El copioso William T. Vollmann
El adjetivo "copioso", feo por donde se le mire, puede designar muy bien la obra de William T. Vollmann que es siempre exagerada, voluminosa, desbordada. Copiosa por su ambición desmedida y por el número de páginas. Sin embargo, Vollmann tiene seguidores (The Vollmann Club) que están dispuesto a leer una y otra vez sus miles de páginas publicadas y veneran como un ícono la fotografía en la que se le ve, aún joven, con una pistola en la cabeza. La publicación a fines del año pasado de su novela Europa Central (Modadori) ha despertado la ambición de algunos de sus seguidores iberoamericanos: ¿Qué más se traducriá de él? En La Revista de Libros de El Mercurio comentan al autor y su libro:
"La ecuación moral del estalinismo con el hitlerismo no es nada nuevo", admite Vollmann en el nutrido anexo final que pretende hacer pasar por un mero repaso de fuentes documentales. El autor reconoce que Vasili Grossman fue el primero en apuntar esta teoría, y el que mejor lo hizo con Vida y destino. Sin embargo, advierte, "Aquí [en Europa Central] no es más que un punto de partida". ¿Hacia dónde? El escritor no se explaya, pero equipara ambas ideologías en su exigencia de la "total entrega del hombre", como pedía Roland Freisler, presidente del Tribunal Popular nazi. En sus más de 800 páginas, la novela se esfuerza por mostrar todas las facetas del totalitarismo, empezando por la guerra, que es una de sus formas más perfectas, ya que pone a prueba esa entrega absoluta mediante el sacrificio y el martirio colectivos.Vollmann indaga en la mitología nórdica las raíces de un imaginario guerrero, aludido mediante frecuentes comparaciones wagnerianas, no siempre fáciles de seguir. En el "sector ruso" de la novela, las remisiones a la Cábala judía son más esporádicas, pero no menos sugerentes. La exhaustiva revisión de documentos practicada por el autor resulta evidente en la infinidad de notas que se incluyen al final del libro, y que si bien atentan contra la fluidez del texto, permiten enterarse de cuánto se aparta la novela de la verdad histórica. Muy respetuoso de ella en trabajos anteriores, como la serie "Seven Dreams", dedicada al pasado de Norteamérica, el novelista advierte que en Europa Central se tomó muchas libertades. Hay anacronismos, encuentros imaginarios de personajes reales y citas retocadas al por mayor. Todo debidamente informado con un detallismo que hasta registra el dinero que pagó el autor por unas traducciones del ruso. Este gesto de mostrar las costuras, muy posmoderno, confirma que Vollmann pertenece a la estirpe de Pynchon y DeLillo, a quienes se acerca en su intento de alcanzar la novela-total que vislumbró Dos Passos, especialmente en su trilogía "U.S.A.".A pesar de su innegable aire contemporáneo, por los alcances epopéyicos de la narración, los dilemas que enfrentan sus personajes y ese sublime desasosiego que provoca en ellos el amor (trunco), el arte (censurado) y la muerte (omnipresente), hay un pie de Vollmann que sigue puesto en la novela épica del siglo XIX. Si Tolstoi tuviera que escribir Guerra y paz en estos tiempos, seguramente haría algo parecido a Europa Central.
La nota en "El Mercurio" me ha hecho recordar una de las mejores reseñas que ha escrito Rodrigo Fresán en su larga carrera como autor de reseñas literarias. Y la publicó en "Letras Libress" precisamente para saludar la traducción de Europa Central
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