MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Perdido en Estados Unidos

Carlos Fuguet, tío y personaje de Alberto Fuguet. Fuente: americas quarterly

"Perdido" así, en castellano, es el nombre de una composición que solía tocar Duke Ellington con Charles Mingus. Missing, así, en inglés, es el nombre de la nueva novela-reportaje-composición de Alberto Fuguet que ha publicado en Alfaguara. Fuguet estuvo tres días en Lima para presentar el libro, donde no solo disfrutó de la gastronomía gourmet ("los críticos de gastronomía tienen más influencia que los literarios" dice en "Apuntes Autistas", con razón) y de la selva peruana, donde busca locaciones, sino también de sus fans incondicionales desde Mala Onda. Pero el "BookTour" continúa y la bella e inquieta Liliana Colanzi lo entrevista para Americas Quarterly. Dejo algunas preguntas:

Colanzi: Missing aborda el tema del sueño americano: la posibilidad de reinventarte desde las cenizas y triunfar, sin importar quién eres o cuál es tu pasado. ¿Tu tío alcanzó ese sueño o fue la víctima de una fantasía?
Fuguet: Mi tío nunca tuvo—creo—el sueño americano. Sus sueños eran locales. El que lo tuvo fue mi abuelo que, al irle mal, pensó que USA podía solucionarle sus problemas y darle un final feliz a una historia que estaba mal. Fue tal su obsesión por este sueño tardío pero inmediato que no lo pensó dos veces y arrasó con todo con tal de cumplirlo. Creo que, en el camino, hipotecó a sus hijos, sobre todo a Carlos. Pero el hecho de que no le importó que sus hijos fueran a Vietnam, a la guerra, me parece que es algo que habla por sí solo. Tiene que haber estado muy desesperado. Respecto a Carlos, una vez que empezó a tropezar o vagar, creo que captó que America te da ciertas cosas que, en apariencia, parecen fantásticas, como eso de reinventarse o borrar tu pasado. Pero también es capaz de devorarte, dejarte a la deriva, abandonado. En ese sentido fue, digamos, una víctima. Creo que terminó peor o la pasó peor de lo que lo hubiera pasado en Chile.

Colanzi: Missing se anuncia como una investigación, pero se trata de una novela; empieza con una crónica, pero continúa con la recreación de las conversaciones con tu tío: ¿cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?
Fuguet: Bueno, una investigación depende de la investigación y de los resultados de ésta. De verdad no sabía qué iba a pasar. Pero sabía que, encontrara a Carlos o no, estuviera vivo o muerto, había una historia ahí. Yo siento o defino a Missing como “un libro”. Un híbrido. La editorial quiso venderla como novela. Yo sentí que sí, lo era, pero una novela de verdad o una novela de no-ficción. No es “sólo” una investigación o una crónica ni una autobiografía ni una biografía. No es non-fiction puro porque, en efecto, hay un leve porcentaje de “mentiras” o “exageraciones”, pero diría que tiene un 95 por ciento de verdad. Además se lee—creo—como verdad y hay nombres reales. Creo que tuve que incluir “ficción” para mejorar la historia, para hacerla verdad.

Colanzi: Alguna vez dijiste que Santiago estaba más cerca de Nueva York que de Barcelona o Madrid. ¿Tu literatura también?
Fuguet: Espero. Y este libro, por default, es “americano”. Lo escribí pensando más en el canon de los libros de inmigración (más bien tratando de hacer algo distinto) y, claro, en libros y cuentos y películas y canciones que algunos que salen de lo que se llama “la América profunda”. No sé ni deseo que mis libros sean neoyorquinos pero sí quiero y deseo que sean “americanos”, que es otra manera de decir contemporáneo o vivo.

Colanzi: A quién te sientes más cercano, a Richard Ford o a Junot Díaz? ¿Te interesan los escritores latinos en los Estados Unidos?
Fuguet: Con Díaz conecto mucho con el tema del Spanglish. Creo que conecto más con Richard Ford, sin dudas. Amo Incendios, Rock Springs, la trilogía de Bascombe. Me interesan menos los escritores latinos-americanos que los “americanos-americanos”, quizás porque los primeros tienen más una agenda. Es decir, a veces siento que más que escribir acerca de la vida o de la condición humana escriben de lo complicado que es ser latino. Es una generalización pero así la siento. Me siento más cercano a un personaje de Ford y no por ser yo un alienado o un arribista o un wanna-be americano sino porque simplemente encuentro más conexión con un “perdido de Idahoe”.

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