Fama en Argentina
No solo en España la novela Fama de Daniel Kehlmann, editada por Anagrama, ha recibido especial atención. También en Argentina ha sido la novela más comentada del fin de semana pasado. La reseña en el ADN Cultura dice:
Luego del gran éxito internacional de La medición del mundo, Daniel Kehlmann (Múnich, 1975) publica una colección de nueve relatos que, en conjunto, conforman una novela sin protagonista en la que se impugna irónicamente la obsesión por la celebridad, la intromisión de lo público en lo privado y la peligrosa dependencia de la nueva tecnología telefónica e informática [...] Además de la forzada coincidencia de que el teléfono celular facilita, en buena medida, la resolución de los relatos, Fama, asumiendo su condición de novela sin protagonista, ensaya una especie de comunidad narrativa que se une a partir de la voz omnisciente del autor, identificable en la enunciación de cada uno de los cuentos. Interviene sobre todo en "Rosalie va a morir", pero, como un extraño deus ex machina, su ubicua presencia acecha en todos los otros relatos a través de pequeñas dosis de conciencia acerca del acto de narrar y de los muchos giros imprevistos de las tramas. Fama se convierte en un friso malicioso que reinventa con acidez la sociedad de los falsos éxitos, de las celebridades instantáneas o transitorias y profundiza en el caos de la interacción voraz de lo público y lo privado. El punto de contacto entre los cuentos es un difuso instante de fuga, de desaparición, en el que la vorágine de lo verdadero y la de lo ficticio se cruza. Una especie de limbo entre la mentira y la verdad, entre la intrascendencia y la notoriedad, entre el yo y el otro.
Mientras tanto, en el suplemento Radar Libros de Página12 Juan Pablo Bertazza recuerda una anécdota genial de Charles Chaplin para comentar a Kehlmann:
En el apogeo de su fama, Charles Chaplin tuvo un adelanto de lo que serían los tiempos (pos)modernos: durante la primera década del siglo XX, en San Francisco, se anotó en un concurso de imitadores de... Charles Chaplin. No le podría haber ido peor; quedó eliminado en la primera ronda y los jueces aseguraron que era desastrosamente malo imitando a Chaplin. La verdad resguardándose en los vericuetos laberínticos de la impostura, la identidad partida en los múltiples pedazos de un narcisismo sin límites. Los tiempos (pos)modernos son el gran tema de Fama, libro de cuentos del joven alemán Daniel Kehlmann, autor de La medición del mundo, la novela más vendida en lengua alemana desde El perfume de Patrick Süskind. [...] el intercambio de personas en su más amplio sentido es figurita repetida en esta serie de relatos. Infinitos dobles que están en los otros pero a los que uno mismo les da cierta autorización. Como un Borges menos agudo, menos profundo pero más vital y contemporáneo, Kehlmann logra retratar a la perfección el instante en que alguien comienza a mirarse desde afuera. Cabe criticarle a Fama el hecho de fundirse innecesariamente con su objeto; en ese afán de hablar de la posmodernidad muchos de sus cuentos terminan siendo algo ligeros, evanescentes, mal terminados, aun cuando las ideas que los generan sean muy buenas. Lo mismo podría decirse de algunos lugares comunes, como el hecho de crear diálogos entre autor y personajes, algo que después de Niebla parece inaudito. Sin embargo, ese trillado recurso empleado en el cuento “Rosalie va a morir” suma suspenso a la tragedia: una enferma de cáncer decide viajar a Suiza para que le apliquen la eutanasia en un instituto privado, y tiene que ponerse a escuchar las razones por las que es más barato sacar al mismo tiempo pasaje de ida y pasaje de vuelta. Por otro lado, como buen alemán metódico hasta la médula, las conclusiones que va sacando el autor a partir de sus relatos son más que interesantes. Ya sea sobre la identidad: “Una persona quiere ser muchas cosas. Quiere varias vidas. Pero sólo de forma superficial, no en lo profundo. La aspiración última es ser uno. Con uno mismo; con todo”; ya sea sobre estos tiempos (pos)modernos en que se convive con la sensación de que todo puede derrumbarse: “los momentos así eran raros y había que tener mucho cuidado con ellos. Un movimiento en falso y uno ya no encontraba el camino de vuelta, y la vieja existencia se desvanecía y no volvía nunca más”. Inacabado, liviano, entretenido y lúcido, Fama habla de lo que cabe esperar cuando el futuro llegó y nadie sabe quién es.
Pensar que "La medición del mundo" la conseguí de remate a 10 soles en Tottus...
12:33 a. m.
No se trata de "la invasión de lo público en lo privado" sino, al revés, es lo privado lo que ha invadido el espacio público. Por eso en la televisión (espacio público por antonomasia desde finales s XX y principios del XXI) la gente sale a hablar de su vida privada (sus amantes, peleas etc...).
La definción de privado/público la hizo Hannah Arendt en "La condición humana" y marcó ya todo un camino; el análisis sociológico de la desintegración del espacio público desde finales del XX lo ha realizado el sociólogo Zygmunt Baumann con su definición de "modernidad líquida" en toda su obra.
Un saludo
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