Martín Adán, 100
Pedro Escribano, en La República, no se olvidó de la fecha. Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de uno de los más grandes poetas que ha dado el castellano: Martín Adán. Es una lástima que sea un poeta tan poco conocido fuera del país. Su poesía, hermética, barroca, no es de fácil acceso. Y su bellísima novela adolescente, La casa de cartón, creo que nunca se ha editado fuera del país. Pero, amigos extranjeros, si vienen a Lima, digo, es un decir, si vienen, pregunten por Martín Adán, el poeta que antes de morir dijo: "Lima tiene hermosos crepúsculos, por ejemplo yo". Dice La República:
Hace cien años nació Rafael de la Fuente Benavides, quien se inscribió en la historia de la poesía peruana con el nombre de Martín Adán. Su poesía, cincelada en un luminoso barroco, tiene la intensidad de la belleza de la palabra como la profundidad sabia de su pensamiento. Bien vale preguntarse si los poetas jóvenes hoy en día leen al autor de Travesía de extramares. Si no lo hacen acaso se pierdan una fiesta de "intensidad y altura", como dice un poema de Vallejo. "Leer a Martín Adán –nos escribe desde Sevilla Julio Ortega– es celebrar el lenguaje. El de la poesía, en primer lugar, que dice más en el barroco deleitoso de este limeño que cuya inteligencia fue una forma de la ironía. Y el habla peruana, herida por una laboriosa distancia del sujeto y sus predicados melancólicos. En esa gramática nuestra Martín Adán introdujo un yo ilativo y elocuente, que se confiesa para guarecerse. Es barroco no solo de forma sino de espíritu, maneras y manías. Honda y laboriosa, su obra nos libera de la mediocridad para exigirnos otro mundo". Peter Elmore, desde los Estados Unidos, ratifica el resplandor de este gran poeta: "Poesía no dice nada/poesía se está callada,/escuchando su propia voz" dicen –con sentenciosa lucidez– los versos que inscribe Martín Adán al término de Travesía de extramares (1946) y que repite tanto en el epígrafe de Escrito a ciegas (1961) como en la primera estrofa de La piedra absoluta (1965). ¿Qué agregarle a esa revelación? La palabra poética es, en Adán, una pasión rigurosa: aventura del conocimiento y experiencia de la forma, la obra del poeta –en verso y en prosa– se resiste a las interpretaciones reductoras porque ella no es un mero vehículo de ideas, sino el ejercicio deslumbrante e intenso de un alto oficio. Adán es un virtuoso que extrae posibilidades insólitas de su instrumento, como en las diez décimas –impecables y herméticas– de La rosa de la espinela (1939) o en los sonetos sabiamente encadenados de Diario de poeta (1966-1973). Su virtuosismo no es de la variedad exhibicionista y derivativa, porque nunca desciende a ser una mera demostración de habilidad técnica: el trato del poeta con la tradición –su capacidad de "oír las sumas voces", como dice en un verso certero de Travesía de extramares– no acalla su propia voz, que suena siempre singular, auténtica y exacta".
Les dejo aquí el enlace que la PUCP, que contiene el Archivo Martín Adán, ha dedicado al poeta peruano. Incluye una buenísima biografía de Luis Vargas Durand y poemas del autor.
Etiquetas: juilo ortega, martín adán, NOTICIA, peru, peter elmore
¿Qué decir?Un grande...
8:44 p. m.
existe una edición española de La casa de cartón, editada por huerga y fierro. vi que la vendían en el virrey.
12:01 p. m.
Fue un grande los psiquiatras lo calificaron de "autista" porque simplemente no lo entendian.
Deberiamos desmantelar esas facultades de psicologia de todas las universidades.
Esa psicologia buscar estudiar el alma desde la perspectiva d la logica y el alma es ilogica.
» Publicar un comentario