MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Hermano Cerdo 17

9.25.2007
Clima de cerdos. Por: Agente hormiga. Fuente: hermano cerdo

La revista virtual Hermano Cerdo llega a su número 17 (¿han contado bien? ¿tantos van?) y lo hace con una novedad: este es el último número que será ofrecido por PDF y el primero en presentarse en su forma futura: una amable página web. Bien por los cambios. Esta vez, además de las reseñas (dos a Elegía de Philip Roth y una a El huésped de Guadalupe Nettel) y de los poemas y cuentos que suelen ofrecer, ahora también entregan un antiguo ensayo de John Irving sobre Kurt Vonnegut, titulado "La estética de la accesibilidad" cuyo comienzo incluye una mención a los infatigables comisarios literarios, como los que conocemos tan bien en el Perú. Por eso y por todo no pueden dejar de leer el ensayo de Irving. Despejémonos de prejuicios.

Dice Irving: " Hacer que el trabajo del lector sea fácil es una labor difícil aunque Vonnegut siempre ha sido un incomprendido en este aspecto. En el New York Review of Books, por ejemplo, Jack Richardson llamó a Vonnegut un “escritor fácil” y -entre otros cargos- acusó a Vonnegut de no ser Voltaire. En la entrevista con Casey, Vonnegut cuenta la historia de su encuentro con Jason Epstein, el editor de Random House -a quien Vonnegut llama “un comisario cultural terriblemente poderoso”- en un coctel. Cuando fueron presentados Epstein pensó por un minuto, luego dijo, “Ciencia Ficción”, dio la vuelta y se alejó. “Sólo tenía que ubicarme, eso era todo,” dijo Vonnegut. Otros “comisarios culturales” han tratado de “ubicar” a Vonnegut por años; con mucha frecuencia, tal y como Richardson, nos cuentan lo que Vonnegut no es. No es Voltaire, por ejemplo, es posible que no tampoco sea Swift . Al menos en parte, pienso, la disponibilidad infantil de su prosa, sus superficies rápidas y fáciles de leer, son las que resultan tan problemáticas para los críticos de Vonnegut. La suposición de que aquello que es fácil de leer fue fácil de escribir es un lapsus perdonable entre no escritores, pero es revelador cuántos críticos, quienes (de alguna manera) también son escritores, han llamado “fácil” a Vonnegut. En uno de los peores artículos panorámicos escritos sobre Vonnegut (en el New York Times Book Review, disfrazado como una reseña de Slapstick), Roger Sale parecía especialmente molesto con la audiencia de Vonnegut -los “jóvenes mínimamente inteligentes”, los llamaba. “Creo que Vonnegut me sería menos molesto de no ser porque una de mis mayores tareas es intentar proponer preguntas difíciles para los jóvenes semi-letrados,” dice el sufrido señor Sale, esclavizado en las trincheras de la ignorancia. Hay algo autocomplaciente en esta crítica; estos son los comentarios de un crítico que quiere una obra que lo necesite -que requiera ser explicada, tal vez. “Nada puede ser más fácil,” nos asegura Sale respecto de la escritura de Vonnegut. Por otro lado, Sale nos dice, leer a Thomas Pynchon “requiere resistencia, determinación e inteligencia enloquecida” . Más alabanzas propias - Sale no es un lector fácil, tenemos que reconocerle eso. Y pese a la invitación de Sale a comparar, no es mi deseo atacar a Thomas Pynchon, un escritor tan serio con respecto a su trabajo como Vonnegut lo es con respecto del suyo; diría, sin embargo, que hay bastantes “personas serias que toman la ficción seriamente” (como Sale nos llama) que piensan que el tipo de escritura de Pynchon es la más fácil de escribir. Y la más difícil de leer: una confrontación con ideas y lenguaje donde nosotros, los lectores, ponemos buena parte del esfuerzo; donde el escritor, tal vez, no se ha esforzado lo suficiente para ser más legible."

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Irving sobre Grass

8.12.2007
Gunter Grass. Fuente: blog20minutos

Las memorias de Gunther Grass, Pelando la cebolla, que aún no llegan al Perú, no han sido leídas objetivamente por culpa de la confesión que ahí se hace sobre el pasado adolescente nazi de Grass. Todos los medios han querido tomar una posición frente a eso. Por eso es interesante leer la reseña que John Irving hace de la autobiografía, traducida para el suplemento Ñ. Una lectura literaria, al fin.

Dice: "No conozco a nadie que después de haber leído Pelando la cebolla quiera que Grass devuelva el Nobel. La autobiografía es tan buena como las mejores novelas de Grass, y tiene una frase inicial que explica algo que, en sus trabajos anteriores, los lectores podrían haber tomado por un recurso estilístico, tal como me pasó a mí. "Hoy, como en años pasados, la tentación de camuflarse en la tercera persona sigue siendo muy grande: Tenía casi doce años, pero le seguía gustando sentarse en la falda de su madre..." Grass establece desde el primer momento que "la memoria es como una cebolla". También afirma: "Mi breve inscripción reza: Guardé silencio". Grass admite que en su infancia y adolescencia tenía un objeto de culto. "Los noticieros: era presa fácil de la 'verdad' dulcificada en blanco y negro que nos proporcionaban". La autobiografía es una confesión dolorosa. "Una y otra vez, autor y libro me recuerdan qué poco entendía en mi juventud y qué limitado es el efecto que puede tener la literatura". Danzig quedó reducida a escombros sobre el fin de la guerra, y los primeros capítulos del libro se concentran en "el muchacho que abandonó la ciudad cuando sus torres y fachadas seguían intactas".

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