Perfil de Sandor Marai
Llevo en mi casa un grupo de lecturas desde hace tres años. Es una docena fiel de lectores de diversas edades y distintas profesiones, que todos los miércoles se juntan para leer conmigo obras clásicas universales (hace un par de meses leímos Anna Karenina en inolvidables jornadas maratónicas) o novedades de escaparate. Se trata de que yo les "enseñe" a leer, pero son ellos los que me han terminado enseñando muchas veces a mí. Si tengo que elegir un autor que, por consenso, es el favorito de todas las mujeres del grupo es Sandor Marai. Qué éxito. Lo aman. Ya quisiera Nabokov tener esas fans enamoradas (que se negaron a leer Pálido fuego pese a mis amenazas de expulsión y llantos de frustración) Por eso, para mis alumnas enamoradas de Marai, les dejo estan semblanza maravillosa que Mercedes Monmany ha escrito a propósito de la edición de sus Diarios finales:
En enero de 1984 no sólo comenzaba el año que daba título al famoso libro de Orwell. Casi ciego, atrincherado en su pequeño apartamento de San Diego, en California, con su mujer apagándose a la vez que él, con una amargura acrecentada por la total soledad en la que se encuentra, sin el consuelo o bálsamo último de una literatura hacia la que ahora sólo confiesa sentir «nauseas», sobre todo la de su país y la de su lengua originaria, el húngaro, principal baluarte de supervivencia en su duro exilio, quien fue el famoso escritor Sándor Márai (Kassa, 1900-San Diego, 1989) sigue haciendo un implacable balance de lo que queda de su vida a través de unos diarios que siempre le acompañaron, junto a sus célebres novelas. Prohibido en su propio país, pero no en otros de su entorno inmediato, como Alemania, en 1984 Márai anotará que le acaba de llegar de Múnich el último de estos diarios editados, el que cubre los años 1976 a 1983. Un volumen de un total de cinco que había publicado a lo largo de cuarenta años de un exilio iniciado con la llegada del régimen comunista a su país.
Ya escucho los suspiros de ternura al leer la semblanza, mientras los hombres del grupo nos morimos de celos. Y seguro el próximo miércoles me obligarán a leer un libro de Marai. Otra vez.
Etiquetas: españa, hungria, NOTICIA, salamandra, sandor marai
Contra la admiración no se puede hacer nada, ni con amenazas o llantos. Aguanta nomás...
7:04 a. m.
cuándo empiezas un nuevo ciclo de lecturas? me gustaría participar.
8:47 a. m.
ey, a mi me encanta Márai. ¿No te gusta a ti?
un saludo
3:20 a. m.
Me digo...siempre en contra!
Soy mujer, detesto a Márai.
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