Katja Lange-Muller
Hace unos días, posteando sobre el Booker alemán, mencioné que la mayoría de nominados eran desconocidos. Pedí además que si alguien conocía a alguno, que pase la voz. Y ahora leo en Radar Libros que la gente de Adriana Hidalgo conocía muy bien a una de las nominadas: Katja Lange-Müller, de quien acaban de publicar una novela titulada Los últimos. La reseña es de Federico Kukso.
Dice la reseña: "Las primeras veces están sobrevaluadas. Con esa convicción en mente, y en esa clave, hay que leer (se sugiere leer) la pequeña pero gran novela Los últimos de la escritora alemana Katja Lange-Müller. Porque si bien no tiene nada en contra de los primeros besos, los primeros trabajos, los primeros amores, la autora se encarga de revalorizar las conclusiones, las clausuras: los retazos de una época que termina, lo que se apresta a desaparecer y un día, pues, desaparece. El epicentro de esta novela publicada originariamente en el año 2000 es la Berlín oriental de fines de los ’70 (aquella que vivía con el aliento soviético sobre la nuca) y el centro de gravedad pivotea entre la imprenta de Udo Posbichs y el bar Waldschänke, donde los trabajadores apaciguan sus penas y frustraciones entre cervezas y leberwürst. Tragedias no les faltan, porque al fin y al cabo Lange-Müller (exponente del reciente boom literario alemán) no escatimó recursos literarios para construir, con descripciones condensadas pero con una fuerza atropelladora, personajes grises (como el hormigón de los edificios de la RDA) y trágicos como cualquier alemán, cuyas vidas fluyen rutinariamente entre páginas, tinta, galeras y composiciones. Así vive la protagonista de nombre desconocido (apodada simplemente "Muñequita"), tipógrafa, zurda y con una autoestima por el suelo ("tengo ojos pequeños como ojalitos, muy separados en el aniñado, cuando no ingenuo, redondo, chato rostro, del que cuelga tristemente una nariz larga y carnosa"); Fritz, el linotipista duro; Willi, el compositor intoxicado de plomo; Manfred, el extraño impresor que escucha voces de sus dos prensas y Udo Pobischs, el jefe-empresario, que un día desaparece (y la policía cierra la imprenta) y desata más que conflictos externos, dilemas internos, psicológicos en todos los demás".
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