MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Junot Díaz publica

Junot Díaz. Fuente: Gazette Harvard

Ahora que está próximo el Bogotá 39, pienso en una de las cosas que más me frustran en los congresos literarios: conocer, a posteriori, que una persona con la que departí distraídamente una conversación o una cena era un escritor extraordinario. Me ha pasado mucho, siempre. Me sucedió en México, por ejemplo, con el dominicano Junot Díaz. Era un evento organizado por el inolvidable claustro Sor Juana Inés de la Cruz, en él asistían una docena o más de escritores latinoamericanos y entre ellos destacaba Junot por su extravagancia en las guayaberas (después sabría que era una moda que se venía), por su hiperquinetismo, por su manera de hablar desenfrenadamente y estar siempre dispuesto a la burla. Poco a poco empezaron las anécdotas que decían que Junot, ese dominicano-gringo, era un escritor estupendo al que le habían dado un adelanto alucinante por una novela que se negaba a terminar. Compré Negocios, su colección de relatos, le saqué una firma más en recuerdo de la gracia que me causaba alguien tan frenético, y volví a casa. Leí el libro. Y me arrepentí de no haberlo conocido más. A quienes les entusiasma Daniel Alarcón honestamente, no deberían perderse a Junot Díaz quien es un referente inmediato (aunque una promoción anterior) para entender en su contexto la obra de Daniel.

Bueno, Junot Díaz ha prometido ir al Bogotá 39 y esta vez no me cogerá desprevenido. Ojalá que vaya, más bien, porque es impredecible. Por el blog "Maud Newton" me he enterado además que está próximo a publicar (luego de casi 7 años) la novela prometida: The Brief Wondrous Life of Oscar Wao que saldrá en venta el 7 de Setiembre. Les dejo aquí la semblanza del blog para que se hagan una idea de la expectativa que genera una nueva obra, al fin, de Junot Díaz:

"Recently I met Sean McDonald, Díaz’s editor, for lunch at Do Hwa. I was hoping he’d bring me a copy of the Oscar Wao galley, and he did. Admiring the cover art, fighting the urge to excuse myself and spend the rest of our meal reading in the bathroom, I said that Riverhead might want to spring for security at major metropolitan bookstores the day Oscar comes out, lest people come to blows over the last copy. Sean laughed and studied his menu. (Our server had stopped by twice to take our order, and we didn’t want to displease her by not being ready a third time.) “Seriously, though,” I said, “This is a really big fucking deal for some people.” Before he could respond, the server rematerialized. (Now, I’ve been to Do Hwa probably thirty times, and this woman has covered my table more than half of them, and while she has always been polite and attentive and impeccably coiffed, I’ve never seen her crack a smile or display interest in anything other than whether you might like dessert, or another drink.) She flipped open her pad, readied her pen. “What would –?” she began, but the book next to me on the table caught her eye. “Oh!” she said. “Is that his novel? Have you read it yet? Where’d you get it? Drown is one of my favorites!” So now you know where to go when you want to talk about Oscar Wao on September 7, after you’ve stayed up all night reading it. (And if you’re not into Korean food, there’s always Blue Ribbon Sushi. While I was writing this post, Sean emailed to say that he went to lunch there today, intending to give someone a copy of the book, and the hostess excitedly grabbed the galley off the table.)"

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8:41 p. m.

TRADUCCIÓN: Hace poco me reuní con Sean Mc Donald, editor de Junot Díaz, para almorzar juntos en el Do Hwa. Confiaba en que me traería una copia de las galeras de “Oscar Wao” lo cual hizo. Admirando la artística portada y resistiéndome a la tentación de excusarme para pasar el resto de nuestra reunión leyendo en el baño, dije que Riverhead pudo por seguridad soltar¡¡¡¡¡ en las mejores librerías el día en que “Oscar” apareciera, por miedo a que la gente se caiga a porrazos sobre el último ejemplar. Sean rió y miró la carta para ordenar su almuerzo (la mesera había querido dos veces tomar nota de nuestros pedidos y no quisimos que se acercara en vano una tercera vez).Hablando en serio, dije, esta es en verdad una bien jodida cosa para algunas personas. Antes de que él pudiera responderme la mesera apareció de nuevo. (Aclaro, he estado unas treinta veces en el Do Hwa y esta mujer ha debido atenderme más de la mitad de las mismas, y mientras ella ha sido siempre, gentil y atenta e impecablemente peinada, jamás la he visto soltar una sonrisa o mostrar interés en nada que no sea saber si deseas un postre o alguna bebida). Ella estiró un block de notas y con lapicero en ristre “¿Qué desearían..?”, comenzó a decir, pero el libro a mi costado aprisionó su mirada. “¡Oh! dijo, ¿es esta novela suya? ¿la ha leído ya? ¿dónde la consiguió? ¡Drown es uno de mis favoritos!” .Entonces, sabes ahora dónde ir cuando quieras hablar sobre Oscar Wao el 7 de septiembre, después de haber permanecido toda la noche leyéndola (Y si no estás en la onda de la comida coreana, hay siempre Blue Ribbon Sushi. Mientras yo escribía este post, Sean envió un mail donde decía que vino hoy a almorzar aquí con la intención de dar a alguien una copia del libro pero que la mesera que nos atendió arrebató emocionada la galera de la mesa).    



9:36 a. m.

CORRECCIÓN: No sé qué pasó,pero puse o creí poner algo como "...Riverhead podría para seguridad darse un brinco por las mejores librerías el día en que "Oscar" apareciera,no vaya a ser que la gente se caiga a porrazos....". Tal vez por distracción dejé la primera versión,bastante mala.    



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