MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Sofi Oksanen, Persona del Año en Estonia

12.22.2009
Sofi Oksanen firmando ejemplares. Fuente: hs.fi

¿Se acuerdan de la finlandesa Sofi Oksanen? Apareció un par de veces en la última semana en Moleskine Literario. Primero, por la reseña que hice de su conmovedora novela traducida al castellano por 451 editores, Las vacas de Stalin, y luego por una entrevista aparecida en un blog español. Pues al parecer, las menciones le han traído suerte. Gracias a The Literary Saloon me entero que Sofi Oksanen ha sido nombrada Persona del Año en Estonia, pese a haber nacido en Finlandia, y es considerada la Embajadora No Oficial de la Cultura Estonia por hablar constantemente del país de origen de su familia. Por lo demás, su novela Puhdistus (”Purge”) es un éxito enorme. ¿Para cuándo en castellano?

Sofi Oksanen is a thoroughly positive person, said Merit Kopli, the Editor-in-Chief of Postimees, the largest daily newspaper in Estonia. On Thursday Postimees named Sofi Oksanen Person of the Year 2009. The choice was unanimous. The popularity of Oksanen’s novel Puhdistus (”Purge”) in Finland has showed the Estonians that the difficult history of Estonia can be understood even abroad. When Puhdistus was showered with literary prizes in Finland, the atmosphere in Estonia was like an Estonian skier had won a gold medal at the Olympic Games. Puhdistus has been translated into 26 languages. "Sofi Oksanen is Estonia’s unofficial cultural ambassador”, said Kopli. Sofi Oksanen’s meetings with her readers in various parts of Estonia have been a success. In Tallinn a man knelt in the street in front of Oksanen. The incident describes well how Estonians feel about the author. "Puhdistus has also had an impact on business connections”, said Valdar Liive, the Director of Foreign Investments and Trade Promotion at Enterprise Estonia, Helsinki, speaking at the nomination ceremony on Thursday. Today, Postimees writes about Sofi Oksanen in its leading article. The different conceptions of history in the two adjacent states is not only a consequence of their different fates but it is also attributable to the different knowledge base of these states on which their conception of history rests. It is this gap, an unbelievably large difference between Finland and Estonia relating to historical memories, that Sofi Oksanen has started to fill, Postimees writes.

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Entrevista con Sofi Oksanen

12.17.2009
Sofi Oksanen. Foto: Juha Mäkinen. ksml

Luego de la reseña a Las vacas de Stalin que hice ayer, un lector me ha enviado un enlace al blog Sala de interrogatorios de Iván Hernández donde aparece una entrevista a Sofi Oksanen (no me queda claro si la hizo el mismo blogger). Interesante respuestas. No se pueden perder además su look medio vampiro, medio emo. Tengo varios amigos que matarían por ella (yo, la verdad, me cruzaría a la otra acera). Pronto aparecerá su nueva novela en 451 editores. Aquí algunos fragmentos:

"Algunas personas aún tienen miedo de contar sus historias porque dicen que hay gente que todavía está viva. Además, después de la guerra de invierno se instaló una comisión rusa en este edificio para controlar el país. Un ejemplo de su influencia fue la extraña historia de la publicación del Archipiélago Gulag de Alexander Solzhenitsyn. Este libro fue publicado en sueco pero no en finés. La editorial finlandesa tenía miedo de publicarla porque tenía negocios con los rusos y no los quería comprometer." [...] Oksanen logra hacer un relato efectivo sobre la dificultad de conocerse a sí mismo y la violencia que este acto entraña, es decir, hace literatura, pero también se puede considerar su novela como un testimonio documental. Para hacer este libro Oksanen, que se considera medio estonia y medio finesa, optó por documentarse sobre un periodo de la historia en Estonia sobre el cual había prevalecido la censura. "En Estonia todas las revistas y libros estuvieron prohibidos durante la ocupación soviética, incluso las fotografías de la vida diaria. Había imágenes de Paris y Londres, pero jamás una imagen de Estonia. Y cuando estuve en Estonia me di cuenta de que parte de su historia estaba en esas imágenes y periódicos, en lo que estos materiales ocultaban. [...] Empecé mi carrera como escritora a los seis años. Por alguna razón pensé que debería tener un diario. En él escribía cosas como que estaba en el patio jugando con alguien. No recuerdo exactamente cuando empecé a escribir “profesionalmente”, pero recuerdo que pertenecía a un club infantil y ese club tenía una revista. Recuerdo haber leído en esa revista que la profesión más popular entre los niños era la de escritor, no sé porqué. Yo no conocía nadie que quisiera ser escritor. [...] Una de las cosas que lamenta de las entrevistas, precisamente, es que siempre le pregunten las mismas cosas. Oksanen se ha convertido en algo así como en una lideresa de opinión, sin haberlo pedido. Su novela Puhdistus, o Purificación, será traducida al español por la editorial 451, que también publicó Las vacas de Stalin. Hacia el final de la entrevista, cuenta Oksanen que después de dos semanas de vacaciones debe volver al trabajo para empezar su próxima novela. Aunque presume de ser rápida escribiendo, dice: “No puedo estar tanto tiempo sin escribir. Escribir es una forma de estar en el mundo”.

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RESEÑA DE LA SEMANA

12.16.2009

Sofi Oksanen
Las vacas de Stalin
(traducción: Ursula Ojanen y Rafael García Anguita)
451 editores, Madrid. 2009. 474 páginas


LA FRONTERA REAL

Entre el hambre y la bulimia, entre el Este y el Oeste Europeo, entre Estonia y Finandia, entre los años 40 y los 80, son varios los opuestos puntos cardinales entre los cuales esta novela oscila, como un péndulo, llevándonos de un lado a otro con absoluta solvencia. Lo que ha logrado Sofi Oksanen es notable a nivel de estructura. Un alambricado árbol genealógico sostenido por un trípode: Sofía, la abuela que sobrevive al stalinismo en Estonia; Katariina, la madre que ha logrado salvarse de la ex URSS y huido hacia Finlandia, pero vive con un pie en ambos mundos; y Anna, la nieta, una chica finlandesa absolutamente adaptada al nuevo mundo pero que, aún así, arrastra el peso del pasado familiar estonio que debe ser negado para no ser discriminada.

Mientras que la abuela Sofía pasa hambre rodeada de las “vacas” de Stalin, es decir acosada por la policía soviética, viviendo entre mercados de alacenas vacías y repartiendo la comida entre sus familiares como migajas, la bulímica Anna vive en la holgada Finlandia comiendo todo, y más, repletándose de comida chatarra, para luego ir al baño y vomitarlo todo. Katariina, en cambio, es una pieza de engranaje entre los dos mundos. Ella es una mujer guapa, un sebo que atrae a los finlandeses que hacen competir la belleza de las mujeres estonias contra la frialdad de las de su país, y gracias a eso consigue rápidamente un amante y luego esposo. En Estonia se piensa que si una mujer tiene un finlandés al lado, lo tiene todo. Comida, dinero, posesiones materiales. Ha logrado salvarse del destino natural de las mujeres estonias en Finlandia, la prostitución. Lo que ha vivido en su país, las raíces que tiene Katariina con su pasado, son muy fuertes como para poder olvidarse de todo eso. Finlandia es reluciente y nuevo, es un lugar seguro, pero no es una Patria. Pero tampoco Estonia es ahora su patria. Un lugar donde la sociedad intenta aprovecharse de ella porque vive en Finlandia, porque se supone que tiene holgura económica, porque trae ropa importada. Cuando se le pierde un auto e intenta recuperarlo, la policía se burla de ella: ¿Acaso en Finlandia no abundan los autos de última generación? Katariina se siente traicionada por su país. Pero tampoco se siente acogida en un lugar donde debe ocultar todo el tiempo sus orígenes, donde ve cómo los finlandeses convierten a sus paisanas en prostitutas, donde su marido es un alcohólico que finalmente se pierde en Rusia con una nueva familia.


Anna también tiene una historia de amor. Ha conseguido a Hukka. Un hombre que la llama Gatita. Y ella quiere ser su Gatita. El amor hacia Hukka consigue que ella relegue, incluso, su bulimia. Parece que las cosas irán bien, pero luego surge la sombra entre los dos. Anna no sabe ni se atreve a contarle a Hukka su pasado en Tallín, su pasado en Estonia, la supervivencia de su madre y de su abuela, el temor a que no la consideren finlandesa. Y Hukka es un sujeto autosuficiente, cuya seguridad termina silenciando más a Anna. Al final, el único diálogo posible entre Anna y Hukka es en términos sexuales. ¿Qué te gusta? Le pregunta. ¿Por atrás o por adelante? ¿Finges los orgasmos? Anna no sabe contestar a las preguntas de Hukka. Tiene que salir a buscar las respuestas en otros hombres, en aventuras con extraños que la dejan sola, que la alejan de Hukka, a quien ni siquiera parece importarle demasiado los deslices de Anna. Lo único que le preocupa a él es si realmente las pastillas contra la bulimia le quitan a Anna el deseo sexual. Al final, Anna se está convirtiendo en lo que su madre nunca quiso para ella: la puta estonia de un finlandés. Incluso, en una de las últimas discusiones, Hukka quiere convencerla para que se disfrace de prostituta. ¿De qué país? le pregunta ella. “De cualquier país, solo quiero meterte dinero en el sostén” responde Hukka. “Ay, Hukka, tú no sabes que para resultar verosímil tendrías que darme panties o filtros de café o desodorantes. Entonces sí sería verosímil”. Una escena tremenda.


En el tratamiento psiquiátrico que lleva Anna para superar su bulimia, intentan hacerla sentir culpable por los niños africanos, por los supervivientes de la URSS. ¿No te da pena que mientras tu abuela lucha por un poco de comida, tú gastas todo lo que ganas en los supermercados y luego lo viertes todo en el inodoro? No, a Anna no le da pena. No la convencen así. Tampoco el amor de Hukka ahora es suficiente. Hukka es un hombre débil, pueril, inconsciente; no la puede salvar. La verdadera historia que conecta a la abuela Sofía con Anna no es la comida o la falta de comida. El nexo real son las vacas de Stalin. La sensación de servir a un Señor y Creador, a un ser Poderoso, a un Él. Un poder que se cierne sobre sus cabezas y los manipula. Un poder del que no se puede escapar salvo quedándose en el limbo, como Katariina. Stalin es ese Señor que rige el destino (y el hambre) de Sofía. La Bulimia es el Señor que rige la vida de Anna. Él le da lo que quiere, un cuerpo perfecto, una identidad de 45 o 50 kilos. La Bulimia es la patria de Anna. Nadie, ni la doliente madre ni la superviviente abuela, pueden siquiera ayudar a vencer a ese Dictador poderoso que la obliga a comer y vomitar. A ser la persona que Él quiere que sea. Solo cuando era la Gatita de Hukka pudo dejar al Señor, pero eso no duró demasiado. Entonces ¿cómo salvarse? ¿Cómo superar el sedimento que dejan todas las dictaduras, la idea de servir a un poder superior por más dañino y arbitrario que éste sea?


Hacia el final de la novela, Katariina y Anna viajan a Tallín. Ahí, mientras la madre lo pierde todo, descubre que no tiene un lugar en el mundo, Anna reconoce que la frontera real no es la que separa Estonia de Finlandia, el hambre de la bulimia, sino la que separa aquello en que ella se ha convertido (la bella muñeca sexual de 50 kilos) de sí misma, una mujer con un pasado familiar y un problema concreto. Para Anna sí hay redención. Solo tiene que aprender a hablar. A decir lo que siente, lo que cree, lo que quiere. A entrar en su propia vida y recuperar su identidad. Cuando conoce a un hombre y es capaz de decirle: “Mi madre nació en Estonia”, y de confesarle además “vomito cada día y vomitaré la comida que me prepares” y, sobre todo, de decirle: “No sé hacer el amor con los que amo y no amo a los que le hago el amor”, entonces Anna dejará de estar cruzando fronteras reales o imaginarias y dará por terminado su viaje. Podrá al fin amar e irse a la cama con la misma persona con que puede conversar. Habrá llegado a su destino. Estará en casa.

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La Feria del Libro de Madrid

5.29.2009
La Feria del libro de Madrid. Foto: Sergio Enríquez. Fuente: elcultural

La Feria del Libro de Madrid fue inaugurada hoy en el tradicional parque del Retiro. Las casetas han abierto sus ventanas y, presumiblemente, como otras veces, los sistemas de crédito no están funcionando bien. Qué tentación estar ahí, comprar novedades, comprar cuadernos moleskine, atisbar qué escritores famosos están firmando libros, averiguar quién habla hoy. Encontrarse con amigos y ver qué ha comprado él, qué he comprado yo, y acordarme a último ninuto del libro que realmente quería comprar porque lo reseñó Fresán, Monmany o Giralt y correr a buscarlo. Pero, en fin, ahora estoy en Lima y no hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria. El suplemento "El Cultural" ha tenido la buena idea de preguntarle a editores y libreros qué piensan que tiene y qué le falta a la Feria en tiempos de crisis económica, con menos stands y muchas menos ofertas. Aquí las respuestas de los editores:

Jorge Herralde (Anagrama): “El modelo estuvo superado hace unos años, pero con la nueva junta y el replanteamiento general mejoró muchísimo. Esto se ha reflejado en las ventas de libros en las últimas convocatorias. Ya se eliminaron las casetas intrusas y las churrerías. Habría que incrementar más los actos culturales”.

Jaume Vallcorba (El Acantilado): “Creo que la Feria de Madrid se ha consolidado como una feria de referencia, por lo que no considero ni que su modelo esté superado ni que haya que eliminar nada”. Vallcorba también apuesta por desarrollar más actividades culturales y por todo “aquello que ayudara a hacer crecer el interés por la Feria y los libros”.

Xavi Azpeitia (451 editores): “Bueno: una feria, además de un mercado, es una fiesta y, de momento, yo veo caras muy largas. Si el modelo tiende hacia la fiesta sobrevivirá: variedad, importancia de lo pe- queño, pero también de lo grande, mezcla, falta de distinción de clases, apertura, pereza, ligoteo y embriaguez... Esos son los elementos que hacen que uno salga de feria, aunque también hacer negocio o comprar. Si se olvidan, es mejor no montar tanto jaleo. Hacemos un congreso de libreros y editores y nos aburrimos hasta hartarnos”. Y continúa Azpeitia, tan serio como socarrón, con sus propuestas: “Yo aplazaría las discusiones estériles entre editores y libreros (tanto las que hay entre ambos gremios como las internas). También creo que habría que buscar el modo de que no predominaran, para el visitante, los mostradores de novedades repetidas en cada caseta, y fomentar los libros que no son estricta novedad (no por nada: nunca eliminaría novedades o best sellers, pero la variedad es fundamental y de momento no parece que la haya). También quitaría la cerveza en vaso de plástico de los chiringuitos, o acercaría la barra del Martín a la Feria”.

Joaquín Palau (RBA): “Los madrileños acuden masivamente cada año a la feria, pasean, miran, hojean libros, los tocan, dudan entre este o aquel o ninguno. Es un acontecimiento multitudinario, alegre, popular y muy de Madrid. Son los vecinos quienes decidirán si el modelo aún sirve o ya no. Ni el calor sofocante ni el chaparrón veraniego son gobernables por el hombre, o sea que no se me ocurre nada esencial que valga la pena modificar. Más lavabos. Y tal vez mejorar la megafonía: llevo 20 felicísimos años visitando la Feria, y apostaría un libro a que esa voz ha sido siempre la misma o muy parecida, en forma y fondo”.

Sigrid Kraus (Salamandra): “Es una tradición maravillosa que siempre se puede mejorar y tiene que evidentementeadaptarse a los nuevos tiempos, pero creo que es muy bueno para todos. Tal vez habría que quitar algunas casetas institucionales y dotar los actos de mayor atractivo”.

Por otra parte, una buenísima idea es la de unir la Feria del Libro de Madrid al Facebook. Aún no sucede, pero podría ocurrir y sería genial:

“Parece necesario”, [opinan Manuel Gil y Francisco Javier Jiménez, autores de uno de los blogs más interesantes sobre el mundo editorial: Paradigma libro], “reinventar la Feria teniendo en cuenta las nuevas tecnologías. Hace falta una estrategia de márketing a la altura de los tiempos: se hace necesaria una proyección en las redes sociales, verdaderos protagonistas de la difusión de la lectura. El boca-oreja se ha instalado en la Red, y la blogosfera es un nuevo agente cultural al que no se debe dar la espalda. ¿Para cuándo tendrá la FLM su perfil en Facebook y su blog con contenidos propios? Dejemos de satanizar la Red: Internet ayuda a vender más libros... en papel. Y hace falta debate y reflexión sobre la evolución del sector, los nuevos hábitos de consumo, la generación Google, los nuevos soportes, el marketing 2.0, las redes sociales, el papel del editor en el paradigma digital, el futuro de las librerías en entornos digitales, etc.”

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Juan Palomo sobre los cuentos

3.02.2009
Margo Glanz, entre otros autores, termina un cuento de Henry James. Fuente: caixacatalunya

Los cuentos empiezan a ponerse de moda en España. ¿Será la recesión?, se pregunta Juan Palomo. Habla de dos proyectos de colecciones de cuentos: Uno, de Páginas de Espuma, sobre la minificción. Y otro, de Ediciones 451, en el que comenta un libro que rinde estupendo homenaje a Henry James:

Será que, con la crisis, al mundo del libro le van las distancias cortas, porque el relato sigue imponiéndose entre nuestros autores: 451 prepara un volumen coordinado por Andrés Barba y Javier Montes, en el que autores como Margo Glantz, Soledad Puértolas, Juan Villoro o Vicente Molina Foix completan siete cuentos que Henry James apenas dejó bosquejados, mientras Páginas de Espuma prepara el lanzamiento de la minificción completa de la argentina Ana María Shua, con 900 páginas y un puñado de asombrosos microrrelatos como éste: “En el circo me tratan con ternura compasiva y me rechazan sin violencia, con buenas palabras, con excusas. De vuelta en casa me miro en el espejo rajado y me pregunto sin respuesta: ¿es que soy demasiado o no lo suficiente?”

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Otro final

1.09.2009
Grafología. Fuente: life and time

La editorial 451 editores siempre está buscando fórmulas novedosas, lecturas y relecturas, e incluso covers, para prestar atención a los clásicos. Una antología titulada Otro final es su nueva apuesta. Así lo explica Juan Palomo:

No se pierdan tampoco Otro final (451 Editores), un volumen coordinado por Manuel Hidalgo y Amparo Serrano, en el que Álvaro del Amo, Mendicutti, Molina Foix, Ovejero, Sorela, Trapiello, Lourdes Ventura, Luis Antonio de Villena o Pedro Zarraluki nos descubren qué hubiera pasado si, por ejemplo, Humphrey Bogart e Ingrid Bergman hubiesen tomado juntos el vuelo hacia París desde Casablanca, si Peter Pan hubiese crecido, o si Mister Marshall no hubiese pasado de largo ante el pueblecito andaluz de Berlanga.

A mí, particularmente, me hubiera encantado darle otro final al cuento de Juan Carlos Onetti "El infierno tan temido". Tenía uno en mente durante años, e incluso lo llegué a escribir. Pero luego de una conversación en noviembre con el estupendo Ricardo Baduell, y de la lectura del libro de Vargas Llosa sobre Onetti, ya no estoy seguro si el final de ese cuento no solo es incambiable sino absolutamente necesario.

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Finlandia en español

12.02.2008
Sofi Oksanen. Fuente: mtv3.fi

Mientras esperamos que Anagrama recupere El año de la liebre, la que muchas aseguran es la mejor novela de Artoo Paasilinna, podemos leer La dulce envenenadora, que acaba de aparecer entre sus novedades de fin de año. Pero no es el único finlandés que llena los estantes de las librerías españolas. La escritora Sofi Oksanen tambien está presente con su novela Las vacas de Stalin (451 Editores). Dice la nota en el diario ADN español:
La novela de Paasilina, que ya publicó en España Delicioso suicidio en grupo, es la historia de una ancianita acosada por su sobrino y los salvajes de sus amigos. Cada vez que ella cobra la pensión, estos se plantan en su hogar a coger lo que creen suyo hasta tal punto que ella se ve obligada a llamar a la policía para huir. La venganza se sirve en plato frío, dice el refrán, menos mal que la entrañable viejecilla es de armas tomar. Aunque contada en la clave de humor que caracteriza a este autor, La dulce envenenadora no alaba a la juventud finesa, sino todo lo contrario. Son borrachos, holgazanes y delincuentes que, llegado el momento, prescinden de todo escrúpulo que pudiera quedarles. Y no es que el sobrino de la anciana y sus amigos sea una excepción. Para descartar esta opción, Paasilinna nos presenta -fugazmente- a una psicóloga interesada en la alta tasa de alcoholemia y holgazanería del ciudadano medio de Finlandia. Por autocrítica que no sea. Aunque 35 años menor que Paasilinna, Oksanen no tiene una visión mucho más esperanzada. En su caso, confluyen raíces finesas y estonias, pero su postura no es más optimista. Las vacas de Stalin, su primera novela, tiene un componente mucho más trágico y presenta la historia de tres mujeres con tres vidas nada sencillas. La primera de ellas es una bulímica. La segunda, su madre, está casada con un alcohólico. Y la tercera, la abuela, es una estoniana con todo tipo de restricciones que siempre pensó que Finlandia era el paraíso. Skonen, que hace unas semanas estuvo en Madrid presentando su novela, asegura que quiso romper con tabúes. Uno de ellos era el de la bulimia, un tema nada tratado en la literatura y que analizándolo descubrió que, por ejemplo, era un mal bastante común entre los hijos de los que estuvieron en Siberia y en campos de concentración. También quiso llamar la atención sobre la alargada sombra rusa que se siente en Finlandia y también en Estonia. "Sucesos como el de Georgia indican que eso puede pasar", sugiere. Nadie queda libre de pecado en estas novelas. ¿Es, entonces, la literatura finlandesa más cruda que la de otros países? Skonen no lo niega y busca causas. "Puede tener que ver con la crudeza del lenguaje. También es una literatura muy joven, lo que puede dar más libertad a la hora de expresarse. También el lenguaje es joven..."

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Jorge Barón Biza

10.21.2007
Carátula de la novela. Fuente: 451 editores

La semana pasada se me pasó comentar la reseña de J. Ernesto Ayala-Dip que apareció en "Babelia" del libro de culto -y más de culto luego del suicidio del autor ocurrido en el 2001- del argentino Jorge Barón Biza, El desierto y su semilla, que acaba de ser publicado en España por la Editorial 451. Felizmente, una nueva reseña, esta vez del inefable Miguel García Posadas en el ABCD las letras, me da la oportunidad de mencionarlo. Además, les recomiendo mucho esta extensa nota sobre la novela y su autor rescatada del caché de Google, que apareció en Página12 y fue escrita impecablemente por Daniel Link.

Dice Miguel García Posadas: "Marcadamente autobiográfica -la solapa de cubierta trae un texto autorial estremecedor-, como lo revelan algunas de sus fuentes, reconocidas por el propio escritor en un capítulo elaborado a tales efectos, y trasluce sin demasiadas veladuras el propio texto, El desierto constituye, en buena medida, la historia de la madre del protagonista, que es el narrador. Historia dramática que comienza con la horrible desfiguración de su rostro, perpetrada por su marido, un mediocre novelista, que le arroja a la cara un frasco de ácido vitriólico. A partir de este arranque, casi toda la narración se articula en torno al largo proceso de curación de la agredida, en Argentina, pero también en Italia, que se resuelve de modo trágico con el suicidio de la protagonista, en cuya persona se ha querido ver un trasunto, si no una alegoría, de un país tan desfigurado por el populismo peronista como por el autoritarismo fascistoide de sus «caudillos» militares. Cabría incluso contemplar todo el texto como una metonimia profunda del desastrado acontecer argentino del siglo XX. De hecho, la materia propiamente política solo ocupa las páginas finales (...) toda la novela tiene un aire cruel, sombrío, ingrato: maldito, sí. Y la parábola vital del autor se incardina dentro de la misma orientación. (Esta literatura no ha abundado en Argentina y, en general, en Latinoamérica, salvando quizá algunos textos aislados de Borges dominados por la obsesión del cuchillo.) Y esta es la impresión que perdura en el lector de este texto al que no cabe negar una evidente solvencia narrativa y estilística y cierta sabiduría «enciclopédica», como revelan sus invocaciones a Goethe, Keats o Celan, y las disquisiciones sobre la teoría literaria, que incorpora los hallazgos más recientes del discurso crítico y se sitúan en un contexto presidido por el sarcasmo. Hay, como ya señalamos, un cuidado índice de fuentes".

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Covers

7.15.2007
Ilustración de Fernando Vicente sobre un grabado de Gustave Doré sobre las lecturas de Alonso Quijano, en 'El Quijote'. Fuente: Babelia

Si tuviéramos que volver a escribir los libros clásicos peruanos, ¿cómo los reescribiríamos? ¿Podemos imaginar, por ejemplo, el final de "Paco Yunque" con un personaje que en vez de invitar al pobre Paco a jugar ajedrez lo invita a ser parte de una pandilla? ¿O quizá encontraríamos a Rosendo Maqui de sindicalista con aspiraciones presidenciales a lo Evo Morales? Y La casa de cartón, ¿alcanzaría esa prosa bellísima para describir los bares, discotecas y chupódromos que vuelven insufrible a Barranco? En España, Javier Azpeitia y 451 editores ha lanzado el proyecto 451:Re en que se transmutan, o profanan, textos clásicos escribiéndolos nuevamente. Si no te parece demasiado difícil de tragar que a Ruy Díaz de Vivar le avisen que está desterrado por un mensaje de texto enviado a su Nokia, esto te puede interesar. La nota es de "Babelia".

Dice Azpeitia, responsable del proyecto: "Son textos que no han sido recogidos en ningún momento de una forma que pudiéramos llamar pura. Todos surgen de algún modo de la inspiración de otros. Los escritores siempre están mirando el legado literario".

Aquí algunos de las versiones: "Lola Beccaria rastrea los recovecos mentales y emocionales que tuvo la traicionada Medea para matar a sus hijos; David Torres presenta a un Prometeo empastillado que en sus delirios es perseguido por un águila; José Carlos Somoza recrea a un Edipo como un joven asaltante de un supermercado que descubre a su madre justo cuando..."

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Tocilovac presenta en Gijón

7.11.2007
Goran Tocilovac y sus alumnos del taller de novela negra en Gijón (2004). Fuente: Yahoo noticias.

Como ya comenté, se está llevando a cabo la Semana Negra de Gijón y el serbio Goran Tocilovac, quien escribe en castellano y está muy ligado en sus inicios al Perú, se encuentra -como todos los años- allá. Pero esta vez por algo especial: para presentar la re-edición en 451 editores de sus nouvelles Trilogía parisina.

La nota de Terra comenta así la publicación: "La trilogía se compone de tres historias distintas, con un elenco de personajes recurrentes, de los cuales el inspector es el más relevante, protagonista 'tangencial' de la primera novela, 'importante' en la segunda y 'principal' en la tercera, según Tocilovac. El estilo narrativo también varía entre las tres novelas, con un relato 'en primera persona, descriptivo y lírico' en la primera historia, titulada 'Una noche no'; el diálogo que predomina en la segunda, 'Puede ser el tiempo', y la narración en tercera persona en la última, 'De la desolación'.'Intentaba buscar cosas diferentes en cada novela de la trilogía', afirmó Tocilovac al referirse a la estructura de su última obra, que considera enmarcable en el 'cajón de sastre' del género negro. Tocilovac afirmó que escribir en una lengua que no es la materna es 'un proceso intelectual fluido' y 'es algo natural, como ya lo han hecho muchos escritores como Conrad o Nabokov'.

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