MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Thomas Bernhard inédito

10.27.2009
Thomas Bernhard. Fuente: photo © Sepp Dreissinger 1981

Thomas Bernhard odiaba los premios literarios. No recuerdo en cuál novela suya fue (en una época devoraba las novelas de Bernhard como píldoras) en la que decía algo así como que recibir un premio nacional era como que te echaran mierda en la cabeza. Algo así. Sin embargo, su último libro, la colección de relatos inéditos que estaba preparando antes de morir, llevaba como título Los premios. resulta curioso pero, al leer las tramas, no es tan sorprendente. Son nueve cuentos. Apareció este año una edición en Alianza Editores y lo reseñan en "Babelia".

Resulta sorprendente que sea un libro dedicado a los premios, por los que siempre había manifestado el mayor de los desprecios, lo último que dejara Bernhard listo para sus lectores. Lo que ocurre luego en los textos es que la excusa es lo de menos y que, de nuevo, lo que importa es su escritura y su particular forma de enfrentarse a las cosas y de ver el mundo. La llamada "tía" del escritor es uno de los personajes esenciales de muchos de los relatos. Siempre está ahí, como la persona de la que todo depende, como la compañera con la que comparte lo más importante, la que lo anima, orienta, provoca, apoya. Es la mujer por la que siente la mayor de las devociones, la fuerza oculta que mueve los engranajes que le permiten vivir y escribir. Esa "tía" era Hedwig Stavianicek, una mujer 37 años mayor que el escritor y a la que conoció en 1950 cuando estaba ingresado en el sanatorio antituberculoso de Grafenhof. En Viena vivió siempre en su casa, y fue ella la que, como cuenta Miguel Sáenz en su biografía de Bernhard citando a Annemarie Siller, "lo sacó realmente del lodazal". Raimund Fellinger considera, siguiendo la pista de distintas referencias cronológicas que hace el propio Thomas Bernhard, que Mis premios surgió entre principios de 1980 y finales de 1981. En los nueve relatos, cada uno titulado con el nombre de un galardón, hay mucha narración autobiográfica y, sobre todo, hay mucho humor. El furibundo escritor que metía el dedo en las llagas para explorar a fondo la envergadura de cada una de las heridas de los hombres aparece en estas piezas como un frágil individuo que persigue cualquier oportunidad para sacarle el mayor partido a la vida. Claro que se pasa el tiempo echando pestes de esto y de lo otro, y también de los premios, claro, que casi siempre acepta por el dinero que le proporcionan. "No estoy dispuesto a rechazar veinticinco mil chelines, decía, soy codicioso, no tengo carácter, yo también soy un cerdo", escribe en su pieza sobre el Nacional de Literatura que concede el Ministerio austriaco de Cultura, y en el que consiguió con su discurso irritar a su máximo responsable.

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Handke poeta

8.31.2009
Peter Handke. Fuente: focus

Aunque ya han pasado los años 90, en los que Peter Handke era un autor excesivamente célebre y polémico, el austriaco todavía tiene una legión de fans en castellano. Por eso, Bartleby Editores ha decidido reunir su poesía -pese a que el narrador y dramaturgo no se considera poeta- y traducirla al castellano. Mientras tanto, debido a la mudanza y la reubicación espacial, yo acabo de revender casi todos los libros de Handke (me quedé solo con El chino del dolor) Dice el ABC:

El escritor austríaco Peter Handke, una de las voces europeas en lengua alemana más singulares y controvertidas, Premio Georg Büchner, el Cervantes alemán, además de narrador y ensayista, es creador de una gran obra poética, que ahora se publica por primera vez en un solo volumen en castellano. «Vivir sin poesía» es el titulo de este libro, que acaba de salir a la calle y que edita Bartleby Editores, en edición bilingüe, con traducción de Sandra Santana. Un título que también hace referencia al sentimiento contradictorio que tiene el autor con la poesía, ya que él dice que no se considera poeta, pero no para de tocar este género.

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Bernhard sobre Rimbaud

5.21.2009
Arthur Rimbaud, leído por un adolescente Thomas Berhnard. Fuente: depoetasylocos

A los 23 años, cumpliéndose el centenario del nacimiento de Arthur Rimbaud en 1954, un joven e incipiente escritor austriaco llamado Thomas Bernhard escribió un artículo dedicado al poeta adolescente. En ese temprano ensayo ya se perfilaban algunas de las obsesiones del narrador. La nota en el ABC dice:

Es un texto del austríaco, del que no se tenía noticia y que ha recuperado el semanario Die Zeit. El atormentado dramaturgo reflexiona sobre el carácter precoz y vivencial de quien, a su edad, había escrito sus “Iluminaciones” y apenas ya escribiría más. En él “está todo lo que le falta a los contemporáneos: belleza y reverencia, en el sentido más profundo de la palabra". (...) El ensayo que ve la luz lo leyó el austríaco por el centenario del poeta simbolista, en Salzburgo, donde vivía con sus abuelos a causa de su inestable familia. El que sería prolífico autor de “La partida de caza” o el “Malogrado” maldice ya, como hará toda su vida, el mundillo cultural burocratizado y a la sombra del poder. Pero, como raramente hará después, aprovecha para introducir sus ideas sobre la literatura y, con una vis vitalista, insiste en que los monumentos del simbolismo que dejó Rimbaud, no son para admirarlos sino “para vivirlos” y celebra la precocidad y la vida aventurera de quien cambió la literatura por el mercadeo y el tráfico de armas. La vida del francés habría sido "tan violenta, tan abismal y sin embargo tan religiosa como la vida de un santo", escribe no sin religiosidad quien luego desgarraría en sus obras la tradición cristiana. Admira el “carácter religioso” de la experiencia de “mirar a la cara al mundo como hizo Rimbaud, profundamente y en el centro”. Bernhard disputa las burlas sobre la Iglesia, por más que “se pueda llamar malos a los malos curas”, pero “también se debe alabar el brillo y la bondad de Dios como lo hizo Rimbaud desde el principio hasta el final con una violencia elemental”. Pero al contrario de quien, asqueado de la literatura y su salvaje existencia con Verlaine, abandonó tan pronto la pluma, Bernhard iba a ser un autor muy prolífico, si bien aquejado también de salud, pasado e inadaptación social.

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Las cartas de Joseph Roth

3.06.2009
Dibujo de Joseph Roth con copa de ajenjo. En la escritura anuncia que se siente ebrio pero lúcido. Fuente: el cultural

Cada día me gusta más Joseph Roth. No es un escritor al que llegué fácilmente, pese a que he leído desde temprano sus obras (y aunque la primera impresión fue la mejor, Hotel Savoy), sino al que me ha costado trabajo leer y entender. Su drama personal (el alcohol, la bohemia, la soledad, el exilio, la errancia de hotel en hotel) se imponía siempre sobre sus novelas. Pero no dejaba de leerlas con afán, sabiendo que detrás de todo eso se escondía una joya. Luego de Hotel Savoy, el otro clarinazo de alerta del genio me lo dio La leyenda del santo bebedor, suerte de carta de despedida y dramática reescritura de La muerte de Iván Ilich según me parece. Hace unos años, gracias a la editorial Acantilado, pude leer muchísimas de sus novelas y entonces sí la entrega fue absoluta: Roth es de los míos, es decir de aquellos escritores que se imponen sobre el nihilismo y pesimismo de su naturaleza y logran ofrecer un auténtico aprendizaje. ¿Habrá algo de ese aprendizaje en estas cartas sobre el dinero que escasea y la sombra de la guerra cayendo sobre Europa? Habrá que ver si la correspondencia que ahora publica Acantilado y anuncia con muy justificada minuciosidad Nuria Azancot, reafirma mi impresión de sus novelas. Aunque no sería extraño que la correspondencia, con interlocutor concreto, no sea tan iluminadora como lo es la obra, escrita siempre para uno mismo. Dice la nota en "El Cultural":

La primera carta la dirige un Roth adolescente a su prima Resia Gröbel. Son las vacaciones de verano de 1911, el escritor aún no ha cumplido los 17 y se sorprende por la falta de entusiasmo patriótico de su prima, (“No entiendo por qué temes tanto la guerra”). La misma exaltación le empuja, el 26 de marzo de 1915, a confesar: “Desde que mi fuego amenazó con extinguirse bajo la manguera de los bomberos que llevaba el lema "sentido común", tuve el gran deseo de mostrárselo a la gente, a toda costa, para que me reconocieran a distancia por mi humo. Con esa determinación quedé satisfecho, porque el tabaco (del tiempo antiguo) es conocido como uno de los más importantes casi del genio”. En esta primera parte del epistolario, Roth abandona su aldea natal y escribe desde Viena, Berlín, Colonia, Aviñón, París o Marsella, donde descubre la Fiesta de los toros el 26 de agosto de 1925. Le horroriza: “Vi aquí corridas de toros por primera vez. Si no ha visto usted nunca algo así, no puede hacerse idea de esta bestialidad”. Lo peor, con todo, es el sentimiento de orfandad de un hijo del Imperio sin Imperio: “Estoy muy desesperado -escribe el 30 de agosto de 1925- [...] Cuando murió el emperador Francisco José, yo era un "revolucionario", pero lloré. Me enrolé voluntario por un año en un regimiento vienés, una "tropa de élite" que hacía guardia de honor ante la cripta de los capuchinos, y lloré de veras. Una época quedó enterrada”. Las desgracias se suceden. Friederike Reichler, con la que se había casado en 1922, muestra los primeros síntomas de su esquizofrenia, mientras él despilfarra todo lo que gana en legendarias borracheras. El dinero de los libros no llega, tampoco el de las colaboraciones en los periódicos, al punto de que, el 14 de junio de 1927 le confiesa al filósofo Ludwig Marcuse que se encuentra “desesperado, enfermo y sin dinero”. Porque ésa es su obsesión, el dinero, por el que escribe, ruega, insulta o suplica a lo largo de cientos de cartas a amigos, editores, colegas, parientes... El 27 de febrero de 1929, y desde París, explica al también escritor Stefan Zweig sus condiciones de vida: “Trabajo urgido por un solo motivo, que es material. Porque tengo que llegar a cubrir un mínimo de mi existencia sin tener que escribir regularmente artículos que me perjudican la salud. [...] Desde que cumplí dieciocho años, jamás he habitado una vivienda privada, a lo sumo, una semana como huésped en casas de amigos. Todo lo que poseo son tres maletas. Y eso no me parece extraño.” El 13 de mayo de 1930 le refiere también a Zweig (convertido en su compañero más fiel, y en su mecenas) que una amiga se había suicidado después de haber ido a buscarlo, sin éxito : “No me encontró, y estoy convencido de que yo hubiera podido evitar su muerte. Por todas partes sufrimiento y muerte. Me pondría a llorar por esta impotencia de que ni siquiera pueda uno hacer ese poco de bien que podría salvar a una sola persona”. Los meses no mitigan su pesimismo, más bien lo acentúan, como evidencia este fragmento de otra carta a Zweig, desde Francfort, el 23 de octubre de 1930, y en la que, además de confesar que “Las Baleares me seducen extraordinariamente”, se lamenta de la situación del viejo continente, acosado por los totalitarismos: “¿A quién no le asquea la política? Tiene usted razón, Europa se suicida. Y la manera prolongada y cruel de ese suicidio se debe a que quien lo comete es un cadáver. Esta decadencia tiene una endiablada semejanza con una psicosis. Parece el suicidio de una psicótica. El diablo gobierna realmente el mundo. Pero sigo sin entender a los extremistas de las dos alas”. En febrero de 1933, desde París, profetiza: “Sabrá usted que nos aproximamos a grandes catástrofes. Aparte de lo privado -nuestra existencia literaria y material queda aniquilada-todo conduce a una nueva guerra. No doy un céntimo por nuestras vidas. Los bárbaros han conseguido gobernar. No se haga ilusiones. Gobierna el infierno”, escribe a Zweig, quien tercia con editores, le manda dinero, y, sobre todo, intenta que abandone el alcohol, sin éxito. Mientras Hitler conquista Europa y el mundo se derrumba, Roth sigue bebiendo. Su última carta, a Blanche Gidon, vieja y generosa amiga, es del 11 de marzo de 1939 y habla, cómo no, de dinero: “Sólo yo tengo los derechos, no la editorial. Sin embargo, por desgracia tengo que pagarle el 25%”. Meses después, el 23 de mayo, la noticia del suicidio de Ernst Toller le abruma hasta ahogar sus últimos francos en alcohol. Sumido en el delírium tremens, muere el 27 de mayo en el Hospital Necker de París, haciendo que una de sus últimas cartas, del 8 de agosto de 1937, resulte más conmovedora y terrible: “Tengo un miedo enorme a caer al hondón de estas letrinas. Por favor, vea que no es mi culpa. [...] He previsto tantas veces el final. Créame, se lo ruego, que si se atrasa no es por mi culpa.” Tal vez su muerte no fuese ésa “tan liviana y hermosa” que soñó, en La leyenda del santo bebedor, para los dipsómanos. Pero Joseph Roth, que no llegó a ver a las tropas nazis en París, ni supo que su familia fue exterminada en campos de concentración, 70 años después ocupa un lugar de honor en la literatura mundial.

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Schnitzler expuesto

7.13.2008
Arthur Schnitzler. Fuente: Emil Bieber/ foto

Arthur Schnitzler es un escritor exquisito, que se mantuvo como escritor de culto fuera de Austria hasta que un relato suyo dio origen a una película de Stanley Kubrick. Y aunque Ojos bien cerrados no es el mejor Kubrick, tampoco me parece una película despreciable. La fama alcanzada por "Relato soñado", en que se basó el guión de la película, dio origen a un resurgimiento internacional de Schnitzler (en España fue muy traducido por El Acantilado) que tiene una nueva cúspide en Londres con una exposición de sus manuscritos ocultos. El suplemento mexicano "Laberinto" comenta la exposición:
Fuera de Austria, Schnitzler ha sido relegado a una relativa oscuridad, pese a que fue una de las figuras más prominentes del grupo conocido como la “Joven Viena” (Jung Wien), formado por los artistas e intelectuales más relevantes del fin de siècle europeo que discutían sus ideas, como Dios manda, en los cafés. Entre ellos estaban Hugo von Hofmannsthal, Richard Beer-Hofmann, Stefan Zweig, Karl Kraus, Hermann Bahr, Felix Salten y Gustav Schwarzkopf, estos últimos amigos de Schnitzler hasta su muerte. Además, y aunque se conocieron hasta 1922, entre Schnitzler y Sigmund Freud existió una curiosa relación de influencias y admiración mutuas.En años recientes Schnitzler estuvo cerca, de manera indirecta, de cierta controversia mucho menos interesante que las que alguna vez rodearon su obra. La película que marca tristemente la decadencia de Stanley Kubrick, Ojos bien cerrados, está inspirada en su novela Traumnovelle (Relato soñado, 1926). Es una lástima que hoy día dicha película sea lo más comúnmente asociado con el autor austriaco. La novela en sí es un ejemplo depurado de la prosa elegante de Schnitzler, de sus atmósferas inquietantes y melancólicas y de la sutileza psicológica con que anima la vida interior de sus personajes. Que haya sido alguna vez calificado como pornógrafo es un despropósito. La película de Kubrick pretendió (sin éxito) impactarnos por su supuesto “atrevimiento”, ignorando por completo la trama exquisita con que Schnitzler nos muestra la compleja vida sexual, pero sobre todo emocional, de sus personajes. Como sabemos, la causa de las acusaciones a Schnitzler no era nada más la moralina de la época. Detrás del escarnio de que fue objeto había una clara motivación política. Schnitzler murió en 1931, dos años antes de que Hitler subiera al poder. Su obra refleja claramente el antisemitismo imperante en la sociedad austriaca de entonces, y aunque le habrían horrorizado los extremos que alcanzaría durante el delirio nazi, quizá no le habría sorprendido saber que, tras la anexión de Austria por las fuerzas alemanas, los teatros de Viena juraran quedar limpios desde entonces de su obra, esa “porquería judía”.

El artículo mexicano, escrito por Adriana Díaz Enciso, da una muestra extensa de esa correspondencia que incluye cartas de sus contemporáneos Stefan Zweig y Sigmund Freud.

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Josef Winkler, premio Büchner

6.17.2008
Josef Winkler. Foto: wikipedia

Ayer nomás mencionábamos a Josef Winkler, al hablar de nuestro "eliminado" austriaco Peter Handke, y hoy aparece en todos los diarios la noticia de que el huraño Winkler ha ganado el Premio Geroge Büchner, el más importante de las letras alemanas. Thomas Bernhard, a quien Winkler se le parece tanto, decía que recibir un premio nacional era como permitir que alguien se cague sobre tu cabeza. ¿Lo recogera Winkler? Dice la nota en El País:
"Josef Winkler ha reaccionado a las catástrofes de su niñez pueblerina y católica con libros cuya obsesividad apremiante es única", dice el acta del jurado del Premio Büchner. Winkler nació en 1953 en una familia de granjeros y un pueblo de un par de centenares de habitantes en la región de Carintia y actualmente vive en Klagenfurt (Austria). Su primera novela fue Hijo del hombre (1979) en la que relata la historia de dos jóvenes homosexuales enamorados a los que la presión social termina llevando al suicidio y que fue el comienzo de una trilogía conocida como Carintia salvaje. Ya esa primera novela tuvo éxito lo que le permitió a Winkler dedicarse enteramente a la literatura a partir de 1982. Antes, había trabajado en una lechería, en una editorial y había visitado la escuela nocturna para continuar su educación, mientras en paralelo empezaba a escribir. En España, Galaxia Gutenberg ha publicado algunas novelas de Winkler como Natura morta, Cuando llegue la hora y El cementerio de las naranjas. Durante su carrera literaria, Winkler ha recibido diversos galardones como el Premio Alfred Döblin o el Premio Bettina von Arnim. El Premio Büchner está dotado con 40.000 euros y se otorga a la trayectoria completa de un escritor y no a una obra concreta. Los últimos premiados han sido Martin Mosebach, Oskar Pastior, Brigitte Kronauer, Wilhelm Genazino y Alexander Kluge.

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Eliminado: Peter Handke

6.16.2008
Peter Handke. Fuente: corbis/ el país

Qué rápido se fueron los dueños de casa. Suiza fue el primero en despedirse y hoy le tocó a Austria, gracias a un cañonazo de Ballack pateado no con el botín sino con absolutamente todo el resto. No creo que a Peter Handke le interese mucho despedirse de la euro literaria: al igual que a Thomas Bernhard dudo que le interesen las copas, medallas, campeonatos o premios. Y por otra parte, la relación con su país es conflictiva (también igual que Bernhard, Jelinek o Joseph Winkler), así que tampoco le hubiera hecho mucha gracia ser el representante de su país en Moleskine. Pero, en fin, se va el polémico Handke, al que a veces dan ganas de meterle una patada con la potencia de Ballack, pero otras veces simplemente nos dejamos llevar por sus libros, algunos de los cuales son absolutamente geniales (pienso en El miedo del arquero frente al penalty, La tarde de un escritor, El año que pasé en la bahía de nadie y en especial la contundente Desgracia impeorable). Bye, Handke, pórtate bien y se buen anfitrión.

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Joseph Winkler en Madrid

5.14.2008
Joseph Winkler. Fuente: santi burgos/ el país

Supe de la existencia del austriaco Joseph Winkler por un número pasado de la revista mexicana La Tempestad. De inmediato me llamó la atención este autor al que el autor del artículo (no estoy seguro si fue Nicolás Cabral) elogiaba sin mesura y del que yo, ignorante, jamás había oído nada. Ahora en El País mencionan a Winkler que está en España por su última novela traducida Cementerio de las naranjas amargas (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores). Respecto al oficio dice:
Si alguien me dice que sabe escribir, desconfío. No creo que se pueda aprender a escribir de una forma determinada; cuando escribes, descubres lo que va surgiendo con la frase. Es algo que se puede expresar también a la manera del autor alemán Friedrich Hebbel: 'Cada frase, el rostro de un hombre'. Eso es lo que hago, y si no hay rostros en las frases que he escrito, es que no sirven".

Luego, declara esto sobre su ciudad natal, que nos remite de inmediato a Bernhard y sus peleas contra su país de origen. ¿Será un rasgo de la identidad literaria austriaca estar peleado con sus orígenes? ¿O quizá solo el malhumor?
Si supiera que tengo alguna enfermedad mortal e iba a morir en unas semanas, iría en barco a la isla de Stromboli y me arrojaría al volcán, porque a mi tierra natal de Carintia no quiero dejarle ni siquiera mi cadáver

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Elfriede Jelinek sobre el monstruo

5.07.2008
Elfriede Jelinek. Fuente: josefpolleross retratos

Resulta difícil vivir soportar el mundo cuando abrimos el periódico y nos enteramos de casos como el de Josef Fritzl, secuestrador y violador de su hija y de sus nietos-hijos. ¿Cómo es posible que la humanidad cree esos engendros? Sé que hay miles de explicaciones, pero igual es difícil de tragar. Y más aún cuando leemos en los diarios que el sujeto se niega a reconocer su monstruosidad con un cinismo impresionante: "No soy un mosntruo. Podría haberlos matado a todos" ha dicho. La Premio Nobela asutriaca Elfriede Jelinek ha comentado el caso Fritzl en su página web. Lo hace desde una perspectiva feminista (absolutamente insuficiente en un caso con las dimensiones patológicas como este) asociando el caso con las estructuras patriarcales arraigadas en la conservadora sociedad católica de su país. Dice la nota:

En unas tres páginas de prosa y bajo el título Im Verlassenen (En el abandono), la autora hilvana una serie de asociaciones de ideas en torno al "calabozo subterráneo de Amstetten", donde Josef Fritzl presuntamente encerró y violó a su hija Elisabeth durante 24 años. Así, habla de un "abuelo-Dios-padre", que se construye un idilio "a imagen del cuerpo femenino, con muchos recovecos y pasillos" para reinar sin límites, y de que "en nombre del Padre empieza y termina todo". Indirectamente, la autora de La pianista acusa a las fantasías masculinas aceptadas durante siglos en la educación tradicional, que no están lejos del sueño de "un templo sólo para la avidez del padre". Y un mundo exterior donde reina la tranquilidad, donde no deben oírse ruidos ni gritos, y donde nadie cuestiona la autoridad de ese padre-abuelo.


Por otra parte, la autora ha confirmado que su última novela, Envidia: Una novela privada, que durante un año ha ido colgando por capítulos en internet, concluyó hace un mes y no piensa editarla en papel.

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Handke quiere irse

1.22.2008
Peter Handke, no te vayas. Foto: Gabriele Senft. Fuente: NRhZ

Reconozco que, pese a lo pólémico del personaje, soy un lector fanático de Peter Handke desde que leí en la universidad El miedo del portero frente al penalty, El chino del dolor y en especial Desgracia impeorable. Un gusto que, debo decir, no comparto con ninguno de mis conocidos que lo consideran denso o aburrido. Por eso, esta noticia me deja un poco desolado: Handke se plantea dejar la literatura.

Dice la nota: "El controvertido escritor austriaco Peter Handke se plantea dar por terminada su carrera literaria por considerar que ha dicho ya todo lo que tenía que decir en su vida. "Tras casi 40 años de desempeñar este maravilloso oficio, a veces pienso: has bosquejado, suavemente o con energía, todo lo que tenías que bosquejar en tu vida. Ahora es tiempo de terminar", dice Handke en una entrevista que publica la revista alemana Cicero en su edición de febrero. Handke, de 65 años, logró reconocimiento como narrador a partir de la publicación en 1979 de la novela El miedo del portero ante el penalti y como dramaturgo su obra siempre suscitó polémicas. Además, Handke colaboró intensamente, como guionista, con el cineasta Wim Wenders, en películas como Falso movimiento y Cielo sobre Berlín.

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Lost Zweig

1.21.2008
Cartel de la película. Fuente: brasilemdia

Dicen que Stefan Zweig se suicidó dejando en su nota final un agradecimiento a país que lo acogió antes de su muerte: "Antes de abandonar esta vida, con pleno conocimiento, y lúcido, me urge cumplir con un último deber: dar gracias a este maravilloso país, Brasil, que tanto me ha ofrecido". Los años perdidos de Zweig en Brasil son motivos de una película: Lost Zweig

Dice la nota: "Basada en la obra Morte no Paraíso (1981) del periodista Alberto Dines, Lost Zweig es el primer testimonio que indaga en este pasaje olvidado —puede que intencionadamente— de su biografía. Son muchos los que piensanque Zweig pudo haber sido objeto de una conspiración. Al parecer, no se realizó autopsia ni se llevó a cabo una investigación sobre los hechos y, días antes de su muerte, el propio escritor hablaba de unas cartas anónimas amenazantes. Aunque no entra a analizar estas hipótesis, el director, Sylvio Back, reconstruye con detalle su ‘vida brasileña’ desde que llegó exiliado en 1941. Desde la tensión entre sus recuerdos de la Europa prehitleriana y la ilusión de que Brasil le devolviera su confianza en el mundo a las duras críticas que sufrió por la publicación de ‘Brasil: País del Futuro’; sin olvidar sus delicadas relaciones con la dictadura de Vargas."

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Peter Handke, 65 años

12.05.2007
Peter Handke en el funeral de Milosevic. Fuente: cnj.it

El "Enfant Terrible" de la literatura en lengua alemana cumple 65 años cansado, decepcionado y cuestionado por su afinidad con Milosevic.

Dice la nota: "Fue y será un marginado. Las obras del escritor y dramaturgo austríaco Peter Handke nunca alcanzaron al público masivo y fueron denostadas y alabadas por la crítica a partes iguales. Vive retirado en las afueras de París. Políticamente se colocó en una especie de fuera de juego, desde que defendiera públicamente al ex dictador yugoslavo Slobodan Milosevic. Sin embargo, Handke es uno de los escritores en lengua alemana más importantes de la actualidad. El 6 de diciembre, el ex “joven salvaje” de la literatura celebra su 65 cumpleaños. “De niño siempre quise ser melancólico”, dijo hace algunas semanas en una entrevista con el semanario “Weltwoche”. “quería sentarme en una piedra y no levantarme nunca más” (...) En los 60 y 70, Handke se convierte en el rebelde de la literatura alemana. En 1966, provocó en Fráncfort con su obra “Publikumsbeschimpfung” (”Insultos al público”), y el mismo año revolucionó el ambiente cultural con su charla ante los escritores del Grupo 47: el novato acusó a los veteranos de “impotencia descriptiva”. Entre los grandes impulsores de Handke figura el mientras tanto fallecido editor de Suhrkamp Siegfried Unseld y el director de teatro Claus Peymann. Al principio, el austríaco se manifestó en sus obras, críticas con la lengua y la sociedad, en contra de los sistemas dominantes. Títulos tempranos como “Die Angst des Tormanns beim Elfmeter” (”El miedo del portero al penalty”), que trata sobre el ex arquero y mecánico desempleado Josef Bloch, quien se convierte en asesino, ya forman parte de las lecturas clásicas de la educación superior. En los años 80, Handke cae paulatinamente en un tono poético- conciliador. En su libro “Kali. Eine Vorwintergeschichte”, publicado en 2007, hace viajar a una cantante apenas insinuada por un mundo fantasmal y de cuentos en el que encuentra a un niño desaparecido. Y pronto se publicará un nuevo relato, “Samara”, ambientado en una embarcación en algún lugar de los Balcanes. Con su posición proserbia en el conflicto de los Balcanes, Handke -que tiene raíces eslovenas- se colocó en un fuera de juego político en los últimos años. Condenó las acciones de la OTAN contra Serbia como “crímenes” y en marzo de 2006 habló en el entierro de Milosevic. “Se metió en un callejón sin salida”, lo condenó el escritor alemán Günter Grass en una entrevista con “Die Zeit”. Handke siempre tuvo una tendencia a asumir una posición contraria con argumentos sin sentido, agregó.

Hace algunos años terminó su relación con la actriz alemana Katja Flint. El verano pasado, el ex “enfant terrible” de la literatura se mostró cansado. Sobre su cumpleaños 65, comentó: “Sí, uno se siente… ¿Cómo se dice? Con fecha de caducidad. La edad hace que aumenten las reflexiones. Y no sé si eso será tan jovial como me lo había imaginado”.

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Joseph Roth periodista

8.12.2007
Joseph Roth, periodista. Fuente: dl.shuttle.de

Joseph Roth no sólo fue escritor -un extraordinario escritor, hay que acotar- sino también periodista. Pero obviamente sus crónicas periodistas no son tan reconocidas como sus novelas. Acaba de aparecer una antología de estas crónicas bajo el título El juicio de la historia (Siglo XXI) en la que se muestra el punto de vista del escritor en un momento crucial de la historia del mundo, como es la Europa de mediados del siglo XX. Alvaro Matus hace la reseña en la Revista de Libros.

Dice Matus: "En El juicio de la historia se aprecia que en realidad le interesaba todo: la fotografía, los juguetes, la guerra polaco-rusa, las vitrinas, la arquitectura, el fin del amor, los violines, un campeón de tenis y un largo etcétera: Roth escribió cerca de mil artículos, muchos de los cuales todavía permanecen inéditos. La crónica que da título al libro es un modelo de lo que sería su trabajo periodístico. Se trata de un comentario a un célebre diccionario enciclopédico que incluía la historia más reciente de Europa; es decir, la que Roth había visto con sus propios ojos. "La palabra humanidad -escribe- sigue ahí. Significa carácter humanitario. Pero eso sólo existe en el diccionario".Para él, lo más importante era narrar los hechos tal como los había vivido, demostrando así que el mentado nuevo periodismo ha existido siempre, por mucho que Norman Mailer, Tom Wolfe y Gay Talese todavía se peleen la paternidad del movimiento. En "Cuando se busca trabajo", por ejemplo, Roth realiza un balance de tres días de búsqueda laboral. Acude a una lavandería, donde un carbonero y a un banco, entre otros lugares. Nunca emite un juicio, pero los diálogos reproducen la indiferencia y los malos modales con que es rechazado. "Escribientes de direcciones" es el texto sobre una fila de 500 personas que aspiran a ser copistas de una destacada empresa de Berlín: "Los jóvenes parecen hijos de los viejos. Los viejos parecen el futuro de los jóvenes", concluye con desánimo".

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Semprún premiado

7.30.2007
Jorge Semprún. Foro: Damian Lafargue. Fuente: getthepicture

El escritor español (aunque casi toda su obra la ha escrito en francés) Jorge Semprún ha sido premiado en Austria con el premio Nacional de Literatura Europea que se entrega desde 1965 a una carrera literaria destacada y que han ganado escritores como Umberto Eco, Eugene Ionesco o Simone de Beauvoir. El autor se sintió honrado de haber sido premiado en la tierra de Mozart y recordó que fue en Salzburgo, también, donde ganó en los años 80 el premio Fomentor por su primera novela El largo viaje.

La nota dice: "En un discurso, a caballo entre el español y el alemán y con un tono de gran familiaridad con el premiado, el canciller austriaco valoró la obra de Semprún como una «atalaya que hemos de utilizar para dar forma al futuro». Gusenbauer ya entregó en 2005 a Semprún el premio Bruno Kreisky a la obra literaria de carácter político. La prensa austriaca destacaba ayer el paso de Semprún por el campo de concentración nazi de Buchenwald tras ser arrestado en Francia por la Gestapo por su activismo en la Resistencia francesa. Se subrayó que la crítica del autor madrileño no sólo se dirige contra el fascismo sino que su obra también ataca el Gulag soviético, lo que no ha sido óbice para que haya luchado contra una equiparación histórica del nacionalsocialismo y del comunismo".

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Paz Soldán cuento

7.03.2007
Manuscrito de Thomas Bernhard. Fuente: Vitalhotel kobenzl

Mientras esperamos la llegada para la FIL Perú de la nueva novela de Edmundo Paz Soldán, ., publicada por Alfaguara, y probablemente del mismo autor que vendría a presentarla en Lima, podemos leer el cuento inédito que gentilmente nos ha enviado a Gustavo Faverón y a mí a raíz de la mención en ambos blogs de Thomas Bernhard. El cuento está dedicado a Miguel Sáenz, célebre traductos, fan y amigo del austriaco. El relato se titula "Bernhard en el cementerio".

Para leer el cuento en "Puente aéreo", pulse aquí.

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Bernhard y Calderón Fajardo

7.01.2007
Thomas Berhnard en St. Veit im Pongau, 1956. © Thomas Bernhard Foto-Archiv.

Estoy seguro de que a Carlos Calderón Fajardo esta historia le fascinará. Gustavo Faverón acaba de publicar un texto de Thomas Bernhard llamado "Lima" que aparece en su colección de relatos breves El imitador de voces. Ahí, Bernhard comenta la noticia de un austriaco arrestado en Lima cuando vino a buscar a su esposa.

Pues bien, no sé si muchas personas saben que hace muchos años publiqué un artículo rarísimo en "Expreso" en el que comentaba las coincidencias notables entre una novela de Bernhard titulada El sobrino de Wittgenstein y la primera novela de Carlos Calderón Fajardo titulada La colina de los árboles. Ambas pasan en un sanatorio austriaco (el mismo), en ambas acontecen cosas parecidas, en ambas hay un personaje llamado Paulo; y eso es sólo lo obvio. Calderón Fajardo no había leído la novela de Bernhard y, por supuesto, le intrigó mucho. Y luego de leerla, le intrigó más. Le intrigó tanto que terminó escribiendo una novela (que tengo entendido que es la que quedó primera finalista del premio Tusquets y que ojalá se publique pronto) en la que se intenta buscar conexiones entre Berhnard y el Perú, a través de un personaje peruano que... va a buscar a alguien a Austria.

¿Existen las coincidencias?

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Jelinek blogger

6.26.2007
Elfriede Jelinek. Fuente: sueddeutsche.de

La nueva novela de la premio Nóbel austriaca Elfriede Jelinek, Neid (“Envidia”), sólo podrá ser leída por internet. De esa manera, la huraña novelista pretenden democratizar la lectura de sus obras. Nada raro para una escritora que se diagnosticó a sí misma “fobia social” y prefiere la distancia de las computadoras a la compañía física de otras personas, por lo que sus últimas entrevistas sólo las concede por email. La nota está en “El Comercio”.

Los primeros capítulos han sido calificados por la misma narradora como “una mezcla de prosa literaria con el lenguaje propio de un blog”.

El libro no será vendido en librerías sino sólo a través de su página oficial. Sus lectores son libres de descargar el archivo y guardarlo. Al respecto ha dicho: “Yo encuentro que Internet es la cosa más maravillosa que existe (…) Internet conecta a las personas, allí todos tenemos una voz".

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