MOLESKINE ® LITERARIO

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Reacciones al Nobel

Fuente: la tercera

Obviamente, el Premio Nobel a Herta Muller ha dado lugar a innumerables reacciones. La mayoría ha enfatizado la sorpresa ante una autora de celebridad más bien discreta, frente a autores de talla universal como Amos Oz, Philip Roth, Mario Vargas Llosa o Joyce Carol Oates. Otros, han declarado que sigue la lógica de los "descubrimientos" políticamente correctos de la Academia. Yo dejo aquí tres reacciones especialmente interesantes para este blog. La primera, de Gustavo Faverón en su blog "Puente Aéreo":


No sé cómo es la cosa en el resto del mundo, pero diré que en los dos países que mejor conozco la adjudicación del Nobel de Literatura concita más atención por las especulaciones previas que por las consecuencias, y sólo cuando el premiado gozaba de cierta fama antes de la nominación su aura crece y resplandece un tanto, post-Nobel; mientras que quien era oscuro anteriormente, vuelve a la oscuridad en poco tiempo. Herta Müller se merecería una fama mayor y se merecería, sobre todo, que su obra no llamara la atención por la decisión de los académicos suecos, sino por su búsqueda impenitente de un lenguaje que sirva para expresar el constante y obsesivo tema que la informa: la violencia indiscriminada y sin embargo discriminatoria de las dictaduras (en su caso, la que le tocó sufrir en carne propia: la de Nicolae Ceausescu).

Luego, una reacción más descreída de Edmundo Paz Soldán publicada en "La Tercera" y republicada en su blog donde habla de una "legitimidad en crisis":


Hubo un tiempo en que el premio Nobel de Literatura tenía una vocación decididamente universal. Pero en los últimos quince años los miembros de la academia sueca han decidido convertirlo en una suerte de premio para escritores europeos. Es cierto que en esos años lo ganaron Coetzee, Naipaul, Cao Xingjian y Pamuk (Turquía es una nación euroasiática), pero los otros once han sido europeos. De esos, algunos han sido nombres acertados, como Szymborska, Grass o Heaney; otros, sin embargo, son escritores de rango más limitado, como Le Clézio o Fo. (...) Está bien que un premio pequeño aspire a convertirse en referente; más raro es lo del Nobel: un gran premio que decide empequeñecerse por cuenta propia. Puestos a hablar de europeos, la literatura universal no pasa hoy por Kertész o Jelinek, escritores que le hablan a una parroquia limitada, sino por, entre otros, Marías y Kadaré y Lobo Antunes, cuyas propuestas estéticas son renovadoras y abren puertas para la literatura de este siglo. De lo que se trata es de abrir el mapa, de ampliar la mirada. No es necesario premiar a escritores muy conocidos como Murakami, Roth o Vargas Llosa. Si le dieran el premio a Adonis o Assia Djebar, también estaríamos felices. Nos haría sentir que el Nobel puede acertar en grande, y no sólo mirándose a su propio ombligo.

Y en "The Guardian" aparece un comentario de Martin Chalmers, traductor al inglés de la autora, quien declara que no solo se ha premiado a una autora extraordinaria sino que con este Premio se expande nuestra visión sobre Europa. ¿Por qué no?:

Herta Müller experienced a double exile from her home in the village, and from her land, Romania, even before she left for Germany in 1987. In a reportage, written before that, about a journey to Maramuresh in northern Romania, she comes across a monument to the deported Jews of the region. She notes: "No guidebook mentions the monument. I am humiliated by my German father and further demeaned and cheated by the silence of Romanian history." The title of the piece is "Everywhere, where one has seen death. A Summer Journey to the Maramuresh" and not until the very end is the sentence completed: "Yet, everywhere, where one has seen death, one feels a little bit at home." It's not a comfortable vision that Müller presents in her novels and essays, but few other contemporary writers can match her understanding of the totality and corrupting effect of dictatorship - and still fewer are able to do so in words that are at once so poetic, that get under the skin and lodge in the mind of the reader. In awarding the 2009 Nobel prize for literature to Herta Müller, as well as rewarding an outstanding writer, the Swedish Academy is, I think, doing two things. It is once again challenging the self-satisfied Anglo-centrism of the English-language publishing business, with its rather narrow definitions of what constitutes good writing, and it is widening our ideas of Europe. And it is perhaps in its failure to engage with European literatures that the English culture, for all the advantages of the global reach of the English language, shows itself at its most provincial.

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12:50 p. m.

¿Qué problema hay con Kertész y con Jelinek? Bueno, que a mi me parecen de los más acertados del Nóbel en los últimos años. En cuanto al eurocentrismo... mientras el premio vaya a manos de escritores que se lo merezcan, no veo qué problema pueda haber. Claro que es una lástima que no lo ganen algunos con los que estamos encariñados y que lo merecen (para mí, Sábato, Banville, Roth o Fuentes), pero eso no significa que Müller no lo merezca. Yo, por lo menos, estoy muy a la expectativa de leer sus libros.    



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