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Gilles Lipovetsky en México

Gilles Lipovetsky. Fuente: sudoest.com

El pensador francés Gilles Lipovetsky, quien ha estudiado mejor que nadie la moda, el individualismo (leer a manera de introducción Los tiempos hipermodernos que publicó Anagrama el año pasado, y luego ingresar a su polémico libro La era del vacío) y el tema de lo efímero en nuestra sociedad, estuvo de paso por México, invitado por la cátedra Alfonso Reyes, y el suplemento "Laberinto" del diario Milenio le hizo una entrevista. En ella habla de filosofía, sociología, de cultura, de hiperconsumo, de la sociedad de consumo, del cine (tema de su próximo libro), del arte y también -por supuesto- de la relación entre literatura y sociedad.

Dice Lipovetsky: "La literatura y el arte no son únicamente reflejos [sociales]. Han sido cosas que han cambiado al mundo. La literatura cambió, modificó la sensibilidad de la gente, modificó las modas, la mirada que uno tiene. Desde Rousseau vemos las montañas de otra manera, después de La nueva Eloísa. La literatura no sólo es reflejo [social], conlleva muchos temas. El mundo del libro es un mercado y hay una enorme parte de este mercado que se encarga de libros que fueron escritos por encargo. Las editoriales hacen un pedido y esos autores escriben un producto. A mí eso no me molesta.Veamos qué pasaba antes, cuando el libro no era un producto, pongamos que de 1900 a 1950 el libro no era un producto definido. Aun así había mucha producción, y dentro de esa producción hubo gente no muy buena. Hubo grandes autores: Céline, Proust, Joyce… pero el resto cayó en el olvido. El cierto que la proporción ha cambiado; hay demasiados libros porque son para ganar dinero. Entonces, en proporción, los grandes autores serán menos, pero estoy convencido de que el número de obras de calidad va a seguir siendo el mismo.


También habló del polémico Les bienveillantes en relación a la sociedad de consumo: "(...) es la historia de la vida interior de un nazi en la época de Hitler, contada en primera persona, de Jonathan Little. Éste es un libro totalmente anticomercial, son 900 páginas en caracteres pequeñitos. El libro fue un éxito de librería, 400 mil o 500 mil ejemplares. Un libro que la gente no puede leer hasta el final. Es muy largo, muy duro. Si los libros sólo fueran productos, no se habrían podido escribir libros como éste. Así que siempre habrá gente que hace las cosas porque le gusta hacerlas, no solamente por ganar dinero. El dinero es una motivación, muy bien, pero no es la única. Hay gente a la cual le interesa el dinero, pero también es gente que hace otras cosas por gusto. Estoy segurísimo de que esa dimensión será cada vez más importante. La gente podrá ganarse la vida y va a querer dedicarse a lo que ama, a aquello en lo que cree, y estoy casi seguro que se van a encontrar estas dos tendencias. La tendencia de la hipercomercialización: muchos libros, muchas publicaciones, y, por otro lado, publicaciones modestas, menos ejemplares, pero que serán suficientes. No necesitamos a cincuenta Shakespeares, sólo hay uno y está bien así. No hay cincuenta Dostoievskys. Si en el siglo XXI hay uno o dos o tres, pues muy bien, porque después de todo tenemos veinte siglos de literatura y no podemos leerlos en una vida humana. Creo que seguirá habiendo cosas de calidad, al igual que en el cine".

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