Kehlman reseñado
El fin de semana pasado, Juan Palomo dijo:
El año que viene será morboso o no será. Les cuento: en los tres primeros meses de 2010 Agustín Sánchez Vidal, el colombiano Fernando Vallejo, el peruano Jaime Bayly y el estadounidense Chuck Palahniuk presentan relatos algo más que provocadores. Así, Sánchez Vidal aborda en La increíble historia de Elen@ de Céspedes (Espasa) un caso real de hermafroditismo en la España del siglo XVI; Vallejo retrata de forma brutal, la realidad más cotidiana en El don de la vida (Alfaguara); Bayly narra, en El cojo y el loco, las aventuras de dos jóvenes desalmados y salvajes, y Palahniuk, en Snuff (Mondadori), nos descubre las desventuras de una estrella porno en busca de la inmortalidad. ¿Ayudarán a remontar el vuelo a tanta editorial herida por un año nefasto?
Sin embargo, no siempre lo morboso es lo primero en llamar la atención. Al menos no de la crítica. Porque, pese a haber publicado Zonas húmedas, la morbosísima y divertida novela de Charlotte Roche, la novela de las penúltimas novedades de Anagrama que se ha llevado las palmas y la atención es Fama de Daniel Kehlman. Dos reseñas muy buenas he leído esta semana sobre el libro. Una, de Jacinta Cremades en "El Cultural" dice:
En sus libros conjuga humor con sobriedad, ironía con angustia, juicio con ficción. Su escritura precisa se adentra en la mente del ser humano para descubrir las inquietudes, las obsesiones y las manías de cada uno de nosotros. Nueve historias conectadas entre sí por personajes y objetos de la vida moderna componen Fama. Ordenadores, teléfonos, llamadas cruzadas, baterías gastadas, que dan vida a ciertos personajes, que aniquilan a otros y los convierten en nada, como esa entrañable Rosalie que lo único que pretende es que el escritor que la ha creado no la mate por enfermedad y la devuelva a sus años de juventud. Un relato de influencia borgeana donde el personaje se pregunta hasta qué punto es más ficticia su vida que la del escritor. También está el actor famoso que decide hacerse pasar por su doble, la autora de novelas policíacas que sustituye a otro intelectual en su viaje por China y el brasileño, retrato de Coelho, que escribe novelas de autoayuda y se extasía por el ruido del aire acondicionado. Un conjunto de historias postmodernas, narradas con estilos y tonos diferentes, que ofrecen una escapatoria, real o ficticia, a la vida monótona de los personajes. Entre la angustia y la diversión, Fama retrata la sociedad hipercomunicada en la que vivimos, y crea situaciones absurdas que se vuelven hilarantes: “Querida señora, si yo empezara a hacerme ese tipo de preguntas me pondría de los nervios. Pregúnteselo al ordenador. Todos se lo preguntan al ordenador, ¡así es como funciona!”. Daniel Kehlmann es sin duda uno de los autores más interesantes e ingeniosos del panorama europeo contemporáneo.
La otra, de la infaltable y siempre recomendable Mercedes Monmany, quien dice en el ABCD las Letras:
Su último y de nuevo singular experimento, Fama, se presenta como un quimérico puzle, a mitad de camino entre la realidad y la virtualidad, entre la identidad y de la desaparición, compuesto por nueve historias interconectadas o relatos fragmentarios provenientes de una misma historia circular. Una narración que, como dice uno de los personajes, carecerá de un héroe concreto o protagonista principal y a través de la cual Kehlmann ha trazado de forma sumamente inquietante y convincente, así como sutil e inteligente, el laberinto frenético y angustioso de esa vida autónoma y paralela, exterior a nosotros mismos, que generan los aparatos, cualquier aparato que cree dependencia, en nuestros días. Unos medios tecnológicos, en especial los teléfonos móviles, que determinan la existencia, la vida laboral, los comportamientos, la intimidad y la forma de comunicarse en los nuevos mutantes humanos del siglo XXI que somos todos. O, si se prefiere, una fantástica comedia de enredos del mundo posmoderno, que en ocasiones penetra hasta el mismo interior de la cueva de sombras platónica, poniendo todo en duda y provocando pesadillas y desdoblamientos que se dan la mano de una realidad virtual a otra, de un juego de roles a otro. Una caótica navegación que se mueve a diario entre nuevos territorios llamados Google, Wikipedia, chats, foros de internet y entre bloggers en permanente estado de alerta, que le han dado la vuelta a la cultura y a la forma de relacionarse, tal y como se había conocido hasta ahora. En la novela de Kehlmann, todo un planeta, manejado por demiurgos invisibles que mezclan a su antojo cartas y destinos, fama y anonimato, se mueve, se roza y se comunica al instante, sin dejar pistas claras ni fiables de su existencia. Todo es ambiguo e incomprobable. La técnica, se nos dice, nos ha transportado a un mundo sin lugares fijos. El mundo es el mismo, pero la rapidez en que todo entra en contacto en esa inmensa red tupida y simultánea le hace sospechar a cada uno de su propia identidad y de que, muy posiblemente, al ser humano no le basta con una sola existencia.
Me han convencido. En este momento tengo Fama de Daniel Kehlman en mis manos. Pero, lamentablemente tengo que dejar para mañana lo que debería hacer hoy. A ver si el miércoles de reseñas les comento cómo me fue.
Es malísimo este autor,ya lo leí, tan malo como el autor de las benévolas, más de lo mismo. BLUFF!!!!!!
2:54 p. m.
Aquí en México ya una autora, Angelina Muñiz Huberman, publicó el año pasado una novela sobre Elena de Céspedes en Planeta, la novela es malona y así la reseñó Ana Clavel en un número de Letras libres.
Por lo demás, soy la persona más feliz al saber que mi amado Fernando Vallejo sacará una novela nueva, qué emoción!!
Regresa al twitter, Iván, porque muchos ya no andamos por el blog.
Abrazo,
stp
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