Reseñas en ABCD
A quien no le fue bien fue a Pablo de Santis, cuya novela El enigma de París fue víctima de un ataque atrabiliario de alguien que, al parecer, echó gratuitamente sobre esta novela todas las culpas de los premios literarios malos (que los hay). Para el comentarista, la novela de De Santis es un producto creado por el grupo Planeta para ser comercial. Se olvida, o más bien deja de lado, el hecho de que Pablo de Santis es un escritor extraordinario que durante décadas ha publicado libros sobre detectives donde el ingenio es la clave. Y que, justamente, este libro es una reflexión sobre la novela policial como la resolución de un enigma. Se olvida, además, de que el género policial es una tradición en Argentina. Nada de eso cuenta: simplemente, De Santis es un improvisado abducido por el mercado quien le diseñó una novela ganadora. La reseña empieza con la frase "Planeta se ha premiado a sí misma" o algo así. Desde luego, el crítico no se detiene a interpretar o analizar los errores de la novela, simplemente ridiculiza sus elementos por separado para demostrar su hipótesis. ¿Prejuicios contra un sello editorial? Eso podría parecer pero luego, viendo el nombre de Miguel García Posada me doy cuenta de que por ahí no va la cosa. El prejuicio es contra los escritores latinoamericanos. Ya antes disparó contra Bellatin y Zambra. Y seguro más que se me escapan. Así que no hay problema. No pasa nada.
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Me parece claro que García Ramos está sólo ante un libro sobre el cual diserta con honestidad no carente de lucidez, descubriendo sin otra pasión que la búsqueda de la verdad, las virtudes narrativas de Cueto. Y me parece claro también que Oviedo está ante un indisoluble binomio libro-amigo, y lo hace animado del deseo, no reprimido, de favorecer a Fernando Ampuero. Que Oviedo, amante de lucirse con exigencias críticas susceptibles en ocasiones de caer en lo excesivo (vaya manera tan suave de decir las cosas), no describa ninguna mínima fisura en Puta Linda, me reafirma en lo que digo.
En cuanto a García-Posada sobre de Sanctis, se olvidó del autor y su descarga no va contra él sino contra un actual “mode d’emploi” de cierta literatura el cual está lejos de agradarle (me da la impresión de que un libro contemporáneo que le guste, yo no lo terminaría de leer).
6:39 a. m.
¿Y qué me dices del binomio ENEMIGO-COMENTARISTA ANONIMO de este comment para hablar de Ampuero?
IVAN
7:57 a. m.
Tienes IVÁN un plausible sentido de la amistad, sabes ser en verdad un amigo (me haces pensar en el animae dimidium, la mitad del alma, de Horacio si no me equivoco). Decir que Oviedo quiso ayudar a Ampuero, no quiere decir, si miras bien, que Puta Linda sea muy malo y que Oviedo afirme que es muy bueno. Te juro por la vida de mis hijos que no soy enemigo de Ampuero y que no me disgustaría nada que no sólo él sino también otro escritor se ganara un sitial distinguido con su escritura. (Cuando A dice “tengo un sol”, quienes no piensan con las leyes de la lógica creen que A anda insolvente, olvidan que si A tiene mil soles también tiene un sol. Son las dos implicancias que definen la equivalencia: has visto sólo una de las flechas y has creído que están las dos, también has pensado que A está misio).
10:58 a. m.
Yo no sé porqué Iván se tiende a pensar que todo aquel que crítica el o los libros de Ampuero es su enemigo o algo parecido, a mí Ampuero me parece un tipo de lo más simpático, pero no puedo dejar de pensar que Puta linda es una mala novela, al punto que no puedo dejar de pensar que las reseñas positivas sobre la obra responden más que nada a la amistad u otras razones que van más allá de lo literario, como bien dice el comentarista anónimo.
JH
11:35 a. m.
En efecto, Jorge, pero con la misma lógica tampoco sé por qué se tiende a pensar que todo aquel que NO critica los libros de Ampuero es su amigo.
Quienes hablan de la amistad o enemistad de los críticos de Ampuero son justamente aquello que no pueden aceptar que el libro de ampuero no les parezca malo sino incluso bueno. Si alguien habla bien de Ampuero es entonces un sobón, un ex empleado o un amigo sin capacidad crítica.
Recuerda que en la reseña de Maribel de Paz ni Faverón ni yo dijimos nada de la autora (jamás pusimos sobre el tapete, por ejemplo, que ella trabajó con Hildebrandt, quien la llama "amiga" todo el tiempo queriendo llevar las cosas al terreno personal) sino sobre la reseña en concreto.
IVAN
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