Pedigrí
Estoy contando los días para que Océano se decida a traer este libro de Anagrama, Un pedigrí, de Patrick Modiano. Me contaron que quizá para enero o febrero. Por lo pronto, una reseña en el ADN Cultura.
Dice la reseña: "A pesar de su tono menor, Un pedigrí podría funcionar, en ese sentido, como clave de bóveda de toda una literatura. En primer lugar el libro registra, telegráficamente, la vida de los progenitores del autor: un judío francés de vago apellido italiano ("Escribo judío sin saber qué sentido tenía en realidad esa apelación para mi padre") y una actriz belga que se conocen una noche de octubre de 1942, en plena París ocupada. Ese será el casual pedigrí de Modiano cuando nazca en 1945. A partir de allí la vida se convierte en una seguidilla de incordios: los negocios del padre, turbios y dudosos, y las ausencias maternas, frecuentemente de gira, hacen que el chico vaya migrando de internado en internado, en una sorda educación sentimental. Al referirse al padre sostiene: "A veces, como un perro sin pedigrí y muy dejado de la mano de Dios, siento la pueril tentación de escribir negro sobre blanco y con todo detalle cuánto me hizo padecer con su dureza y su inconsecuencia". No lo hará: dejará que la pluma se deslice. El ajuste de cuentas es parcial, retenido, cuando describe a ese padre sin títulos, hábil en los vericuetos del mercado negro, que obliga al hijo a estudiar un poco como "esos gángsters que meten a sus hijas en un internado para que las eduquen las monjas", o cuando describe una pelea entre ambos que los deposita en la comisaría. La madre, en cambio, es una figura borrosa y etérea, que apenas se destaca por enviarle cartas al colegio de curas, desde sus brumas de bohemia, sugiriéndole que lea novelas salaces de Henry de Montherlant.
Etiquetas: anagrama, argentina, francia, modiano, RESEÑA, un pedigri