Mayra Santos Febres sobre Un lugar llamado Oreja de perro
Y para cerrar con este día lleno de coincidencias, otra de las autoras que estuvo en ese encuentro en Guadalajara ha escrito hoy sobre mi novela. Se trata de mi Mayra Santos Febres, amiga queridísima y compañera espiritual, quien en su blog "Lugarmanigua" -donde alguna vez me dedicó una salsa que espero bailar con ella este año- ha escrito una reseña de Un lugar llamado Oreja de perro. Las palabras generosas estaban previstas, dada nuestra amistad, pero también la lectura aguda (no en vano se doctoró en Cornell con super notas, según supe, y en sus años mozos fue considerada una niña prodigio en su país). Dice Mayra:
La textura literaria de la novela taladra la piel como un ácido y desgarra por dentro lentamente. Pero uno resiste; resiste las historias de muerte, de pérdida, de tortura y de violencia, resiste. Como lector, una lee la desgarradora nitidez de las oraciones secas, mutiladas ellas mismas- como si el lenguaje utilizado por el narrador fuese también sobreviviente de terribles torturas. A fin de cuentas, desde el principio de "Un lugar" el narrador ya ha tirado su advertencia. Advierte acerca de "las aburridas palabras", como éstas han sido utilizadas por el gobierno y la prensa para que la gente se acostumbre a la violencia. Por eso el lenguaje en "Un lugar llamado Oreja de perro" es tan parco, tan mutilado, tan "instalado en sus heridas". Y por eso el acto de su lectura es una experiencia de "aguante", de "resilience" ergo, de transformación
Luego, apunta al blanco -y le da, por supuesto- cuando descubre que el verdadero tema de la novela es el dolor y la posibilidad de superarlo. Aquella mención al "animal humano" de Sebald no tiene desperdicio. ¡Cómo me entiendes, Mayra!:
Esta es una novela que narra la educación sentimental de un hombre en un lugar llamado Oreja de perro, un hombre animalizado por la violencia, la guerra, la muerte. Es decir, que la novela narra la historia del animal humano, parafraseando a W.G.Sebald, la "Historia natural de una destrucción". "Un lugar llamado Oreja de perro" se desescribe en cada trazo, en cada página, dejándonos abandonados en nuestra propia intimidad política y personal, que carece de palabras para entender y explicar el dolor- el ajeno, el propio.Y cómo se sobrevive a este dolor.
Solo puedo acotar que es un lujo tener una reseña de Mayra Santos Febres, autora de novelas tan notables como la magnífica Nuestra Señora de la Noche, Cualquier miércoles soy tuya o Sirena Selena vestida de pena. También es un lujo que una amiga tan querida se introduzca tan profundamente en tu obra. Pero sobre todo, es un orgullo descubrir que el alma sensible de Mayra se ha dejado interpelar por mi novela. Gracias mi Mayra. Y como diría el Maelo: ¡Equahey!
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