MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Javier Marías publica

Javier Marías. Foto: Jordi Socías. Fuente: El País

Cuando estaba en la FNAC de Madrid hace una semanas, junto a Marcos Giralt Torrente, buscando los dvd en oferta (no más de 14 euros por dvd, decidí, y no fue fácil), vi que a Marcos se le acercaba un hombre muy bajo que me daba la espalda. Seguí en lo mío y mientras esperaba a pagar el insuficiente botín me comentó que aquel hombre era Javier Marías. ¿Cómo? ¿No que Marías era un madrileño invisible? Lo es si uno quiere encontrárselo en un bar o en la presentación de un libro, pero al parecer no deja de ir a la FNAC a ver si encuentra alguna nueva película (seguro sin fijarse, ay, en el precio como uno) pues es un compulsivo cinéfilo. Me gusta tanto la anécdota de un Marías huraño comprando dvds y escurriéndose para verlos en su casa (no sé a quién me recuerda) que casi, casi, estoy tentado a darle una nueva oportunidad a la trilogía Tu rostro mañana que este lunes se cierra en España (y en Octubre en Hispanoamérica) con la publicación del último tomo: 'Veneno y sombra y adiós'. Vamos a ver si me animo. Al respecto lo entrevista Juan Cruz para El País.

En la entrevista habla del protagonista, Jacobo Deza: " Jacobo, en realidad, nació hace dieciocho años. Es el narrador de Todas las almas. Y aunque esta última novela se puede leer independientemente de Todas las almas, no deja de ser el mismo personaje con muchos más años. ¿El chispazo? Ésta es una cuestión delicada; hace algunos años no hubiera podido abordarla en público porque una de las personas claves de la historia vivía aún, era sir Peter Russell. Un gran amigo mío. Era profesor, catedrático, un gran hispanista de la Universidad de Oxford. Y aunque a él no le gustaba hablar de eso, trabajó para el servicio secreto durante la guerra. Y la verdad es que tengo conocimiento directo, de primera mano, de algunas cosas relacionadas con el servicio secreto inglés. Recuerdo que sir Peter Russell decía que nunca contaría en vida nada de lo que había hecho o dejado de hacer porque no estaba dispuesto a ser pasto de dominicales. ¡Y aquí estoy, hablando de eso para un dominical! Además me dijo, y eso está reflejado en la novela, en el personaje que le corresponde, que oficialmente no tenía autorización para contar lo que había hecho setenta años atrás. Evidentemente, a partir de estos datos que conozco se produce una fabulación por mi parte. Y luego hay otro elemento que, en mis últimas seis novelas, aparece constantemente, y es un narrador que ha renunciado a su propia voz. Es un intérprete de vidas, un espía que tiene una cierta facultad para saber qué se puede esperar de las personas, sobre todo de las más cercanas, que son las que más daño nos pueden hacer."

También declara: "(...) la primera frase del primer volumen [dice]: "¿No debería uno contar nunca nada?" Y a medida que avanzó el libro me fui dando cuenta de que en él hablaba de todo, como en éste. Es lo que yo decía: la ambición del libro la va imponiendo el propio libro, mientras se hace. Me di cuenta de que es un libro que aspira a hablar de todo. Se habla de la guerra, de los tiempos de paz, de la violencia de género, del miedo, del Estado, y del patriotismo, si me apura. También es una novela amorosa, sobre la añoranza, sobre la culpa. Y fue haciéndose así, tal como se lee. Yo no trabajo con ordenador. Todo lo que hay está en mi cabeza. Hay algunas citas, de Eliot, de Rilke, que funcionan como un fondo musical; ésas no me las sabía, había que buscarlas, me di cuenta de que mi memoria no daba tanto de sí."

Y sobre cómo se siente con respecto a España hoy dice: "Yo no me siento muy cómodo en este país. Me he sentido un poco extranjero, como si fuera un falso español, y yo nací en Chamberí. De niño viví en Estados Unidos, pero siempre me he sentido un poco ajeno. A veces me desespero. Hay una mala leche excesiva, una saña, una zafiedad. Hay a menudo una especie de odio a lo inteligente, y a lo reflexionado, y a lo sentido. Hay una difícil aceptación de lo distinto. Ahora, por ejemplo, me he quedado un poco estupefacto: ha muerto un futbolista, Antonio Puerta, muy joven; una muerte terrible, está claro, todos estamos de acuerdo. Pero que los telediarios abran con esa noticia un día, y otro, y otro; que se haya criticado al Barcelona porque ha sido el único equipo normal, que se ha puesto el uniforme del luto, pero que no haya cancelado el partido? Hay una especie de mandamiento: alguien dice "esto tiene que ser así", y todo el mundo a cumplir. Éste es un país con una enorme vocación totalitaria, que todo sea como alguien quiere que sea."


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