MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Javier Marías Fans Club

3.10.2010
Fuente: imageshack

Un post en mi abandonado Moleskine Literario (¿aceptar trabajos free-lance o hacer este blog ad honorem? He ahí el dilema) sobre las declaraciones de Javier Marías sobre el deterioro de la lengua en España ha despertado la ira de los fans del escritor español. Está bien, yo también tengo ídolos literarios y los defiendo a rabiar (aunque no anónimamente, como algunos) cuando los siento agredidos por alguien que, además, no los ha comprendido como -creo- los he entendido yo.

En fin, sigo pensando que Javier Marías -auto coronado Rey de Redonda- tiene pensamientos imperialistas y nobiliarios sobre el idioma, sobre la literatura, sobre los autores y escritores y, quizá, sobre el mundo en general; que el castellano (sí, ya sé que llamarlo así es una batalla perdida, pero una batalla al fin) no se puede deteriorar ni aún diciendo "haiga" porque peores o mejor dicho iguales transformaciones han sucedido en estos siglos; que es cierto que Marías tiene un conocimiento extraordinario y una enorme influencia del inglés en su estilo e idioma literario, pero esta influencia solo es positiva y válida para él cuando es culta y no cuando uno le dice guachimán al celador o guardia o como sea que dice la RAE que se llaman los guachimanes; y finalmente, que Javier María es un extraordinario escritor indudablemente, y he disfrutado y admirado mucho algunas de sus novelas, cuentos y artículos, pero -para usar un delicioso eufemismo borgiano- me siento indigno de ese plomazo que es Tu rostro mañana (en tres o en un solo tomo).

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Javier Marías y el deterioro del castellano

3.04.2010
¿Puede deteriorarse más? Fuente: somosparaguayos

Nunca entenderé por qué los escritores españoles llaman "español" al castellano. Y menos aún qué significa eso de "español de España". ¿Una figura literaria? "castellano de España" en todo caso. En fin, para algunos escritores el idioma es una experiencia vital, colectiva, flexible, que va mutando con el tiempo. Y para otros es una roca sólida, de diccionario encuadernado en piel, académico, nobiliario, el último bastión de un imperio perdido para siempre. Javier Marías es de los segundos. De ahí la frase que sirve de título a su ponencia: " Es difícil que se pueda superar el deterioro del español de España" ¿Puede deteriorarse una lengua? Sí, cuando deja de mutar al ritmo del mundo que le toca vivir. Pero no es el caso del castellano, felizmente. Lean la nota mienras yo escucho a Molotov:

El mayor problema del lenguaje español es que la gente habla y escribe mal y se "ufana de ello". Son palabras del escritor y académico Javier Marías, quien ha conversado hoy con los lectores sobre el lenguaje, la literatura y su obra dentro del Congreso virtual de la lengua organizado por Babelia. El escritor y académico madrileño ha añadido: "Ayer mismo le oí a un político del PP decir 'independientemente de estacionalidad o de no estacionalidad'. ¿Qué diablos quiere decir eso? Si quienes hablan a menudo en público sólo tantean la lengua, sin un dominio de ella, es difícil que el conjunto de la población se preocupe por mejorar su nivel". El autor de Tu Rostro mañana, además, se mostró escéptico con la utilización del idioma en España: "Me parece difícil que se pueda superar en ningún sitio el deterioro del español de España, donde demasiada gente no sabe ni construir entera una frase simple. Me temo que gran parte de culpa es de los medios de comunicación y de los Ministerios de Cultura de los últimos cuarenta años. Me temo que la cosa ya no tenga vuelta atrás". El autor de títulos como Mañana en la batalla piensa en mí y Corazón tan blanco ha explicado algunos aspectos del funcionamiento de la RAE. Por ejemplo: "La RAE no elimina palabras de la lengua, sólo el Diccionario de uso, para que siga siendo manejable y porque hay que dejar espacio a los nuevos términos. Esos vocablos que se 'jubilan' pasan al Diccionario Histórico, no es que se supriman ni se pierdan. Si no hay registro escrito de una palabra después de 1500, quiere decir que está completamente fuera de uso, salvo excepciones". O de la importancia de la labor de filólogos, lingüistas y escritores dentro de la academia El concurso de los filólogos es fundamental, pero tienden -algunos- a ver la lengua como una disciplina exclusivamente científica. Las lenguas dependen en gran medida del lenguaje literario. Es éste el que las mantiene vivas y en evolución permanente, junto con el de la calle, claro está, y suelen ser los escritores quienes tienen lo que podríamos llamar "sentido de la lengua". A mi modo de ver, son aún más necesarios que los lingüistas" Javier Marías ha contado que tiene una nueva novela en marcha "quizá mediada", no obstante ha reconocido que "su escritura me he visto obligado a interrumpirla en los últimos meses. Me falta tranquilidad de espíritu, con tanto ajetreo, y aún no le he dado el "visto bueno". Quiero decir que ni siquiera sé si acabará existiendo. Supongo que sí, pero yo soy muy inseguro con todo lo que escribo, y todavía no me ha llegado ese momento en que uno se dice "Que sea lo que San Conrad quiera".

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Marías menciona a Pérez Reverte

12.03.2009
Javier Marías y Pérez Reverte. Nobleza obliga. Fuente: adn

Gracias a "The Literary Saloon" me entero de esta entrevista a Javier Marías en Flavorwire en la que da una respuesta que le sorprendió al administrador de TLS, sobre por qué piensa que los lectores de EEUU no están familiarizados con la literatura española. Se sorprende el administrador de que mencione en la lista de grandes escritores españoles a Pérez Reverte. Lo que no sabe es que ese par son muy amigos. Nobleza obliga. Dice:

FP: Why do you think so many American readers are unfamiliar with Spanish literature?

JM: I suppose there are several reasons for that. The United States translates very few books, all in all, as literary production in English is enormous. On the other hand, during all the long years of Franco’s dictatorship, the Spanish literary output was not extraordinary, so there has been a long period of ignorance about my country. It is not easy to get accustomed to the existence of a country after so many years of forgetfulness, as it were. Also, because of geographical reasons, the United States has been more interested in the literature of South America, which seemed more attractive and exotic. Spain is — and always has been, despite our anomalies — a European country like most others. The country has more to do, in my opinion, with France, Italy, or even Great Britain than, say, with Mexico or Argentina. It is not easy for an American audience to see and accept that. Perhaps they still expect bullfighters and gypsies with knives in their stockings in most Spanish literary works. Nowadays, our literature is very varied and some authors are really worth reading: from the past La Regenta should be better known, and from the present Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Arturo Pérez-Reverte, and Antonio Muñoz Molina should be better read.

Otra respuesta interesante es la que da sobre los cinco libros que se llevaría a una isla desierta. Dice:

FP: If you could have five books on a desert island — say, for example, Redonda — what would you bring and why?

JM: Five is very generous, as most people usually just allow one book on desert islands. To be sure, Shakespeare’s works, from which I have taken four or five titles for my novels and stories; Cervantes’ Don Quixote, because it is a very long, re-readable book, and also to be in touch with good Spanish; Sterne’s Tristram Shandy because it makes you laugh often and because it would help me recall my youth when I translated it into Spanish (I was about 25 then); T.S. Eliot’s poetry, as it is very good to be read aloud; Jorge Manrique’s Coplas a la Muerte de mi Padre because it is one of the most moving books of poetry I have ever read — or re-read.

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Monólogo de Marías

11.19.2009
Javier Marías en su estudio. Fuente: Gorka Legarceji/ El País

Dicen que Javier Marías solo sale de su casa para dar conferencias, firmar libros en la Feria de Libro de Madrid, presentar sus propias obras y comprar DVDs en la FNAC de Gran Vía. Por eso, Winston Manrique fue a entrevistar en su biblioteca madrileña a Javier Marías, quien acaba de publicar su novela -que pese a los reclamos de los lectores, quizá justificados, me sigue pareciendo fatigosa- Tu sombra mañana (Alfaguara) en un solo volumen. Lo que consiguió, más que una entrevista, es un monólogo que ha subdividido como las siete partes en que se conforma su libro: Fiebre, Lanza, Baile, Sueño, Veneno, Sombra, Adiós. Les dejo aquí tres de esos monólogos:

» Lanza. “Cuando escribía Tu rostro mañana tenía la sensación de estar haciendo algo difícil, que me costaba esfuerzo… sin saber que iban a resultar tres volúmenes, y pensaba: ‘Esperemos que lo logre terminar’. Ahora, al cabo de dos años de haberla concluido, no puedo evitar la sensación de que no ha sido suficiente… Me suele ocurrir que el mero hecho de haber terminado un libro lo disminuye a mis ojos, le quita valor, porque me digo: ‘Si lo he logrado no debía de ser tan difícil, ni tanta la complicación como me parecía, por lo cual tampoco tendrá tanto mérito’. Envidio a otros escritores que están satisfechísimos”.

» Sueño. “Nunca busco temas literarios o que queden bien. Siempre escribo sobre las cosas que me preocupan. Todo el mundo se ha interesado por la naturaleza del secreto, el engaño, la persuasión, el azar, la mentira o la sospecha, que es muy desasosegante. Quién no ha sufrido una traición o la ha cometido con pequeñas cosas o defraudado o decepcionado. Y la traición está ahí. Pero hay que ir de buena fe. En mayor o menor grado las relaciones humanas están expuestas a la decepción y también a la ratificación de lo bueno. Hay cosas que nunca son transparentes, ésas son las zonas que me interesa explorar, y quizá también las que dan una dimensión dramática. Soy de los que cree, como Faulkner, que los escritores seguimos escribiendo sobre lo mismo desde Homero”.

» Veneno. “Veo el mundo muy decadente. Basta con mirar alrededor. Berlusconi, Sarkozy, los Kirchner, Chávez o la corrupción en España. Gente mediocre y desfachatada. Tengo la sensación de un envilecimiento general de las poblaciones. Ojalá no tenga nada que ver con lo que se produjo en los años treinta. Ahora hay una especie de pragmatismo, de falta de escándalo; una tendencia a darle importancia a lo que no lo tiene y a no dársela a lo que quizá sí”.

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El realismo y James Wood

10.01.2009
James Wood. Fuente: CRIMSON/ ELAN A. GREENWALD

En una reseña publicada el fin de semana pasado en "Babelia", se mencionó la traducción del libro del crítico literario James Wood (¿recuerdan "La lista Wood"?) Los mecanismos de la ficción (que, como bien dice la nota, debería haberse titulado "Cómo funciona la novela"). La reseña refiere una hipótesis importante en la obra: "[la obra] contiene una defensa límpida y directa, frente a enterradores precipitados, del realismo como matriz eficiente de la mejor ficción contemporánea, y todavía la más capaz de capturar la verdad de nuestra condición a través de los personajes y su vida novelesca" La frase provocadora me conduce, además, a una entrevista reveladora en "Letras Libres" al autor publicada en agosto de 2009. Dejo algunas preguntas interesantes:

¿Cómo ves la escena literaria actual? ¿Qué problemas, que no existían en el siglo XIX, o hace treinta años, se presentan hoy a un escritor?

He aquí otra pelea que tengo con el posmodernismo. Hay una rama del posmodernismo que ha sido ciertamente influida por la teoría, los estudios culturales, los estudios sobre los medios de comunicación, y supongo que ahora está siendo influida por la neurociencia, la neuroestética y demás, que sugieren que el yo o la subjetividad (the self) es completamente incoherente, que no tenemos realmente yo, que estamos completamente mediados por discursos que no controlamos: publicidad, TV, la blogósfera; que somos prisioneros de impulsos biológicos y procesos que recién ahora empezamos a entender, etcétera. Escuchas a escritores decir esto muy a menudo. Me meto en peleas con escritores contemporáneos que dicen: “Me parece que eres tan antiguo que incluso crees que tenemos un yo.” Lo que eventualmente respondo es que esta es una ala del posmodernismo metafísicamente provinciana. Primero que nada, olvida que mucho de esto ha sido dicho ya cien años antes, en el modernism, y dicho de nuevo cincuenta años después, cuando empezó a transformarse en posmodernismo. Pero también –y aquí, supongo, me revelo de algún modo conservador– una de las razones que nos permiten leer estas novelas de 1900 o 1800 es que, más allá de las enormes diferencias, hay cosas que no cambian. El amor y el nacimiento y la muerte de La muerte de Iván Ilich, por ejemplo, todavía son cruciales para nosotros.

O Los hermanos Karamázov...

O Los hermanos Karamázov. Las preocupaciones básicas no son muy diferentes en 2009 de lo que lo eran en 1909 o 1809. Cuando dices esto a cierta gente –y por esto pienso que hay una pequeña guerra en marcha–, de inmediato dicen: “Ah, estás defendiendo el viejo orden”, y quieren ligar ese orden a una estética: “Por eso eres un defensor del realismo.” Y entonces, sobre todo en Estados Unidos, te meten en el cajón de los defensores del realismo. Esto no ocurre tanto, es interesante, fuera de Estados Unidos, donde no está tan marcada la línea entre las diferentes escuelas estéticas. Si se mira, en los países europeos el campo realista no es tan fuertemente defendido, al contrario de lo que pasa en Estados Unidos, donde tiende a significar sólo una cosa: una cierta clase de narración del hombre blanco, más bien antiintelectual. Mucho de esto es propagado en las escuelas de escritura de Estados Unidos, en las cuales se alienta a pensar no acerca de la forma o el lenguaje sino sobre el arte del mismo modo en que lo haría un artesano. Se trata de construir una mesa, martillar los clavos. El ejemplo es la escuela de la Universidad de Iowa, que ha producido muchos escritores en los últimos cuarenta años. El director previo, que había estado allí años y años, solía entregar una copia de Madame Bovary –cuánto se hubiera reído Barthes– a los escritores de ficción y les decía: “Aquí está todo, esto es todo lo que necesitan saber.” Y no se aproximaba a Flaubert como un novel romancier, no miraba a Flaubert como un formalista. Lo que quería decir es que hay códigos y convenciones en el realismo, hay modos de hacer escenas, de producir detalles, y esa era la manera de hacerlo. Es decir, sí hay una auténtica escuela de realismo en Estados Unidos, y lo que yo intento en mi libro es demostrar que uno puede remontarse hasta Flaubert sin ser una especie de espantoso defensor del realismo, cosa que no soy en absoluto.

Esto nos lleva a la noción de “realismo histérico”, que introdujiste en un famoso artículo.
Este es otro terreno en el que creo que he sido malinterpretado. Parte de lo que no me gusta del realismo histérico es precisamente el realismo. En otras palabras, lo que no me gusta de algunos de esos libros –y, de nuevo, pienso cuán grandes son: Submundo de DeLillo, o las novelas de David Foster Wallace, o Against the Day de Pynchon– es que los veo parcialmente dentro de la tradición del realismo estadounidense, en la cual el escritor piensa: “Debo sumergirme en la realidad norteamericana, debo poner en la novela cuanta información pueda sobre la realidad actual o la historia norteamericana.” De ahí el tamaño de las novelas, pero también de ahí su saturación con información, con videófonos semióticos o lo que sea. Lo que no me gusta de estos escritores es que de algún modo parecen haber renunciado al desafío de la forma, que es lo que Henry James decía en uno de sus prefacios: las relaciones humanas no se detienen en punto alguno y el exquisito problema del arte es trazar un círculo dentro del cual parezca que sí. Eso es la forma, ¿no?
Esta es una condición particularmente estadounidense, y quizá se remonta a Whitman, que decía que Estados Unidos era el poema más grande. Si uno dice que Estados Unidos es el poema más grande, lógicamente está diciendo que el poema o la novela tiene que ser tan grande como Estados Unidos. De ahí la continua obsesión con la gran novela norteamericana. Y tan pronto se dice la “gran novela norteamericana” uno comprende que no puede ser de sólo cien páginas. Este es, entonces, un problema del realismo. Sea como sea el modo en que lo esboces, aunque luzcas posmoderno porque estás jugando con el lenguaje y haciendo cien cosas diferentes, sigues siendo realista. Este es un modo de fastidiar a los escritores y críticos estadounidenses: decir “¿Qué es lo nuevo y radical en Submundo de DeLillo?” Se parece a Casa desolada de Dickens. Es un escritor tratando de conectar a la sociedad en diferentes niveles, justo como un escritor victoriano lo hacía con Londres o Balzac con París; está tratando de meter mucha información, mucha historia, y usar un gran lienzo para hacerlo; tampoco hay nada de malo en ello.
Así que la mitad del ataque contra el realismo histérico es un ataque contra el realismo: no se dan cuenta de que son realistas. La otra mitad es contra el aspecto histérico, que no es un costado realista; es esa especie de cosa loca, funky, a lo Rushdie. Viene un poco del realismo mágico, pero también del interés de los escritores contemporáneos por las historietas. Si uno considera a los escritores norteamericanos de mi edad –como Michael Chabon, por ejemplo–, uno encuentra que lo que realmente les gustaba cuando niños o adolescentes no eran los libros sino las historietas: Marvel Comics, Superman, etcétera. Y creo que eso se puede ver en su trabajo. Y si a eso se agrega una dosis masiva de televisión y de películas, uno entiende por qué se fugan de la novela. Al menos desde mi idea de la narración.

Después del posmodernismo y el multiculturalismo y las literaturas poscoloniales, ¿te ves como la reacción conservadora?
Me veo tratando de mantener viva una suerte de viejo radicalismo. Vuelvo como a un talismán a esa escena de Chéjov sentado en el Teatro de Arte de Moscú mirando la puesta de una obra de Ibsen y diciendo: “Pero Ibsen no es teatro: en la vida no ocurre así.” Lo que Chéjov sugiere, en un sentido, es que tienes que persistir en romper las formas. Me interesa V.S. Naipaul por esa razón. En algunos sentidos, él es obviamente muy conservador: es políticamente conservador y no está interesado en los juegos posmodernos por sí mismos. Pero tampoco está interesado en repetir las viejas formas. No tiene sentido para él sentarse y escribir una novela realista al viejo modo. Le gusta crear formas híbridas en las que mezcla memoria y autobiografía, y narración histórica y periodismo con ficción. Y creo que en ese sentido es un verdadero chejoviano, pues todavía dice: “Un momento, esas formas ya no nos dicen nada sobre la vida, tenemos que hacer algo nuevo.” Pero la pregunta ¿qué es la vida? –“esas formas no representan la vida, quiero vida en mi ficción”– no desaparece.

¿Y qué hay de la literatura en español? ¿Lees algo?
No leo tanto como debería.

¿Qué opinas, por ejemplo, de Roberto Bolaño?
Mi impresión es que es más fuerte en sus nouvelles, como Nocturno de Chile. Es que me gusta la forma y me gustan las nouvelles. Y hay otro escritor, Javier Marías, que me pareció realmente interesante en Mañana en la batalla piensa en mí.

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Jorge Volpi, premio Donoso 2009

8.06.2009
Jorge Volpi. Fuente: sandro cohen blog

Ayer Jorge Volpi recibió el Premio José Donoso de Literatura que entrega la Universidad de Talca, Chile. El jurado destacoó que Volpi: "tienen una extensa producción, tanto narrativa como ensayística, siendo uno de sus aportes a la narrativa iberoamericana, realizar un imaginativo y crítico balance de las tendencias culturales e históricas del siglo XX, al tiempo que reflexiona irónicamente sobre las incertidumbres del recién estrenado siglo XXI. En su obra hay influencias clásicas, ruptura de fronteras genéricas, de estilos y materiales textuales”. Ayer en su perfil de facebook, Volpi celebró la noticia declarando que se sentía orgulloso de ganar un galardón que el año pasado fue entregado a Javier Marías, su "ídolo" literario. Dice la nota:

Novelista, ensayista, diplomático, controvertida figura en la escena literaria mexicana y actual director del Canal 22, señal de TV cultural, Volpi dedicó más de una década a la trilogía sobre "el derrumbe de las certezas del siglo XX": En busca de Klingsor, El fin de la locura y No será la Tierra. La serie fue clave para que ganara el Donoso: "Es uno de sus grandes aportes a la narrativa iberoamericana, pues realiza un imaginativo y crítico balance de las tendencias culturales e históricas del siglo XX, al tiempo que reflexiona irónicamente sobre las incertidumbres del recién estrenado siglo XXI", dijo el jurado encabezado por el académico chileno Cedomil Goic. Al teléfono, el escritor que en 2007 fue profesor residente de la Universidad Católica, dijo estar "emocionado" con el premio y aseguró que la obra de José Donoso fue parte "de mi formación intelectual, empezando por El obsceno pájaro de la noche". También recordó el plan de los Crack. "Nuestra intención era escapar de la obligación del escritor latinoamericano de ser exótico. A años de distancia, creo que ese objetivo se ha cumplido. Hoy es mucho más natural que cualquier escritor latinoamericano pueda tocar cualquier tema posible", dijo. Con seguridad Volpi no ha evitado temas: Fidel Castro, Roland Barthes, Vladimir Putin o Albert Einstein han desfilado por sus novelas, siempre mezclas de ficción con ensayos sobre la sociedad contemporánea. En su último libro, El jardín devastado, cruza una decepción amorosa con la narración de la invasión a Irak en 2003. Ambicioso, Volpi ya ocupa un lugar en las letras hispanas y, como todos, tiene seguidores y detractores. El crítico de La Tercera Juan Manuel Vial afirmó que el exceso de datos históricos de No será la Tierra hacía que "perdiera el norte". Domínguez Michael, en tanto, valora que en El fin de la locura, el autor puso "al servicio de la narrativa su habilidad como investigador y sus preocupaciones de ensayista".

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La firma de Javier Marías

6.11.2009
Javier Marías. Foto: Gorka Legarceji. Fuente: elpaís

Y ya que hablamos de la Feria del Libro de Madrid, está muy buena la crónica que se publica en El País sobre Javier Marías y las firmas de libros, donde el exitoso feria-firmante español declara que lo único que le molesta de firmar es que le dicten la dedicatoria. Dice la nota:

"Ponga, por favor: A Manoli, que tiene el mejor cuerpo de Madrid". A Javier Marías, madrileño de 1951, lo único que le molesta de firmar en la Feria del Libro es que le dicten la dedicatoria. Sobre todo si es como la de Manoli, incluida en uno de los artículos publicados durante los dos últimos años en El País Semanal y recopilados ahora en Lo que no vengo a decir (Alfaguara). (...) Por lo demás, le gusta ir al Retiro. Cuando tenia 19 años comenzó a hacerlo como autor. Desde entonces, ha dedicado, generalmente en casetas de librerías pequeñas, cientos de libros propios. También alguno de Benet, Pombo, Pérez-Reverte o de su propio padre a los lectores despistados. En esta feria que termina el domingo el autor de Todas las almas, futbolero empedernido, se ha saltado incluso el veto a las dedicatorias dictadas: "Me pidieron una 'para un rayista entristecido' y cedí". Javier Marías tiene todavía sobre la mesa el original mecanografiado del tercer volumen de Tu rostro mañana, su última novela. La escritura de ese libro monumental atraviesa varios de los artículos reunidos ahora. ¿No es una distracción tener que escribir un artículo semanal de dos folios para alguien que ha pasado ocho años inmerso en una historia de casi mil seiscientas páginas?: "Distrae, sí, pero un artículo es un sprint de tres horas del que sales cansado. Cuando lo escribo no trabajo en la novela que tenga entre manos. Y agradezco que se me obligue a no escribir. Te obliga a pensar. Y no está mal pensar".

Por cierto, el autor ha declarado que regresa a la ficción:

Mientras sigue escribiendo cada sábado el artículo que se publicará dos semanas después, Javier Marías ha empezado, después del "vaciamiento" de Tu rostro mañana, una nueva novela: "He vuelto a la ficción quizás más temprano de lo que yo esperaba, pero no estoy muy seguro de si va a llegar a algo. Después de un libro tan extenso, sabía que cuanto más tardase en acometer algo nuevo más me iba a costar hacerlo. Quería romper el temor de no escribir otra novela". Eso sí, después de un esfuerzo así, dice, todo lo que venga será una propina. Aunque añade: "A veces lo mejor de un autor son sus propinas".

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Marías dicta cátedra

3.27.2009
Javier Marías en su biblioteca. Fuente: javiermarías.es

Luego de recibir el Premio Iberoamericano de Letras "José Donoso", que otorga anualmente la Universidad de Talca en Chile, Javier Marías abrió el año académico de esa universidad con una conferencia magistral titulada "El escritor que traduce". Y en ella dio una mala noticia a todos los jóvenes asistentes: "no es posible enseñar a escribir". Qué bajón.

"Cuando un joven escritor me pregunta si tengo algún consejo que darle a la hora de abordar su incipiente carrera (...) si tiene la posibilidad de conocer una segunda lengua, le recomiendo traducir, traducir y traducir cuanto pueda", afirmó el escritor. El autor de "Los dominios del lobo" (1971) y "Corazón tan blanco" (1992) abordó, desde su mirada como miembro de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), la naturaleza del escritor y manifestó que no es posible "enseñar a escribir". "Todo el mundo cree que puede escribir un libro o una novela, no sucede lo mismo con otras artes. Al momento de escribir, se dan cuenta de que la cosa no es tan fácil", sostuvo. Sin embargo, indicó que sí es posible indicar "cómo no hacerlo, por la vía negativa". En este sentido, el narrador expresó que el mejor ejercicio es convertir textos a otro idioma. "Si alguna vez tuviera un taller literario, Dios lo prohíba, lo único que haría sería admitir a alumnos que pudiera traducir de una lengua a otra. Creo que éste es el mejor ejercicio posible para aprender a escribir, mucho mejor incluso que la lectura", indicó.

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Vila Matas, premio Mondello

3.26.2009
Enrique Vila Matas. Fuente: iblnews

Un premio más para Enrique Vila Matas. La traducción de Doctor Pasavento al italiano acaba de recibir el prestigioso 35º Premio Mondello-Ciudad de Palermo. Antes de él, lo habían ganado solo dos españoles: Javier Marías y Bernardo Atxaga. El premio será entregado el 5 de junio. Dice la nota:

Doctor Pasavento, de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), ha obtenido el galardón especial del jurado del 35º Premio Mondello-Ciudad de Palermo, uno de los más prestigiosos de Italia. La historia del personaje obsesionado por seguir el destino de Robert Walser hasta el extremo de adoptar su estrategia de ir desapareciendo muestra, según el jurado, "una vasta, provocadora y personalísima obra narrativa, intimista y experimental, elegante y descarada, un auténtico fenómeno de absoluta originalidad en la literatura española actual". Doctor Pasavento logra así su tercer reconocimiento, tras el premio Fernando Lara de novela y el de la Real Academia de la Lengua de 2006.

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El misterioso B. Traven

3.20.2009
B. Traven. Fuente: la jornada

"¿Quién fue realmente el misterioso B. Traven?" esa es la pregunta que se hace El Cultural del diario El Mundo hoy a raíz de la publicación de El barco de la muerte (alfabia editores) a fines de marzo. En la nota se publica un adelanto de El barco de la muerte y se incluye el texto introductorio de Javier Marías , escrito en 1999, que acompaña la edición. Ahí Marías enumera las múltiples personalidades posibles de las que gozó el misterioso B.Traven. La enumeración misma es una relato que parece escrito por Georges Perec:

Es de lo poco seguro: B. Traven murió en ciudad de México el 26 de marzo de 1969, quizá a los ochenta y siete años, y sus cenizas, como había pedido, fueron esparcidas sobre el río Jataté en la selva de Chiapas. Con esa inicial y ese apellido firmó la mayoría de sus libros, de los que se llevan vendidos más de 35 millones de ejemplares en 36 lenguas. El más famoso -aunque gracias al cine- fue El tesoro de Sierra Madre. Se cuenta que era el novelista favorito de Einstein, y su historia, su enigma, su leyenda, no han sido puestos en claro de forma unívoca y definitiva, así que será lo último lo que acabará prevaleciendo. En tres obras relativamente recientes sobre su personalidad y su vida, cada autor llega a muy distintas conclusiones, si bien coinciden los tres en algunos datos, para que se acreciente la intriga. No puedo resumir aquí tantas pesquisas, pistas falsas, contradicciones y desmentidos, esforzadas deducciones y certezas negadas, tanta labor detectivesca. Pero para hacerse una idea de la capacidad esquiva de Traven, basta con enumerar los nombres que utilizó en la ficción o en la realidad: Arnolds, Baker, Hal Croves (con éste se hacía pasar por su propio agente cinematográfico), Traven Torsvan, Traves Torsvan, Berick Traven, Bruno Traven, Traven Torsvan Torsvan, Traven Torsvan Croves, B.T. Torsvan, Ret Marut, Rex Marut, Robert Marut, Fred Maruth, Fred Mareth, Red Marut, Richard Maurhut, Albert Otto Max Wienecke, Adolf Rudolf Feige, Kraus Martínez, Fred Gaudet, Otto Wienecke, Lainger, Goetz Ohly, Anton Riderscheidt, Robert Bek-Gran, Arthur Terlelm, Wilhelm Scheider y Heinrich Otto Becker, que se sepa. Más modesta es la lista de nacionalidades que dijo tener, a menudo con pasaporte: inglesa, americana, sueca, noruega, lituana, alemana y mexicana. No se quedó corto, en cambio, respecto a las profesiones que desempeñó o dijo desempeñar en algún momento: escritor, actor, director teatral, mecánico, ingeniero, librero, fotógrafo, agente teatral, profesor de drama, marino mercante, cocinero, explorador, guía, traductor, marinero, profesor de lenguas, granjero, frutero, tutor, panadero, empresario, soldado, cerrajero, periodista, revolucionario, anarquista bávaro, peón algodonero, científico, guionista, agente literario y psicólogo. Según las diferentes descripciones que de sí mismo hubo de aportar en documentos oficiales, su estatura fue de 1.71, 1.66, 1.65, 1.68 y 1.70. Sus ojos oscilaron tan sólo entre el gris, el azul y el azulgris, pero su pelo fue consignado como castaño, gris, negro, castaño oscuro, castaño claro, rubio, rojizo, blanco y cano. Se dijo que escribía en inglés, en español, en noruego, en sueco y en alemán (al parecer lo hacía en esta última lengua, al menos en primera redacción, aunque siempre negó ser alemán o austríaco). En vista de lo escurridizo que era, le fueron atribuidas las siguientes personalidades, ocultas tras su inicial y apellido públicos: el novelista Jack London, el cuentista Ambrose Bierce (quien, ya viejo, había cruzado la frontera con el México revolucionario y desparecido para siempre en 1913), un millonario americano, un negro fugitivo, Frans Blom, el profesor Frank Tannenbaum, un leproso, el Presidente Adolfo López Mateos, Esperanza López Mateos, August Bibelje, Jacob Torice, el Presidente Elías Calles, un editor alemán, Arthur Breisky, el capitán Bilbo, un grupo de litertatos hondureños (?), un grupo de guionistas izquierdistas de Hollywood, un hijo ilegítimo del Kaiser Guillermo II y el hijo ilegítimo de un albañil polaco.

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Un cuento de Salinger (por Marías)

1.29.2009
Audrey leyendo a JD. Fuente: myspace.com


Hace unos años, Javier Marías publicó una contundente nota contra las traducciones. La verdad es que luego de leerla fue imposible no mirar con desconfianza nuestras bibliotecas. ¿Qué habremos estado leyendo? Traductor, traidor dice un proverbio italiano. Marías, sin embargo, es también un traductor muy aplicado (como para traducir el enorme Tristram Shandy). Y también ha traducido un cuento de JD Salinger, como para seguir celebrando sus 90 (y que sean 90 años más). El texto, no recogido en libro (se títula "El corazón de una historia quebrada" ("The Heart of a Broken Story") y apareció originalmente en 1941 en la revista Squire), se publicó en castellano en la revista argentina Crítica Digital y supe de él por Puente Aéreo. Empieza así:

Todos los días Justin Horgenschlag, auxiliar de imprenta con un sueldo de treinta dólares semanales, veía muy de cerca a aproximadamente sesenta mujeres a las que nunca había visto antes. Así, en los cuatro años que llevaba viviendo en Nueva York, Horgenschlag había visto muy de cerca a unas 75.120 mujeres distintas. De estas 75.120 mujeres, 25.000 tenían menos de treinta años de edad y más de quince. De las 25.000, sólo 5.000 pesaban entre cuarenta y siete y cincuenta y siete kilos. De estas 5.000, sólo 1.000 no eran feas. Sólo 500 eran razonablemente atractivas; sólo 100 eran realmente atractivas; sólo 25 podrían haber inspirado un largo, despacioso silbido. Y de sólo una se enamoró Horgenschlag a primera vista.Bien, existen dos clases de femme fatale. Existe la femme fatale que es una femme fatale en todos los sentidos de la palabra, y existe la femme fatale que no es una femme fatale en todos los sentidos de la palabra. Se llamaba Shirley Lester. Tenía veinte años (once menos que Horgenschlag), medía un metro y sesenta y tres centímetros (lo cual le dejaba la cabeza a la altura de los ojos de Horgenschlag), pesaba 53 kilos (ligera como una pluma para llevarla en brazos). Shirley era taquígrafa, vivía con su madre, Agnes Lester, una vieja entusiasta de Nelson Eddy, a la cual mantenía. Con respecto a la belleza de Shirley, la gente a menudo la describía así: “Shirley es tan mona que parece un retrato”.

Para leer el cuento completo, pulse aquí.

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Marías conferencia

10.03.2008
Javier Marías. Fuente: escritoresvascos

Para la Fundación March, Javier Marías ha ofrecido una conferencia donde recorre su trayectoria de 40 años de publicaciones. El título no puede ser más significativo: "La paulatina pérdida de la irresponsabilidad". Después de acabar esa trilogía omnívora, parece que Marías ha entrado en una zona oscura. Esto dijo ayer:
"Cuando yo empecé a escribir lo hacía como un juego, escribir no se distinguía de cuando jugaba a las chapas con mi hermano Fernando. Cuando alguien me dijo que tenía que encontrar mi propia voz, yo pensé que esa voz ya la tenía, igual que tenía cierta habilidad para las chapas. La dificultad viene luego, cuando uno intenta escribir sin dejar que las cosas externas le influyan, con la misma libertad con la que entonces jugaba. Nunca me he tomado mi trayectoria ni demasiado en serio ni como una carrera. Una trayectoria que hoy sería imposible para cualquiera que escriba por la impaciencia del mercado y de los editores" (...) El escritor dijo entonces que de alguna manera con su última novela en tres partes se cierra esa trayectoria que empezó hace 40 años. Aseguró que después de Tu rostro mañana, publicada hace justo un año, todo será "una propina". "Quizá me falta distancia o quizá estoy equivocado pero mi sensación es que después de este libro ya no me queda nada, ni en extensión, ni en complejidad. En realidad todo me da ya bastante igual porque mi sensación es que he hecho lo máximo que podía hacer y, al menos ante mí mismo, ya he cumplido".

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No venden

8.27.2008
El best seller de la editorial de Javier Marías. Fuente: librería luces

Como una "absurda aventura" califica Javier Marías, en un artículo publicado en el último Babelia, la edición de libros de su pequeña editorial del Reino de Redonda. ¿Demasiado exquisitos? ¿Por qué no llaman la atención a nadie? Y me lo pregunto yo, que no tengo entre mis libros ninguno de esa editorial. ¿O será simplemente una especie de autodenominada "aristocracia" espiritual, a destiempo, que es al mismo tiempo una pésima estrategia editorial? Es decir ¿qué nos quiere vender Marías, títulos o prestigio? ¿Y por qué alguien debería comprar prestigio, si lo que quiere es leer libros? Debería preguntárselo primero Marías antes de enojarse por sus ventas. En fin, así se deprime Marías, arriesgando a decir cifras, lo más temible para un editor:

¿Y las ventas? A diferencia de los editores de verdad, no tengo reparo en hablar de ellas. Nuestro best seller es La caída de Constantinopla 1453, que ha vendido cerca de cinco mil ejemplares, seguido a distancia por El espejo del mar de Conrad, Ehrengard de Dinesen y Vida de este capitán de Contreras, que van por la mitad. Los menos vendidos no llegan ni a mil ejemplares, y son, inexplicablemente, el mencionado Viaje de Londres a Génova, un divertido e inteligentísimo paseo por la España de Carlos III, La nube púrpura de M P Shiel -primer Rey de Redonda-, la novela que inauguró el subgénero "último hombre sobre la Tierra" que luego han copiado tantos, incluido el hoy famoso Richard Matheson de Soy leyenda, y los magníficos cuentos de El brazo marchito, de Hardy, que fueron mi primera traducción, allá por 1974. Tampoco los de Vernon Lee han alcanzado los mil lectores, quizá por ser tan extraña mujer como fue. Sólo dos libros al año, a lo sumo tres, como he dicho. Y sin embargo cada uno lleva tanto trabajo -sobre todo a la encargada de la edición- que ahora admiro a los editores mucho más que antes de iniciar esta absurda aventura, que desde luego trae más sinsabores que ser autor. ¿Cómo es posible que algunos saquen ochenta o cien títulos anuales, si aspiran a hacerlo bien? Claro está que la mayoría cuentan con equipos nutridos, plantilla fija y numerosos colaboradores externos a los que suelen explotar a fondo. Pero aun así. Quizá es que demasiados -por lo que leo últimamente publicado en nuestro país- han renunciado a hacerlo bien: textos lunáticos o pésimamente escritos que nadie parece haber corregido, traducciones desastrosas o demenciales hechas por gente que no sabe la lengua de la que traduce ni la suya propia, erratas sin fin... "Productos podridos", los llamé una vez, ante los que sin embargo nadie protesta en esta época de defensa de los consumidores. Ni siquiera los críticos, que pocas veces ya distinguen cuándo un libro está agriado. Lo que sale de Reino de Redonda es muy lento y modesto, pero al menos se puede tener la certeza de que está en buenas condiciones. Supongo que el verdadero destino de estas publicaciones es convertirse, de aquí a unos años, en objeto de coleccionistas, los cuales acaso busquen desesperadamente el título que les falte para completar su colección. "Doy lo que sea por Browne", dirán. "O por Bruma de Crompton, o por La mujer de Huguenin". A eso quizá se le llama trabajar para la posteridad. Les aseguro que en modo alguno era ésa mi intención.

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Javier Marías y la literatura femenina

7.10.2008
Javier Marías. Fuente: terra


En la revista Ñ encuentro unas declaraciones de Javier Marías, ofrecidas al diario italiano Corriere della Sera, en la que niega la existencia de una literatura inequivocamente femenina distinta a la escritura de los hombres. "En todo caso las narradoras hablan de un universo femenino" añadió escuetamente. El diario también comenta que :

(...) se definió como un feminista dispuesto a luchar por los derechos de las mujeres, pero expresó su desacuerdo con medidas como el establecimiento de cuotas para garantizar la presencia femenina en la vida política."Si yo fuera una mujer me sentiría ofendida por esta forma de paternalismo, por culpa del cual no sabría nunca si obtengo una cosa, quizá un puesto de trabajo, por mis méritos o para respetar una cuota preestablecida", dijo el escritor."No creo que pueda otorgarse un cargo a una mujer sólo porque es mujer. Muchas saben que las cosas han ido así, pero son listas y no se sienten humilladas. No todas son ingenuas o tienen sentido del honor".

Y para sus lectores más fieles, la confirmación de una mala noticia: no piensa escribir nuevas novelas.

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Falleció Elke Wehr

7.08.2008
Elke Wehr (la primera a la derecha, de lentes) acompañada de colegas en el 2005. Fuente: projekte

El éxito de muchos escritores españoles y latinoamericanos en Alemania se debió a Elke Wehr, la gran traductora de Javier Marías (esa traducción es mítica y muchos dicen que catapultó a la fama a Marías), de Julio Cortázar, de Mario Vargas Llosa, entre muchos otros. La traductora murió a fines del mes pasado y la recuerda así Javier Marías en su obituario:
Cuando el 18 de junio supe de su enfermedad, la llamé por teléfono. Estaba en el hospital, pero sonaba bien de voz. Se sabía sin esperanza y lo aceptaba. "Mis amigos me admiran mucho por esto; la verdad es que no sé por qué. ¿Qué otra cosa se puede hacer?". Y añadió: "He tenido sesenta y dos años buenos, no me puedo quejar". No sabía cuánto iba a durar, añadió, pero me quiso "tranquilizar": "He entregado el primer tercio del último volumen de Tu rostro mañana, y espero entregar el segundo de aquí a no mucho. Es lo que más me ayuda y me anima, trabajar". Espero que la editorial alemana conserve lo que llegó a poner en alemán, de ese volumen que carecerá de su voz. No leo alemán, pero todas las críticas de mi novela Corazón tan blanco destacaron lo maravilloso que sonaba su texto en esa lengua. Como sé que no suena así en la mía, estoy convencido de que Elke Wehr lo mejoró. Y los más de 1.200.000 lectores que tuvo esa novela en alemán la leyeron sobre todo a ella, en realidad. No me cabe la menor duda, y por ello mi agradecimiento a Elke Wehr será tan infinito como lo fue su tarea y su gran pasión. Nuestra literatura -y aquí me atrevo a incluir a los demás autores a los que prestó su voz- habría sido sin ella mucho peor.

Además de Mario Vargas Llosa, tradujo a otros peruanos como Alfredo Bryce Echenique, José María Arguedas y Alonso Cueto, quien escribió el lunes sobre ella:
Salvo para quienes estuvieron en un evento organizado por la Universidad de Ciencias Aplicadas hace un tiempo, el nombre de Elke Wehr no es muy conocido entre nosotros. Sin embargo, Elke, quien murió el viernes pasado a los sesenta y dos años, fue una figura en el mundo editorial europeo. Traductora de Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Fernando Vallejo y otros escritores, hizo que el famoso crítico Marcel Reich-Ranicki describiera su prosa como un "alemán luminoso". El día que la conocí en 1999, en un hotel de Miraflores, había estado caminando por las calles. Me dijo que había visto demasiados mendigos y me preguntó cómo era posible que no se hubieran vuelto todavía guerrilleros. Le dije que era una pregunta que yo también me hacía. A partir de entonces, empezó una conversación entre nosotros que ha durado hasta hace poco. Al día siguiente, quiso conocer el colegio militar Leoncio Prado (que tan bien conocía en La ciudad y los perros). Cuando la llevé, se me ocurrió decirle a los guardias que éramos una pareja buscando un colegio para su hijo, y así pudimos visitar todas las cuadras, que ella vio emocionada. Volvió a Lima dos veces más y se convirtió en una cultora de lo que ella definía como las dos grandes virtudes limeñas: la comida y la amistad. Era también una comentarista brillante y, a veces, implacable de los libros que leía.

Por mi parte, debo decir que guardo un bello recuerdo de ella y su impecable alemán el año pasado, en Berlín, en casa de Michi Strausfeld. Esa noche, su broma favorita fue hacerse la "alemana" que no entendía las bromas ni las ironías de los latinos, para asustar a los incautos que, como yo, pensábamos que habíamos "metido la pata" y nos deshacíamos explicándole la broma cuando ella la había entendido perfectamente pero se divertía más poniéndonos incómodos por un segundo (antes de estallar en carcajadas). Una enorme pérdida para la literatura en castellano y, obviamente, en alemán.

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Javier Marías lección

6.17.2008
Javier Marías. Fuente: elpaís

Sigue el encuentro "Lecciones y maestros" en Santillana del Mar. Ayer se presentó Vargas Llosa, quien además de escuchar anécdotas de su vida dijo que él aún cree en la literatura comprometida, y hoy le tocó a Javier Marías. Marías, quien se presentó con un pin de Willian Shakespeare según contó Juan Cruz, habló de aquellas verdades que, para tener sentido, deben pasar por el filtro de la ficción. Y también comentó acerca de cómo lo anecdótico se puede convertir, en virtud a su autor, en una contingencia plena de sentido. En ese sentido, habló de su familia y de una curiosa maldición que terminó cumpliéndose en su obra:
(...) recordó una historia familiar que ha relatado en algunos de sus libros, la de una maldición que recibió un bisabuelo suyo en Cuba y que en un principio se vio como "una anécdota para contar a la hora del almuerzo" que "mereció ser contada porque parecía ficción". Sin embargo, con el tiempo ésta se acabó cumpliendo y Marías la utilizó en sus libros, en los que, indicó, en ocasiones hay detalles que cobran sentido cuando avanza el relato, "como aquella maldición que acasó se inventó para amenizar un almuerzo" su bisabuelo. Así, manifestó que "a veces en la literatura como en la vida no se sabe qué es parte de una historia hasta que la historia se forja a sí misma y está completa y terminada". Al respecto, detalló que sus escritos "están llenos de episodios y anécdotas" que "no parecen tener una función específica", pero que más adelante "reaparecen y resultan ser no tan anecdóticas". Marías confesó que escribe "con brújula y no con mapa". Es decir, "si conociera de antemano la entera historia que me dispongo a contar, si la tuviera íntegra en la cabeza antes de ponerme a escribir, lo más probable es que ni siquiera me molestara en escribirla", expresó, ya que "si lo supiera todo desde el principio, ¿qué gracia tiene ponerlo sobre el papel si no voy a averiguar nada?", se preguntó

Juan Cruz, presente en Santillana, comentó acerca de la presentación de Marías:
Marías escribe con brújula, y no con mapa; eso dijo ayer. Por eso sorprende (porque no usa mapas, porque usa brújula) como ha sido capaz de escribir esa larga novela Tu rostro mañana, como si la estuviera oyendo, y como si la estuviera oyendo con el lector. Decía Vargas Llosa en la sesión inaugural de estos coloquios que contar bien una historia es acortar la distancia entre la historia y el lector; Marías dijo algo parecido, y añadió algo que subraya también los prefijos con los que se conecta Vargas Llosa a la literatura: el dominio libérrimo del tiempo. Escuchando ayer a Javer Marías, vestido y desnudándose, sobre el escenario de la Torre de Don Borja, es obvio que, como los grandes poetas, tiene dentro una caja de música que no deja que nada se le pierda por el camino. Nada de lo que a él le da la gana, porque la realidad, esa puta mentirosa, no es capaz de doblarle el brazo.

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Jorge Heralde premiado

6.03.2008
Jorge Herralde en Madrid. Fuente: soitu.es

Por primera vez se entregó el Premio Leyenda -ofrecido por el Gremio de Libreros de Madrid- en la Feria del Libro de Madrid y el primer legendario ha sido Jorge Herralde, el editor de Anagrama. Muy bien recibido el premio, obvio, y además muy acertado en el contexto de una feria que tiene como invitado de honor a la literatura latinoamericana, pues pocas editoriales españolas han hecho tanto por los autores de este lado del mundo como Anagrama (y ni se diga de los autores extranjeros en Panorama de Narrativas, los famosos amarillitos de los que hablaba Volpi, absolutamente imprescindibles). Ayer, Jorge Herralde dio una conferencia donde recordó los orígenes de la feria bajo el título "Elogio de la Feria del Libro de Madrid". Quienes conocemos las memorias de Herralde sabemos que el hombre está lleno de anécdotas que los fanáticos de souvenirs literarios siempre agradecemos. Aquí algunas geniales sobre las firmas de libros cuando los escritores españoles no eran célebres:
La firma de ejemplares es una antigua tradición de la Feria del Libro de Madrid, y en los años 80 los nuevos narradores "aún no congregaban masas" y era frecuente que dos de ellos compartieran caseta. "A Álvaro Pombo, siempre reacio a las firmas, cuando se ponía a ello, y si las colas eran nutridas, se le alegraban las pajarillas y se le veía gesticulante y parlanchín, incluso vociferante, pero con un toque de 'selfdeprecation very british'. Félix de Azúa siempre sostiene que Pere Gimferrer es 'el mayor espectáculo del mundo', pero cuando tiene el día, lo que por suerte sucede con frecuencia, la frase le conviene aún más a Álvaro", aseguraba Herralde. El director de Anagrama recordó también al "joven Marías", quien, en sus comienzos, "registraba en un papel cada firma con un palote y cuando llegaba a cinco tachaba el conjunto y empezaba otro. Al principio, esas proezas no siempre sucedían. Luego, a partir de 'Corazón tan blanco', el acelerón hizo imposible la minuciosa estadística". Muy reacio a las firmas se mostraba el ensayista José Antonio Marina, y si lograban convencerlo los editores, se situaba de espaldas al público, "a lo Miles Davis en algún concierto, como fingiendo observar los posters y libros de la caseta", y no se volvía hasta que algún paseante requería su firma.

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New Directions semblanzas

5.27.2008
Carátula de la novela. Fuente: the book depositary

La editorial New Directions, una de las más famosas editoriales independientes norteamericanas, afincada en Nueva York, mira hacia América Latina y España y ha publicado a autores como Borges, Octavio Paz, Neruda, Roberto Bolaño, César Aira, Horacio Castellanos Moya, Enrique Vila-Matas, Rodrigo Rey Rosa, Javier Marías. Una nota en el ABCD Cultura, que incluye las declaraciones de la vicepresidenta de la editorial, Barbara Epler, confirman aquel interés con estas semblanzas estupendas, con una mención muy especial a Roberto Bolaño:
«Esther Allen me presentó la obra de Javier Marías -recuerda-. Su voz es absolutamente hipnótica. Te apresa y te lleva a cuestas a lo largo de la historia con un enorme vigor narrativo. Me sorprende mucho que haya dedicado su talento a lo que podrían considerarse estrategias literarias del siglo XIX. Es tan terso que los lectores no se dan cuenta de su singularidad: es muy extraño y su talento, enorme. Una curiosa mezcla del placer narrativo de Muriel Spark y las complejidades de Laszlo Krasznahorkai, por citar autores de nuestro catálogo. La publicación de Tu rostro mañana en tres volúmenes es difícil en Estados Unidos, la tierra con la menor capacidad de concentración del mundo.» A Enrique Vila-Matas lo conoció Barbara Epler en una conferencia multitudinaria con Paul Auster en el Instituto Cervantes de Nueva York: «Lo que más me cautivó de Enrique fue cierto ángulo de sus cejas y sus modales de Bartleby. Una magnífica reseña en Los Ángeles Times señalaba: "Exquisito, estimulante?, el libro idóneo para el inicio del año o su final. Este reseñista podría continuar citando un episodio maravilloso tras otro, pero (y Vila-Matas probablemente lo consentiría) preferiría no hacerlo". Considero que su obra es un alucinante deleite irónico». También ha conocido a César Aira: «Aurelio Major me recomendó que publicara la novela La liebre (The Hare), pero entendí El pelo (The Hair), ¡y me esforcé mucho en dar con ella! Luego, cuando le comenté a Dominique Bourgois que la Feria del Libro de Buenos Aires me invitaba, insistió en que debía conocer a Aira. Así que le escribí con admiración, pero no respondió nunca. Sin embargo, cuando llegué a Argentina se presentó en mi hotel, me dijo que sus editores le gustaban a priori y que me quería mostrar la ciudad. Visitamos tres museos en noventa minutos: fue como habitar en una de sus novelas». «Uno de nuestros representantes comerciales mencionó que el de Roberto Bolaño es un fenómeno semejante al de James Dean -prosigue-. Francisco Goldman insistía en que lo publicáramos, y un editor británico tenía en su poder una traducción para Harvill, por lo que le pedí que me la enviara. Me conmocionó su lectura. Y fue muy positivo que Bolaño publicase primero en New Directions, pues nuestra reputación de editores de narrativa seria consiguió que los críticos le prestaran atención. Con Nocturno de Chile se reconoció de inmediato su estrella, y The New Yorker, que cuenta con un millón de suscriptores, publicó cuatro relatos. Más tarde, cuando presentamos la antología de cuentos Last Evenings on Earth, Francine Prose escribió en The New York Times que su lectura de Bolaño era semejante a la primera vez que había leído a Kafka o a Bábel. Así que primero consolidamos un éxito crítico, y cuando Farrar, Strauss & Giroux publicó Los detectives salvajes y pusieron en marcha la maquinaria de la mercadotecnia, la base de sus lectores se incrementó. Cuando recibió cuatro "conejitos" en Playboy, supimos que había triunfado del todo.» «Nunca había leído nada semejante a Bolaño -confiesa-, esa suerte de diligente fuerza escalofriante que se mantiene en vilo como un chiste o un pastiche, y siempre al final se resuelve. Nunca había encontrado un talento tan plenamente desarrollado surgir de la nada, casi del todo desconocido en inglés, pero de calidad universal. Su obra ha cambiado el diálogo en Estados Unidos, sobre todo entre los escritores jóvenes. Todos citan a Bolaño. No hay fiesta estadounidense en la que no se termine hablando de su obra.»

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Premio Salambó shortlist

2.02.2008
afiche del premio. fuente: fnac

Entre el 25 y 26 de febrero sabremos quién es el ganador del Premio Salambó en España, auspiciado por el café Salambó y la FNAC. El año pasado el ganador fue El abrecartas de Vicente Molina Foix (Anagrama). La shortlist de la versión en castellano (también hay finalistas en catalán) a continuación:

El padre de Blancanieves, de Belén Gopegui

Tu rostro mañana 3. Veneno y sombra y adiós, de Javier Marías

La ofensa, de Ricardo Menéndez Salmón

La glorieta de los fugitivos, de José María Merino

Habíamos ganado la guerra, de Esther Tusquets

Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas

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El diccionario Marías

9.30.2007
Javier Marías. Foto: Gorka Lejarcegui. Fuente: babelia

Excelente la idea de María Luisa Blanco de presentar a Javier Marías, ahora que está en la cresta de la ola por la presentación de su última novela (que cierra la trilogía Tu rostro mañana) titulada Veneno y sombra y adiós (Alfaguara), a través de un diccionario particular con una serie de entradas que tienen que ver con el mundo del escritor español. Además, también en "Babelia" aparece una reseña a la nueva novela, a cargo de José Carlos Mainer, que culmina con la frase: "Valía la pena esperar un lustro para completar la lectura que iniciamos en el año 2002. Con este "Adiós", el rostro huidizo de Jacobo Deza ha quedado retratado definitivamente en nuestra memoria". Por otra parte, en el suplemento ADN Cultura del diario La Nación aparece una entrevista a Javier Marías, en la que se menciona entre otras cosas el desprecio célebre que tiene Marías por cosas como las computadoras, los celulares y el email.

Dejo algunos de los tópicos de Javier Marías publicados en Babelia.

CONTAR.- La primera frase de las 1.600 páginas que componen Tu rostro mañana es: "No debería uno contar nunca nada...". El contar o no contar es uno de los temas del libro y su autor opina que contamos cosas constantemente sin pararnos a medir su trascendencia: "Tengo la sensación de que contar es uno de los desencadenantes de todo, de cosas buenas, pero también de tragedias espantosas". En una conversación que en la novela sostiene el narrador con su padre, éste le dice: "Si hay algo de lo que estoy contento es de no haber hecho daño a nadie por haber contado lo que no debía". Hoy Marías lamenta que el silencio haya perdido su prestigio: "La gente no aguanta un minuto de silencio, por eso hay música en todas partes. Es un bien preciado porque es una de las cosas que nos permite pensar".

HUMOR.- "Yo tengo fama de muy serio, o incluso de arrogante o de altivo, y de todas estas cosas que estoy harto de oír. Creo sin embargo que en mis novelas hay mucho humor, pequeñas bromas y hay alguna escena que aspira a ser cómica o en todo caso es un poco disparatada. El humor es una de las pocas cosas que nos salva. En el libro hay un momento que dice: "Callar es lo que nos salva", yo creo que sobre todo nos salva el humor. No puedo evitar ver la parte chistosa de las cosas. En el entierro de mi madre hace 30 años y en el de mi padre hace dos, recuerdo que al escuchar al cura no podía evitar una risa interior. Siempre me ha interesado la mezcla de lo grave y lo cómico, no es fácil combinarlas y no sé si me sale bien. Lo combina en cine Billy Wilder, lo combina Shakespeare, desde luego, Mankiewicz en cine y Molière en teatro, pero no es tan frecuente".

AZAR.- Muy presente en todas las novelas de Marías, para quien el azar no sólo existe sino que determina buena parte de nuestras vidas. Rechaza la soberbia contemporánea que quiere abolir el azar en aras a la explicación racional de todo, pero alerta sobre el azar en la literatura: "La vida es muy mala novelista, si uno mete en una novela las cosas que suceden en la vida, que está llena de azares, no hay quien se la crea. La novela es una representación de la vida que no admite todo lo que la vida tiene".

FUTBOL.- Aficionado desde los 7 años e hincha del Real Madrid, este deporte no sólo le proporciona un gran placer sino que le ha inspirado un buen número de artículos y cuentos que reunió en: Salvajes y sentimentales. "Algunos de los momentos más emocionantes de mi vida los he vivido con el fútbol. Tiene un elemento de representación que le emparenta con el teatro y el cine; y la solidaridad y el empeño común que tiene el juego es un trasunto beneficioso y pacífico de las batallas. Si no existiera el fútbol probablemente habría más peleas". Hace unos años, cuando el Numancia de Soria subió a primera división el escritor ofreció a los jugadores una prima económica si se mantenían en la categoría: "De niño pasábamos muchos veranos en Soria y siempre he tenido simpatía al equipo de allí. Les di cinco millones de la época, los que gané en un premio literario".


Actualización 01-10.- Javier Marías, desde el Hay Festival, ha sido entrevistado nuevamente en El País.

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