MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Herralde en la Feria

6.12.2009
Jorge Herralde en Madrid. Fuente: efe

Con motivo de su 40 aniversario, y aprovechando su presencia en la Feria del Libro de Madrid, en "El Cultural" entrevistan a Jorge Herralde quien acaba de presentar El mejor humor inglés, una antología que va desde Wodehouse a Nick Hornby. A propósito de humor inglés, qué interesante aquello que cuenta de Jonathan Coe, quien empieza a ser reconocido en España con su última novela , intimista, como no lo fue antes por sus sátiras. No hay reglas en este negocio, señores de marketing, no las hay. Aquí algunas preguntas:

Si es que algo quedaba por aprender, ¿qué es lo último que le ha enseñado la profesión?
Cuando más avanza un investigador sobre un tema, mayores incógnitas se suscitan, es un clásico. Así con la edición literaria (propiamente dicha, exenta de vampiros, parsifales y conspiraciones grotescas), que trabaja con prototipos, no hace productos en serie, con sorpresas frecuentes. Por citar un par de sorpresas positivas: después de que Modiano haya sido un escritor maldito en España durante décadas, a partir de nuestra primera edición del autor, Un pedigrí, hace un par de años, y en especial En el café de la juventud perdida, se ha convertido en un autor que se reedita, algo impensable. Y Jonathan Coe, con tantos premios y lectores en Europa, sólo hasta su quinta (y extraordinaria) novela en Anagrama, hace unas semanas, La lluvia antes de caer, está dejando de ser un “autor de culto” (es decir, excelentes críticas, pocas ventas), para llegar a un público más amplio. Y no olvidemos el extraordinario caso de Los girasoles ciegos de Alberto Méndez: único libro de autor desconocido, de relatos, y que póstumamente ha vendido más de 200.000 ejemplares y ha obtenido merecidamente los galardones más prestigiosos. ¿Pero por qué este estrepitoso éxito comercial? Pregunta para los estudiosos.

¿Qué cambios aprecia en los lectores estos últimos años y cómo se ha adaptado Anagrama a esta circunstancia?
Comparto la tesis que Baricco expone en Los bárbaros sobre el huevo frito: en los últimos años ha aumentado algo la yema (la venta de buena literatura) y mucho la clara (digamos el best seller facilón y la autoayuda). Pero cada vez más (véanse las listas de best sellers) la clara se va expandiendo de forma exponencial y preocupante para la salud cultural del país.

¿Ha descubierto algún futuro bombazo últimamente?
Habrá bombazos, confío: Josh Bazell (Burlando a la Parca, un thriller desopilante) o la pornofeminista, programáticamente disgusting, Charlotte Roche (Zonas húmedas). Pero lo que más me excita es la nueva colección Otra vuelta de tuerca, una vuelta de tuerca adicional al catálogo, una posible nueva vida a tesoros más o menos o muy ocultos. Y confío en que el lector confíe en esa colección: se verá recompensado.

¿Qué me dice de los jóvenes editores con los que se topa? ¿Tienen madera?
Hay un buen puñado con capacidad obvia de convertirse en grandes editores, de configurar un estupendo catálogo en la longue durée. Pienso que, para ello, están “condenados” a la excelencia, a publicar buenos libros, uno tras otro, sin bajar el listón de la exigencia.

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Francia en Madrid

5.25.2009
La literatura francesa en vitrina. Fuente: Babelia/ fernando vicente

La Feria del Libro de Madrid tiene como País Invitado de Honor a Francia. Sí, esa misma Francia que fue dada por muerta por al anglofílica Times hace un año y que, desde entonces, no solo ha dado grandes escritores sino incluso un Premio Nobel. Como canta Maelo: "Las tumbas son pa´los muertos, y de muerto no tengo ná". El colombiano Juan Gabriel Vásquez afina la puntería para explicar lo que podría ser un signo evidente de la literatura francesa contemporánea: la mirada hacia fuera. Así lo explica:

Le Clézio se ha pasado la vida de un continente a otro; Enard [autor de Zona] ha vivido varios años en países árabes y ahora vive en Barcelona. No es más que una banal coincidencia biográfica, por supuesto, pero uno tiene que pensar si esas novelas abiertas al mundo, con un punto de apoyo en varias culturas y con influencias de varias lenguas, no estarán causando un efecto interesante en lo que se escribe y se lee en Francia. Las benévolas, del norteamericano Jonathan Littell,que acaba de publicar Lo seco y lo húmedo, es parte de la actual literatura francesa tanto como La piedra de la paciencia, del afgano Atiq Rahimi, y tanto como La mujer que esperaba, del ruso Andréi Makine, y tanto como Marcas de nacimiento, de Nancy Huston, una canadiense que escribe en francés o en inglés indistintamente: cuatro novelas recientes donde la lengua francesa muta y se contamina (es decir, vuelve a la vida). "Una de las fuentes del genio francés está en su aptitud para incorporar a los outsiders", dice Don Morrison en la conversación que he citado al principio. Se refiere a los marginales de la cultura, tipo impresionistas o surrealistas, pero podría referirse a todos estos novelistas que, por razones biográficas o lingüísticas o imaginativas, viven en más de un ambiente al mismo tiempo. No puede ser una simple contingencia que varias de las más interesantes novelas francesas que se han publicado en estos meses sean encarnaciones de esa mirada hacia fuera: Una novela rusa, de Emmanuel Carrère, es la historia de un hombre (llamado, bueno, Emmanuel Carrère: son las convenciones de la autoficción) que investiga la desaparición de su abuelo en 1944 y acaba por descubrir algo mucho más terrible; Dora Bruder, de Modiano, es la historia de una joven desaparecida durante la guerra que obliga al novelista/investigador a reevaluar su relación con la memoria y las vidas ajenas; Nacida de las tinieblas, de Anne-Marie Garat, es parte de un voraz fresco del siglo XX; Ravel, de Jean Echenoz, es la historia del compositor distorsionada por la voz personalísima y el talante lúdico del novelista (si ustedes han leído Al piano o Me voy, saben a qué me refiero). De manera que no: la novela francesa no ha muerto. "¿Dónde está el Zola de hoy?", se pregunta Don Morrison. "¿Dónde están los Balzac y los Hugo contemporáneos?". Yo diría que la pregunta correcta no es dónde están, sino cómo se actualizan, en qué formas puede la novela francesa meterse en el mundo desde una sensibilidad contemporánea. Y los nombres están ahí. Y fíjense ustedes, los hay incluso que nacieron en Francia.

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Modiano entrevistado

5.19.2009
Patrick Modiano. Foto: Daniel Mordzinski/ El País

En una vieja casa a espaldas de los jardines de Luxemburgo, "Babelia" entrevista al excelente escritor Patrick Modiano, a quien describen como "muy alto, muy amable, algo torpe y muy tímido". Luego de unos años en el olvido, Anagrama recuperó a este extraordinario -aunque Edmundo y Diego se rebelen- narrador francés autor de novelas breves como En el café de la juventud perdida, Calle de las tiendas oscuras, Dora Bruder y la imperdible Un pedigrí . Ahora algunas editoriales que lo tenían antes fichado, como Seix Barral, y nuevas como Pre Textos se animan a seguir a Modiano. Aquí algunas respuestas del tímido y nostálgico Modiano:

(...) muchas de sus novelas se desarrollan en esa parte de París, el XVI, cerca de Trocadero, que no tiene nada de especial. ¿Por qué?
Por eso, porque no tiene nada de especial. Muchos lo consideran un típico barrio burgués. Pero no es así del todo. Tiene una parte de barrio anónimo, banal, sin monumentos históricos, donde uno puede imaginarse cosas. En otros barrios parisinos te sientes bloqueado por la historia. En Trocadero y sus alrededores uno puede observar las calles y la gente que las habita de una manera un poco onírica. Es un barrio donde, en determinadas calles, la gente desaparecía mucho. Como le he dicho, yo lo he comprobado con las guías de teléfonos. Hay una suerte de movilidad extraña. Es un barrio burgués, pero tiene su lado extraño... Luego están mis propios recuerdos de infancia y adolescencia...Todo es un poco confuso. Yo no conozco Madrid, pero estoy seguro de que en Madrid debe de haber barrios así...

¿Por qué las direcciones y los números de los portales son tan precisos?
El París de mis novelas, más que un París de hace décadas, es un París interior, casi onírico, que nace de las cosas que me impresionaron cuando yo era un adolescente. Y para que ese lado onírico se desarrolle, es preciso que las direcciones sean exactas. Puede que el edificio que se describe sea banal, no importante, pero sí que su ubicación en la novela sea perfecta. Es como un cuadro de Magritte: los objetos, aunque de carácter onírico, están dibujados de forma muy nítida.

¿Y ha cambiado mucho París desde su adolescencia?
El centro no ha cambiado tanto porque no se pueden destruir los edificios históricos. Pero en los barrios periféricos sí se han demolido muchas manzanas. Además, cuando yo era adolescente, existía en París una suerte de... fantástica mezcla de la sociedad. Por ejemplo, en el barrio de Les Halles, cuando aún existía el mercado, a partir de medianoche, con los camiones que iban y venían, o el barrio de la prensa, alrededor del Boulevard Reaomur, había una especie de sociedad fantástica y atrayente, todo estaba muy animado, no sé cómo decirlo. Incluso Los Campos Elíseos, o en Pigalle. Ahora es diferente. Y eso me ha marcado.

¿Y su barrio, Saint-Germain-des-Près?
Ha cambiado muchísimo desde mi infancia. Aparte de los dos cafés, Les Deux Magots y Le Flore, era un barrio muy provinciano, por así decir. Había una mezcla muy extraña. Por una parte, era un barrio muy tranquilo, con personas mayores sentadas en la plaza, y por otra, había cafés modernos y lugares donde se tocaba jazz. Me acuerdo, cuando yo iba a la escuela, que estaba en la Rue Dauphine, de que a veces pasábamos por una tienda a comprar bombones y veíamos a Picasso o a Giacometti. Todo mezclado, no se perdía el lado provinciano.

En Pedigrí, una suerte de autobiografía, habla de esa época, y sobre todo de sus padres, él atareado con negocios extraños, ella actriz de segunda, viajera, que le abandonaban con frecuencia...
Todo es real. Es una autobiografía un poco especial. Quería hablar de cosas que me hicieron daño y que me resultaban extrañas. En otras autobiografías se habla de cosas íntimas con las que uno está de acuerdo, con las que te reconoces. Yo, por el contrario, quería liberarme de cosas que me hicieron daño. Quería desembarazarme de todo eso que yo no elegí, que no me concernía del todo y que me hizo daño...

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El primer trimestre

1.06.2009
Philiph Roth y su nueva novela, la gran novedad del primer trimestre 2009 en España. Fuente: the guardian


Ya se anuncian las novedades para el primer trimestre 2009 en las librerías españolas. En el ADN.es dividen las próximas novedades en grupos. El grupo de la ficción internacional:

La fundación de la India en un tiempo de luchas e imperios magníficos es el tema escogido por Salman Rushdie para su nueva novela, La encantadora de Florencia, que publica Mondadori. En esta misma editorial también se editará la última obra de Philip Roth, titulada Indignación y Mi nombre es legión, de António Lobo Antunes. En este trimestre también llegarán Dona Bruder (Seix Barral), de Patrick Modiano y ¿Adónde vamos, papá? (Destino), de Jean-Louis Fournier, premio Fémina 2008 y finalista del Goncourt. Por su parte, la editorial Anagrama traerá los últimos títulos del italiano Roberto Calasso (El rosa Tiépolo) y de Amélie Nothomb (Ni de Eva ni de Adán). No hay que olvidar tampoco a un superventas como John Le Carré, que en El hombre más buscado (Plaza y Janés) aborda la política exterior de EEUU desde 2001.

El grupo de Letras hispánicas:

Las novedades españolas estarán capitaneadas por dos importantes nombres del panorama nacional. Álvaro Pombo publica en Planeta Virginia o el interior del mundo y Arturo Pérez-Reverte inicia un viaje al mundo azteca con Ojos azules (Seix Barral), un relato sobre la primera derrota que sufrieron los españoles ante los aztecas en 1520. El volumen de cuentos Media docena de robos y un par de mentiras (Alfaguara), de Mercedes Abad; La importancia de las cosas (Planeta), de Marta Rivera de la Cruz; Martín Casariego y La jauría y la niebla (Anaya); y la traducción al castellano de Cada castillo y todas las sombra (Destino), de Baltasar Porcel, serán otras de las obras narrativas españolas en este período. La ficción latinoamericana estará representada por Santiago Roncagliolo con Memorias de una dama (Alfaguara) y El complot de los románticos, de Carmen Boullosa en Siruela. Además, el argentino Tomás Eloy Martínez recupera la época de la dictadura en su país con Purgatorio (Alfaguara).

Y el grupo de memorias, entre otros:

Coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Abraham Lincoln, se publica La caza del asesino (Paidós), sobre la persecución del asesino del presidente de EEUU; y en el centenario de la Semana Trágica Aguilar edita ¿Quién mató a Ferrer i Guardia?, de Francisco Bergasa. Además, Península lanza La maleta del fotógrafo, álbum fotográfico inédito del fotoperiodista Agustí Centelles, así como su diario inédito Bram 1939. Aparecerán también las memorias del cineasta Isasi Isasmendi (Aguilar), de Eduardo Arroyo (Taurus), de Duke Ellington (Global Rhythm), de Mario Benedetti (Alfaguara), de Larra (Aguilar), de Stalin (Melusina), y de Picasso (El pintor de sombras, Plaza). Además, se podrá leer la correspondencia completa de Cela con intelectuales españoles del exilio como Zambrano, Alberti, Américo Castro, Jorge Guillén, Cernuda o León Felipe (Destino), así como las Cartas eruditas y curiosas de Feijoo (Crítica), la correspondencia entre Herman Hesse y Stefan Zweig o las últimas cartas de Tomás Moro (Acantilado).

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Anagrama en Fránkfurt

10.29.2008
Anagrama sigue en el 2009 con Patrick Modiano. Fuente: bibliobs.

El departamento de prensa de la editorial Anagrama me envía dos notas de prensa interesantes. La primera de ellas, una lista con las obras que logró capturar en la Feria del Libro de Fránkfurt. Algo había adelantado yo de eso, contándoles que consiguieron anotarse con La Torre, el best seller de esta feria, del alemán Uwe Tellkamp. Pero no es lo único. Miren lo que se viene para el 2009 y díganme si no es apetitoso:

Sin salir del ámbito alemán, también hemos contratado Ruhm de Daniel Kehlmann, el nuevo libro del autor del bestseller internacional La medición del mundo, que mereció asimismo el aplauso unánime de la crítica. En lengua francesa, cuatro obras de autores ya publicados por Anagrama: Villa Triste de Patrick Modiano, Le fait du prince de Amélie Nothomb, Courir de Jean Echenoz, Jour de souffrance de Catherine Millet (la autora de La vida sexual de Catherine M.). Y también una primera novela que ha tenido una acogida crítica extraordinaria: La meilleure part des hommes de Tristan Garcia. Y en el ámbito británico, los dos últimos libros de Julian Barnes (Nada que temer) y Kazuo Ishiguro (Nocturnos).

Sí pues, para placer de Sumalavia, se vienen más libros de Modiano. Lo lamento, eso sí, por Diego Salazar y Edmundo Paz Soldán que lo odian. Por ese motivo casi hay un altercado en plena calle madrileña, bajo la casa de J.E. Benavides, entre el bando pro-Modiano (Sumalavia) y el anti-Modiano (Salazar). Demasiado vino de Burdeos enciende las pasiones.

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Modiano en el café

10.15.2008
carátula del libro. Fuente: adn cultura

Debo confesar que mi relación amical con Edmundo Paz Soldán está atravesando por una crisis. Estoy a punto de bajarlo del olimpo de personas cuyas recomendaciones literarias sigo a pie juntillas. Mientras él no se cansa de recomendarme jóvenes promesas latinoamericanas o españolas que me dejan helado, sin palabras, aburrido, yo le recomiendo lecturas como las de Peter Stamm ante las cuales Edmundo no dice nada, sentado en lo alto de su inaccesible trono como uno de los 50 intelectuales latinoamericanos más influyentes. El punto de inflexión ha sido la lectura de Patrick Modiano. Ricardo Sumalavia dice que es estupendo, y yo después de leer Un pedigrí confirmo su impresión. Pero Edmundo Paz Soldán y su cómplice Diego Salazar se burlan de Modiano y lo ridiculizan. Pues acaba de salir una nueva novela de Modiano en Anagrama (En el café de la juventud perdida) y pienso leerla a pesar de Edmundo y Diego. La reseña de Pedro B. Rey en el ADN Cultura me quita cualquier duda. Dice:
La novela se construye a través de una serie de relatos sobre un personaje femenino, Louki, que fue habitué de ese bar que hoy, según se dice, ya no existe. Un estudiante y admirador, uno de sus amantes, un detective contratado para encontrarla, narran, en épocas distintas, lo poco que saben de Louki. Como polillas nocturnas, sus palabras rodean el monólogo de la propia muchacha que, ubicado en el centro de la novela y desde un presente que retorna eternamente, devela algunos de sus secretos. La trivialidad de la anécdota, la simplicidad de las frases no hacen más que realzar la etérea construcción de la novela y la densidad de sus agujeros negros. También permiten el retrato de esas "zonas neutras", esas zonas intermedias, "tierras de nadie en donde estaba uno en las lindes de todo, en tránsito, o incluso en suspenso", que suelen figurar en los libros de Modiano. Aquí, esa zona es aquella en que transcurrió una juventud personal e irrecuperable, y en la que también, para parafrasear el célebre dictum de Gertrude Stein, se perdió otra generación. En el café puede considerarse la heredera más sutil de aquellas novelas "serias" escritas por Georges Simenon, pero también como la pieza que faltaba para que la bohemia parisiense de los años cincuenta y sesenta tenga su tríptico: el libro de Modiano queda muy bien al lado de Todos los caballos del rey (1960), de Michèle Bernstein (la primera mujer de Debord), y de Una dulce destrucción (1988), de Hugo Claus.

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Pedigrí

1.03.2008
Carátula del libro. Fuente: adn cultura

Estoy contando los días para que Océano se decida a traer este libro de Anagrama, Un pedigrí, de Patrick Modiano. Me contaron que quizá para enero o febrero. Por lo pronto, una reseña en el ADN Cultura.

Dice la reseña: "A pesar de su tono menor, Un pedigrí podría funcionar, en ese sentido, como clave de bóveda de toda una literatura. En primer lugar el libro registra, telegráficamente, la vida de los progenitores del autor: un judío francés de vago apellido italiano ("Escribo judío sin saber qué sentido tenía en realidad esa apelación para mi padre") y una actriz belga que se conocen una noche de octubre de 1942, en plena París ocupada. Ese será el casual pedigrí de Modiano cuando nazca en 1945. A partir de allí la vida se convierte en una seguidilla de incordios: los negocios del padre, turbios y dudosos, y las ausencias maternas, frecuentemente de gira, hacen que el chico vaya migrando de internado en internado, en una sorda educación sentimental. Al referirse al padre sostiene: "A veces, como un perro sin pedigrí y muy dejado de la mano de Dios, siento la pueril tentación de escribir negro sobre blanco y con todo detalle cuánto me hizo padecer con su dureza y su inconsecuencia". No lo hará: dejará que la pluma se deslice. El ajuste de cuentas es parcial, retenido, cuando describe a ese padre sin títulos, hábil en los vericuetos del mercado negro, que obliga al hijo a estudiar un poco como "esos gángsters que meten a sus hijas en un internado para que las eduquen las monjas", o cuando describe una pelea entre ambos que los deposita en la comisaría. La madre, en cambio, es una figura borrosa y etérea, que apenas se destaca por enviarle cartas al colegio de curas, desde sus brumas de bohemia, sugiriéndole que lea novelas salaces de Henry de Montherlant.

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Modiano es la tapa

12.06.2007
Patrick Modiano. Foto: Olivier Roller. Fuente: lemonde

"Cada vez lo admiro más. Modiano es la tapa!!" Ese es todo el cuerpo del último mensaje que llegó a mi inbox. ¿De dónde procedía tan agitado exabrupto criollo? Del exaltadísimo lector Ricardo Sumalavia quien, desde Francia, ha llegado a dos conclusiones: en Francia uno puede comer todo el pan que quiera y no engorda (muestra fotos a manera de prueba A) y todos los escritores contemporáneos, empezando por Paul Auster, imitan a Patrick Modiano (me dice que busque libros suyos en Amazonas a manera de prueba B). Sumalavia no se ha enterado, y aquí se lo digo, de que en "Babelia" entrevistan a Modiano a raíz de la aparición en castellano (esta vez en el sello Anagrama, que ojalá reedite todo lo demás) de una novela autobiográfica suya titulada Un pedigrí. Y tampoco se ha enterado de que el perfeccionista Marcos Giralt Torrente hace la reseña entusiasta de esa novela. La tapa, efectivamente. A esperar nomás a que llegue el nuevo barco de Océano con anagramas (dicen que en enero posiblemente lleguen los nuevos títulos).

Dice la nota: ""Hablo de cosas dolorosas y de las que quiero liberarme de una vez por todas, de cosas que me son extrañas pero que me han afectado...", explica Modiano con esa extraña mezcla de vehemencia y timidez que le caracteriza. En el fondo, se trata de poner en orden las pistas autobiográficas dispersas en otros relatos, de quitarse de encima la inevitable pregunta sobre su pasado y el cómo éste determina su obra. De muy pocos autores puede decirse que la escritura les ha salvado. De Modiano, sí -y lo explica en Un pedigrí- y es un superviviente. "Mi padre y mi madre vivieron en medio de un caos absoluto. La época y su situación eran muy difíciles. No pertenecían a un mundo preciso, bien estructurado. Para mí fue muy difícil rebelarme contra ellos porque es difícil luchar contra algo que no es sólido, que apenas se sostiene...". Les ha perdonado, aunque de esa infancia, adolescencia y juventud de hijo no querido le queda ese temor a molestar, a no ser escuchado. Modiano debe ser uno de los hombres más atentos y cuidadosos del mundo, padre de dos hijas a las que sin duda ha evitado el horror que él vivió y que no reconoce como tal. "Hay algo cómico en lo que viví. Encontrarse detenido con el propio padre en el mismo coche de policía y que él intente hacerte pasar por un gamberro cuando sabe que es falso... Hay ahí una situación burlesca". No les reprocha nada, no les acusa de nada, parece haberlo asumido y perdonado todo pero no cabe la menor duda de que no ha sido fácil. Es una piedad dolorosa. En Un pedigrí, confiesa que se identifica con el perro que tuvo su madre y que se suicidó por no soportar tener que vivir siempre solo. "Sé que hay varias razas de perros capaces de suicidarse".

Modiano es el gran novelista de París de la segunda mitad del siglo XX. Nadie ha descrito la ciudad como él, en especial los años que van de la ocupación alemana hasta la década de los setenta. "Yo soy hijo de ese periodo caótico. La gente que aprendió a vivir de negocios poco claros, del mercado negro, de la compraventa de bienes de titularidad dudosa, todo eso duró hasta principios de los setenta, cuando el asesinato del príncipe de Broglie, un personaje que estaba implicado en un asunto español, Matesa, y que tenía que levantar unos créditos. Son historias de las que nunca se saben todos los entresijos".

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Clásicos en Francia, pero en EEUU...

8.03.2007
Alain Robbe-Grillet, una celebridad en Francia pero en EEUU nadie lo escucha. Foto: Bertrand Desprez. Fuente: página del fotógrafo.

El diario Le Figaro Littéraire pretende hacer una presentación de los narradores franceses más destacados y empieza con un selecto grupo al que considera los "clásicos" en vida. Autores a los que la crítica los comenta con veneración, se estudian en las escuelas y parecen, dice la nota, estatuas de bronce caminando por la calle. La estrecha lista incluye a seis autores: Alain Robbe-Grillet, Philippe Sollers, Pascal Quignard, Michel Deón, J.M. Le Clezio y Patrick Modiano (no cincluyen a Julien Gracq, a quien Pierre Assouline llamó "el único clásico al que se le puede llamar por teléfono" hace muy poco). Lo interesante de la nota es que el blog "The Literary Saloon" comenta la lista y se pregunta, con mucho tino, ¿qué sucede? ¿Por qué estos autores considerados clásicos en un país culturalmente predominante como Francia no entusiasman a los editores, a los críticos y menos aún a los lectores norteamericanos? Supongo que es una pregunta retórica porque el ombliguismo norteamericano es más clásico que estos clásicos franceses.

Así expresa su asombro"The Literary Saloon": "Le Figaro is looking at different groups of French authors, and recently Christian Authier considered Les classiques -- the grand old men who are taught in the schools, members of the academy, etc. The six grouped together here are: Philippe Sollers, Alain Robbe-Grillet, Jean-Marie Gustave Le Clézio, Michel Déon, Patrick Modiano, and Pascal Quignard What's remarkable -- beside the fact that some of them are not only still alive but also still active -- is how little interest there is in the US in what these guys are up to. When was the last time anyone looked forward to a new Sollers ? Come to think of it, when was the last time they bothered translating one of his books ? (Columbia University Press brought out a new edition of Women in 1992, but that's pretty much the last sighting .....) Other than Robbe-Grillet the rest are very much on the periphery of French literature being published and discussed in the US. Among the most recent Michel Déon translations is Where are you dying tonight ?; the Amazon.com-ranking -- 5,228,519 -- is the lowest we can recall ever seeing. "

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