MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Reseña de After Dark

Página de la novela en japonés. Fuente: flickr.com

Un nuevo escritor que cae rendido ante el talento de Haruki Murakami (aunque para algunos, como Mario Vargas Llosa, resulte un autor muy talentoso pero frívolo). Se trata del narrador colombiano Juan Gabriel Vásquez que reseña en "Babelia" la traducción de Tusquets de la novela After Dark, la última en castellano, del autor.


After Dark es una nueva instancia del reconocible universo Murakami, a medio camino entre el realismo exacerbado y la fantasía surrealista. La novela, como ya lo ha visto el lector, ocurre en el curso de una sola noche, y su ambiente es el mismo de aquellas películas nocturnas -Noche en la tierra, digamos, o tal vez After Hours, sin descartar Sombras y niebla- donde las reglas del mundo normal y diurno quedan por completo suspendidas y las cosas funcionan de otra manera. After Dark se abre con unos ojos que sobrevuelan una ciudad y una voz narradora que tiene la misma (falsa) imparcialidad de una cámara. A través de ella bajamos hasta un Denny's cualquiera y conocemos a Mari, una joven de diecinueve años, estudiante de chino, que lee un libro anónimo junto a la ventana. El problema es que la noche, o las reglas de la noche, están decididas a que la pobre Mari no pueda continuar la lectura en paz: primero la interrumpe Takahashi, un hombre demasiado flaco que lleva consigo un trombón, que conoce a Mari y también a su hermana Eri, y que se lanza de buenas a primeras a contarle historias con moraleja; y más tarde, cuando Mari ha podido retomar la lectura, llega Kaoru, que regenta un love-ho -un hotel/burdel que no por nada se llama Alphaville- y necesita ayuda. Un cliente ha golpeado salvajemente a una de sus prostitutas; la víctima es china, y Kaoru necesita un intérprete. ¿Podría Mari ayudarla? (...) En el Tokio de After Dark hay un Denny's y un Starbuck's y un 7-Eleven, en una camiseta se lee Adidas y en una gorra Red Sox, pero no hace falta escudriñar demasiado para darse cuenta de que el frenesí de las marcas globalizadas, esa construcción de paisajes que son el mismo en cualquier parte del mundo, está ahí para contrastar violentamente con la profunda incertidumbre en que viven los personajes de Murakami. (...) After Dark es una novela abierta incluso para los estándares habituales de su autor: no termina, sino que simplemente se detiene, dejando al lector colgado de sus preguntas. Yo tengo las mías: ¿de dónde sale la fascinación que se siente al final de este libro? ¿Cómo hace Murakami para ser al mismo tiempo cinematográfico y literario, inocente y entendido, metafísico y casual? ¿De dónde saca el talento?

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7:32 p. m.

Eso si que me causo gracia, estimado Ivan, que MVLL considere a Murakami talentoso pero...¿FRIVOLO?, ¿Murakami frivolo? Nada que ver es muy humano y claro en esa humanidad cabe de alguna manera la frivolidad.
Pucha quien habla, si las novelas de VLL son frivolisimas, pienso en El paraiso en la otra esquina, La tia Julia y el escribidor, Pantaleon y las visitadoras... todas ellas obras maestras de muchisimo talento pero que frivolidad!    



2:54 a. m.

Interesantes preguntas, aunque a mí Murakami me resulta más televisivo que cinematográfico. Pequeñas sutilezas. Espero que After Dark esté a la altura de sus mejores libros (Crónica... Kafka...).

Un saludo    



11:53 a. m.

Murakami es maestro, curiosamente hace unos días leí un comentario de alguien que lo consideraba de estilo simplón, pero que duda cabe al confirmar que su literatura pega, y que tiene alzas y bajas en muchas cosas, algo que se agradece. Más bien creo que la gente confunde los lugares de la frivolidad de la que hablan, pero bueno. Suerte.    



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