MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Richard Ford en Babelia

Richard Ford. Foto: Laura Pedrick for The New York Times

Con la traducción al castellano de Acción de Gracias (Anagrama), una novela contundente de más de 700 páginas que no me pude traer del DF porque no cerraba el maletín, se cierra la Trilogía Americana de Richard Ford, compuesta además por El periodista deportivo y El día de la independencia, también traducidas por Anagrama. Es el retorno de Frank Bascombe, uno de los personajes literarios más célebres del siglo XX quien ahora "tiene 55 años, una preciosa casa acristalada en la costa de Nueva Jersey, una pequeña inmobiliaria, dos ex mujeres, un cáncer de próstata detectado hace unos meses y dos hijos vivos de su primer matrimonio". La inmbiliaria rinde más que el periodismo (y que los sueños literarios frustrados), sin duda. El suplemento Babelia le dedica su ejemplar al regreso de Richard Ford con textos de Ray Loriga sobre el "realismo sucio", una reseña de José María Guelbenzu, y una entrevista al autor por Pablo Guimon. Ahí dice Ford que las novelas autobiogáficas no le interesan:

Probablemente haya similitudes entre Frank y yo, pero no son tantas si piensa en todos los detalles de su vida. Es un hombre norteamericano de mi edad, vale... Pero yo no tengo dos ex mujeres, ni hijos, no soy agente inmobiliario, no he ido a la universidad de Michigan... Las buenas novelas no son autobiográficas. Si escribes una novela autobiográfica estará confinada, limitada por lo que tú eres. Le diré mi concepción de lo que es una buena novela: una buena novela es la que utiliza la imaginación para provocar en el lector que experimente lo impredecible. Y eso sucede cuando el escritor imagina cosas que están muy lejos de su propia vida cándida


También explica el origen del atribulado Frank Bascombe:

Publiqué mi segunda novela, y tuvo buenas críticas. Pero nadie la compró. Entonces cogí un trabajo de periodista deportivo. Y pensé que, si podía conservar aquel empleo, lo haría para siempre. Era divertido, era fácil, estaba bien pagado, viajabas por todo el mundo... era perfecto. Pero perdí ese trabajo y me senté a pensar qué querría escribir si hiciera una nueva novela. Tenía claro que debía hacer algo realmente distinto de lo que había estado haciendo, porque lo que había estado haciendo no acababa de funcionar. Un día Kristina, mi mujer, me dijo: "¿Por qué no escribes sobre alguien que es feliz?". Y me pregunté: ¿cómo demonios se hace eso? Yo tenía una concepción muy romántica de los personajes de las novelas. Eran siempre tipos conducidos por la angustia, sometidos a terribles torturas psíquicas, preocupaciones... Así que decidí cambiar mi visión del mundo. Lo primero que voy a hacer, pensé, es darle al personaje un trabajo que le guste. Y le di un trabajo de periodista deportivo. Luego pensé: una persona feliz es probablemente alguien que ha sido infeliz en el pasado y que intenta ser feliz. Y ésa es la manera en que llegué a Frank. Ésa es toda mi concepción de Frank Bascombe. Alguien que intenta hacerse un hombre mejor, un hombre más feliz.


Y obviamente, se refiere al 11/S, el tema americano por excelencia de los últimos años.

(...) está el espectro del 11 de septiembre que sucederá 11 meses después. No es un símbolo de nada, es lo que hay. Es sólo el hecho de que América es una sociedad muy violenta. Cuando empecé a escribir sobre la Nueva Jersey del año 2000, cada vez que imaginaba una escena y pensaba cuál sería el sonido ambiente, siempre había un coche de policía. Es parte de la vida americana, estamos entumecidos por nuestra violencia, y por la violencia que estamos infligiendo a otros países. Así que no era yo intentando señalar algo. Era sólo el paisaje. Era yo intentando que el paisaje de Acción de Gracias pareciera lo que es. (...) Sólo este invierno he sido capaz de escribir de cosas que tienen que ver con el 11-S. Pretendo escribir un libro de relatos políticos. Pero cuando empecé Acción de Gracias, que debió de ser en 2002, estaba demasiado fresco el tema. Esos grandes sucesos necesitan asentarse, alejarse de la escena pública, para que una pieza de arte sobre ellos pueda resultar útil. Así que decidí situarlo antes del 11-S, pero de alguna manera su sombra está presente en el libro. Y esto es algo que captan los europeos, los americanos no. Los americanos son los seres menos políticos del mundo.

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