MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Dietario voluble

Carátula del libro. Fuente: letras libres

Como muchos bloggers, soy fan de las columnas de escritores, que son como blogs impresos. Y una de las que más sigo es el "Dietario Voluble". Anagrama acaba de publicar varios de esos artículos en un volumen (que ha sido comentado en Letras Libres de este mes por Christopher Michael Domínguez, junto con el libro de Margarita Heredia Vila Matas Portátil). Hoy leí el más reciente "Dietario Voluble" de Vila Matas y todo el párrafo final -pero para llegar a él en su auténtica dimensión tienen que leerlo entero o no entenderán nada- se me ha quedado grabado como aquella cancion, track 1, de mi disco de boleros cantados por Héctor Lavoe:
¿Los libros son absolutamente reales? Hace cuatro años en un hotel de Madrid, a una pregunta acerca de por qué salía Dashiell Hammet en su más reciente libro y Chateaubriand en el anterior, Paul Auster -que está casado con Hustvedt, y sin duda habrá leído su ensayo sobre la importancia de los lentes en El gran Gatsby- contestó así: "Los libros son parte de la realidad. Son tan reales como esta mesa junto a la que estamos sentados. ¿Por qué no pueden entonces estar presentes dentro de una ficción?". No creo que Auster fuera consciente en ese momento de que estaba conectando con el ensayo de Siri, pero me recordó de inmediato al hombre de los ojos de búho. Y, además, me hizo sentirme involuntario testigo de la historia de amor entre sus declaraciones y el ensayo de su mujer. ¿Al hombre-búho lo invitó Gatsby alguna vez de verdad? Es un personaje en el que apenas reparamos cuando aparece borracho en la fiesta inicial. Y no volvemos a verlo hasta el entierro de Gatsby: "En el cementerio oí que un auto se detenía y luego el sonido de alguien chapoteando detrás de nosotros en la tierra mojada. Miré en derredor. Era el hombre con gafas como ojos de búho (...) No lo había vuelto a ver. No supe cómo se enteró del funeral, ni siquiera conocí su nombre. El agua le caía sobre los gruesos anteojos; se los quitó y los limpió para ver la carpa que protegía la tumba de Gatsby". ¿Quién es ese hombre de los gruesos anteojos? Nick no le ha pedido que vaya al funeral. Para Hustvedt, representa una segunda encarnación del señor Eckleburg, testigo del problema de qué es y no es real, "un problema vuelto del revés mediante el concepto de ver a través de cristales especiales: los cristales de la ficción". En Madrid, Auster fue la reencarnación involuntaria del hombre de las gafas ojos de búho. Pero la pregunta sigue en pie: ¿Quién era ese hombre que, a su vez, era la reencarnación del señor Eckleburg? ¿Por qué apenas nada sabemos de él? Me hace pensar en la escena de la biblioteca en Ulises de Joyce, cuando Stephen está hablando de Shakespeare, y sostiene que éste se ha incluido a sí mismo en sus obras. Muy tenso, Stephen dice que Shakespeare "ha ocultado su propio nombre, un nombre magnífico, William, en sus obras: es un comparsa aquí, allá, igual que el pintor de la vieja Italia colocaba su rostro en un rincón oscuro de su lienzo". Tal vez Nick, al ver al hombre de los gruesos anteojos en el funeral de Gatsby, vio al propio autor del libro. De ser así, Nick llegó a ver a su creador. ¿Lo invitó el propio Gatsby? ¿Lo invitó de verdad? ¿Qué hacía allí el autor? Bueno, ya se sabe que en los funerales siempre aparece alguien que no te esperabas.

Etiquetas: , , , , , , , ,

« Home | Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »

» Publicar un comentario