Reseña en Chile y coda
Marcelo Soto, muy gentilmente, me envía la reseña que ha escrito en la revista Capital, de Santiago de Chile, sobre mi novela Un lugar llamado Oreja de perro. Desde mi perspectiva, la reseña es positiva ma non troppo. Dice:
Thays, nacido en 1968, autor de El viaje interior y La disciplina de la vanidad, es uno de los animadores más lúcidos y mejor informados de la escena literaria hispanoamericana y tiene un imperdible blog de noticias y comentarios culturales llamado “notasmoleskine”. Resulta entonces una positiva noticia leer una nueva novela suya y, aunque el resultado no es del todo satisfactorio, posee en muchos aspectos un genuino valor que hace posible esperar mayores logros en la carrera del escritor limeño (...) Thays recrea el absurdo de la política peruana con particular eficacia, en tanto el protagonista se interna en aventuras eróticas de incierto destino. En sus mejores páginas, Un lugar llamado Oreja de Perro funciona como un mapa visto desde lejos, la foto de un poblado después de un bombardeo, una rara mezcla de relato político, educación sentimental y diario de viaje. Thays es un artesano que aprecia el valor de las palabras y por lo general no cae en mezquindades de estilo, aunque de pronto parece sobrepasado por el sentimentalismo, un escollo difícil de esquivar cuando se habla de temas tan peliagudos. Más que un cuento sobre la paternidad perdida, la novela habla de otras derrotas: la de un país dividido entre cholos y blancos y la de un adulto que teme mirarse al espejo y no ver al niño que fue. En el fondo, esta es una historia sobre el despertar, sobre cómo sacudirse de un mal sueño y dejar atrás los fantasmas, la oscuridad, todo aquello que nos hace temblar de miedo entre las sábanas
CODA: Aprovecho que tengo a Marcelo al tiro para aclarar su errónea especulación de que la demora de ocho años para escribir esta novela se trató de un "bloqueo narrativo". Dice la reseña en sus párrafos iniciales:
Esta es la primera novela del escritor peruano en ocho años y en sus costuras, a veces desprolijas, se alcanza a notar la ansiedad, mezclada con dudas y algún grado de pánico, que produce el bloqueo creativo.
No fueron ocho años de bloque creativo. Y tampoco de ansiedad ni de dudas y menos aún pánico (¿qué será eso? Yo jamás he sentido algo así salvo en los aviones). En realidad, sí había una duda, pero no literaria. ¿Realmente quería publicar esta novela en particular? Siempre la retenía conmigo porque, en primer lugar, me divertía morbosamente aquello de ser invitado a encuentros de escritores como "el secreto mejor guardado de la literatura latinoamericana" (la frase no es mía, por si acaso, y aleatoriamente se ha aplicado a muchísimos otros escritores latinoamericanos sin libro editado en España, como era mi condición) y, por otra parte, porque el libro habla sobre la muerte de un niño de la misma edad de mi hijo. Y, obviamente, no hay que ser demasiado supersticioso (pero yo lo soy bastante) para dudar en publicar una novela así y provocar ingenuamente al destino. Finalmente, la decidí publicar por tres motivos: primero, porque mi agente Willie Schavelzon se estaba volviendo loco porque no le entregaba nada inédito desde que me contrató y la encantadora Barbara Graham solo me mandaba un mensaje protocolar al año, deseándome Feliz Navidad; segundo, porque ofrecí mi vida y la de mi hijo a la Virgen del Carmen, y le mandé el texto a Willie un 16 de julio de hace dos años, luego de ponerme al cuello un escapulario carmelita que no me sacaré nunca más (curiosamente, en Santiago descubrían mi escapulario y pensaban que estaba tratando de imponer una especie de moda sicario style; ya se sabe que desde el crimen de Seminario en Chile todo lo que tiene que ver con sicarios está inn). Y en tercer lugar, porque ese file perpetuamente instalado en el escritorio de mi MacBook era una tranca entre mi vida de entonces y el resto de mi vida. Y yo ya quería que el resto de mi vida sea ahora.
Así que, querido Marcelo, esas costuras desprolijas que tú has notado, quizá con acierto, no se deben a ningún bloqueo literario sino a mi impericia como escritor, que espero superar en la próxima novela o nunca jamás, da lo mismo, pues lo realmente importante es persistir incluso en el error si eso le da sentido a tu vida.
Etiquetas: anagrama, chile, NOTICIA, oreja de perro, peru, thays
Muy cierto. Suerte con el escapulario.
4:34 p. m.
Asi que devoto de la Virgen del Carmen?, ahora tendra que ir en peregrinaje a Paucartambo por 3 anios seguidos...
Felicitaciones por el libro
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