MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Las muñecas rusas de Berti

Matryoshka. Fuente: engadget

Qué genial idea la de Eduardo Berti. En vez de recopilar cuentos breves, brevísimos o microcuentos, como quieran llamársele, decidió "encontrar" historias brevísimas dentro de historias mayores. Así, a la manera de las muñecas rusas, debajo de todas las capas aparece una pequeña miniatura. El volumen de sus hallazgos lo editó Eterna Cadencia bajo el título Historias encontradas y el fin de semana pasado en Radar Libros Eduardo Berti comenta o justifica su afán:

Llegamos entonces al punto de partida de los Cuentos encontrados: mi costumbre (mi manía, ¿por qué no?) de subrayar, de coleccionar las historias breves que voy encontrando dentro de libros más extensos. Porque no es lo mismo, por supuesto, un cuento que nació autónomo (como las fábulas esopianas y otros materiales que conforman Los cuentos más breves del mundo) que un microrrelato que está enmarcado dentro de un texto mayor. Y porque la evolución del género (desde esos primeros pasos que citaba Anderson Imbert) no ha hecho, en absoluto, que desaparecieran las digresiones autónomas. Los cuentos que conforman Historias encontradas provienen, en líneas generales, de tres clases de libros: en su mayor parte de novelas y relatos; en segundo lugar, de misceláneas (florilegios) o de ensayos. Pero en todos los casos se trata de “relatos hallados” o, si se prefiere, de historias semiocultas o sembradas por el autor en el agitado mar de un texto bastante más vasto. [...] Muchos de estos cuentos “encontrados” se hacen eco de una historia mayor, del gran relato que los contiene (remedándolo con variantes, como un espejo en miniatura), otros son independientes o únicamente ilustrativos de un momento o un detalle en particular. Ambas prácticas existen, por cierto, desde hace siglos. Las “novelas” que componen el Quijote, las muchas digresiones que hay en Sterne o en Fielding son, por lo general, independientes del relato mayor [...] Cada historia encierra otras historias. Como muñecas rusas, las novelas o los cuentos que más hemos disfrutado podrían haberse prolongado de manera casi infinita; sólo que el narrador, nunca más afín a un escultor, tomó la decisión de fijar límites, se vio obligado a hacer recortes. Al mismo tiempo, los narradores saben o presienten que, como decía Bioy Casares, por las digresiones penetra la vida. La jerarquía de ciertos libros, de ciertas novelas, puede detectarse no sólo por el brillo innegable de su historia central, sino también por el atractivo de sus “materiales de segundo plano”, de sus “historias menores”. No es de extrañar, en consecuencia, que de ciertos monumentos literarios nos quede, pasado un tiempo, la memoria de tal o cual relato digresivo, tanto o más que un recuerdo integral

Si quieren leer algunos ejemplos, el blog de Eterna Cadencia presenta cinco pequeños aperitivos de Arthur Conan Doyle, Paul Auster, Rainer María Rilke, Sigmund Freud y André Gide.

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