MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Roncagliolo sobre Godard

Mi ídolo Jean Paul Belmondo en la película A bout de souffle de Godard. Fuente: La katana amarilla

No he encontrado en Google (o sea que no existe hasta que se pruebe lo contrario) el artículo de Santiago Roncagliolo que ha desatado la ira del crítico argentino Quintin en el diario Perfil . Pero al parecer, Santiago ha querido hacer una broma (otra broma, habría que decir) a partir de la supuesta intelectualidad como una pose no solo fatua sino falsa e incluso vacía. Y para ello se ha valido de la figura de Jean Luc Godard; mala idea que ha hecho saltar de sus asientos a los miles de Godard-fanáticos que existen en el mundo (yo entre ellos, aunque ha´bría que definir de qué Godard estamos hablando, del primer Godard noir y escéptico; del Godard comprometido políticamente o del Godard work in progress de "Historia(s) del cine"). Entre los que han saltado están las páginas de cinéfilas peruanas como Páginas del diario de Satán, o Cinenecnuentro, quienes solo resaltan la noticia, y Gustavo Faverón, quien la comenta así:

Nadie tiene ganas (ni tiempo) para volver a la vieja seudo-polémica armada por quienes piensan que despreciar lo intelectual por aburrido implica volver cool, como por arte de magia, lo que es simplemente malo y vacío. Pero sí vale la pena, quizás, fijarse en cómo va perdiendo gracia el asunto cuando los abogados de la superficialidad encuentran que todo, excepto quizá algún fascículo de Hellboy, es demasiado intelectual y, por tanto, excesivamente aburrido.O sea, en otras palabras: Godard no debería ser aburrido ni demasiado intelectual para nadie que haya elegido como terreno para su obra el territorio que Roncagliolo ha escogido para la suya: los cuadrantes de las mejores obras de Godard son precisamente los que, se supone, prefiere Roncagliolo: el film noir, el drama y la tragedia de la burguesía decadente, la serie B de Hollywood, y otros que abundan entre las referencias que nuestro compatriota suele poner sobre la mesa: la narración distópica, la ciencia ficción, etc.Entonces, la pregunta es: ¿no será que, con autores como Santiago Roncagliolo, no estamos ya ante el más o menos trasnochado reclamo por un arte desintelectualizado, sino que, más bien, nos enfrentamos a una especie de desvergonzada reivindicación de la más absoluta vacuidad? ¿Cuán ausentes tendrían que estar en una obra de arte la inteligencia, la sutileza y la complejidad para que lectores o espectadores a lo Roncagliolo no se queden dormidos ante ella?

Como ven, Gustavo Faverón le da la vuelta a la tortilla y termina diciéndole a Roncagliolo que la base de lo que él considera "buena literatura" está presente en esas películas que desprecia (quizá por haberlas visto solo para ligar chicas o por compromiso intelectual, digamos, y no por interés real en uno de los creadores más prolíficos y complejos del siglo XX). Por otra parte, al leer la crítica de Quintin veo que éste no se limita a lo cinematográfico sino que hace una evaluación de cierta postura literaria que abandera Roncagliolo, pero que tiene varios representantes en todas partes del mundo (y en Argentina también, sin duda) que el cinéfilo argentino califica con dureza así:

Roncagliolo es parte de la JLP, la Juventud Literaria Populista, una corriente de escritores con filial latinoamericana que, desde hace dos décadas, vienen haciendo una bandera de cierto cinismo light. El manifiesto de la JLP sostiene que el compromiso artístico es anacrónico, que las vanguardias son aburridas, que sus miembros “cuentan historias” y que los colegas los envidian porque venden muchos ejemplares. En esos lugares comunes (expuestos siempre como novedades) incurre nuestro autor durante una entrevista que apareció también la semana pasada en los diarios. Roncagliolo habla de “los escritores de mi edad” como si la poética de un autor se definiera –como el horóscopo chino– según el año de nacimiento.

Otro sí: entre los comentarios del blog Puente Aéreo leo uno del llamado Sacapuntas Nebrija quien comenta la foto que acompaña el post de Faverón y que dice: "Sobre la linda Jean Seberg, linda como siempre y punto. Pero el feo de Belmondo ha salido pepón en esa foto lo cual no corresponde a la realidad. De repente es por esto que Roncagliolo está diciendo cojudeces sobre Godard y tal vez cree que la excesiva "intelectualidad" vuelve bonitos a los feos lo cual resulta cartesianamente inaceptable porque pruebas en contra abundan al respecto." Ahí sí tengo que saltar yo. Jean Paul Belmondo no solo es uno de los actores más interesantes (no digo ni bueno ni malo) del cine francés, sino que es un hombre guapísimo y atractivo, con un no sé qué inefable pero obvio al mismo tiempo que ya diera yo mi dos piernas por tenerlo (el único hombre que lo tiene es un tal Chaparro, por el que se mueren mis amigas Carla y Mariana, y al que yo quiero asesinar por celos). Claro, quienes piensan que la belleza masculina se reduce a un cartel del grupo Menudo; los cantantes púberes gringos que se levantan a Britney Spears; los actores linditos como Leonardo di Caprio (antes de que engordara), Brad Pitt, Jude Law o cualquiera de esos intrascendentes con buen corte de pelo; o peor aún los lubricados galanes de telenovela adolescentes mexicanas (o peruanas, con Christian Meier a la cabeza digamos), jamás podrá entender ese no sé qué. Pero desde este Moleskine Literario, yo rompo una lanza por la belleza excepcional de mi envidiado ídolo Jean Paul Belmondo.

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6:04 p. m.

SAOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO    



7:41 p. m.

Tu opinión, Iván, va pareja con eso de que el hombre es como el oso, mientras más feo más hermoso (a propósito, una actriz célebre, que si no me acuerdo mal fue Jeanne Moreau dijo que Alain Delon era demasiado bonito para ser atractivo). Comparemos a Jean Paul Belmondo con su contemporáneo Serge Gainsburg, autor de la canción “Je t’aime, moi non plus” (Te amo, yo tampoco) que cantada a dúo con su muy bella compañera Jane Birkin en versión erotiquísima removió hasta al Vaticano. Si no te consta lo que paso a decir, pregúntale a cualquiera de tus innumerables contactos que pueda confirmártelo: es indiscutible que Gainsburg era mucho más seductor y exitoso mujeriego que Belmondo, así como también es indiscutible que era muchísimo más feo, horrible en realidad (él jamás habría salido “pepón” en ninguna foto, como Belmondo en “A bout de soufflé”, la foto posteada por Gustavo Faverón). Pero que Belmondo era feo (ahora lo es mucho más porque el deterioro de la vejez ha ejercido en él su dominio, en cumplimiento de la conocida ley de C. G. Belli) es también indiscutible y tanto lo es que se le llamaba “el feo Belmondo”.
OTROSÍ.-Tu “Claro, quienes piensan que la belleza masculina......” queda fuera de lugar en lo que a mí respecta con la cita hecha sobre Alain Delon, cuya belleza incuestionable era sin embargo de mucho mayor masculinidad que la del soso Leonardo di Caprio. Quizás sí en parangón con George Clooney pero en todo caso tu “un no sé qué inefable” te absuelve del pecado de lesa objetividad acerca del feo Belmondo quien sí tuvo por supuesto su época de oro con las bellas.
SACAPUNTAS NEBRIJA    



12:54 a. m.

Seguro que los hombres que consideran feo a Belmondo son feos de verdad; Belmondo irradiaba sex appeal y por desgracia el paisaje humano masculino está muy falto de eso al menos en mi pobre ciudad, Barcelona. En cuanto al Godard de Vivre sa vie o de Au bout de souffle, si eso les aburre, allá ellos, a mí me encanta...    



12:56 a. m.

Y por supuesto que no, Gaingsbourg tendría charme personal, pero en imágenes, no in person, nada del sex appeal de Belmondo. Pero claro, aquí estamos en lo puramente subjetivo, aunque algunos lo llamen química    



7:09 a. m.

Es una cuestión enteramente subjetiva, y en esto, creo yo, lo que más importa es la opinión femenina. Una hembra salvaje como Melanie Griffith, solamente se ha apareado con hombres que además de bellos, son interesantes (vean ustedes a Don Jonhson en Hot Spot, a Steve Bauer en Scarface o a Antonio Banderas en La ley del deseo). Otra, no menos lujuriosa, como Lorraine Bracco, los ha preferido excesivamente feos pero extraordinariamente dotados (Harvey Keitel y Edward James Olmos). Los que definitivamente pierden, creo yo, son todos los sementales que andan en el punto medio, es decir, aquellos que siendo demasiado lindos o demasiado feos no suscitan el menor interés en nadie (Keanu Reeves, Brad Pitt, Hugh Grant, etc). ¿Y entre los bloggers más populares del terruño, habrá alguno que tiene un no se qué?    



11:42 a. m.

Roncagliolo sin necesidad de ayuda empieza, él solo, a mostrar su talla real. Se encontró con la suerte al ganar el Alfagura con una novela menor que no aguantará re-ediciones pero se creyó Vargas Llosa y no se dio cuenta, por fatuo, que MVLl dio el salto internacional con la magistral "La Ciudad y los perros" y el pobre Roncagliolo con su novelita que ese año necesitaba una editorial más allá de reales calidades.
Pero como el muchacho es tonto, egocentrico y cínico ahi va por el mundo exhibiendo sin pudor sus carencias, su ausencia de talento, su poca, escasa cultura.
Me encantó tu sutileza Iván: otra "broma" de Roncagliolo y van...    



2:35 p. m.

Una hembra salvaje como Melanie Griffith, solamente se ha apareado con hombres que además


¿Donde pasaron eso? ¿En Animal Planet? ¿Discovery? ¿National Geographic?    



3:15 p. m.

¿Cómo es una editorial más allá de reales cantidades?No me cuadra...    



8:00 a. m.

Jua,jua,jua,eso de "feos pero extraordinariamente dotados" me gutó batante y yo humildemente sentí que la cosa podría i tamién conmigo y que yo tamién puedo tené vela en etentierro.Jua,jua,jua, o sea que yo tamién pueo sé atita de cine y agarrá toa la cane blanca que yo quiera, jua,jua,jua.
NEGRO MANGUERA    



9:56 a. m.

Lo escribió Genet: "la fealdad es belleza en reposo"...    



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