Amis en Letras Libres
Muy buena la entrevista a Martin Amis que Diego Salazar publica en Letras Libres. La realiza en Barcelona, donde Amis fue a presentar la edición de su novela La casa de los encuentros (Anagrama) y realmente no deja nada en el tintero. Hablan de sus peleas con Eagleton, de sus nuevos proyectos y, obvio, del libro recién traducido al español. Diego opina (y no estoy de acuerdo con ello; aunque en efecto es una novela durísima sí noto en ella el típico humor cínico de Amis heredado de Nabokov) que La casa de los encuentros es una novela sin humor y le pregunta si se acabó el Amis graciosa. Así le responden:
No, creo que la siguiente [The Pregnant Widow: novela autobiográfica centrada en el feminismo y los años de la revolución sexual], en la que me encuentro trabajando ahora, es bastante divertida. El humor, como yo lo entiendo y como he intentado trasladarlo a mis libros, no es demasiado popular hoy en día. Ocurre que el humor es, por definición, cruel. Cuando uno hace una broma está ridiculizando y humillando al objeto de esa broma. Y eso, hoy en día, no está bien visto, se entiende que uno no puede burlarse de ciertas cosas, no puede ridiculizar al otro, que cuando uno hace bromas está insultando la cultura o ideología del objeto de esas bromas. En Inglaterra, por ejemplo, es imposible hacer chistes, se ha vuelto peligroso mofarse de lo que sea. Es parte de esta ideología absurda que es el multiculturalismo. En el fondo creo que todos sabemos que el multiculturalismo es un fraude, es una estafa, nadie cree realmente en él, sencillamente todo el mundo pretende hacerlo. ¿Cómo puede alguien creer en algo así? Pongamos el caso del islam y el trato que da a las mujeres: ¿Alguien cree que debemos respetar la idea de que una niña de nueve años debe comprometerse con un hombre mayor porque sus padres así lo dicen? ¿Alguien cree que la poligamia, la ablación, el burka, la prohibición de conducir o viajar son defendibles?
También se refiere al enfrentamiento que tuvo con Terry Eagleton:
La pregunta más interesante, sin duda, es la que Diego le hace sobre el resurgimiento de la novela política (que, como comprobarán, no es exclusivo de América Latina). Dice Amis:La regla es que cualquier comportamiento, sin importar cuán bárbaro resulte, por el sencillo hecho de formar parte de una tradición, es correcto, porque así es, así es cómo se hace en esa cultura en particular, y eso lo legitima. Y claro, partiendo de ahí, resulta que ninguna cultura es superior a otra. El tema no pasa por si es superior o inferior, la cuestión es que hay culturas, si se las quiere llamar así, más evolucionadas que otras. Incluso aquellos que no quieren verlo terminarán por verlo. Hace poco tuve una tremenda discusión con Terry Eagleton a este respecto, llegó a llamarme racista. Lo que ocurre es que no entienden que una cosa es una sociedad multirracial y otra una sociedad “multicultural”, son dos cosas completamente distintas. Uno puede ser un apasionado defensor de una sociedad multirracial, pero no del multiculturalismo. No es una cuestión de raza, se trata de una cuestión ideológica.
Por una parte creo que la novela ha sido siempre política, de alguna manera todas las novelas son políticas. Pero por otra parte, es cierto que las novelas actualmente tocan temas políticos, hablan de política de una manera que habían obviado en tiempos recientes. Supongo que lo ocurrido el 11-S tiene mucho que ver, desde entonces todo el mundo parece más interesado en política, en terrorismo, estos son los temas que la gente tiene presentes, y los novelistas, de alguna manera, debemos enfrentarnos a esa realidad. También es cierto, como a Salman siempre le gusta decir, que no hay forma de esconderse de la política, incluso en tiempos pacíficos, siempre está ahí. No siempre lo he visto de esta forma, yo era de los que decía que no le interesaba la política cuando era joven.
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