Ciudadanos del mundo
Y ya que mencionamos al Crack mexicano, en el diario de Puerto Rico El Nuevo Día Carmen Dolores Hernández escribe el artículo "Ciudadanos del mundo" donde se refiere a la nueva narrativa y el nuevo cine mexicano, bajo el argumento de que los autores más jóvenes ya no temen apropiarse de temas y referentes universales para sus obras.
Dice la nota: "Quienes empezaron a escribir o a filmar a partir de los años noventa -sobre todo, de nuevo, en México- (...) Han dejado claro que los latinoamericanos son ciudadanos del mundo con tanto derecho como cualquier europeo o estadounidense a apropiarse de temas y de geografías diversas y de imponer su propia visión sobre géneros y modalidades identificadas con otras literaturas o con diferentes cinematografías. Si los novelistas europeos o norteamericanos siempre han podido explorar -con libertad y sin suscitar sospecha alguna de estar ‘traicionando’ su tradición- las formas de las culturas latinoamericanas (novelas como ‘Under the Volcano’ o ‘The Fugitive’, escritas por británicos como Malcolm Lowry o Graham Greene vienen a la mente), ¿por qué no pueden hacer otro tanto un Ignacio Padilla en ‘Amphitryon’ o un Jorge Volpi en ‘En busca de Klingsor’ sin que se les acuse de ‘lesa nacionalidad’? Esas novelas -las más visibles, inicialmente, del ‘crack’- instalaron una nueva dimensión de libertad en la literatura de la región, pero ¡ojo! no se trata únicamente de que se sitúen fuera de México y de que no tengan personajes mexicanos. Como ha dicho Eloy Urroz en el libro ‘Crack: instrucciones de uso’: “… en ninguna de nuestras declaraciones y entrevistas hemos suscrito que nuestras novelas tengan que desarrollarse en otros ámbitos que no sean los del territorio mexicano. Si esto aparenta suceder en una u otra, es, insisto, por razones intrínsecas a la obra misma (es decir, la ficción lo ha exigido así y no al contrario)…”. Estos escritores han logrado, afirma, “deshacerse por una y última vez del concepto del ‘locus’ o ‘imago fictio’ por ese otro que, con acierto, Nacho ha llamado ‘imago mundi’”. Esta literatura, pues, acabó con las certezas monolíticas de lectores y críticos de toda índole que habían asignado temas y restringido formas"
La autora también cita una frase mía, que apareció publicada en Palabra de América, antología de ponencias realizadas en el Congreso Literario de Sevilla: "En un cierto sentido, como dijo el peruano Iván Thays en aquel encuentro, los nuevos novelistas tienen un afán totalizador, aunque muy diferente del que se les adscribe a los novelistas del ‘boom’. Su ‘totalidad’ no consiste en querer abarcar el espíritu o la historia de la región, sino en dejar entrar a la escritura los más diversos estímulos, tanto culturales como tecnológicos, tanto publicitarios como mediáticos, integrando también -en igualdad de circunstancias- géneros antes considerados “menores”, como el policíaco, el de ciencia ficción, el de la literatura infantil y hasta las tirillas cómicas, entre otros. “Todo tiene que ver con todo”, escribe Thays."
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Es curioso, si bien la narrativa mexicana parece ostentar aires de libertad al abarcar a los (mal llamados) géneros menores, a éstos no les va tan bien, a tenor de lo expresado por Alberto Chimal en un artículo reciente.
http://www.universia.net.mx/index.php/news_user/content/view/full/50013/
Es decir, es válido recurrir a la ciencia ficción como inspiración, por ejemplo, pero ay de tí si sólo quieres escribir ciencia ficción...
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