gigi, tú y yo provenimos de una tribu extraña. Ernest comprendió que su hijo era un reflejo de sí mismo. Mi padre sufría trastorno bipolar. Y en cierto sentido, creo que Ernest también. Combinaba periodos de depresión con otros de creatividad. Además, en contra de lo que se decía de él, no creo que fuera misógino; sólo luchaba contra su lado femenino".

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Poemas malos de Hemingway

6.04.2008
Ernest Hemingway en 1944. Fuente: the guardian

La primera edición (1925) de un libro de relatos de Ernest Hemingway, En nuestro tiempo, dedicado a su amigo Jack Cowles se está ofreciendo a 150,000 dólares. La novedad de la oferta es que el ejemplar, además de la dedicatoria, trae dos poemas inéditos de Hemingway. Al menos uno de ellos, traducido al castellano, es malísimo. Dice la nota:
El libro en cuestión se presenta este fin de semana en la feria de libros antiguos de Olympia, en la capital británica, según informa este martes el diario "The Guardian".Lleva la dedicatoria: "A Jack Cowles el día de San Valentín (sin que esto tenga connotación sexual) Ernest Hemingway", y encima de la inscripción, Hemingway ha dibujado un corazón sangrante con la anotación: "Sangre (a 2 dólares)".Al final del libro aparecen los poemas manuscritos, de los que el primero es una divertida defensa de la llamada "generación perdida", el nombre que dio la escritora Gertrud Stein a los expatriados estadounidenses que vivían en París en los años veinte del siglo pasado: el propio Hemingway, Scott Fizgerald o Ezra Pound.El poema se titula La Época exigía y empieza así: "La época exigía que cantásemos y nos cortásemos la lengua".El segundo se titula El Lamento del Liberal Serio y reza: "Sé que los monjes se masturban de noche/ que los gatitos copulan/ que hay muchachas que muerden/ y sin embargo, Dios mío/ qué puedo hacer para corregirlo".

El propietario, Mark Hyme, luego de reconocer que Hemingway no es obviamente un TS Eliot, ha explicado cuál es el verdadero valor original del libro: "There is nothing like this, even in the Kennedy Library: Hemingway didn't do this sort of thing. I've seen lots of inscribed books but nothing with this much in it. "I think at the time Hemingway was feeling really good, he was back with his friends, he was having a good time, he's having a book published in America, he thinks he's going to be famous and he's just excited."

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I See Dead People['s Books]

5.06.2008
Los libros de Jefferson son "vistos" por los bibliotecarios videntes. Fuente: librarything

Gracias al blog de Ezequiel Martínez en la revista Ñ me entero de la existencia de esta alucinante página, creada por un grupo de nombre poco menos que extravagante ("I See Dead People['s Books]"), y que está dedicada a catalogar las bibliotecas personales de muertos célebres. Es cierto que abundan los escritores (ahí pueden encontrar qué tenía en su biblioteca Hemingway, Joyce, ee cummings, Karen Blixen, Scott Fitzgerald, Ezra Pound, Silvia Plath y hasta Danilo Kis) pero también hay músicos como Mozart, pintores como Rembrandt, políticos como Benjamin Franklin, intelectuales como Adam Smith y hasta la reina María Antonieta.

Y como todo esto, en realidad, trata de hacer redes y más redes, y compartir información hasta con los muertos, debo añadir que Ezequiel enlaza a su vez al blog de José Antonio Millán, donde leyó la nota.

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Regalar cuentos

12.18.2007
regalito. Fuente: cyberpadres

Dwight Gardner, blogger de Paper Cuts, sugiere regalar libros de cuentos antes que novelas en navidad. Y está pidiendo a sus lectores que le sugieran cuáles son los mejores libros de cuentos del siglo XX para ofrecer en esta navidad. Si quieren ayudarlo, aquí está el enlace. Eso sí, pide títulos originales, nada de "Lo mejor de... " o "Antología personal de..."

Dice la nota: "There are exactly seven shopping days left until Christmas. If you need to throw a few Hail-Mary passes, gift-wise, here’s an idea for you: give story collections. They are elegant – nearly as elegant as books of poems - and inexpensive and, unlike a novel, they can be read piecemeal. Your recipient can graze dreamily on your gift over the holidays, rather than being forced to sit down to a big meal that might possibly include a big overcooked (literary) turkey. A few of my favorites story collections are pictured above, in no particular order. Each has meant a lot to me over time, and I’ve read most of the stories in each more than twice. (In case any of my relatives are reading this, psst, I’m not certain I have first editions of any of them.) What are the best books of stories of the last century, anyway? Joyce’s “Dubliners”? Flannery O’Connor’s “A Good Man is Hard to Find?” John Cheever’s “The Enormous Radio and Other Stories”? Hemingway’s “In Our Time”? Grace Paley’s “Enormous Changes at the Last Minute”? Jhumpa Lahiri’s “Interpreter of Maladies”? Denis Johnson’s “Jesus’ Son”?

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El Atlas Mailer

11.21.2007
Norman Mailer. Foto: Steve Pyke. Fuente: pyke-eye

Y continuando con los homenajes a Norma Mailer, no quiero dejar de citar el extraordinario Atlas que le dedica el suplemento Radar de Página12. Aparecen ahí una serie de tópicos del autor explocados por él mismo. Además, una serie de comentarios sobre el impacto de conocerlo realizado por personalidades mediáticas como Marlon Brando y, por supuesto, escritores como John Updike, Alberto Moravia o Arthur Miller. Y, por si fuera poco, un top 5 de lo Imperdible del escritor norteamericano.

Por otra parte, les recomiendo también la reseña que JM Coetzee hizo para el New York Review of Books sobre la última novela de Mailer. Una reseña genial -¿acaso hay que subrayarlo?- que a diferencia de las mayorías de reseñas, no está dirigida a probables compradores sino a lectores. Enormísima diferencia. La reproduce el suplemento Confabulario de México.

Algunas entradas del Atlas americano:

La novela: El propósito último del arte es intensificar y exacerbar la conciencia moral de la gente. Pienso, en particular, que la novela es, cuando es buena, la forma más moral de las artes, porque es la más inmediata, la más insoportable, si usted quiere. La más inescapable. La novela nos cambia la vida. Ha habido, por ejemplo, matrimonios disueltos porque alguno de los dos leyó una novela y llegó a la conclusión de que la vida del personaje del libro era más interesante que la suya propia. Es doloroso leer una buena novela. Por eso hay pocos que lo hagan.

El público: Creo escribir para un público que carece de tradición para medir su experiencia, pero posee la intensidad y claridad de su propia vida interior. Para ese público me gustaría ser lo suficientemente bueno como escritor.

Hemingway: Parece más o menos evidente que los hombres que han convivido mucho con la violencia suelen ser más amables y más tolerantes que los que la aborrecen. Los boxeadores, los toreros, gran cantidad de soldados, los héroes de Hemingway en suma, casi siempre son hombres muy amables. Y no porque hayan leído a Hemingway. Eran amables mucho antes de que naciera Hemingway. Sucede que éste fue el primer escritor que observó esa repetición y la respetó profundamente.

Orgasmo: No existe sexo en gran escala si no se atraviesa un momento apocalíptico. Williams Burroughs cambió el curso de la literatura norteamericana con una sola frase. Dijo: “Vi a Dios en mi ano durante el relámpago de la lámpara del flash del orgasmo”. (Es la primera frase de El almuerzo desnudo). Se trata de una frase increíble: surgió a finales de la época de Eisenhower, se imprimió cerca de 1959 en el Big Table de Chicago. Recuerdo que la leí y pensé: “No puedo creer que acabo de leer esas palabras.” No sé decirle la cantidad de tabúes que violaban. En primer lugar, no se suponía que se podía conectar a Dios con el sexo. En segundo lugar, nunca se hablaba del ano y evidentemente no en relación con el sexo. Y si lo hacías, eras la forma más baja del pervertido. En tercer lugar, la observación era obviamente homosexual. En esos días no había costumbre de ver tales cosas impresas. Y en cuarto lugar, había allí un feo matiz tecnológico: ¿por qué tuvo que incorporar una lámpara de flash? ¿De qué naturaleza era ese orgasmo? Por primera vez alguien hablaba de la naturaleza interior del orgasmo.

TV: La televisión adultera las relaciones humanas. La TV hace a las relaciones humanas lo que los alimentos congelados hacen a los verdaderos.

Borges: Está bien, era un conservador, pero... No soporto pensar en un escritor en términos políticos. Y menos en primer lugar. Es lo mismo que pensar en alguien y empezar por el ano. Borges tiene la mágica habilidad de tomar una anécdota e invertirla por completo. Muchas veces he pensado que Borges hace en cinco páginas lo que a Pynchon le cuesta quinientas. Borges nos muestra los recursos de la novela. Es el mago de los magos.

Garcia Márquez: Es maravilloso. En Cien años de soledad creó cientos de mundos, no uno solo. No sé cómo es capaz de hacerlo. La gente aparece en sus libros... En diez páginas crea una familia que tiene dieciocho hijos durante diez años, y uno conoce a cada uno de los hijos y todos los acontecimientos que les sucedieron en la vida.

Liberalismo: A los liberales no les gusta creer en el vasto poder del inconsciente, en la malignidad del verdadero asesino que reside dentro de la gente más ordinaria. Confundir la superficie con la realidad es el reflejo básico del liberal. En efecto, los liberales se lo pasan diciendo: “No veo a Dios, ¿por qué suponer entonces que existe?” De aquí proviene, me parece, su actual bancarrota. El liberalismo no tiene nada incitador ni excitante que proponer. Creo que este fracaso se origina en su incapacidad de encarar el asunto más temible del siglo XX, que no es el comunismo, sino el nazismo. No ha podido ni siquiera acercarse a la comprensión de ese increíble fenómeno que se apoderó del país, de la gente más decente, trabajadora y limpia del mundo, el fenómeno increíble de un fascismo que fue mucho más allá de los límites normales del totalitarismo y provocó el más extraordinario y despreciable exterminio de enormes cantidades de gente. Y esto surgió de una nación que siempre respetó tremendamente la ley. El inconsciente es, en verdad, un lugar inmundo. Los liberales, que son incapaces de integrar este pensamiento dentro de su filosofía, saludaron obviamente muy felices esa frase de Hannah Arendt. Pero creo que hablar de la banalidad del mal nos empuja precisamente en la dirección equivocada.

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La casa de Hemingway

10.11.2007
La "futurista" sala de Hemingway y su vista panorámica. Fuente: milenio

Si ustedes van a Ketchum, Idaho, y desean visitar la casa de dos pisos de Hemingway, donde se suicidó por cierto, sólo podrán verla de lejos. Porque el testamento de Mary, la viuda y heredera, detalla que no puede convertirse en Museo Público pese a la cantidad de objetos que atesora. El celador de la casa, apellidado Paslay, quiere refaccinar la fachada pero los despiadados e ignorantes vecinos quieren que la saquen de ahí. Habas, habas. No se pierdan las fotos de los interiores que están en el artículo, son lo máximo.

Dice la nota: "La viuda de Hemingway no impuso restricciones para su eventual venta, pero exigió sólo que no fuese transformada en un museo público. La casa nunca ha sido abierta al público y continúa siendo como una cápsula del tiempo. Todo es de la década del cincuenta, con su cocina, entonces futurista, y que ahora es “retro'’, con sus alfombras en el primer piso de un rojo estridente, y un baño equipado con bidet, un artículo de higiene no muy conocido de los estadounidenses. “Inclusive hemos bromeado que podría ser el primer bidet de Idaho'’, dijo Paslay.

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Cocteles literarios

8.17.2007
Ernest Hemingway, alcohólico no anónimo. Foto: Tore Johnson. Fuente: The Guardian

¿Existe alguna relación entre el beber en exceso y la buena literatura? La lista de autores geniales alcohólicos podría llevarnos a equívocos, ya ven uds. lo que ocurre cuando algunos escritores pretenden usar ese atajo para ser geniales y sólo consiguen una intoxicación y falsas amistades (además de un montón de páginas garabateadas a las que calificar de "textos literarios" sería una hipérbole). A propósito de un libro sobre cocteles literarios (supongo que no faltará un comentario sobre el célebre alambique que construyó Malcolm Lowry para destilar los perfumes franceses de su esposa), Stuart Walton escribe en el blog de The Guardian al respecto.

"Any attempt to convince ourselves today that drinking might be conducive to writing is, however, self-delusion. We now know that, like many other intoxicants, alcohol has an initial stimulant effect on the key neurotransmitters serotonin and dopamine, which contribute to the familiar feeling of well-being that the evening's first drink delivers. It also acts on a neurotransmitter known, sweetly enough, as GABA (gamma-aminobutyric acid), which is an inhibitory agent found throughout the brain. GABA plays an important role in the memory function, which includes assisting the brain to discard the material it doesn't need to retain. Alcohol's stimulation of the GABA receptors enhances the inhibitory action of this chemical, which is why it becomes harder to remember your PIN number, your colleague's name, and finally your own address, during a particularly determined session. Other cognitive functions will degrade along with memory under the influence of alcohol, so it is hard to believe that any writer is going to be at the top of his or her game while drinking. Of course, it depends what kind of writing you are aiming at. A stream of fragmentary consciousness might emerge, but the world has, perhaps, had enough of those now, and publishers won't buy them. If you're working on a cultural history of aristocratic dress in the Second Empire, forget it."

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Los gatos de Hemingway

8.12.2007
Ernest Hemingway y uno de sus gatos. Fuente: USToday

En el suplemento "Radar" Mariana Enríquez nos introduce a la vida, los esplendores y las miserias de los gatos polidáctilios de Ernest Hemingway en Kay West, empezando por el mítico "Snowball", el patriarca de la estirpe. Parece que los 300 se quedan en la que siempre fue su casa.

Cuenta Mariana Enríquez: "En la década del ’30, un capitán de barco le regaló a Ernest Hemingway un gato, que se llamaba Snowball. No era un felino común: tenía polidactilia, es decir, más dedos que lo habitual en sus patas traseras y delanteras; a veces parecía estar usando mitones, porque sus “pulgares” estaban muy desarrollados. Hemingway llevó a Snowball a su casa de Key West, Florida, donde escribió Por quien doblan las campanas y varios cuentos clásicos, como “Las nieves del Kilimanjaro”. Y él mismo se sorprendió cuando Snowball fue padre de gatitos, y todos tenían dedos de más, a pesar de que la mamá gata era normal."

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Hoy en Vano Oficio

7.17.2007
Hemingway en la isla de Bimini, en los años 30. Fuente: Bimini bay island story

Hoy en Vano Oficio leeremos una novela que, pese a su brevedad, es considerada una obra fundamental del siglo XX. Me refiero a El viejo y el mar, de Ernest Hemingway. Sí, aquella misma en la que un hombre puede terminar arrasado, destrozado por la vida, pero a quien jamás lo pueden derrotar. Mi panel estará conformado por el escritor Enrique Planas, el poeta y profesor universitario Eduardo Arroyo, el pintor Francisco Guerra García y el psicólogo Mariano Querol.

Ya saben, Vano Oficio se transmite en TV Perú (Canal 7) a las 11:30 pm y se vuelve a pasar el jueves a las 4:00 de la tarde. Aún no estamos en You Tube.

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