Nueva traducción de El tambor de hojalata
En 1959 se publicó El tambor de hojalata, la primera (e insuperada hasta el momento por el propio autor) novela del alemán Gunter Grass. Tenía entonces 31 años. En este cincuentenario, Alfaguara edita una nueva traducción de la novela más importante editada en alemán durante el siglo XX. Una extraña novela de aprendizaje, inspirada en la picaresca española según ha reconocido muchas veces Grass, quien en 1999 ganó el Premio Nobel. Dice la nota:
La novela pudo leerse en español a los cuatro años de su aparición, pero no en España. Prohibida por el Gobierno franquista, El tambor de hojalata apareció en la editorial Joaquín Mortiz de México. Allí fue presentada en 1964 por su propio autor y por un exiliado español llamado Max Aub. Aquella traducción, que corrió a cargo de Carlos Gerhard, fue la que Alfaguara publicó en España en 1978, la que ha venido reeditándose hasta este año y la que todavía puede encontrarse en bolsillo. Cincuenta años después de la aparición de la novela original, llega a las librerías un nuevo tambor en español, salido esta vez de la mano de Miguel Sáenz, premio Nacional de Traducción por toda su obra en 1991. "Desde que publicó El rodaballo, en 1977", cuenta Sáenz, "Grass se ha reunido con sus traductores cada vez que sacaba un libro importante. Hace cuatro años, en una de esas reuniones, surgió la idea de traducir de nuevo El tambor...". Sáenz, que nunca lo había considerado una urgencia porque la traducción de Gerhard seguía "funcionando muy bien", creyó llegado el momento de enfrentarse a aquellas casi 700 páginas y se puso a ello. Durante un año. Su versión acaba de aparecer, otra vez en Alfaguara, acompañada de un homenaje explícito del nuevo traductor al antiguo, casi un relato de intriga de cuatro folios a modo de epílogo: "Aparte de que su versión tenga hallazgos brillantes, Gerhard era un personaje interesantísimo". Catalán de origen suizo y alsaciano y hermano de un músico discípulo de Schoenberg, fue diputado durante la República y escribió un libro sobre su trabajo en Monserrat durante la Guerra Civil. Murió exiliado en México en 1974. Es posible, además, que su versión pasara por las manos de colaboradores de la editorial mexicana, como Augusto Monterroso, Manuel Andújar o Bernardo Giner de los Ríos. "La calidad del resultado fue enorme", dice Sáenz. Él, no obstante, ha contado para su trabajo con la complicidad del propio Günter Grass: "El contacto con el autor es fundamental. No sólo porque puede resolverte dudas, sino porque es impagable pasar siete días en Danzig [actual Gdansk] con Grass recorriendo los escenarios de la novela". ¿Cambia su lectura a la luz de la revelación que hizo el propio Grass en Pelando la cebolla, la primera entrega de sus memorias, de que había sido miembro de las SS al final de la guerra? "No. Muchas cosas autobiográficas ya estaban en El tambor... Lo que pasa es que él nunca las había dicho tan claramente como en las memorias". Con El tambor de hojalata, dice Sáenz, nació la nueva novela germana: "El Grupo 47 demostró que se podía seguir escribiendo en alemán después de Auschwitz. No tanto por el hecho de que la lengua hubiera sido o no corrompida por los nazis, sino porque su fuerza literaria es enorme"
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