Más Ondaatje
Ahora le tocó el turno a Juana Libedinsky entrevistar a Michel Ondaatje para el suplemento de La Nación ADN Cultura. El autor, que nuevamente vuelve a ser tema de interés en los medios castellanos gracias a la traducción de su reciente novela Divisadero (Alfaguara), dice conocer bien la obra de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar (aunque agrega que está "más bien, del lado Cortázar de la calle") y sobre su extraño apellido afirma: "(...) es inventado. Originariamente era indio, pero cuando Ceilán fue invadida por los holandeses, los empresarios del lugar modificaron sus apellidos para que sonaran más holandeses, por eso al mío le introdujeron las dos aes, y la ´tj". Habla también sobre el título del libro:
Es una palabra maravillosa. Mis editores no la querían en el título porque decían que sonaba demasiado extranjera en inglés. Divisadero es el nombre de una calle importante en San Francisco, que separa la parte vieja de la ciudad de la nueva, y uno puede ver literalmente dónde los dos mundos se unen. Esto por supuesto abre la puerta a todo tipo de reflexiones sobre mundos separados que se encuentran, sobre el antes y el después, y a la vez, sobre una situación que se ve a la distancia, que apenas se divisa. No puede haber título más perfecto para una novela del tipo de las que yo escribo, que abarca lugares, tiempos y personas tan remotos entre sí. Es muy difícil encontrar un buen título. Hay tantas palabras en una novela que resulta difícil sintetizarlas en una sola, en una expresión o en una frase. El paciente inglés me parece que era un título más o menos adecuado, lo que me gustaba es que el paciente obviamente no es inglés, con lo cual le estoy jugando una pequeña broma al lector.
También comenta un poco sobre su método de trabajo:
(...) no me gusta escribir en mi casa. En general, alquilo un par de cuartos en una oficina. Estoy allí sin moverme de nueve a cuatro, hasta me llevo algo de comida para cocinar al mediodía. No recibo llamados y no hago nada salvo tomarme el tiempo necesario para soñar y crear. Si no puedo escribir para el nuevo libro, lo hago sobre alguna otra cosa o me dedico a armar un collage con distintos trozos de material escrito que ya tenga. Solía ser capaz de escribir poesía también, pero ahora no puedo escribir poesía y novela al mismo tiempo. Pero si alguien me presta su casa, estoy más que feliz de ir a escribir a la casa de otra persona, siempre y cuando, claro, el dueño no esté. Tengo un amigo en California que me presta el granero de su granja, y me resulta fenomenal para trabajar. Lo único que me importa es tener la vida de la imaginación, la de los sueños, separada de la cotidiana.
E incluso se animó a comentar cómo fue la filmación de su novela El Paciente Inglés (y le ofreció la posta para la novela Divisadero a Alfonso Cuarón, quien dudo que se anime):
Ah, trabajar con Minghella fue un lujo. Entablamos una verdadera amistad. ...l me explicaba con gran seriedad y paso a paso todo, en especial aquello que tuviera que ver con cambios en el guión. Fue gracioso, yo no tenía experiencia alguna con grandes producciones, y me imaginaba un ambiente decadente y un comportamiento terrible de parte de las estrellas. Resultó que todo el mundo era muy serio y estaba muy involucrado en el proyecto. Me encontré casi con un anticlímax respecto a lo que esperaba. Pero fue maravilloso y espero que vuelva a ocurrir
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