MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Cocteles literarios

Ernest Hemingway, alcohólico no anónimo. Foto: Tore Johnson. Fuente: The Guardian

¿Existe alguna relación entre el beber en exceso y la buena literatura? La lista de autores geniales alcohólicos podría llevarnos a equívocos, ya ven uds. lo que ocurre cuando algunos escritores pretenden usar ese atajo para ser geniales y sólo consiguen una intoxicación y falsas amistades (además de un montón de páginas garabateadas a las que calificar de "textos literarios" sería una hipérbole). A propósito de un libro sobre cocteles literarios (supongo que no faltará un comentario sobre el célebre alambique que construyó Malcolm Lowry para destilar los perfumes franceses de su esposa), Stuart Walton escribe en el blog de The Guardian al respecto.

"Any attempt to convince ourselves today that drinking might be conducive to writing is, however, self-delusion. We now know that, like many other intoxicants, alcohol has an initial stimulant effect on the key neurotransmitters serotonin and dopamine, which contribute to the familiar feeling of well-being that the evening's first drink delivers. It also acts on a neurotransmitter known, sweetly enough, as GABA (gamma-aminobutyric acid), which is an inhibitory agent found throughout the brain. GABA plays an important role in the memory function, which includes assisting the brain to discard the material it doesn't need to retain. Alcohol's stimulation of the GABA receptors enhances the inhibitory action of this chemical, which is why it becomes harder to remember your PIN number, your colleague's name, and finally your own address, during a particularly determined session. Other cognitive functions will degrade along with memory under the influence of alcohol, so it is hard to believe that any writer is going to be at the top of his or her game while drinking. Of course, it depends what kind of writing you are aiming at. A stream of fragmentary consciousness might emerge, but the world has, perhaps, had enough of those now, and publishers won't buy them. If you're working on a cultural history of aristocratic dress in the Second Empire, forget it."

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9:18 a. m.

TRADUCCIÓN PARA LOS BOHEMIOS QUE NO SABEN LEER EN INGLÉS POR GUARAPEROS..
Todo intento de convencerse, hoy en día, de que la bebida puede conducir a la buena escritura, será simple autoengaño. Se ha establecido que, al igual que muchos otros intoxicantes, el alcohol tiene un efecto estimulante inicial en los neurotransmisores claves serotonina y dopamina que contribuyen a la conocida sensación de bienestar que los primeros tragos de la noche ocasionan. De la misma forma el alcohol actúa sobre un neurotransmisor, el ácido gamma-aminobutárico, abreviadamente conocido como GABA, el cual es un agente inhibitorio que se encuentra en el cerebro. El GABA juega un rol importante en el funcionamiento de la memoria, en particular en el descarte del material que no se necesita recordar. El estímulo del alcohol en los receptores de GABA, realza la acción inhibitoria de este compuesto lo que dificulta que, en una reunión de copas determinada, se recuerde con dificultad desde las cosas más simples como una contraseña, el nombre de algún colega hasta, por último, la propia dirección domiciliaria. Otras funciones cognitivas se degradarán con la memoria bajo la influencia del alcohol por lo cual es más bien difícil de creer que un escritor pueda llegar lejos en su literatura mientras bebe. Por supuesto, esto depende de la clase de escritura en la que usted esté interesado. Un torrente de fragmentario estado de conciencia pudiera emerger, pero quizás el mundo haya tenido ya suficiente de éstos y los editores no lo aceptarán. Si usted está trabajando sobre una erudita historia cultural del vestido aristocrático en el Segundo Imperio, nada de alcohol.    



5:40 p. m.

...que diria Ginsberg y toda su tribu de escritores y poetas malditos, para quienes el alcohol era como una gaseosita de medio pelo; ellos -los beatniks- le entraban a todo...    



2:11 p. m.

Literatura y alcohol no van de la mano. Porque la Literatura, como el deporte, es más disciplina y mente despajada que bohemia; es más una prueba de resistencia en la que debe estarse en forma. En el caso de Hemingway la pregunta no es tanto cómo llegó a ser tan buen escritor sino cómo llegó a serlo pese a ser algo dipsómano. Imposible que, por ejemplo, un Vargas Llosa sea tan productivo si además tuviera en el licor un hábito. Y más con lo que molestan las resacas.    



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