MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Babelia, Radar libros, Obrero Digital, El Peruano: últimas reseñas de Un lugar llamado Oreja de perro

2.27.2009
Reseña en El Obrero Digital. Fuente: moleskine

A veces cuando un ave de malagüero canta, las cosas resultan totalmente a la inversa. Un anónimo me advirtió que iba a tener que llorar cuando a mi novela la hundiesen en "Babelia". Y ese mismo fin de semana, salió en el suplemento una reseña muy positiva ni más ni menos que de J. Ernesto Ayala Dip, un hombre culto y gran conocedor de la litertura latinoamericana y española. Apareció el 24 de enero del 2009, en la página 13 del suplemento, además, como para terminar de creer en supersticiones y las "maldiciones" anónimas:

Con Un lugar llamado Oreja de perro el escritor Iván Thays (Lima, 1968) demuestra lo difícil que resulta soldar en una misma novela peripecia colectiva y peripecia individual, accidente histórico y reflexión existencial, indignación civil y dolor intransferible. Operación compleja en la que muchas veces la pulsión subjetiva contamina el dibujo del contexto hasta convertirlo en un simple e inoperante fondo sin vida y sin sentido. El finalista del Herralde de Novela tenía ante sí dos desafíos: la construcción de una voz narradora que estuviese a la altura de la materia individual que tiene que trasladarnos y el diseño de un escenario político social lleno no sólo de las certezas que nos conmueven sino también de las incógnitas que nos podrían inquietar. Estamos en el presente del Perú, entre el final del Gobierno de Toledo y el nuevo de Alan García. En un pueblo andino remoto, el terrorismo de Sendero Luminoso ha hecho estragos humanos en los años ochenta. Ese pueblo, Oreja de perro, celebra la llegada del presidente probablemente demagógica cuando se necesitan los votos. Hasta ahí es enviado el narrador de esta novela para cubrir la información del evento para la revista para la que trabaja. Antes había sido un famoso presentador de televisión. Pero sucede que el periodista arrastra una tragedia personal. Ha perdido a su hijo Paulo, de cuatro años, y su mujer, Mónica, acaba de abandonarlo. Mientras cubre la información conoce a otras personas, entre mujeres y hombres, todos ellos seres que le exigen compromisos, entre personales y políticos, y ante los cuales el narrador sólo puede silenciosamente ofrecer su particular vía crucis. La pérdida del hijo (que Thays ya había tratado en La disciplina de la vanidad, 2000, con el mismo nombre pero entonces de 13 años) es un asunto triste que el autor peruano registra con una envidiable delicadeza. La huida hacia la sensualidad más inmediatista del protagonista; el duelo, no solo de lo que perdió sino también de lo que está a punto de perder; la violencia sorda que lo rodea, son controlados y plasmados con una eficacia artística rayando la perfección.

Entonces, para un comentarista chileno mi lenguaje es deficiente mientras que para Ayala-Dip este tiene una "eficacia artística rayana en la perfección". Opiniones divididas, que le dicen. Por ejemplo, en el suplemento El Obrero Digital apareció el fin de semana pasado una reseña que es lo que, supongo, todo finalista de un premio (y más uno como el Herralde) quiere leer. Se titula "Segundo primer premio":

El escritor limeño, venerado por prestigiosos compatriotas y literatos como Mario Vargas Llosa y Alonso Cueto, ha construido una novela monumental que ha sido merecedora finalista del Herralde de novela. Solo la rotundidad literaria del mexicano Daniel Sada se impuso a esta excelente obra que lleva camino a convertirse en imprescindible para toda biblioteca (personal y pública) que se precie, y es que en esta ocasión muy bien podían haber concedido un primer premio compartido. La novela de Thays narra las viscisitudes de un reportero que recibe el encargo de trasladarse junto con su fotógrafo Scamarone a las irrespirables alturas de un poblado deprimido del Perú para cubrir allí la información de una visita al presidente Toledo (ya en horas bajas) en el marco de su "programa social" y de una Comisión de la Verdad sobre la vulnerabilidad sistemática de los Derechos Humanos que tuvo lugar desde los años ochenta.


Por otra parte, el domingo pasado (22 de marzo de 2009) apareció una extensa reseña, también muy positiva, en el suplemento argentino "Radar Libros" de Página12, firmada por Fernando Bogado:

La novela es una forma de la memoria. Y no solamente estamos hablando de la memoria individual, que guarda siempre la (im)pertinencia del recuerdo, aquello que invade nuestra conciencia, muchas veces, más allá del control de la voluntad (Proust). Concentrémonos, entonces, en esa memoria grupal, interpersonal, histórica: la novela juega muchas veces a disfrazarse de documento y presentarse como un testimonio duradero de acontecimientos históricos particulares. Varios han sido los novelistas que de una manera u otra trataron de conjugar ambos tipos en un solo texto: Iván Thays consigue en Un lugar llamado Oreja de Perro (finalista del último Premio Herralde de Novela), una obra en donde lo público y lo privado, la historia individual y la nacional parecen conservar una extraña relación de continuidad. (..) Thays, reconocido periodista y crítico literario, autor de textos como La disciplina de la vanidad (2000), logra aquí un texto tajante que retrata los sinsabores de todo aquel que se enfrente con ese molesto “espía” que es la memoria. Entre el olvido y el recuerdo, los hechos que mantuvieron sojuzgados a los peruanos en las últimas dos décadas funcionan como fantasmas que recorren el duro paisaje de cerros de Oreja de Perro. Serán ellos los que tomen cuerpo definitivo cuando Jazmín, una chica embarazada oriunda de la zona, cuente la verdad sobre su niñez afectada por las duras contraofensivas que militares peruanos desplegaron bajo las órdenes del gobierno. El autor, recurriendo a un tipo de frase breve absolutamente concentrada en la contingencia de los hechos, logra transformar cada oración en un único haz de luz que atraviesa la penumbra de un pueblo sumido en un dolor impronunciable. Sólo tres cosas pueden emerger de esa oscuridad andina, densa, infinita; tres variantes de lo mismo: perros, policías, militares. El resto está oculto, literalmente desaparecido, enterrado bajo los pies de los personajes: huesos que sólo esos mismos perros desentierran atraídos por el hambre. El barroco “desértico” al cual recurría Sada para hablar del México de mediados del siglo XX en Casi nunca (ganadora del Herralde) se opone aquí a la brevedad testimonial de la escritura de Thays: ambos son fuertes ejemplos de los dos modelos de búsqueda estilística que la narrativa latinoamericana de estos tiempos lleva adelante. Entre la necesidad de dejar atrás el pasado del protagonista (intención que se inclina por cierto sentimentalismo al final de la obra) y el gesto urgente de una Nación por recuperar una parte de su historia, el presente trabajo logra mantener un complicado equilibrio entre estos extremos a fuerza de sobriedad. Pero claro, como toda forma, la novela difícilmente pueda encerrar en sus límites lo excesivo, sobre todo si aquello a capturar es la memoria dolorosa de un hombre, de un pueblo atormentado.


Me gusta mucho eso de que entre la novela de Sada y la mía hay "dos modelos de búsqueda estilística de la narrativa latinaomericana en estos tiempos". También lo creo y lo vi así cuando me encontré con Daniel Sada en el hotel, el día de la premiación. En fin, como no todo puede ser color de rosa, porque si no es mentira, en el diario El Peruano el día martes 24 de febrero de 2004 el crítico José Vadillo escribió una reseña muy gentil conmigo, pero rechazando la novela por considerar que no conozco el mundo que intento representar. La reseña se titula: "¿Y dónde está Oreja de perro?"

Cuando una novela le advierte en su primera página que datos, personajes y circustancias son ficticios, mata la sorpresa. El lector sabe bien en qué se mete cuando compra una obra literaria. A menos que sea una novela de no ficción, claro. He seguido la obra de Iván Thays desde su primer trabajo, Las fotografías de Frances Farmer, y a mi modesto entender Un lugar llamado Oreja de perro, con la cual nuestro escritor fue finalista del Premio Herralde de Novela 2008, no está entre lo mejor de su narrativa. En Un lugar.. abundan los clichés, personajes deducibles. En cambio, tengo buenos recuerdos de El viaje interior y La disciplina de la vanidad, sus anteriores obras, donde los personajes eran más sinceros y cercanos al universo del autor. Argumento central: un periodista al cual se le muere e hijo trata de escribir una carta a su mujer mientras está en comisión en la zona conocida como Oreja de Perro, cubriendo un evento presidencial. A Thays le ha sucedido lo mismo que a Roncagliolo o Cueto: Su problema al describir Ayacucho y Oreja de Perro, zonas que no conocen o no han investigado lo suficiente, es que más parece una imagen de postal intercambiable con cualquier lugar. Los personajes: un narrador personaje que es un periodista atormentado con sus problemas personales. El fotógrafo, Scamarone, como antípoda: hablantín, exagerado, conchudo. Mónica, la esposa, un personaje difuso.Las escenas más intensas de la novela son las que se refieren a Paulo, el hijo que muere tempranamente. En cambio, la periodista ayacuchana, Jazmín, y la antropóloga de la Católica, Maru, son personajes que parecen estar ahí solo para relacionar la novela con los testimonios recogidos por la Comisión de la Verdad. El novelista Miguel Gutiérrez ha dicho que la época de la guerra interna que vivió el país seguirá inspirando a los escritores peruanos, pero no sabemos si hoy o mañana se escribirá la gran novela de esa etapa. Y de Thays siempre esperaremos buenas obras.

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Cuán súbitamente se queda el mundo desierto

2.26.2009
solitude. Fuente: A painting by Aravis. expressedexons

- Me gustaría vivir en un siglo pasado, donde la gente no era tan egoísta con los demás, eran más comprometidos, más generosos, menos dañinos.
Su voz en el teléfono sonaba escondida, como siempre.
- Justo estoy leyendo el libro de un escritor francés en el que citan un párrafo genial de Albert Cohen sobre la maldad de las personas.
- ¿Me lo lees?
- Lo tengo aquí. Espera.
Cojo el libro de Daniel Pennac (Mal de escuela) que tengo sobre el velador. Busco la página marcada. Empiezo a leer:

"Pero ¿por qué son malos los hombres? Cómo me sorprende este mundo. ¿Por qué se dejan llevar de inmediato por el odio, la rabia? ¿Por qué les encanta vengarse, hablar al punto mal de uno, cuando no van a tardar en morir, pobrecillos? Que esa horrible aventura de los humanos, que llegan a esta tierra, ríen, se mueven, y de repende dejan de moverse, no les haga ser bueno resulta increíble. ¿Y por qué te contestan enseguida mal, con voz de cacatúa, si eres dulce con ellos, lo que les mueve a pensar que no eres importante y por lo tanto resultas inofensivo? Lo que hace que muchos tiernos deban fingir ser malos para que les dejen en paz, o incluso, cosa trágica, para que los quieran. ¿Y si nos fuéramos a la cama y a dormir horrendamente? Perro dormido no tiene pulgas. Sí, vamos a dormir, el sueño tiene las ventajas de la muerte, sin su pequeño inconveniente. Instalémonos en el agradable atáud. Cómo me gustaría poder sacar -como se saca el desdentado la dentadura postiza y la pone en el vaso de agua junto a su cama-, sacar mi cerebro de su caja, sacar mi corazón demasiado palpitante, pobre diablo que cumple demasiado bien con su deber, sacarme el cerebro el corazón y sumergir a esos dos pobres millonarios en soluciones refrescantes mientras yo duermo como ese niño que nunca más seré. Cuán pocos humanos hay y cuán subitamente se queda el mundo desierto"


- Me gusta. Gracias por leérmelo.
- Que duermas bien -y colgué.

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Simon Peres invita a Saviano

Roberto Saviano, no todos le dan la espalda. Fuente: smh.co.au

La persecución de la mafia napolitana contra Roberto Saviano por Gomorra ha conmovido al mismísimo presidente de Israel, Simon Peres, quien lo invitó a quedarse a vivir en el país luego de que el escritor italiano se presentara en ese país. Yo creo que Saviano, aunque corre más peligro ahí, preferiría quedarse en Barcelona y vivir cerca del buen fútbol (aunque su admirado Messi no hizo nada en la Champions League). En Israel se va a aburrir, ahí el fútbol todavía no alcanza la primera categoría (cálmate, Invazor, ya sé que adoras a tu nuevo juguete "Yossi" Benayoun , pero una golondrina no hace el verano).

El presidente de israel se ha insertado en la polemica literaria más conmovedora de estos días ofreciendole refugio al escritor italiano, Roberto Saviano, que vive amenazado por una condena de muerte de la mafia italiana, la Camorra. "Peres le dijo que Israel es un país maravilloso y que es bienvenido para vivir en él", manifestaron hoy fuentes de la Presidencia israelí. El presidente israelí se entrevistó con el escritor italiano al igual que acoge a otros célebres autores, agregaron las fuentes sin precisar más detalles del encuentro mantenido ayer. La prensa local se hizo eco de la visita del escritor y destacó el sentimiento de estar "muerto en vida" por las amenazas de la mafia de su país, como reflejó un artículo del "Yediot Aharonot", que decía que "ni siquiera en Israel se sentirá seguro" Saviano.

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Erling Jepsen reseñado

Erling Jepsen. Fuente: politiken.dk

El arte de llorar a coro es la primera y exitosa novela del dramaturgo danés Erling Jepsen, que ha editado Lengua de Trapo. La historia está narrada por Allan, de 11 años, quien vive a finales de la década de los sesenta en un pequeño pueblo danés del sur de Jutlandia. No he leído la novela, pero al parece sería una especie de Un mundo para Julius danés, clasemediero y algo crecido, pero igualmente conmovedora. Mercedes Monmany, quien califica esta novela como "perturbadora y divertida", hace una reseña de la novela en el suplemento ABCD Las letras. Dice la reseña:

El autor, Erling Jepsen, ha conseguido modular de una forma magnífica, absolutamente creíble y espontánea, la voz ingenua de un niño de lealtades apasionadas e irrenunciables, que vive aún instalado en el limbo o caos primigenio de la inocencia. Terco como un mulo, travieso como los críos de imaginación calenturienta y desbordada, Allan, bajo la protección de un altar mestizo y pagano que ha montado en la cabecera de su cama, una divinidad mezcla de Tarzán y Arcángel San Gabriel, se ha propuesto una tarea que lo tiene ocupado todo el día. El objetivo número uno de Allan es «poner un poco de equilibrio en todo esto». «Todo esto» es la familia. Es decir, su misión consiste en que su familia se mantenga unida y, sobre todo, en que el ser al que más ama y admira en este mundo, su padre, un pequeño demonio casero, lechero de profesión, de faz ambigua, como casi todo en esta novela, esté tranquilo y contento: «Si todos se vuelven contra papá, aquí no se puede estar; él se pone cada vez más intratable; también con mamá, ella lo sabe». Levantar el ánimo. Porque el padre de Allan, y eso lo llena de orgullo, «tiene el poder de las palabras». Una cualidad por la que ha logrado en su pequeño pueblo el respeto e incluso la estima, dependiendo de los momentos. Cuando hay un funeral, él es el encargado de pronunciar un panegírico en honor del difunto, incluso de los más aborrecidos, hasta conseguir arrancarles el llanto a todos: «En sus mejores días es capaz de llegarle a la gente al corazón con unas pocas y simples palabras y hacer llorar a todo el mundo». Con él, Allan forma un equipo imbatible, al que se recompensa a la salida: al padre, con puros; al más pequeño, con caramelos. La función consiste en que al llegar al cénit del discurso, Allan se apoya dulcemente en su padre, con la cabeza ladeada, mientras entorna sus grandes y bellos ojos azules. Normalmente no falla y la gente se pone a llorar desconsolada. Pero el equilibrio nervioso de su padre es una materia altamente sensible, y Allan sabe que para «levantarle el ánimo» y que se reconcilie con su voluble autoestima deben cumplirse algunas condiciones.

Por cierto, existe una versión cinematográfica de la novela realizada por Peter Schønau Fog.

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Siu Kam Wen en Lima

Siu Kam Wen. Fuente: Correo

Hace unos años, Siu Kam Wen me envío sus dos últimos libros (autoeditados en EEUU, según me parece) y conseguí además desempolvar la edición de su primer libro de cuentos, El tramo final, que publicó Lluvia en los ochenta. Descubrí entonces que, a pesar de cierta desprolijidad en su prosa, Siu Kam Wen es uno de esos autores que realmente tienen algo que decir. Y el cuento "El tramo final" sigue pareciéndome uno de los más bellos y tristes que he leído jamás. El misterioso narrador, que irrumpió en Lima con dos libros interesantes (y un nombre que todos consideraban seudónimo) y luego viajó a Hawaii hasta desaparecer por décadas, está en Lima donde presentará una reedición de El tramo final (Casa Tomada) y también la novela La vida es una tómbola (editorial San Marcos) que será presentada este 5 de marzo, a las 7:00 pm, en el Instituto Raúl Porres Barrenechea. La presencia del autor, oportunidad de verlo en público por primera vez me parece, le da un sabor especial al evento. Hoy, Carlos Sotomayor entrevista a Siu Kam Wem en el diario "Correo". Dejo unas preguntas:

C: Ahora que se reedita su primer libro, El tramo final, ¿qué recuerda de aquella época?
SKW: Fue una época bastante movida, porque fueron los años de Velasco. La economía estaba mal, y yo estudiaba Contabilidad en San Marcos de noche. Pero un día pasé por el pabellón de Letras y vi un afiche que anunciaba un concurso de cuentos. Entonces, regresé a casa y empecé a escribir el primer cuento del libro, El deterioro.

C: Los cuentos son sobre lacolonia china en el Perú...
SKW: Yo creo que hice una elección bastante apropiada, porque yo antes de escribir ese primer cuento (El deterioro), había hecho unos intentos de escritura. Trataba de imitar a Borges y escribía cuentos fantásticos, pero no me salía nada. Hasta que un día leí una novela de Isaac Goldemberg. Entonces pensé: si a mí, como un extranjero, me interesaba leer sobre los judíos, ¿por qué no puedo escribir sobre los chinos y tener lectores peruanos?

C: También presentará en Lima su más reciente novela, La vida no es una tómbola. ¿Es el más autobiográfico de sus libros?
SKW: Sí, es lo más autobiográfico que he escrito. Hay tres personajes principales en la novela: uno es Héctor, otro es el tío Elías y la otra es una chica llamada Maggie. El personaje Héctor está basado en mi experiencia.

C: ¿Se considera peruano?
SKW: Ese es un tema que yo siempre eludo (risas). Por nacionalidad yo soy norteamericano, por nacimiento soy chino, pero por afecto soy peruano. Mira, como individuo me pueden calificar como chino, o como chino nacionalizado norteamericano, pero como escritor, yo me considero un escritor peruano .

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La última voluntad de Borges

Carta de Jorge Luis Borges a EFE. Fuente: adncultura

Quienes pretendieron manipular la última voluntad de Jorge Luis Borges se encontraron con una barrera infranqueable: María Kodama y la opinión pública. Han tenido que retroceder. Pero si no hubiera sido suficiente eso, había un as bajo la manga: una carta a la agencia de noticias Efe donde expresa su última voluntad. Dice el ADN Cultura:

Jorge Luis Borges envió el 6 de mayo de 1986, semanas antes de morir, una carta a la agencia de noticias Efe en la que reconocía "la determinación de ser un hombre invisible" en Ginebra, una ciudad en la que se sentía "misteriosamente feliz". "Soy un hombre libre. He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida", explica la carta, enviada al entonces presidente de Efe, Ricardo Utrilla, y difundida el 21 de mayo de 1986. Borges, que había definido la muerte como "la gran esperanza que me queda", en una entrevista con Efe tres años antes, falleció el 14 de junio de 1986 y fue enterrado en el cementerio ginebrino de Plainpalais, pero la diputada argentina propuso trasladar sus restos al camposanto porteño de La Recoleta. "Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras", le "responde" "avant la lettre" Borges en la carta. "En Ginebra me siento extrañamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible", concluía.

¿Cómo es que su biógrafo, Alejandro Váccaro, quien apoyó la tesis de la repatriación, desconocía esta carta?

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La joven guardia argentina en España

De izquierda a derecha, los escritores argentinos Diego Grillo Trubba, Maximiliano Tomas, Patricio Pron, Samantha Schweblin y Juan Terranova. Foto: El País

Hoy en El País se habla del desembarco en España de la denominada Joven Guardia de la literatura argentina a partir de una antología publicada por Belacqua en el 2005. Se trata de autores como Diego Grillo Trubba, Maximiliano Tomas, Patricio Pron, Samantha Schweblin y Juan Terranova. La entrevista fue en la Casa de América de Madrid. Dice la nota:

En su universo literario, la denuncia ha sido reemplazada por el sarcasmo. Nacieron en los setenta y se descubrieron escritores en un mundo dominado por el ordenador, donde la máquina de escribir es un objeto vintage. Son La joven guardia argentina. Una generación de autores lejana a la dictadura militar (1976-1983) y marcada por la crisis de 2001. Un total de 23 creadores reunidos en una antología que presenta la nueva narrativa argentina y que se edita por primera vez en España. Les gusta dejarlo claro. No escriben igual, no hablan de los mismos temas, no comparten estilo. "Todos quieren que digamos en qué nos parecemos", afirma el escritor Juan Terranova. Junto a él, Patricio Pron, Diego Grillo Trubba, Samantha Schweblin y Maximiliano Tomas, el impulsor del proyecto, charlaron con EL PAÍS en la Casa de América sobre la complicidad que nació a partir de la publicación original en Argentina de La joven guardia (Belaqva) en 2005. "Fue una apuesta. No sólo los presentó a los lectores, también sirvió para que los autores se conocieran", señala Tomas. Fue un encuentro afortunado. Organizan lecturas públicas y performances. Asisten a sus presentaciones. Entran en sus blogs. "Y nos emborrachamos. Algo muy importante para un escritor", comenta Terranova, autor de Mi nombre es Rufus, la historia de Birmania, una banda indie rock. De las confabulaciones han nacido incluso nuevas antologías. Ahí intercambian papeles. Grillo Trubba se encargó de antologar cuentos sobre sexo (En celo, Mondadori, 2006) y crímenes (In fraganti, Mondadori, 2008), mientras que Terranova compiló una serie de relatos inspirados en los barrios de la capital argentina (Buenos Aires / Escala 1:1. Los barrios por sus escritores, Entropía, 2007).

Pero, más allá de la simpatía generacional, y el hecho concreto de que todos tienen blogs. ¿tienen un signo en común estos escritores?, se pregunta la autora de la nota. La respuesta:

La poca solemnidad en sus textos es, quizá, su mayor punto en común. "No tenemos dogmas, vemos a la literatura como un objeto recreativo", explica Pron. Esta soltura se refleja en la experimentación entre géneros literarios, la diversidad de los temas que abordan y su versatilidad para difundirlos. Ya sea en sus antologías, por las calles de Buenos Aires o desde las entradas en sus blogs. Comparten la convicción de que la literatura sirve para sentir, expresar y divertirse. "No tenemos una queja conservadora. No vamos gritando, 'el rock murió', 'la gente no lee'. La literatura no necesita nadie que la venga a defender", concluye Terranova.

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Perder

2.25.2009
Elizabeth Bishop. Foto: Marc Jacobs/ shoe york city


ONE ART

The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel.

None of these will bring disaster.
I lost my mother's watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn't hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.

---Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied. It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.

Elizabeth Bishop

Pero yo no te quiero perder.

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Naomi Klein, premio Warwick de Escritura

Naomi Klein protesta en Vancouver. Fuente: gunghaggisfatchoy

Naomi Klein, conocida por su No Logo, se llevó el primer Premio Warwick de Escritura con su libro La Doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre y con el las 50,000 libras esterlinas. La noticia en revista Ñ dice sobre el libro ganador:

El libro publicado en 2007 argumenta que los gobiernos y las compañías utilizan los desastres naturales como el tsunami del Sudeste asiático o catástrofes provocadas por el hombre como la guerra de Irak o los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, para avanzar con políticas favorables a las corporaciones. "La Doctrina del shock es un libro brillante, provocativo y genialmente escrito sobre estos grandes ultrajes de nuestro tiempo", declaró la autora china Mieville, que presidió el jurado del premio. Klein recibirá un cheque por 50.000 libras esterlinas (unos 73.000 dólares) como parte del galardón, instaurado por la Universidad de Warwick para premiar un libro "sustancial" escrito en inglés o traducido al inglés. "En momentos en que las noticias que surgen de la industria editorial son tan pesimistas, estoy encantada de haber sido galardonada con un nuevo premio que apoya la escritura, especialmente por los libros con los que competía", subrayó Klein en un comunicado


El premio Warwick -que se concederá cada dos años- busca adquirir prestigio rápidamente no solo por la composición de su jurado sino, sobre todo, por la calidad de los finalistas. En esta ocasión, entre estos estuvieron dos autores muy presentes en Moleskine: Enrique Vila Matas y Francisco Goldman:

El libro de Klein tuvo como contendientes a El mal de Montano, del novelista español Enrique Vila-Matas, y El arte del asesinato político: ¿Quién mató al obispo Gerardi?, del guatemalteco nacido en EE.UU. Francisco Goldman. También estaban ternados Mad, Bad, and Sad: A History of Women and the Mind Doctors from 1800, de la autora polaca Lisa Appignanesi; Reinventing the Sacred: A New View of Science, Reason, and Religion, del biólogo estadounidense Stuart Kauffman, y The Rest Is Noise: Listening to the Twentieth Century, del crítico musical Alex Ross.

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Maupassant sobre Flaubert

Manuscrito de Guy de Maupassant. Fuente: ulisesvaliente

La relación entre Gustave Flaubert y Guy de Maupassant no fue de amistad, necesariamente, sino la de un profesor y un alumno. Ya se sabe, por la correspondencia de Flaubert, que éste era un obsesivo en su reflexión sobre el arte. Maupassant aprovechó las lecciones, aunque su obra nunca estuvo a la altura de su maestro (pero ¿y la de quién lo está?). Ahora, la editorial Periférica publica en España Todo lo que quería decir sobre Flaubert, los ensayos de Maupassant sobre el autor de Madame Bovary. La nota de prensa dice:

Gustave Flaubert se encargaría de dirigir los primeros pasos en la literatura de Guy de Maupassant, y sabemos por la correspondencia entre ambos que el discípulo obedecía sin titubear todas las indicaciones del maestro. Posteriormente, será Maupassant quien escriba algunos de los textos más lúcidos que existen sobre la obra de Flaubert y sobre su personalidad. Precisamente los que recogemos en esta edición, donde se reproducen ideas, citas y juicios del autor de Madame Bovary sabiamente entremezclados con anécdotas y recuerdos. Estos ensayos tienen, además del mérito de ser de los primeros en dar cuenta de la novedad y trascendencia del método y la concepción de la novela de Flaubert, tan contrario a todo lo que estaba en boga por entonces, el de no someter su obra a ninguna teoría literaria preconcebida. Como un verdadero médium, Maupassant deja en todo momento que su maestro, y también amigo, se exprese a través de él. Respecto a estos ensayos, George Simenon dijo: "Ojal todos los escritores tuviéramos a un lector como Maupassant lo es de Flaubert"

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Abren la casa de la Christie

La biblioteca de Greenway. Fuente: revista ñ

Nunca puedo evitarlo: cuando viajo, busco las casas de los escritores. Y si son abiertas al público, las visito. Ni siquiera es necesario que sea la casa de un escritor que admire demasiado, o incluso nada, igual entro a mirar. Y ojalá tenga objetos, aunque tampoco eso importa. Solo el lugar ya es suficiente. Es una pena que en el Perú las casas de los escritores se pierdan irremediablemente, aunque he ido a la mayoría de ellas y me he parado delante de esas puertas clausuradas (muy pocas son museos, como la de Ricardo Palma o la de Mariátegui). Ahora, la casa de vacaciones de la reina del misterio, Agatha Christie, ha sido abierta al público.

Artesanos han trabajado por dos años en la restauración de la casa, Greenway, en Gran Bretaña, para devolverle su resplandor que supo ostentar en la década de 1950. La vivienda, cuya restauración costó 7,8 millones de dólares, podrá ser visitada por los aficionados a las historias de misterio y muerte. Greenway había sido donada en 2000 al National Trust, una entidad encargada de salvaguardar el patrimonio británico, por iniciativa de la familia de Christie, y desde entonces fue sometida a reparaciones. Los cuartos se mostrarán bastante parecidos a como estaban cuando la escritora vivía ahí, con libros, papeles, cajas de chocolates y flores. El nieto de Christie, Mathew Prichard, dijo el martes que la casa ha sido restaurada para hasta lograr recuperar su antigua belleza. Christie compró el inmueble cerca de Dartmouth al suroeste de Inglaterra en 1938 y pasó todas sus vacaciones allí hasta 1959. Su familia la donó a la institución conservacionista hace nueve años, pero hasta la fecha sólo había acceso al jardín

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Shortlist del Premio Azorín

Alicante con vista al mar. Foto: eltinteroultrarrojo

Mañana, en el Hotel Meliá de Alicante, falla el Premio Azorín de Novela, dotado con 68.000 euros y organizado entre la Diputación de Alicante y la editorial Planeta. De las casi 200 novelas presentadas, han quedado 10 finalistas. Aquí la shortlist:


Las 10 obras finalistas, de la que saldrá la ganadora, son las siguientes: 'El amor y los cataclismos', de Luis Miguel Fuentes (San Lúcar de Barrameda); 'La estrategia del deseo', de Javier Tristán (seudónimo); 'Las dos muertes de Catalino Ríos', de Wilfredo Mattos Cintrón (Carolina. Puerto Rico); 'El peso del aire', de Eudes Fontcuberta (seudónimo); 'Ora Pro Nobis', de María del Carmen Frías García (Alicante); 'Verano de sangre', de Enrique V. García (Madrid); 'El llanto del petirrojo', de Rey Cirilo de Inglaterra (seudónimo), '¡Noche y Niebla!', de Manuel Prado Soltero (Sevilla); 'Ícaro despeñado', de Vizconde de Valcuevo (seudónimo), y 'Crónica del blanco al rosa', de Antonio Adán Fraile (Valencia).

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Lectura en Voz Alta

2.24.2009

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Festejos por el Oscar



Carátulas de las reediciones de Anagrama de películas premiadas en el Oscar. Fuente: anagrama

No solo en Dharavi, el tugurizado pueblo joven de India donde se filmó Slumdog millionaire, se celebró a lo grande el triunfo impactante de la película de Danny Boyle en los Oscar (se llevó todos los premios importantes en los que compitió, que incluyen edición, música, adaptación, dirección y mejor película); también se escucharon hurras y bravos en una oficina de puerta roja en el tercer piso de la calle Pedro de la Creu, en Barcelona, pues Anagrama con estupendo ojo compró los derechos de la estupenda novela "Q&A" (traducida como ¿Quién quiere ser millonario?) de Vikas Swarup. Como un adicional -de yapa, como decimos aquí- Anagrama también editó hace años la novela El lector de Bernard Schlink, que será reeditada con nueva carátula gracias al Oscar a la adorada Kate Winslet (por cierto, yo hubiera aprovechado para poner el fotograma de Kate en la bañera). En el blog de "La Butaca.com" aparece un interesante artículo donde se compara la novela de Swarup con la adaptación libre que hizo el guionista de Boyle. Aunque no estoy de acuerdo con aquello de que al simplificar algunos aspectos y potencializar otros la película obtiene "un resultado incluso más satisfactorio que las páginas de las que parte", sí me parece significativo que Jordi Revert (autor del post) subraye que la pobreza que presenta Boyle es apenas la punta del iceberg de la sordidez real y dolorosa que muestra Swarup en su novela. La representación de esa sordidez y la perversidad de los que rodean al protagonista (en especial el conductor del programa, algo apenas entrevisto en la película) hacen más notable el triunfo y la perseverancia del personaje. La película puede ser más ágil -gran edición- y concreta que la novela en sus recortes de digresiones, pero la novela es mucho más contundente en su propósito final.

Por cierto, no todos celebran el triunfo de Slumdog millonaire. Salman Rushdie, por ejemplo, tiene una opinión negativa de la novela como lo muestra blogacine. En una entrevista declaró:


No soy un gran fanático de Slumdog Millionaire. Creo que visualmente es brillante. Yo tengo problemas con la trama. Creo que no es convincente. Simplemente, algo así no puede pasar. Yo no soy adverso al realismo mágico, pero éste debe tener cierto grado de plausibilidad, y yo siento que hay tres o cuatro momentos en la película donde la trama desborda esa regla… Y al parecer soy el único que piensa eso.

Por otra parte, un amigo me comenta que Rushdie dijo también que "no hay clise sobre la india del que no abuse la película". Aquí debo hacer una alerta spoiler, por si acaso, porque adelantaré algunas situaciones de la película. Yo creo que el problema de Rushdie, en ambos comentarios, como el de muchos que han juzgado Slumdog Millonaire como un argumento inverosímil en medio de una India que exporta pobreza y Taj Majal al mismo tiempo, en el mismo tamaño postal digamos, es que no han descubierto que Boyle ha interpretado (yo creo que con mucho acierto) la novela de Swarup como un cuento de hadas, una fábula maravillosa, que encuentra su metáfora perfecta -que en una reseña fue vista como un error o exageración- en el episodio en que el niño tiene que hundirse en el silo, llenarse de mierda y correr entre la multitud para conseguir -cosa que finalmente hace- el autógrafo de su actor favorito de Bollywood. Más que un efectismo o facilismo, esa escena a mí me convence de lo que ocurrirá en la película: Jamal no se detendrá nunca, aunque para conseguir lo que quiere tenga que hundirse en la mierda misma. Es una fábula de superación personal, una hermosa fábula debo añadir, conmovedora y al mismo tiempo sabia que nos enseña a confiar siempre en nuestra propia fuerza antes que en la ayuda de los demás (Boyle varias veces explota el recurso de las orejas de Jamal como ejemplo de interiorización y aprendizaje del dolor y las malas experiencias en favor de obtener respuestas correctas, en más de un sentido). Algunos personajes estereotipados y clisés son necesarios, como en toda fábula o mundo imaginario. Los tiene Juan Carlos Onetti, los tiene Rulfo, los tiene por supuesto Borges. Y los tiene, sin duda, el mismo Salman Rushdie. Pero los estreotipos, cuando están a favor de la trama y no a manera de parche, tienen sentido porque son reales. Vivimos en un mundo de clisés, donde los malos se visten de malos (cuántos asesinos o violadores se dejarían los bigotes de los malos de cine mudo para retorcércelos si pudieran) y la gente generosa, casi siempre, lo es de manera estereotipada pero no por ello menos grandiosa. La tan criticada escena de los créditos finales, es decir el baile, que es un guiño al cine musical de Bollywood por supuesto, tiene total coherencia en ese contexto: cualquier película que termine con un beso, así cualquier cuento de hadas que termina diciendo: "y vivieron felices por siempre", solo es un punto suspensivo. Sabemos que la vida no es así. Pero lo que se celebra en la película y en la novela no es el futuro, sino el presente. Y eso es lo que sucede cuando uno baila, celebra el estar vivo, celebra el presente inagotable (por eso, señores, por eso, por eso yo bailo salsa). Una gran novela, una muy buena película y un Oscar más que merecido. ¿Se puede pedir más? Sí, solo que la protagonista, Freida Pinto, hubiese escogido para subir al escenario un Galliano más luminoso, más intenso, para resaltar su bello rostro como lo resalta la fotografía y el vesturario de la película todo el tiempo.

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Hay Festival Wales 2009

David Simon y parte de su cast en The Wire. Fuente: marcsteinblog

Ya se están preparando las cosas para el Hay Festival en Wales entre el 21 al 31 de mayo de este año. La primera lista de autores confirmados apareció en su página web. La gran sorpresa de este año: la presencia de David Simon, creador y cabeza de guionistas (entre los que se encontró, en contados episodios, el ídolo de Fuguet, Richard Price) de la extraordinaria serie policial The Wire. La lista incluye a autores como:

Alaa Al Aswany
Author of the bestselling The Yacoubian Building.

Henning Mankell
Creator of Inspector Kurt Wallander, recently brought to life for the BBC by Kenneth Branagh, talks crime and punishment.

Michael Morpurgo
Much-loved author of Warhorse and Kaspar.

Amartya Sen
On economics.

David Simon
Creator and head writer of The Wire.

Sarah Waters
Previews new novel The Little Stranger.

Rowan Williams
Archbishop of Canterbury and author of Dostoevsky: Language, Faith and Fiction.

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La novela de Emmanuel Carrère

Emmanuel Carrère. Foto: John Foley/ Opale

Hace unos meses recibí la entusiasta recomendación de Diego Salazar acerca de Una novela rusa de Emmanuel Carrère , pero en realidad no necesitaba esa recomendación. Ya tenía entre mis pendientes esa novela, editada a fines del 2008 por Anagrama, pues el libro de no-ficción de Carrère anteriormente publicado en España, El adversario, me había parecido genial y uno de los libros que más me han impactado en los últimos años. Finalmente, leí Una novela rusa en enero y la sensación fue extraña. Por un lado, me gustó mucho, muchísimo. Pero por otro, estaba confundido, sentía cierta molestia, algo que no cuajaba. ¿Esperaba quizá el mismo tono, aquel beat impresionante de El adversario? Esa sensación confusa ha renacido al leer la reseña que publica Pedro Gandolfo en el ADN Cultura y que titula "Agotadora deshinibición"

Una novela rusa tiene una estructura tortuosa. Hay en ella algo de historia de emigrantes, autoanálisis psicológico, relato de crímenes y erotismo. Sus mejores momentos los alcanza en la descripción, en una prosa simple pero con ritmo vertiginoso, de Kotelnich, el pueblo miserable de la "Rusia profunda", cuya atmósfera ominosa es transmitida magníficamente por Carrère: nada ocurre allí, pero el autor, su equipo de filmación y los lectores sienten que algo va a pasar de manera inminente, y quieren que pase. A pesar de su mirada despiadada, Carrère logra encariñarse con ese mundo y esas personas que sienten vergüenza de su propia pobreza. La historia sentimental, en cambio, naufraga en la banalidad; el lector se ve obligado a ser testigo de dimes y diretes entre amantes, y acciones triviales expuestas con agotadora desinhibición. El ideal estético de Carrère se resume en el siguiente párrafo del libro: "Me gusta que la literatura sea eficaz, me gustaría idealmente que fuese performativa, el ejemplo clásico de lo cual es la frase ´Declaro la guerra´: desde el instante que la pronuncio, la guerra está declarada. Cabe sostener, que, de todos los géneros literarios, la pornografía es el que más se acerca a este ideal, leer ´te humedeces´ te hace humedecer". Sobre la novela gravita esa sombra de ineficacia que para Carrère es un indicio de fracaso y para el lector, al revés, representa cierto alivio y holgura. No logra con Una novela rusa construir una historia a partir de las distintas líneas argumentales y, como es evidente al final, no resiste en convertirlo todo en un elegante ajuste de cuentas con su célebre madre, un arreglo doméstico que termina por dejar la impresión de haber leído más autoterapia que literatura.

Por cierto, a diferencia de Gandolfo yo no tengo problemas con leer autoterapias. Al contrario, creo que muchos de los mejores libros que he leído encajarían perfectamente en esa definición. Pero sí, pues, en este libro de Emmanuel Carrère hay algo que no termina de convencerme. ¿Qué podrá ser?

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Fogel comenta el affaire Wood-Smith

James Wood en polémica con Zadie Smith. Fuente: smh.com.au

"De vez en cuando sale algún artículo que dice algo de verdad sobre las polémicas en el mundo de la crítica literaria" dice sabiamente Jean Francois Fogel en su último post en el Boomeran(g). Y dice más: califica al affaire James Wood-Zadie Smith sobre la novela histórica y la verosimilitud como una "polémica real, y noble en el fondo" Ah, suspiro. Polémica real y noble. Qué lejos se ven esas polémicas en América Latina, y en el Perú concretamente. Pero, en fin, imprima y no deprima decía Martín Romaña. Fogel se refiere en su post al artículo de Daniel Miller en The Prospect Magazine que resume el affaire Wood-Smith. El mismo Fogel hace su propio resumen en el blog:

¿De qué se trata? De la denuncia, ya muy antigua, que hizo Wood del realismo histórico. Novelas que ofrecen historias inverosímiles, de un postmodernismo perfecto pero donde no cabe la vida humana, la vida real tal como se conoce en sociedades humanas. Wood, denunciando en esta época a Smith, llegaba a hablar de unos especialistas en la escuela sociológica de Francfort disfrazados de novelistas para producir historias enormes. Esta polémica, la conocemos a fondo, incluyendo la hermosa respuesta de Smith en el New York Review of Books explicando que la novela en este momento tiene la posibilidad de escoger entre dos caminos. Un camino abierto, que deja muchas preguntas disponibles, sin respuesta para el lector (el verdadero realismo para ella) y un camino más convencional, más formal, donde reconocemos el camino de Wood. El camino de Wood viene de Stendhal explicando que una novela es lo que se ve en un espejo desplazado por un novelista a lo largo de un camino.

El artículo de Zadie Smith al que se refiere Fogel (titulado "Two Paths for the Novel") lo pueden leer aquí.

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Paz Soldán en Madrid

Edmundo Paz Soldán en la mejor librería de Madrid, la Librería Machado. Fuente: moleskine

¿Y cuál es la novedad? La broma que todos los amigos madrileños de Edmundo hacen es que él se va de Madrid solo para tener fiestas de despedida, porque antes de un mes siempre está de regreso. La verdad es que desde hace unos años Paz Soldán es un personaje itinerante pero firme del habitat literario madrileño. Ahora, por ejemplo, ha regresado a Madrid en book tour para presentar su novela Los vivos y los muertos, editada por Alfaguara. La noticia ha rebotado en varios diarios peruanos, lo que confirma que el boliviano Paz Soldán es para los periodistas un escritor peruano. De hecho, el Perú fue el primer país en apostar por sus obras fuera de su país. Un romance que nunca termina (aunque el sacavueltero Paz Soldán cambie a Lima por Madrid a cada rato... que se decida). Dice la nota:

Las frustraciones mueven el nuevo relato de Edmundo Paz Soldán (Bolivia, 1967), que lleva por título Los vivos y los muertos (Alfaguara), y en el que recoge nueve asesinatos de los once personajes que pasan por el libro, en pocas semanas en Madison (EEUU). El autor siembra de ficción hechos verídicos, para conseguir una crónica verosímil de la maldad a punto de cañón, por la que atraviesa la sociedad norteamericana. "El problema de EEUU como sociedad es que tienen la tentación de las armas para dar respuesta. En Bolivia, si te deja tu novia o te emborrachas o te pegas con alguien, pero no solucionas los problemas con escopetas. Las armas y el arrebato son un cóctel muy peligroso", reconoce. Sin embargo, la violencia no queda tan lejos. Columbine no debería sonarnos tan extraño estos días. "Nadie está a salvo de esta violencia y cada vez será más común entre los jóvenes. Eso es lo que más me ha asustado", opina (...) "EEUU es una sociedad que no está acostumbrada a lidiar con el fracaso", explica el autor, que es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell (contigua a la ciudad de Ithaca, en el norte del estado de Nueva York). Recuerda que para algunos de sus compañeros en la universidad su ídolo era Donald Trump. "El aprendizaje para el éxito aparece en el High School con el deportista. Ese ritual genera muchas frustraciones para aquellos que no han podido llegar hasta el lugar de los elegidos", quizá por eso la gran soledad ante el cultivo de lo individual. Cuando se enteró de la historia, porque son hechos reales, tuvo la tentación de hacer una crónica de los acontecimientos. Narrar con testimonios. Pero un día, recuerda, comenzó a escuchar las voces de los niños hablando en primera persona. "Me acordé de una novela de Faulkner, Mientras agoniza, que tenía esta estructura de monólogos interiores, que iban y venían. Ese era el modelo de estructura que más encajaba".

En "Babelia" apareció hace unas semanas una buena reseña de la novela, a cargo de Javier Aparicio, y en el diario El País se anuncia un Encuentro Digital con el escritor. A ver si hay buenas preguntas.

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Un relato infantil para adultos

2.23.2009
Carátula de la novela. Fuente: estudioenescarlata

Como "un relato infantil para adultos" ha calificado Rodrigo Fresán la última novela de Salman Rushdie, recién traducida al castellano por Mondadori, La encantadora de Florencia. En la estupenda reseña que acaba de publicar en ABCD las letras, empieza citando aquel momento del clic, el big bang, que lanzó a Rushdie a la literatura y que es un leit motiv que se presenta en la mayor parte de sus obras:

Casi no hay entrevista en la que Salman Rushdie no señale y ubique a su big bang artístico en ese día mágico en el que, con poco menos de diez años, entró a un cine de Bombay para ver El mago de Oz y, 101 minutos más tarde, salió de allí convertido en otra persona, en un escritor. Y está claro que la influencia y el alcance de la radiación color rubí del clásico de 1939 ha sido larga y poderosa. No hay título en la obra de Rushdie (Bombay, India, 1947) que no aparezca marcado por la idea de atravesar una «membrana» que separa a un mundo de otro o, para ser más específicos, que divide a Oriente de Occidente. Así -ya sean los niños mágicos de Hijos de la medianoche, los arcángeles en picado de Los versos satánicos, los iluminados envejecidos de El último suspiro del moro, los rockers en fuga de El suelo bajo sus pies, los artistas de circo de Shalimar el payaso-, todos sus personajes son recorridos por la idea del tránsito de una cultura a otra, del pasaje del dócil blanco y negro al más rabioso tecnicolor, impulsados por la magia torrencial de palabras apasionadas. La encantadora de Florencia -que puede ser considerado un relato infantil para adultos del mismo modo que Harún y el mar de las historias fue entendido como un relato adulto para niños- no es la excepción a la regla y nos trae al Rushdie más Rushdie de todos.

Por otra parte, anuncia que en esta novela Rushdie es más Rushdie que nunca. Es decir, que no deja de lado ese maravilloso poder de imaginación y libertad que no está atado a ningún convencionalismo "políticamente correcto" ya sea nacional o literario. Esa autonomía de la imaginación, que algunos críticos como la Kakutani vieron como un error o un cansino loop en las novelas de Rushdie, para Fresán es el valor agregado:

(...) no está de más advertir a los exploradores que en La encantadora de Florencia, Rushdie -alguien que siempre hace lo que se le antoja, que no pide permiso a nadie y a quien nada preocupa- es más Rushdie que nunca. Y que abundan aquí sus tics, sus gracias, sus magias, sus travesuras -más que juegos- de palabras, sus malabarismos y caídas libres. Por lo que quienes no disfruten de sus modales harán bien en no bajar del barco; mientras que sus seguidores serán recompensados con uno de los viajes más regocijados y regocijantes por la movediza tierra firme de un universo que es suyo y sólo suyo. En el inicio de la novela, describiendo al «Mogor dell´Amore», dice Rushdie: «Era capaz de soñar en siete lenguas: italiano, español, árabe, persa, ruso, inglés y portugués. Había adquirido las lenguas del mismo modo que los marineros adquirían las enfermedades; las lenguas eran su gonorrea, su sífilis, su escorbuto, su paludismo, su peste. Tan pronto como concilió el sueño, medio mundo empezó a balbucear en su cerebro, contando prodigiosos relatos de viajeros. En este mundo a medio descubrir, cada día traía consigo noticias de nuevos encantamientos. La ensoñadora poesía de lo cotidiano, visionaria y reveladora, aún no había sido aplastada por la estrecha y prosaica realidad. Siendo él mismo narrador de relatos, se había sentido impulsado a abandonar su casa por historias asombrosas, y por una en concreto, una historia que lo enriquecería o le costaría la vida». Pero está claro que Rushdie nos habla de Rushdie, del encantador de Bombay, de su capacidad para seducir contando, de su convencimiento de que una buena trama -un Había otra vez?- es la más grande de todas las riquezas. Bienvenidos a la noche 1.002

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Ponga un genio en su novela

Esteban Martín. Fuente: suplemento ñ

El éxito impresionante de El Código Da Vinci solo es la punta del iceberg de una tendencia, cada vez más en boga, de escribir novelas de intrigas con un genio, o su obra, como protagonista. La pregunta lógica es: ¿Es esto una necesidad de los autores, una premisa editorial o una estrategia de marketing? ¿O las tres cosas a la vez? Las preguntas se las hace el suplemento Ñ a partir de la novela El pintor de sombras de Esteban Martín:

El joven Picasso encuentra alojamiento en un burdel de la calle Avinyó, pero las prostitutas que lo han acogido van cayendo degolladas... Jack el Destripador ha llegado a Barcelona y el pintor, principal sospechoso de los crímenes, deberá resolver el caso para demostrar su inocencia. No se trata de un enloquecido videojuego, sino del argumento de la novela El pintor de sombras vendida ya a varios países-resulta significativa de una tendencia editorial que vive un momento álgido: introducir a un genio del mundo de la cultura o de la ciencia como protagonista de una narración (los nombres del recuadro adjunto son solamente una selección, pero hay muchos más, de Aristóteles a Voltaire, pasando por Nietzsche, los Médici... o incluso Terenci Moix). Lluís Morral, propietario de la librería Laie, en Madrid, país que ya acusó recibo de la tendencia, admite que "esto se ha convertido en una moda, sobre todo en relación con el género policial, no importa de quién se trate, un filósofo, un pintor, un escritor... todos se convierten en investigadores. Si las novelas tuvieran calidad, fantástico, pero la mayoría no aportan nada nuevo y le hacen hacer unas virguerías al famoso que no son muy fieles a su personalidad" (...) El editor Eduardo Hojman, de Ediciones Urano, cree que "las tendencias se repiten, y esta es reciente pero no inédita, pues hace unas décadas tuvimos casos como Elemental Dr. Freud de Nicholas Meyer. En los últimos dos o tres años, sobre todo en Inglaterra, empezaron a aparecer novelas con personajes históricos de protagonistas. Señalo que puede ser buena literatura, exigente, como sucede con Jardines de Kensington, del argentino Rodrigo Fresán, centrado en la figura de J. M. Barrie, el creador de Peter Pan; o The Master, de Colm Tóibín, basado en Henry James y que fue finalista del Booker. Creo que es más una casualidad que un ímpetu comercial". Silvia Sesé, de Destino, recuerda que "el mismo Umberto Eco usó este recurso, de hecho muy borgeano: utilizar un punto de la realidad como partida". Para Hojman, "si el personaje te interesa te acercas al libro, esa es la gran ventaja a la hora de captar lectores, por ejemplo yo leí un libro espantoso con John Lennon de protagonista. Pero al final el libro sólo funcionará si el retrato se ajusta a lo que esperas del personaje, si está bien documentado o si arroja una nueva luz sobre él. De lo contrario, a la tercera página te vas porque te sientes estafado".

Mmm, qué buena idea, creo que voy a retomar mi proyecto frustrado de escribir una novela sobre José María Eguren. Pero ¿ese genio vale? ¿o no es demasiado conocido para ser un bestseller en España? Bueno, le preguntaré eso al supuesto oráculo que "me aconsejó" escribir sobre la "violencia política" para publicar en España. De nada sirve venderse si nadie quiere comprarte, ¿no? La noticia comparte una lista muy ilustrativa de casos recientes:


PICASSO en 'El pintor de sombras' DE ESTEBAN MARTÍN

PESSOA y ALISTAIR CROWLEY en 'Pasajeros de la niebla' DE MONTSERRAT RICO

OSCAR WILDE y ARTHUR CONAN DOYLE en 'Oscar Wilde y una muerte sin importancia' y en 'Oscar Wilde y el club de la muerte' DE GYLES BRANDRETH

DICKENS en 'El último Dickens' DE MATTHEW PEARL

LEONARDO DA VINCI y MAQUIAVELO en 'Los huesos de Dios' DE LEONARDO GORI

SIGMUND FREUD en 'La interpretación del asesinato' DE JEB RUBENFELD

ARTHUR CONAN DOYLE en 'Arthur & George' DE JULIAN BARNES

ISAAC NEWTON en 'La hermandad invisible'DE KURT AUST IMMANUEL KANT en 'Crítica de la razón criminal' DE MICHAEL GREGORIO

GAUDÍ en 'La clave Gaudí' DE ANDREU CARRANZA Y ESTEBAN MARTÍN

DANTE en 'El club Dante' DE MATTHEW PEARL

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Ricardo Sumalavia en Chile y Argentina

Ricardo Sumalavia en Madrid. Fuente: moleskine

A mediados del año pasado, Ricardo Sumalavia publicó su primera novela en la editorial Bruguera, titulada Que la tierra te sea leve. El hecho de que la editorial no tenga una distribuidora en Lima, sumado a que Sumalavia vive desde hace años en Francia, hizo que la novela pasase un poco desapercibida en los medios limeños. Pero todo cae por su propio peso (es el boca-oreja famoso del que he hablado en comments hace unos días) y la novela ha sido reseñada, el mismo día, en dos medios importantes: el suplemento Radar Libros de Página 12 y la Revista de Libros de El Mercurio (para ver más reseñas, pueden visitar el blog que Ricardo ha destinado a su novela). En esta última, el crítico oficial del suplemento, Camilo Marks, dice :

Ricardo Sumalavia se inscribe en el grupo, cada vez más numeroso, de jóvenes autores latinoamericanos con educación muy cosmopolita, residencia en el exterior -por lo general Estados Unidos o Europa- y creciente desarraigo con el país nativo, que se nota en híbridos o deshilvanados trabajos (no es éste el caso). Durante años, vivió en Corea del Sur, donde enseñó español en un centro de estudios superior, ha sido profesor en la Universidad Católica del Perú, donde coordinó el Centro de Estudios Orientales y en el presente fijó su domicilio en Burdeos, Francia. Una vida tan itinerante, en parajes tan remotos y, sobre todo, la sujeción a culturas e idiomas sin ningún lazo con el nuestro, podrían haberse traducido en una obra confusa, atravesada por las más heterogéneas influencias, lejos de una de las más ricas tradiciones literarias del continente. Sin embargo, sus libros de cuentos Habitaciones, Enciclopedia mínima y Retratos familiares demuestran que Sumalavia, aunque mañana se vaya a trabajar a Kazajstán, en ningún momento dejará de pensar y sentir como peruano. Y, lo que es más importante, tampoco dejará de escribir como peruano.(...) Quizá la palabra gótico sea la mejor para definir el clima y el estilo de Sumalavia en los ires y venires de sus funambulescos héroes y heroínas. No estamos, claro, en castillos abandonados con misterios espeluznantes ni tampoco ante mujeres locas que se inventan un pasado inexistente -Charlotte Brontë, T. Williams-, pero esa ilustre vertiente parece visible en Que la tierra...Memorias de Burdeos, Tongseng y Baumgartenhöhe son tres secciones insertadas tras la mitad de esta notable e inusual ficción. A primera vista, se trata de ensayos autobiográficos, sin el más remoto enlace con lo que hemos venido diciendo. Y, por cierto, estamos ante tres piezas perfectas, amenas, divertidas, sobre encuentros y desencuentros entre literatos, académicos o críticos en situaciones algo implausibles (...) Las afinidades entre el conjuro verbal de la Lima prostibularia y absurda de Que la tierra... y sus piezas de sofisticado carácter novelesco deberán ser definidas por el lector. Y si se trata de un lector agudo, disfrutará intensamente con este relato.

Grandes y merecidos elogios. Pero igual, me queda la duda de saber cómo es eso de "pensar y escribir como peruano", sobre todo dicho por un crítico extranjero. ¿Existe un modo determinado o determinable de ser un escritor peruano? La crítica de Página 12, realizada por Juan Pablo Bertazza, aunque no deja de poner algunos reparos, enfatiza el carácter inusual de la novela de Ricardo y la califica como "novela de fantasmas" (coincidiendo con el adejtivo gótico que le impuso Marks), creo yo que muy apropiadamente:

Siguiendo con las paradojas, podríamos definir esta novela como un libro de fantasmas sin fantasmas, y más aún, como una primera novela –la del escritor peruano Ricardo Sumalavia, ¡otro! finalista del Premio Herralde y publicada en España– que, acaso, no se diferencie tanto de sus tres volúmenes de cuentos, único género que había trabajado hasta ahora (...) Lo cierto es que lo más logrado de esta parte lo constituye La Gran Casa, un inmueble plagado de habitaciones que fueron dejando vacías abuelos, tíos y primos y de la que buscan apropiarse los hermanos César y Sebastián a partir de un pacto de unión eterna y algunos juegos al borde de lo diabólico. Sin embargo, esta gran idea que recuerda a “Casa tomada” de Cortázar e incluso a la obra de teatro de Boris Vian Los constructores del imperio o El Schmürz, tal vez pierde fuerza porque el extrañamiento que debería generar esa mansión se lo apropian, en realidad, algunos personajes que, por otro lado, tienen algo de cliché, como el propio Sebastián, un enano tan superdotado como lujurioso, y una mujer a la que le molesta ser bella. La otra historia, el otro hemisferio del libro –y ya el motivo de tapa, a cargo de la artista Evelyn Williams, acerca un poco la metáfora cerebral o, mejor dicho, encefálica–, por el contrario, es geográficamente nómada porque recorre un itinerario que va de Burdeos (Bordeaux) a Corea pasando por Alemania, y mucho más clásico en términos literarios. A partir de congresos y clases universitarias repletos de valijas y malentendidos, un joven escritor con mucho del propio Sumalavia —quien, además de haber sido profesor de la Universidad Católica de Perú, vivió en Corea dando clases de español y actualmente reside en Burdeos— se va enredando en distintos enigmas narrativos que tienen en común, también, la búsqueda de hermanos (ficticios y no tanto), uno de los cuales sería el propio Thomas Bernhard. Por otro lado, esta parte del libro repleta de referencias a distintos escritores como el coreano Yi Munyol, el poeta peruano Martín Adán y el peruanista francés Roland Forgues, recuerda un poco al Roberto Bolaño de Estrella distante por mostrar de manera marginal, muy velada pero íntima, ciertas claves de una generación pujante de escritores peruanos como Patricia de Souza, Iván Thays y Marco García Falcón, algunos de los cuales tienen en común los reconocimientos de Herralde y cierta obsesión por Europa, ya sea por haber viajado, por temática, o por ambas cosas. Lo cierto es que los dos hemisferios, las dos historias, de la primera novela de Ricardo Sumalavia, no se rozan más que temáticamente. Y, en su unidad, Que la tierra te sea leve deja un extraño sabor de boca: el de un libro bien escrito, una promisoria primera novela con cierta solidez, a la que, sin embargo, parece faltarle una vuelta, un cierre que conecte esos dos hemisferios. Algo que tal vez no tuvo lugar por su breve extensión.

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John Updike por McEwan

John Upidke. Ilustración: Richard Allen/ todayinart

Un hermoso homenaje (en el que recorre con precisión de entomólogo toda su obra) al colega fallecido es el que Ian McEwan, cada vez mejor posicionado como el escritor inglés más importante de la actualidad, le rinde a John Upidke, al que llama "Maestro blasfemo" y dice, además, que apenas Roth queda de aquella "edad de oro de la novelaa norteamericana". Se acabó. Lo publica "Babelia" en su última edición:

Ahora, este maestro blasfemo, cuyos esquemas y hermosos conceptos literarios parecían a veces casi shakespearianos, ha muerto, y las letras estadounidenses, privadas en años recientes de dos gigantes como Bellow y Mailer, se han convertido en una llanura plana, con un solo promontorio vigilado por Roth. Nos acercamos al fin de la edad de oro de la novela norteamericana en la segunda mitad del siglo XX. Henry Bech, el remoto álter ego judío de Updike, nunca inmune a ataques de ansiedad de clase, reflexionaba sobre las pobladas hordas de contemporáneos llenos de talento y despreciados: "Quienes no parecían, como John Irving y John Fowles, llenos de verborrea y dotados de un método reaccionario y dickensiano, resultaban, como John Hawkes y John Barth, soberbios y herméticamente experimentales. O'Hara, Hersey, Cheever, Updike: todos ellos vivían a salvo en zonas residenciales mientras los barrios bajos del arte se desintegraban. Y eso, para no hablar más que de los Johns". A Updike, el más luterano de los escritores, movido por la curiosidad intelectual toda su vida, la ciencia le inquietaba como Dios inquieta a otros. Cuando le parecía bien, podía fácilmente absorber y admirar la física, la biología y la astronomía, pero tenía una incapacidad congénita de "dar el salto a la falta de fe". La "carga" de la muerte personal no se lo permitía, y esa tensión entre la apertura intelectual y el temor metafísico es fuente de mucha seriedad y mucho humor negro. (...) La obra de Updike es tan vasta, tan variada y tan rica, que tardaremos años en captar toda su medida. Hemos pasado tanto tiempo, todas nuestras vidas, esperando su nueva novela, o relato, o ensayo, que no parece posible que este río de invenciones se haya detenido de pronto. Estamos verdaderamente desconsolados por el hecho de que este hombre reticente y amable, de feroz ética de trabajo y facilidad sobrehumana, no vaya a escribir más para nosotros. Era un hombre muy privado, culto, generoso, educado, el tipo de persona que podía pedir perdón por responder a una carta a vuelta de correo porque era la única forma de mantener su mesa despejada.
Al contrario de lo que podría indicar su obra, en la vida real, John Updike estaba totalmente dedicado a su enorme familia, repartida en varias generaciones, así que, por qué no dejar que sea uno de sus personajes más jóvenes el que se despida en su nombre. Cuando Henry Bech sube al estrado en Estocolmo para pronunciar su discurso de aceptación del Nobel lleva en brazos, apoyada en su cadera, a su hija de un año. La niña se retuerce con impaciencia durante el discurso y, cuando ve que por fin ha terminado, agarra el micrófono "con los dedos medio cerrados y llenos de babas, como si quisiera arrancar la gruesa bola de metal". Bech siente el calor de su cabecita, inhala "el aroma a polvos de talco de su cuero cabelludo... Entonces, ella levantó la mano derecha, a la vista de todos, e hizo ese suave abrir y cerrar de dedos que significa adiós".

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Correntes d'Escritas por Mordzinski

La 10ma edición del Festival Literario en Lisboa, Correntes d'Escritas, que se llevó a cabo la semana pasada en la localidad portuguesa de Póvoa de Varzim tuvo un final latinoamericano, como lo comenta esta noticia de Revista Ñ. Daniel Mordzinski estuvo presente en el Festival y me envía estas tres fotos, estupendas como siempre.

Juan José Millás. Foto: Daniel Mordzinski


Ivo Ledo, premio Casa de América de literatura brasileña. Foto: Daniel Mordzinski

Retrato de grupo: Víctor Andresco, Joao Paolo Cuenca, Adriana Lisboa, Antonio Sarabia, Lauren Mendinueta, Karla Suarez, José Manuel Fajardo y Ondjaki. Foto: Daniel Mordzinski

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A Mercy de Toni Morrison

Toni Morrison. Fuente: Guillermo Arias/ blog syracuse

La nueva novela de la premio Nobel Toni Morrison, A Mercy, que ha logrado arrancar un encendido elogio a la durísima Michiko Kakutani, ocurre en 1860 y en ella Morrison dice que "quería comprender cómo podía sentirse una esclava negra en el período de transición en que la esclavitud era normal, pero no lo era el racismo. Desde los antiguos egipcios, griegos y romanos, cada civilización grande o pequeña fue construida por los esclavos, llamados con nombres diferentes: campesinos, peones, siervos". Una época en la que el color negro no era considerado un signo de inferioridad sino al contrario, de un poder secreto, asociado con Satanás. En el ADN Cultura Alessandra Farkas entrevista a Toni Morrison en Princeton a raíz de su nueva novela:

En el libro, la escritora vuelve a indagar acerca de la rebelión de Bacon de 1676 (así llamada por el nombre del líder, Nathaniel Bacon), cuando la rabia de las clases subalternas instigó a los esclavos negros y a los siervos blancos a tomar el control del Estado de Virginia durante algunos meses, hasta que fueron vencidos por una fuerza naval enviada desde Inglaterra. Tras dicha insurrección, el empleo de los esclavos africanos aumentó considerablemente por el temor de los propietarios a una nueva revuelta, de manera que los negros sustituyeron a los siervos contratados como principal fuente de mano de obra en Virginia. "La revuelta de Bacon llevó a las autoridades a modificar la ley, para consentirles a los blancos matar a cualquier negro sin motivo. Con esto se les entregaba a los siervos ?deudores´ el poder sobre la vida y la muerte de los negros, si bien pertenecían a la misma clase social." El privilegio conferido por la piel blanca -según Toni Morrison- es todavía el factor clave en la política de los estados del Sur. "Permite mantener explotados a enormes sectores de blancos pobres que les imputan a los negros sus desgracias. O a los mexicanos, los nuevos ?malos´. Y así, mientras la clase trabajadora se desgarra, las corporaciones hacen negocios de oro."

Por otra parte, también habló de los Premios Nóbel:

(...) también Europa tiene sus vicios, comenzando por el Premio Nobel. "Es extraño que lo haya obtenido Dario Fo y no Edward Albee, Arthur Miller o Tennessee Williams." ¿Jean-Marie Gustave Le Clézio? "Aquí en Estados Unidos, nadie había escuchado hablar jamás de él. Pero la culpa es nuestra porque no traducimos de otras lenguas y nos aislamos." Cuando lo obtuvo ella, hay quien la bautizó "la reina de la literatura negra". "Estúpido y absurdo", contesta la autora y añade: "Si yo escribo de afroamericanos, los críticos me definen como black writer ; si John Cheever escribe de los blancos de Nueva Inglaterra, la discusión se entabla acerca de la complejidad de la narración. Espero que un día la literatura no se divida más en negra y blanca, porque estoy bastante cansada de que me consideren una socióloga en vez de una escritora". Al día siguiente de la noticia del Nobel, el autor de Oxherding Tale , el afroamericano Charles Johnson, la acusó de ser "el triunfo de lo políticamente correcto". "A los 77 años ciertos comentarios no me tocan en lo más mínimo. Lo que hoy me hace mal son los problemas verdaderos, como la muerte y la enfermedad, no la maldad de alguien que no aprecia mi trabajo."

Finalmente, adelanta algo de su próximo libro, aún en estado embrionario:

"Cuenta la vida de los afroamericanos en los pueblitos del Centro-Sud de Estados Unidos, durante los años cincuenta, cuando los soldados negros regresaban de Corea y eran linchados -explica-, mientras que en estados como Oklahoma los editores negros publicaban incluso quince periódicos negros. Es un capítulo de nuestra historia que nadie conoce."

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Vila Matas y Jack Torrance en Boulder

Carátula del libro. Fuente: babble.com

Boulder: es un lugar desolado y medio aburrido como muchos en Estados Unidos, célebre en todo el mundo por la Universidad que ahí se ha instalado y su importante facultad de literatura, e inusitadamente famoso en el mundo de los bloggers literarios peruanos y en especial los anónimos, por ser el referente de todo lo que odian y dicen despreciar porque se sienten incapaces de alcanzar.

Vila Matas: escritor español, hincha del Barcelona y autor de una novela de culto que es un punto de inflexión en la literatura castellana, Bartleby y compañía, amante de las anécdotas literarias y autor semanal de una columna imprescindible en El País: "Dietario Voluble"

Jack Torrance: escritor norteamericano que decide ser celador de un hotel tenebroso llamado Overlook, al que va acompañado de su familia, para poder escribir su novela, que tiene solo una frase que se repite constantemente ("All work and no play makes Jack a dull boy"). Se le recuerda por haber conseguido el gesto más maniático de Hollywood (regalo de Jack Nicholson), al introducir su cara por la puerta hachada por él en El Resplandor de Stanley Kubrik.

Esos tres factores se unen para un texto memorable de Enrique Vila Matas, que es el "Dietario Voluble" de hace dos semanas, y que recién leí hoy. Ahí cuenta un viaje a Boulder y cómo finalmente puede entender la enigmática frase que dice Torrance en El Resplandor: "¡Podría volver como un auténtico escritor y conquistar Boulder!". Escribe Vila Matas:

Regreso a Nueva York después de unos días en Boulder, junto a las Montañas Rocosas, cerca de Denver, Colorado. Allí no he dejado de pensar en Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto, aquella película cuyo clima de fatalidad y horror no se olvida fácilmente. No tenía muchas cosas que hacer en Boulder, pero en medio de la apabullante desolación del lugar me encantó descubrir que la ciudad tenía historia. A Stephen King se le había ocurrido allí el argumento de The shining (El resplandor). Eso amenizó levemente mis horas en aquella especie de destierro y, además, me permitió comprender mejor por qué Kubrick, en su adaptación cinematográfica de El resplandor, le hacía decir a Jack Torrance (Jack Nicholson) esa frase que siempre me había parecido tan misteriosa: "¡Podría volver como un auténtico escritor y conquistar Boulder!". (...) Me pareció también una casualidad no muy casual que uno de los recién llegados, sin saber que yo venía de Boulder, me hablara del libro que acababa de publicar Jack Torrance, el loco de El resplandor. Sospeché de un hilo de nieve que lo uniría todo. Tal vez no lo sabemos, pero sólo cuando no está nevando nos olvidamos levemente del temible Torrance, cuya historia empieza para nosotros cuando es contratado para la labor de mantenimiento del vacío hotel Overlook durante los meses de invierno. Junto a su hijo, que tiene un extraño poder de premonición llamado resplandor, y su mujer, Wendy, se instalan en el hotel, situado en medio de la nada, donde Jack piensa aprovechar para escribir su novela. Pero con la llegada de la nieve quedan aislados, la carretera es cortada y a Jack le da por volverse loco. La escena más recordada por muchos es aquella en la que confirmamos su desequilibrio mental. Es un momento de terror metafísico. Wendy se acerca para ver qué está escribiendo y descubre que su marido ha estado tecleando convulsivamente una frase en la que se ha encallado y que repite con sólo ligeras variantes: "All work and no play makes Jack a dull boy".

No es de sorprender -porque en EEUU nada puede sorprender en materia de marketing- que se les haya ocurrido convertir a Jack Torrance en un autor real:

Ahora Torrance ha publicado en Nueva York un libro con esa frase convulsivamente repetida ("all work and no play..."). Bueno, Torrance no, claro. Quien lo ha publicado es Phil Buehler, un tipo obsesionado por el libro que el personaje de Torrance escribe en el hotel Overlook. Tan obsesionado estaba Buehler por este libro que ha terminado por escribirlo él mismo y autopublicarlo. Y al hacerlo se ha convertido en el Pierre Menard del libro de Kubrick. (Como se sabe, Pierre Menard es aquel copista que se convirtió en el otro autor del Quijote). El libro de Buehler contiene 80 páginas con combinaciones de la misma frase. Las primeras 10 reproducen lo que la película muestra, es decir, las formas escalonadas que toman los epígrafes de Torrance, pero a partir de ahí -como Kubrick ya no mostró en la película el resto de su obsesivo libro de una frase-, Buehler se vio obligado a improvisar. "Pensé: si se sigue volviendo loco, ¿qué aspecto irían teniendo esas páginas? Así que pasé de las escaleras a los zigzags y las espirales, y en definitiva a cualquier forma posible con una máquina de escribir", ha explicado Buehler, que admite que quedó bloqueado, al borde de la locura y de la demencia alucinatoria, en la página 60, pero de algún modo logró llegar a la 80 y cumplir con el volumen canónico. Colgó su autoedición en la página web de Blurb y los 1.000 ejemplares de los que disponía se agotaron enseguida. La gente le pide reediciones, quieren tener en casa -como objeto de culto- este libro que Buehler anunciaba en la red como un texto "igual al mejor Beckett" (ya son pretensiones) y en el que se concentra "la lucha metatextual del Hombre contra la Máquina de escribir" (ya son ganas). El hecho es que Jack Torrance ha dejado de ser un personaje de novela y de película para convertirse en un interesante escritor debutante. Ahora sólo falta que publique un segundo libro para que sepamos que ha enloquecido del todo.

Ahora ya saben lo que realmente pasa en Boulder. Escalofriante.

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