Bernhard sobre Rimbaud
A los 23 años, cumpliéndose el centenario del nacimiento de Arthur Rimbaud en 1954, un joven e incipiente escritor austriaco llamado Thomas Bernhard escribió un artículo dedicado al poeta adolescente. En ese temprano ensayo ya se perfilaban algunas de las obsesiones del narrador. La nota en el ABC dice:
Es un texto del austríaco, del que no se tenía noticia y que ha recuperado el semanario Die Zeit. El atormentado dramaturgo reflexiona sobre el carácter precoz y vivencial de quien, a su edad, había escrito sus “Iluminaciones” y apenas ya escribiría más. En él “está todo lo que le falta a los contemporáneos: belleza y reverencia, en el sentido más profundo de la palabra". (...) El ensayo que ve la luz lo leyó el austríaco por el centenario del poeta simbolista, en Salzburgo, donde vivía con sus abuelos a causa de su inestable familia. El que sería prolífico autor de “La partida de caza” o el “Malogrado” maldice ya, como hará toda su vida, el mundillo cultural burocratizado y a la sombra del poder. Pero, como raramente hará después, aprovecha para introducir sus ideas sobre la literatura y, con una vis vitalista, insiste en que los monumentos del simbolismo que dejó Rimbaud, no son para admirarlos sino “para vivirlos” y celebra la precocidad y la vida aventurera de quien cambió la literatura por el mercadeo y el tráfico de armas. La vida del francés habría sido "tan violenta, tan abismal y sin embargo tan religiosa como la vida de un santo", escribe no sin religiosidad quien luego desgarraría en sus obras la tradición cristiana. Admira el “carácter religioso” de la experiencia de “mirar a la cara al mundo como hizo Rimbaud, profundamente y en el centro”. Bernhard disputa las burlas sobre la Iglesia, por más que “se pueda llamar malos a los malos curas”, pero “también se debe alabar el brillo y la bondad de Dios como lo hizo Rimbaud desde el principio hasta el final con una violencia elemental”. Pero al contrario de quien, asqueado de la literatura y su salvaje existencia con Verlaine, abandonó tan pronto la pluma, Bernhard iba a ser un autor muy prolífico, si bien aquejado también de salud, pasado e inadaptación social.