Ya hay premio Nobel
... pero tendremos que esperar hasta el jueves 11 de octubre a que nos digan quién es. En el ADN Cultura del diario La Nación aparece la opinión de dos personajes vinculados a los premios Nobel quienes explican el procedimiento.
Dice la nota: "El Premio Nobel de Literatura 2007 fue, casi con seguridad, designado en la reunión que mantuvo el comité de selección el jueves 4 de octubre, pero —como es tradicional— su nombre permanecerá en secreto unos cuantos días más. Conforme a la tradición de los jueves que signa todas las actividades de la Academia Sueca, el anuncio oficial se realizará el jueves 11 de octubre. Pero hasta ese momento, nadie conocerá la identidad del autor que recibirá un diploma, una medalla de oro con el perfil de Alfred Nobel y un cheque de 10 millones de coronas suecas (algo más de un millón de dólares). Ese anuncio marcará el punto culminante de un proceso de selección que dura 8 meses, pero que —por lo general— se prolonga durante varios años. Por razones de prudencia, ningún escritor obtiene el Premio Nobel el primer año que aparece su candidatura. "Cualquier académico, crítico reconocido, profesor universitario, entidad o persona competente puede postular a un escritor a través de una carta de argumentación. La Academia Sueca también envía cartas a diversas personalidades invitándolas a formular una sugerencia. Esas gestiones se realizan en un marco de gran discreción para no perturbar la serenidad del proceso", explicó el director de la biblioteca de la Academia Sueca, Lars Rydquist, cuando recibió a LA NACION.
También dice: "El 31 de enero, cuando cierra el plazo de inscripciones, el comité realiza una primera selección entre unas 2.000 cartas recibidas. De ese total, queda un lote inicial de 200 candidaturas. A partir de ese momento comienzan las evaluaciones a cargo del Comité que se reúne en la sede de la Academia, un edificio del siglo XVIII contiguo al palacio real, en el corazón del centro histórico de Estocolmo. Al término de la primera fase de selección, que se extiende hasta mayo, sólo restan 5 ó 10 aspirantes. "En ese momento comienza la verdadera selección porque entre junio y agosto los académicos leen la obra completa de los candidatos", precisa Lars Rydquist. Ese extenuante proceso exige "estudian toda la obra de los candidatos en todas las traducciones disponibles". Cuando no existen versiones fiables, el comité encarga nuevas traducciones, las pagas —a precio de oro— y luego las conserva en la Biblioteca. El trabajo de lectura multilingüe por lo general no representa una dificultad para los académicos. Casi todos políglotas que —además de sueco— hablan inglés, alemán, francés y ruso. "Al término de esa etapa definen una short list de tres finalistas y en septiembre se abren los debates, que por lo general se extienden hasta la semana anterior al anuncio", precisó Rydquist. Cuando no hay consenso, el dictamen final surge de una votación. Las decisiones, argumentadas, se guardan en sobre sellado durante 50 años. "Para saber por qué nunca se premió a Jorge Luis Borges —comentó— habrá que esperar que haya transcurrido medio siglo desde su última candidatura". Ese plazo se cumplirá en el año 2035.
Aparece también una nota sobre las tendencias: "La atribución del Nobel de Literatura respondió en muchas ocasiones a tendencias estéticas del comité que duraron años: entre 1901 y 1912 el idealismo tradicionalista personificado por Rudyard Kipling, luego vino la época del neutralismo encarnado por Romain Rolland, en la década del 20 prevaleció el humanismo generoso expresado por Henri Bergson, en los años 30 prevaleció la literatura accesible al gran público —cuyos mayores exponentes fueron Pearl Buck y Roger Martin du Gard—, después de la Segunda Guerra Mundial se privilegió a los innovadores como Ezra Pound, Ernest Hemingway o Albert Camus y, a partir de 1978, se abrió el período de los maestros desconocidos, dominados por Gabriel García Márquez, Kenzaburo Oe, Gao Xingjian o Elfriede Jelinek. (...) La influencia política se advierte en los premios a Winston Churchill, el yugoslavo Ivo Andric (para complacer a Tito), los rusos Boris Pasternak y Alexander Solyenitzin (para exasperar a los soviéticos), el egipcio Naguib Mahfud (para complacer al mundo árabe) y la sudafricana Nadine Gordimer (para denunciar el apartheid). Horace Engdahl es conciente de esos reproches: "Todas nuestras decisiones son criticadas —reconoce—, cada ser humano que habita este mundo tiene su propio candidato".
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