MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Rowling y la muerte

J.K. Rowling. Foto: J P Maclet. Fuente: elpaís

¿Tiene fobia social JK Rowling? ¿O simplemente está harta? La más mediática de las escritoras del mundo se confiesa una mujer melancólica, dice que odia el ruido de las campañas de marketing y ama la soledad. La larga entrevista la hace Juan Cruz, en exclusiva para El País, quien confiesa que le llevó un queso asturiano a la escritora para aligerar sus defensas. Lo que consigue es hacerla hablar sobre la muerte como si fuera una Pizarnik:

P. Es curioso, a veces en Harry Potter, sobre todo en las últimas entregas, hay un grado de melancolía, y de soledad, que recuerda a Fitzgerald.
R. Indudablemente. Es la melancolía que nace de una pesadumbre. Y Scott Fitzgerald tuvo dos pesadumbres: la pesadumbre de su talento y su necesidad de crear y la pesadumbre de su vida privada, que era catastrófica. Esas dos pesadumbres son suficientes como para llevar al alcoholismo a cualquiera.
P. Esas pesadumbres pueden venir de esa época entre la infancia y la adolescencia, cuando llegan los fantasmas y se quedan contigo para siempre.
R. Sí, creo que los adolescentes están muy cercanos a la muerte. Sienten que se les presiona tanto que, para ellos, la muerte está a un paso. Son personas muy frágiles. En Gran Bretaña hay una cultura de miedo hacia los adolescentes, hacia la juventud en general. Y no debería ser así. Tendríamos que estar protegiéndoles en lugar de protegernos de ellos.
P. Habla de la muerte. En los libros seis y siete de Harry Potter la muerte aparece no sólo como palabra o pensamiento, sino como una posibilidad, una evidencia y una realidad.
R. El plan siempre fue ése, que la muerte apareciera ahí. Desde que era niño hasta el capítulo 34 del séptimo libro, a Harry se le exige ser un hombre mayor en cuanto que se le obliga a que asuma la inevitabilidad de su propia muerte. El plan [de la serie de novelas] era que él debía tener contacto con la muerte, y con la experiencia de la muerte. Y siempre fue Harry, solo, el que debería tener esa experiencia. Todo me lo planteé a conciencia, porque el héroe tiene que vivir cosas, hacer cosas, ver cosas por su cuenta. Es parte de ese aislamiento y de esa melancolía que conlleva ser un héroe.
P. Ese capítulo 34 ["Tumbado boca abajo, con la cara sobre la polvorienta alfombra del despacho donde una vez creyó estar aprendiendo los secretos de la victoria, Harry comprendió que no iba a sobrevivir"] suena al principio de Cien años de soledad, de García Márquez.
R. Es muy halagador.
P. Es un libro sobre la muerte, y obviamente sobre la soledad, como el suyo... El personaje de Cien años... acompaña a su abuelo a ver el hielo, y usted lleva a Harry a visitar la muerte...
R. Para mí ese capítulo es la clave de todos los libros. Todo, todo lo que he escrito, fue pensado para el preciso momento en que Harry se adentra en el bosque. Ése es el capítulo que yo había planificado durante 17 años. Ese momento es el corazón de todos los libros. Y para mí es el verdadero final de la historia. Aunque Harry sobrevive, de eso nunca hubo dudas, él llega a alcanzar ese estado único y muy raro que es aceptar su propia muerte. ¿Cuántas personas tienen la posibilidad de aceptar su muerte antes de morir?

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1:42 p. m.

Su segunda respuesta (y, en general, el tono de la entrevista) es digna de una persona devota de Morrissey como la Rowling.


Raschid    



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