MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

El año Copi

Copi, escritor y caricaturista. Fuente: magicasruinas

Señoras y señores, uds. que están atentos siempre a las novedades. Ya fue César Aira. Ya fue Marosa di Giorgio. Ya fue Mario Levrero. Ahora se viene el Año Copi. Anagrama editará en marzo, en un solo tomo, todas las obras narrativas de ese "argentino de París", como lo llama el editor en sus recientes memorias El optimismo de la voluntad (FCE), dentro de su ciclo Los 40 de Anagrama editados por Página12 a solo 9 pesos por libro. Por otra parte, la editorial argentina El cuenco de plata ha recuperado una novela -no sin líos con los herederos, que la consideran una "obra menor"- nunca antes editada en castellano (Copi escribía originalmente en francés) titulada La ciudad de las ratas (1979) y se viene una próxima publicación: La guerra de los putos. En el diario Clarín, Diego Manso escribe un extenso documento biográfico de Copi al que califica como "El hombre del subsuelo". Nacido en 1939, muerto en 1987. Un autor tan blanco "que parecía un copito de nieve", apenas conocido en Argentina por las ediciones de Anagrama, con obras dramáticas prohibidas por el peronismo, admirado por autores de culto como César Aira o Enrique Vila Matas, muerto por el VIH. Dice Manso:


César Aira escribe que Copi es el autor que la escena gay necesitó "para volverse drama, novela, mundo; para volverse alma, mónada; para expresar 'el mejor de los mundos posibles', el mejor por ser real". De El baile de la locas, su obra maestra, son algunas de las escenas de amor entre dos hombres más bellas, y por eso revulsivas, que se han escrito jamás; sin embargo, la homosexualidad nunca deviene tema específico, en tanto se la presenta como opción de un universo plurisexual, en crisis de identidad constante, donde las diferencias entre los sexos son zonas de blureado, degradé infinito donde los cuerpos asumen complejas instancias de representación. "Yo no tengo mundo homosexual, nadie tiene mundo homosexual", proclamaba Copi. "Existe en el cuadro de Villa Devoto, a ese nivel sí existe porque en el cuadro de al lado son homosexuales, en el otro son heterosexuales, en el otro son animales; del otro lado son políticos. Pero es una separación arbitraria del sistema carcelario argentino; si no, toda esa gente estaría junta y sería igual". En esa línea, su versión de Evita es la de una timadora profesional en clave travesti que, para huir de su madre y de Perón, se inventa un cáncer e intercambia identidad con su enfermera, a la que al rato asesinará en contubernio con su dama de compañía, para escapar definitivamente del panteón populista que la aguarda. Susana Rosano explica que la Eva Perón de Copi "parece postular que la representación de la mujer es una mentira" mientras se abre "a la posibilidad permanente de que las cosas no sean lo que parecen, o que parezcan otra cosa diferente de lo que son, lo femenino se encuentra sobreactuado en el travestismo", como también sucede En el baile..., donde el amante latino del Copi-narrador (portador de un ombligo capaz de recibir penetraciones de toda laya) se somete a cien mil afeites y manipulaciones para devenir mujer y procrear con una mujer. A La ciudad de las ratas le seguirá, en marzo, una nueva traducción de La guerra de los putos y, más adelante, un volumen recopilatorio de piezas teatrales hasta hoy inéditas en español. Con eso, se dará por cerrado el corpus de Copi en nuestro idioma, a no ser que la familia Damonte Botana cuente todavía con algún texto inédito. Bonito momento, entonces, para que Copi salga a pasear un rato fuera de la carrera de Letras; sus nuevos lectores se encontrarán con ese "realismo de la felicidad" que postuló Aira, "del cual el arte es garantía". Eso sí, a no engañarse, ¿quién dijo que la felicidad es un hermoso futón donde reposar sin sufrir escarnio alguno?

Por su parte, para el suplemento Ñ, reproducido en su blog, Daniel Link dice expléndidamente sobre Copi:

Por muchas razones, La ciudad de las ratas, la novela de Copi que Edgardo Russo acaba de arrancar del olvido en la que se la tenía para la editorial El Cuenco de Plata, es una pieza decisiva para comprender ese rompecabezas llamado Copi y, sobre todo, el enigma argentino. La novela es un largo relato epistolar enviado por Gouri a su maestro Copi, convalesciente, informándole de sus peripecias ratoniles, acompañado de su amigo Rakä (rajá, gurí: no puede haber un juego de lenguaje más argentino y, por lo tanto, una forma de vida más autóctona que la que presenta La ciudad de las ratas). Rakä, que conoce “mejor el mundo y sus costumbres” que el sabio Copi, le ha descripto en detalle a Gouri “las cataratas del Iguazú, el estrecho de Magallanes y el delta del Amazonas, que son, como todos sabemos, las tres maravillas naturales de este mundo”. En la perspectiva de esa rata de París, Argentina es un intervalo geográfico comprendido entre dos de las maravillas naturales del mundo.
Toda la obra de Copi no hace sino desarrollar hasta la exasperación ese carácter natural-maravilloso que le viene de acá. Además, tratándose de un relato contado por una rata y que tiene a las ratas como protagonistas absolutas de esa ciudad de un universo paralelo, la novela introduce un tema que asoma aquí y allí en el teatro de Copi (Loretta Strong, La torre de la defensa) como postulación de una radical colocación respecto de esos otros absolutos que son las ratas en nuestra cultura (en la mitología hindú, por el contrario, la rata es el vehículo del dios-elefante Ganesha y en el horóscopo chino, se sabe, las características de la rata son la creatividad, la honestidad, la generosidad, la ambición, el despilfarro, la fertilidad, todos los rasgos que se podrían aplicar sin titubeo a la imaginación de Copi). Copi sabe que la rata es la víctima privilegiada de las fantasías de exterminio de los seres humanos, un “otro” radical respecto del cual se sostienen las más extravagantes hipótesis para justificar el maltrato, la segregación, la matanza y la algarabía por la destrucción del otro, y por eso las elige como voz y como tema. En La ciudad de las ratas, Copi hace que los roedores visiten al Dios de los hombres en la Sainte-Chapelle, quien, arrepentido por haber dejado libres a los seres humanos tras la expulsión del Paraíso, no puede ayudarlos. La capilla explota, el Dios de los hombres asciende a los cielos y el Diablo de las ratas, que ocupa su lugar, les ordena fundar una ciudad donde puedan convivir en paz ambas especies. Las ratas, revolucionarias como la obra de Copi, liberan a los presos y organizan una orgía en la que personas y ratas toman parte por igual.
Por supuesto, no se trata de una novela fácil de normalizar y tal vez eso explique la reticencia de los herederos de Copi para darla a traducir: las ratas representan un umbral más allá del cual no parece haber más escándalo (asco, o terror) posible. El genio de Copi siempre fue consciente de esos umbrales, que cruzó sin titubeo alguno, porque le interesaba desencadenar una antropología radicalmente nueva. Muchos fans de Copi piensan que la literatura de Aira, esa incandescencia natural-maravillosa argentina, no es sino “Copi pasteurizado”. Invirtiendo el aserto, podría decirse que La ciudad de las ratas no es sino “Aira sin pasteurizar”, un llamamiento a la reconstrucción del mundo, la cruzada de las ratas.

Así que, muchachos, mientras esperamos estas reediciones vayamos a buscar en las librerías de viejo, en los cajones de saldo, y en todo sitio donde se venden libros por kilo, las obras de Copi editadas por Anagrama que están regadas por ahí. Y si el próximo año les hablan de Copi y ponen cara de que no lo conocen, no le echen la culpa a su querido Moleskine, por si acaso.

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