Ricardo Sumalavia en Chile y Argentina
A mediados del año pasado, Ricardo Sumalavia publicó su primera novela en la editorial Bruguera, titulada Que la tierra te sea leve. El hecho de que la editorial no tenga una distribuidora en Lima, sumado a que Sumalavia vive desde hace años en Francia, hizo que la novela pasase un poco desapercibida en los medios limeños. Pero todo cae por su propio peso (es el boca-oreja famoso del que he hablado en comments hace unos días) y la novela ha sido reseñada, el mismo día, en dos medios importantes: el suplemento Radar Libros de Página 12 y la Revista de Libros de El Mercurio (para ver más reseñas, pueden visitar el blog que Ricardo ha destinado a su novela). En esta última, el crítico oficial del suplemento, Camilo Marks, dice :
Ricardo Sumalavia se inscribe en el grupo, cada vez más numeroso, de jóvenes autores latinoamericanos con educación muy cosmopolita, residencia en el exterior -por lo general Estados Unidos o Europa- y creciente desarraigo con el país nativo, que se nota en híbridos o deshilvanados trabajos (no es éste el caso). Durante años, vivió en Corea del Sur, donde enseñó español en un centro de estudios superior, ha sido profesor en la Universidad Católica del Perú, donde coordinó el Centro de Estudios Orientales y en el presente fijó su domicilio en Burdeos, Francia. Una vida tan itinerante, en parajes tan remotos y, sobre todo, la sujeción a culturas e idiomas sin ningún lazo con el nuestro, podrían haberse traducido en una obra confusa, atravesada por las más heterogéneas influencias, lejos de una de las más ricas tradiciones literarias del continente. Sin embargo, sus libros de cuentos Habitaciones, Enciclopedia mínima y Retratos familiares demuestran que Sumalavia, aunque mañana se vaya a trabajar a Kazajstán, en ningún momento dejará de pensar y sentir como peruano. Y, lo que es más importante, tampoco dejará de escribir como peruano.(...) Quizá la palabra gótico sea la mejor para definir el clima y el estilo de Sumalavia en los ires y venires de sus funambulescos héroes y heroínas. No estamos, claro, en castillos abandonados con misterios espeluznantes ni tampoco ante mujeres locas que se inventan un pasado inexistente -Charlotte Brontë, T. Williams-, pero esa ilustre vertiente parece visible en Que la tierra...Memorias de Burdeos, Tongseng y Baumgartenhöhe son tres secciones insertadas tras la mitad de esta notable e inusual ficción. A primera vista, se trata de ensayos autobiográficos, sin el más remoto enlace con lo que hemos venido diciendo. Y, por cierto, estamos ante tres piezas perfectas, amenas, divertidas, sobre encuentros y desencuentros entre literatos, académicos o críticos en situaciones algo implausibles (...) Las afinidades entre el conjuro verbal de la Lima prostibularia y absurda de Que la tierra... y sus piezas de sofisticado carácter novelesco deberán ser definidas por el lector. Y si se trata de un lector agudo, disfrutará intensamente con este relato.
Grandes y merecidos elogios. Pero igual, me queda la duda de saber cómo es eso de "pensar y escribir como peruano", sobre todo dicho por un crítico extranjero. ¿Existe un modo determinado o determinable de ser un escritor peruano? La crítica de Página 12, realizada por Juan Pablo Bertazza, aunque no deja de poner algunos reparos, enfatiza el carácter inusual de la novela de Ricardo y la califica como "novela de fantasmas" (coincidiendo con el adejtivo gótico que le impuso Marks), creo yo que muy apropiadamente:
Siguiendo con las paradojas, podríamos definir esta novela como un libro de fantasmas sin fantasmas, y más aún, como una primera novela –la del escritor peruano Ricardo Sumalavia, ¡otro! finalista del Premio Herralde y publicada en España– que, acaso, no se diferencie tanto de sus tres volúmenes de cuentos, único género que había trabajado hasta ahora (...) Lo cierto es que lo más logrado de esta parte lo constituye La Gran Casa, un inmueble plagado de habitaciones que fueron dejando vacías abuelos, tíos y primos y de la que buscan apropiarse los hermanos César y Sebastián a partir de un pacto de unión eterna y algunos juegos al borde de lo diabólico. Sin embargo, esta gran idea que recuerda a “Casa tomada” de Cortázar e incluso a la obra de teatro de Boris Vian Los constructores del imperio o El Schmürz, tal vez pierde fuerza porque el extrañamiento que debería generar esa mansión se lo apropian, en realidad, algunos personajes que, por otro lado, tienen algo de cliché, como el propio Sebastián, un enano tan superdotado como lujurioso, y una mujer a la que le molesta ser bella. La otra historia, el otro hemisferio del libro –y ya el motivo de tapa, a cargo de la artista Evelyn Williams, acerca un poco la metáfora cerebral o, mejor dicho, encefálica–, por el contrario, es geográficamente nómada porque recorre un itinerario que va de Burdeos (Bordeaux) a Corea pasando por Alemania, y mucho más clásico en términos literarios. A partir de congresos y clases universitarias repletos de valijas y malentendidos, un joven escritor con mucho del propio Sumalavia —quien, además de haber sido profesor de la Universidad Católica de Perú, vivió en Corea dando clases de español y actualmente reside en Burdeos— se va enredando en distintos enigmas narrativos que tienen en común, también, la búsqueda de hermanos (ficticios y no tanto), uno de los cuales sería el propio Thomas Bernhard. Por otro lado, esta parte del libro repleta de referencias a distintos escritores como el coreano Yi Munyol, el poeta peruano Martín Adán y el peruanista francés Roland Forgues, recuerda un poco al Roberto Bolaño de Estrella distante por mostrar de manera marginal, muy velada pero íntima, ciertas claves de una generación pujante de escritores peruanos como Patricia de Souza, Iván Thays y Marco García Falcón, algunos de los cuales tienen en común los reconocimientos de Herralde y cierta obsesión por Europa, ya sea por haber viajado, por temática, o por ambas cosas. Lo cierto es que los dos hemisferios, las dos historias, de la primera novela de Ricardo Sumalavia, no se rozan más que temáticamente. Y, en su unidad, Que la tierra te sea leve deja un extraño sabor de boca: el de un libro bien escrito, una promisoria primera novela con cierta solidez, a la que, sin embargo, parece faltarle una vuelta, un cierre que conecte esos dos hemisferios. Algo que tal vez no tuvo lugar por su breve extensión.
Etiquetas: argentina, bruguera, chile, peru, RESEÑA, ricardo sumalavia
Estimado Iván: Justo es lo mismo que le dije a Ricardo en su blog, que aqui en Lima aun no es posible conseguir un ejemplar de su novela. Su respuesta publicada aquí fue la sgte.:
Hola Antonio:
Mi libro fue pedido por la librería El Virrey y, según sé, se vendieron todos los ejemplares que tuvieron (si fueron 5 o 20 no lo sé). Sucede que la editorial Bruguera no tiene sede en Perú y ello dificulta y encarece su difusión en Lima. Tengo entendido, por ejemplo, que el precio de mi novela en Chile es mucho menor que el precio de España. Cosas de la industria del libro que se me escapan de mis manos. Espero que se remedie esto y se pueda conseguir la novela. De todos modos, muchas gracias por el interés.
Ricardo.
2 de febrero de 2009 12:56 PM
Hasta ahora estoy esperando una llamada de El Virrey para saber si ya llegó el libro de Ricardo. Así no se van a poder colmar expectativas -tanto mías como la de los demás lectores de Ricardo- que las reseñas acotan. Ricardo, si lees esto te aviso que seguimos en las mismas: sin poder leer tu novela. Saludos cordiales, Antonio De Saavedra.
6:30 a. m.
Hola Antonio:
por esas cosas raras que suceden en el Perú, uno que otro amigo me decía haber visto, o creer haber visto,mi novela en El Virrey o en alguna otra librería o Feria del libro en Miraflores. Incluso un artículo lo dijo. Pero al parecer lo que ha circulado por el Perú han sido rumores y no la novela. No me sorprende: una vez apareció mi nombre como moderador en la Feria del libro de Lima y yo ni enterado -ni invitado-. Y el colmo fue que algunos juran que vieron en Lima.
Volviendo a la novela, los medios de prensa lo reciben por trámite directo de la editorial, que lo manda por correo aéreo; por eso ellos han podido escribir sus reseñas -los que han querido hacerlo, claro-.
Sin embargo, esta vez por correspondencia directa con los de El Virrey, me aseguran que el pedido ha sido realizado y la novela estará en Lima.
Es lo que te puedo decir.
Ricardo.
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