Modiano es la tapa
"Cada vez lo admiro más. Modiano es la tapa!!" Ese es todo el cuerpo del último mensaje que llegó a mi inbox. ¿De dónde procedía tan agitado exabrupto criollo? Del exaltadísimo lector Ricardo Sumalavia quien, desde Francia, ha llegado a dos conclusiones: en Francia uno puede comer todo el pan que quiera y no engorda (muestra fotos a manera de prueba A) y todos los escritores contemporáneos, empezando por Paul Auster, imitan a Patrick Modiano (me dice que busque libros suyos en Amazonas a manera de prueba B). Sumalavia no se ha enterado, y aquí se lo digo, de que en "Babelia" entrevistan a Modiano a raíz de la aparición en castellano (esta vez en el sello Anagrama, que ojalá reedite todo lo demás) de una novela autobiográfica suya titulada Un pedigrí. Y tampoco se ha enterado de que el perfeccionista Marcos Giralt Torrente hace la reseña entusiasta de esa novela. La tapa, efectivamente. A esperar nomás a que llegue el nuevo barco de Océano con anagramas (dicen que en enero posiblemente lleguen los nuevos títulos).
Dice la nota: ""Hablo de cosas dolorosas y de las que quiero liberarme de una vez por todas, de cosas que me son extrañas pero que me han afectado...", explica Modiano con esa extraña mezcla de vehemencia y timidez que le caracteriza. En el fondo, se trata de poner en orden las pistas autobiográficas dispersas en otros relatos, de quitarse de encima la inevitable pregunta sobre su pasado y el cómo éste determina su obra. De muy pocos autores puede decirse que la escritura les ha salvado. De Modiano, sí -y lo explica en Un pedigrí- y es un superviviente. "Mi padre y mi madre vivieron en medio de un caos absoluto. La época y su situación eran muy difíciles. No pertenecían a un mundo preciso, bien estructurado. Para mí fue muy difícil rebelarme contra ellos porque es difícil luchar contra algo que no es sólido, que apenas se sostiene...". Les ha perdonado, aunque de esa infancia, adolescencia y juventud de hijo no querido le queda ese temor a molestar, a no ser escuchado. Modiano debe ser uno de los hombres más atentos y cuidadosos del mundo, padre de dos hijas a las que sin duda ha evitado el horror que él vivió y que no reconoce como tal. "Hay algo cómico en lo que viví. Encontrarse detenido con el propio padre en el mismo coche de policía y que él intente hacerte pasar por un gamberro cuando sabe que es falso... Hay ahí una situación burlesca". No les reprocha nada, no les acusa de nada, parece haberlo asumido y perdonado todo pero no cabe la menor duda de que no ha sido fácil. Es una piedad dolorosa. En Un pedigrí, confiesa que se identifica con el perro que tuvo su madre y que se suicidó por no soportar tener que vivir siempre solo. "Sé que hay varias razas de perros capaces de suicidarse".
Modiano es el gran novelista de París de la segunda mitad del siglo XX. Nadie ha descrito la ciudad como él, en especial los años que van de la ocupación alemana hasta la década de los setenta. "Yo soy hijo de ese periodo caótico. La gente que aprendió a vivir de negocios poco claros, del mercado negro, de la compraventa de bienes de titularidad dudosa, todo eso duró hasta principios de los setenta, cuando el asesinato del príncipe de Broglie, un personaje que estaba implicado en un asunto español, Matesa, y que tenía que levantar unos créditos. Son historias de las que nunca se saben todos los entresijos".
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