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La buena vida según Hemingway

Hemingway de cuerpo entero en libro de Hotchner. Fuente: the guardian

Gracias a Eduardo Berti me entero de la aparición en España, editado por Belacqua, del libro La buena vida según Hemingway de Aaron Edward Hotchner. La historia de cómo conoció Hotchner a Hemingway, que describe Berti en un artículo en Crónicas de la Argentina, es estupenda:
En 1948, con 28 años recién cumplidos, un tal Aaron Edward Hotchner, de formación abogado pero de vocación escritor y periodista, viajó a Cuba enviado por la revista Cosmopolitan para convencer a Ernest Hemingway de que escribiera un “ensayo tonto” sobre el futuro de la literatura. Hemingway era su ídolo personal, de modo que apenas pisó Cuba le envió “como un cobarde” un mensaje diciéndole que había venido con una “misión vergonzosa” y que se conformaba con recibir un rechazo por escrito. Para su sorpresa, Hemingway lo llamó casi enseguida; le dijo: “No puedo dejar que aborte su misión, porque quedar mal con la organización Hearst es como que a uno lo echen de una colonia de leprosos”, y le dio cita en un bar llamado La Florida. Ese encuentro marcó no sólo el nacimiento de una profunda “amistad aventurera”, según Hotchner, sino de un texto inmortal (“A través del río y entre los árboles”) que el estadounidenese entregó en vez del artículo sobre el futuro de la literatura.

El libro lo que hace es seleccionar una serie de anécdotas de Hemingway, de frases célebres o citas citables, y colocarlas a manera de entradas de diccionario, que fueron capturadas por Hotchner en conversaciones, viajes, chupetas, etc, a lo largo de su amistad. Aquí algunas de esas entradas típicamente Hem:

BOXEO. Si peleas contra un buen gancho de izquierda, tarde o temprano acabará tirándote al suelo. Pondrá la izquierda donde no puedas verla, y te caerá encima como un ladrillo. La vida tiene el mejor gancho de izquierda hasta ahora conocido, aunque muchos dicen que el mejor era el de Jack Britton. Jack se mantenía en puntas de pie y se movía de un lado al otro y nunca se dejaba dar un buen golpe. Cuando peleó con el gran Benny Leonard, le preguntaron cómo lo había derrotado tan fácilmente. Pues te lo voy a decir, dijo Jack. Este Benny es un boxeador muy astuto. Siempre está pensando mientras pelea. Y mientras él pensaba, yo le pegaba.

CAZA. Para disparar bien, primero debes calmarte por dentro, como si estuvieras en una iglesia y creyeras en algo… y luego hacer el tiro

ESCRITORES. Como escritor, lo que te hace daño es que otros escritores te roben el material. Había un escritor de “renombre” que solía robarme los relatos tan rápido como yo los escribía. Cambiaba los nombres y la ubicación y los vendía por más dinero del que ganaba yo. Pero al final descubrí cómo detenerlo. Dejé de escribir durante dos años, y el hijo de puta se murió de hambre.

FAULKNER. Pobre Faulkner. ¿De veras cree que las grandes emociones vienen de las palabras grandes? Se cree que no conozco las palabras de diez dólares. Claro que las conozco. Pero hay palabras más viejas y simples y mejores, y son las que uso yo.

HOLLYWOOD. La voz muy emocionada de una operadora me dijo que Darryl F. Zanuck en persona, de la Twentieth Century Fox, me iba a hablar. ¡Y ya lo creo que lo hizo! “Hola, ¿Ernest?”, me dijo (se veía que estábamos en Hollywood, porque me llamaba por mi nombre de pila y sólo nos conocíamos de haber intercambiado mi cuento por su dinero). “Ernest, estamos en sesión ejecutiva aquí en mi sala de conferencias, y nos hemos pasado todo el día metidos en una crisis que sólo tú puedes resolver. Hemos hecho una película verdaderamente maravillosa con tu maravilloso cuento ‘La corta vida feliz de Francis Macomber’, y estamos listos para distribuirla, pero nos parece que el título es demasiado largo para la extensión media de una marquesina, así que te agradeceríamos mucho que pudieras cambiarlo por algo más corto, algo que llame la atención –ya sabes, un título que te emocione al verlo–, algo que pueda interesar a ambos sexos y hacerles sentir que tienen que ver la película.” Le dije a Zanuck que me diera un instante para pensar un poco. Mientras, el barman me sirvió una bebida y cada cierto tiempo yo volvía al teléfono y le decía a la operadora que no cortara la llamada, que me encontraba metido en pensamientos de emergencia. Al final, cuando sentí que mis acciones en AT&T habían subido un par de puntos, dije que me parecía tener el remedio para nuestros males. Zanuck me dijo que tenía el lápiz listo. Bien, dije, quieren algo corto y emocionante que llame la atención de ambos sexos, ¿no es así? Pues aquí está: F de Fox, U de Universal, C de Culver City y K de RKO. Eso debe de caber en todas las marquesinas, y un mejor símbolo sexual, imposible.

LIBROS. La prueba definitiva de un libro es cuánto material bueno le puedes quitar.

MUJERES. La única cosa constructiva que he aprendido sobre las mujeres es que no importa cómo se hayan vuelto al final, debes recordarlas sólo como fueron en su mejor día.

ORIGINALIDAD. Si vas contra la corriente corres el riesgo de ahogarte, pero éste es el precio que se paga por no conformarse. El riesgo de la originalidad es la humillación, que es otra forma de decir fracaso. En el instituto escribí un ensayo enteramente en diálogo, y me suspendieron, no porque el diálogo fuera malo, sino porque nadie había escrito nunca un diálogo así. “Los ensayos”, me dijo el profesor, “se hacen con frases normales, no con diálogos”. La forma sobre el contenido. Cuando me fui de casa por primera vez, las calificaciones de mi vida no eran demasiado buenas, pero mi nota fue mejorando gradualmente a medida que los convencía de que encontrar mi propio camino, tanto en la vida como en la página, tenía sus méritos.

PESCA. Luchar contra un pez grande, hacerlo con rapidez y sin ayuda, no descansando nunca y no dejando que el pez descanse, es comparable en sus exigencias de estado físico a una pelea de diez asaltos. La mayoría de los pescadores honestos y talentosos pierden sus peces porque el pez los fustiga y no logran aferrarse a él cuando, hacia el final de la lucha, el pez decide sondear y, sondeado, muere.

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2:49 p. m.

Afff, qué boca con los escritores, pobre Faulkner, no tiene la culpa de abrazar la forma por el fondo...Ja,ja,ja, qué buena esa de fuck...

Vaya, sonó muy sabio eso del libro...

Todos los días son buenos...

¿Lo de la pesca fue un mensaje caleta de fracaso? No sé, sonó bien.    



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